Presentación de la columna

Presentación de la columna "Lo que se escucha"
César Elizondo Valdés



Agradezco a la familia De la Peña de León la oportunidad de colaborar en la publicación de circulación diaria con más tradición en Saltillo y la región; espero corresponder a la confianza de nuestro Director General Don Francisco J. de la Peña Dávila y sobretodo a las expectativas de los lectores del Heraldo de Saltillo.
He pasado los últimos catorce años al frente de una empresa privada, esto me ha permitido participar en diversos consejos directivos de organismos privados, desde la infancia he sido un observador de primera fila de la vida política de nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país, soy un apasionado de los deportes y de la lectura, estoy casado y soy padre de familia. Soy conservador pero muy respetuoso de los gustos y tradiciones ajenas a mi, de mente muy abierta al cambio y a la opinión de los demás. Creo tener los elementos para emitir juicios imparciales en materias diversas desde el ángulo del espectador.
Mi columna tratará los más variados géneros, desde temas locales hasta lo más trascendente de la agenda mundial, lo que podrá usted encontrar será el punto de vista del ciudadano común, de la persona que es más un observador pasivo de lo que sucede y no el protagonista ni el experto en la materia, quiero que esta columna refleje la percepción y el sentir de lo que las mayorías y la comunidad en general opinan de todo lo que despierte e interese a la opinión pública, siempre desde un punto de vista positivo y humano.
En ocasiones encontrará algo de ironía para rematar una idea, nunca con ánimo de ofender; también reconocerá un estilo de comparación que consiste en irse a los extremos más ridículos de situaciones probables para tratar de graficar un posible escenario. Deseo que el estilo de escribir sea de fácil comprensión para mis lectores y que cada columna sea amena, de no ser así, agradecería sus comentarios.
Por está única ocasión aparecerá el Martes y Viernes para posteriormente aparecer cada Viernes. Espero tener retroalimentación de los lectores para enriquecer la columna y retribuir con calidad el tiempo que usted se toma en leer a una persona común, como usted y los suyos. mjoly@terra.com.mx

Lo que tengo (p)

Lo que tengo.


Podría brindarte riquezas, pues las volvería a ganar,
podría darte pensamientos, que no los voy a perder,
pero tu eres tan valiosa, mereces lo que no vuelve,
por eso te ofrezco el tiempo, lo más valioso que tengo.


César Augusto Elizondo Valdés Febrero 14 de 2005

Ser (p)

Septiembre de 2003


Ser

con los viejos, consecuente,
con los niños, ser paciente,

del sabio, ser receptor,
del ignorante, mentor

con tu mujer, cariñoso,
con la ajena, respetuoso,

con tu jefe, diligente,
con tu alterno, competente,

con el pobre, caridad,
con el rico, dignidad,

con amigos, uno mismo,
con extraños, dinamismo,

en la calle, acomedido,
en casa, comprometido,

de tus creencias, amante,
de las otras, tolerante,

de tu raza, orgulloso,
de otra tez, ser caviloso,

de tu espacio, ser el dueño,
donde acaba, ser pequeño,

en la fila, ser amable,
si despachas, responsable,

la victoria, merecer
de la derrota, aprender

en lo solemne, formal,
en la fiesta, ser jovial,

de lo malo, alejarse
en lo bueno, reflejarse.

César Augusto Elizondo Valdés

Dioses (p)

Octubre de 2002


Dioses


Ya no adoramos al sol, ni a míticos animales,
al fuego lo dominamos, el agua ya la encauzamos,
los dioses hemos cambiado, por seres más terrenales,
nuestra percepción cambio, a cualquier hombre admiramos,

al escritor con ideas, al atleta habilidoso,
al cantante por su voz, al compositor virtuoso,
a los actores famosos, al orador elocuente,
al artista por su arte, a los líderes de gente,

el hombre de nuestro tiempo, no puede encontrar su espacio,
pues lo busca en sus carencias, desdeña sus cualidades,
envidia lo que es ajeno, descuida lo más preciado,
su reflejo en el espejo, es mezcla de vanidades,

intenta llegar a ser, en vez de percha, camisa,
en afán de hacer la rima, olvida la poesía,
apoyado en su razón, escudado en lo legal,
engaña a su corazón, cree conservar la moral,

evade ver la respuesta, que tiene enfrente de él,
fue escogido, como todos, para preservar la vida,
para ser hombre de bien, para predicar la fé,
para tener humildad, hasta el día de su partida,

el hombre se debe a un Dios, en diferentes creencias,
a su familia y su Iglesia, no a las cosas materiales,
en su círculo cercano, el hombre encuentra vivencias,
en la religión encuentra, los libros de las verdades,

ser positivo hacía otros, prestar sus capacidades,
aceptarse como es, le dan al hombre grandeza.
respetar a su mujer, a sus hijos y sus padres,
es la primera misión, para acceder a nobleza,

César Augusto Elizondo Valdés

Treinta y tres (p)

Septiembre de 2002

Treinta y tres

Caí a la sima con “ese”, conocí cimas con “c”,
soy el pretil de la vida, soy justo medio del ser,
ayer me sentía desnudo, y aunque hoy no todo sé,
me identifico con todo, los miedos pude vencer,

el más grande de los hombres, murió teniendo mi edad,
siendo niño en optimismo, siendo anciano en madurez,
su influencia abarcó de todo, por toda la eternidad,
seguro lo has conocido, si las escrituras lees,

por eso es que entrando a treinta, el mundo se ve mejor,
sabes hablar con los niños, y entiendes a la experiencia,
dominas todo el entorno, confiable como censor,
eres puente natural, entre astucia e inocencia,

tienes suficientes bríos, de trazar otro camino,
tomando en cuenta esta vez, que un plano no es un suceso,
que no basta con las uvas, para sacar un buen vino,
se requiere fruta fresca, añejamiento y proceso.

tengo por tanto deberes, que mi misión es honrar,
soy mentor de los menores, conocimientos les doy,
de los viejos, sus vivencias, las debo hacer recordar,
cronista, maestro, padre, hijo y estudiante soy,

recordar bien estos días, vivir los treinta ya entrados,
un poco edad de aventuras, un poco de sensatez,
ver el mundo en su tamaño, ver la vida de ambos lados,
del viejo, copiar conciencia, del niño, la candidez.

César Augusto Elizondo Valdés

Dos actores (p)

9 de Marzo de 2002


Dos actores
Primera llamada,
momento fugaz,
se cruzan miradas,
quieren verse más.

segunda llamada,
encuentro casual,
una llamarada,
no les sienta mal.

tercera llamada,
ya se han conocido,
ella...enamorada,
el...ya perdió el estilo.

y así la obra inicia,
le llaman “amor”,
requiere caricias,
afecto y humor.

con prisas y urgencias,
va pasando el tiempo,
entre llanto y risas
vamos entendiendo.

y vienen momentos
con sombras y luces,
música y lamentos,
¡viven los actores¡

uno de ellos cae,
el otro regresa,
y, al incorporarlo,
le alienta y le besa.

lo sabían de sobra:
tienen que apoyarse,
en bien de la obra,
para realizarse.

comedia más drama,
y un poco ficción,
hacen de esta trama
la historia de amor.

la obra culmina
en visita al panteón,
se vivió una vida,
y cae el telón.

César Augusto Elizondo Valdés

Liliana (p)

Diciembre de 2001

Bella

En tantos poemas, la luna y estrellas,
son utilizadas como inspiración,
teniéndote a ti no me sirven ellas:
aunque son muy bellas, no hay comparación.




16 de Septiembre de 1993

Liliana

Siempre digo la verdad,
y toda la felicidad,
es saber que ella me ama,
ella...la que se llama Liliana
César Augusto Elizondo Valdés

Despedida (p)

Diciembre de 2001

Despedida

Esta es una historia bastante normal,
pasa en todas partes, en cualquier ciudad,
cada quien la cuenta según su verdad,
y cada uno escoge su propio final:

Te entregué mi vida, incondicional,
ahora tu me dejas, vas a navegar,
me siento vacío, ya nada es igual,
y hago un gran esfuerzo para no llorar.

pasamos momentos de dicha y dolor,
compartimos triunfos y también reveses,
en buenas y malas tuviste mi amor,
y tuve tu amor, en todas las veces.

lo venía venir, pasa en todo el mundo,
tome precauciones y me preparé,
pero el golpe es duro, duele muy profundo,
siento estar perdiendo todo lo que amé.

hace muchos años recibí un consejo:
“todo lo vivido, tienes que pagar,”
yo tuve mi tiempo, y para ser parejo,
me parece justo, darte libertad.

como toda historia, digna de contar,
esta historia tiene un feliz final,
te estaré esperando, te veré llegar,
con mis lindos nietos, a llenar mi hogar.

César Augusto Elizondo Valdés

Patricia (p)

Noviembre de 2001
Patricia

Tienes dulces sueños, ¿qué estarás soñando?
yo sigo despierto, te observo dormida,
como cada noche yo te estoy amando,
porque tu le diste sentido a mi vida.

Cuando tu llegaste, confundí emociones,
feliz de tenerte, pánico a perderte,
sintiéndome bien, pero estando ausente,
grande ante los hombres, nada ante los dioses.

Sigues acostada, tan perfecta eres,
tu cabello negro, tus manos, tu piel,
tu nariz, tu boca, todo lo que tienes,
perfecta sonrisa, derrite al más cruel.

Me veo en un futuro, y estos días añoro,
pues el tiempo vuela, se va en un silbido,
y si el tiempo es oro.. que así lo valoro,
estando a tu lado, es oro molido.

Detener el tiempo... sería tan genial,
que toda mi vida fuese este momento,
pues sé que te espera “el gran carnaval”,
y sé que te irás, ya conozco el cuento.

Tu, sigue dormida, yo velo tu sueño,
sensación tan rara, ya me la temía,
no será por siempre, pero hoy soy tu dueño,
eres mi tesoro, princesita mía.

César Augusto Elizondo Valdés

El día (p)

El día.

Esperaba ya el momento, sabiendo que llegaría,
Impaciente y jubiloso, iba restando los días,
Pude leer muchos libros, con tiempo me preparé,
Para hoy sentir la confianza, al que sabe pregunté.

La confianza se hace añicos, justo antes de comenzar,
La mente no me responde, no puedo ni respirar,
El miedo me paraliza, el cuerpo se descompone,
El rito apenas comienza, el valor también se esconde,

Conmigo está la esperanza, ya conozco mi deber,
De algún lado saco casta, y me logro reponer,
Me siento fuera de sitio, mis movimientos son torpes,
Estorbando, no ayudando, me encomiendo hacia los dioses,

Observando a quien si sabe, me parece impersonal,
¡No es posible¡, esta faena, no le parece especial,
prefiero dejar de observarlo, para ver a mi mujer,
hoy no siento merecerla, hoy se gradúa como ser,

Y no estaba preparado, pese a todo lo estudiado,
Esto no es nada normal, es mejor de lo esperado,
Es el momento perfecto, para esta gran realidad,
El secreto de la vida, alcanzar felicidad,

En su mirada fugaz, he podido ver su alma,
Al ver que mi hijo ha nacido, se mezclan júbilo y calma,
Apenas si lo pasaron, pero fue un instante eterno,
Un segundo es mucho tiempo, para contar cada dedo,

Es lo mejor de mi vida, lo que le ha dado valor.
me invaden las emociones, no pueden ser más distintas,
Primero, mucha alegría, ser testigo de la vida,
Después, la preocupación, gran reto me ha puesto Dios.

Hoy experimento aquello, de sentirse perpetuado,
De pronto mis prioridades, en un momento han cambiado,
Por vez primera en mis sueños, no he logrado aparecer,
Lo mejor cuando eres padre, es que vuelves a nacer.

Espero ser comprendido, espero explicarme bien,
El no vivirá mi vida, yo tampoco la de él,
Quizá es precisamente eso, lo que me da grande dicha,
Pues sé que al vivir su vida, le da sentido a la mía.


César Augusto Elizondo Valdés