Publicado el 08 de Septiembre de 2012 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo
Y en la semana que termina, no pude menos
que recordar los preceptos nazis cuando escuchaba en entrevistas radiofónicas a
altos funcionarios estatales de distintos poderes. El jueves, el presidente de
la junta de gobierno del Congreso Local decía un montón de cosas relacionadas
con la Ley de Alcoholes. Entre muchos otros temores, sus palabras me hicieron
pensar que si hoy se pretende sobre-reglamentar a los giros nocturnos con
medidas que se tutean con el toque de queda bajo el argumento de que por ahí la
delincuencia organizada empieza con sus negocios, entonces los lotes de autos
usados tendrán que poner sus barbas a remojar, igual que las casas de empeño,
las constructoras y ni que decir de los gasolineros. Pedir que los trabajadores
de los bares presenten una carta de no antecedentes penales equivale a decir
que los programas de readaptación social no sirven para nada; filtrar por los
ayuntamientos tareas de comprobación de obligaciones fiscales de los
empresarios es como decirle a Hacienda que no esta haciendo su trabajo. Estás cosas,
para ponerlas en palabras del fascista por excelencia de nuestro país, son
mandar al diablo a las instituciones.
Luego el viernes, en el mismo horario y
programa que ya muchos bautizan como el de la vocería oficial, el vocero (este
si oficial) para temas de seguridad del estado de Coahuila, dejo entrever la
intención de que alguien legisle para normar el contenido de las redes sociales
en la entidad. Con explicaciones que vuelven a mostrar un Estado paternalista
por decir lo más suave, otra vez nos encontramos con la fácil salida de que
sean cargadas a la sociedad civil las fallas en la prevención del crimen,
dejando en claro que crimen es lo que se describe en las redes sociales, no el
hecho de darlo a conocer. Pero postearlo podría convertirse en delito según
entendí entre líneas.
Para no caer en totalitarismos, nuestras
autoridades habrían que entender que para que un ex convicto no peque, la
readaptación social es la que debe funcionar, no la sobre-legislación; que para
que el dinero sucio no ingrese a los negocios limpios, es la fiscalización y la
procuración de justicia, no la sobre-reglamentación ni la cacería de brujas;
que para que no exista el pánico infundado por rumores de redes sociales, es la
prevención del delito, la presencia policial y la información detallada y oportuna,
no la mordaza. Tendrían que entender que, para que exista una sociedad
virtuosa, lo que se requiere no son los decretos, las leyes y menos la
represión, lo que se necesita son las libertades.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx