Septiembre de 2002
Treinta y tres
Caí a la sima con “ese”, conocí cimas con “c”,
soy el pretil de la vida, soy justo medio del ser,
ayer me sentía desnudo, y aunque hoy no todo sé,
me identifico con todo, los miedos pude vencer,
el más grande de los hombres, murió teniendo mi edad,
siendo niño en optimismo, siendo anciano en madurez,
su influencia abarcó de todo, por toda la eternidad,
seguro lo has conocido, si las escrituras lees,
por eso es que entrando a treinta, el mundo se ve mejor,
sabes hablar con los niños, y entiendes a la experiencia,
dominas todo el entorno, confiable como censor,
eres puente natural, entre astucia e inocencia,
tienes suficientes bríos, de trazar otro camino,
tomando en cuenta esta vez, que un plano no es un suceso,
que no basta con las uvas, para sacar un buen vino,
se requiere fruta fresca, añejamiento y proceso.
tengo por tanto deberes, que mi misión es honrar,
soy mentor de los menores, conocimientos les doy,
de los viejos, sus vivencias, las debo hacer recordar,
cronista, maestro, padre, hijo y estudiante soy,
recordar bien estos días, vivir los treinta ya entrados,
un poco edad de aventuras, un poco de sensatez,
ver el mundo en su tamaño, ver la vida de ambos lados,
del viejo, copiar conciencia, del niño, la candidez.
César Augusto Elizondo Valdés
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