Publicado el 15 de Septiembre de 2006
Hoy no fue China, ahora se trata de un país con idiosincrasia similar a la mexicana pero con una economía menor a la nuestra. Nos quedamos cruzados de brazos al saber que mil ochocientos empleos desaparecen del mapa coahuilense para encontrar nuevos horizontes al sur de nuestro país en Honduras.
Sería injusto culpar a nuestras autoridades por la decisión adoptada por una corporación norteamericana en una clara muestra de la frialdad con la que se deben tomar las decisiones en los negocios. Si usted prefiere verlo desde una perspectiva más humana, imagine el gozo de quienes habitan la ciudad en la que se reinstalara la planta. En la ecuación de las diferencias entre las bajas condiciones saláriales que en Centroamérica encuentran y la ventaja geográfica que nosotros ofrecemos, finalmente calcularon mayor eficiencia del gasto en la cuestión laboral por encima de la logística.
Así nos encontramos hoy con casi dos mil coahuilenses más sin un certero porvenir, empezaremos a escuchar todas las voces con liderazgo de opinión en el sentido de la necesidad de atraer más inversiones millonarias a nuestro estado y nos enteraremos de las eternas negociaciones que los funcionarios estatales realizan para atraer esos capitales, siempre claro está, en la más absoluta de las discreciones para no entorpecer los acuerdos que se realizan. No sé porque, pero siempre que escucho eso, siento que se presume que todos somos torpes.
Probablemente del gobierno saldrá alguna partida etiquetada especialmente para hacer frente a este tipo de situaciones, seguramente el Servicio Estatal de Empleo tenderá la mano para todas esas personas que no saben como vivirán una vez que la liquidación se esfume, sabemos que en los templos se pedirá para que los que no tienen un empleo lo consigan, la sociedad civil aportará como siempre su solidaridad para los que hoy necesitan apoyo.
Después vendrán otros problemas y el tema de los desempleados por la empresa Hanesbrands Inc. pasará a ser nota de la página catorce. Con el paso del tiempo, otros trabajadores de otras compañías sufrirán lo mismo que hoy pasan nuestros hermanos en Monclova porque así han sido y seguirán siendo los ciclos de los sistemas económicos mundiales, nacionales y regionales. Así la rueda seguirá rodando hacía arriba y luego hacía abajo en esa interminable cuesta que es la incapacidad para generar capital de trabajo local.
He sido insistente en el pasado y lo seguiré siendo: Mientras en nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país no nos preocupemos por la creación y desarrollo de empresas mexicanas que encuentren en los mercados internacionales la demanda para lo que sabemos ó podemos aprender a producir, seguiremos dependiendo de la voluble voluntad de las maquiladoras cuyos corporativos ó matrices están a miles de kilómetros de aquí para sostenernos.
Creo que los organismos empresariales deberían aprovechar la solvencia moral que tienen para hacer equipo con las autoridades, quisiera ver que el gobierno se nutra de la capacidad empresarial en el tema de la economía y el empleo, quisiera ver en los líderes empresariales no el contrapeso de los gobernantes, sino sus aliados en la gestación de la riqueza. Quisiera ver que de una manera institucional, por medio de programas para el desarrollo de empresas locales, gobierno e iniciativa privada encuentren la solución a largo plazo al problema de los capitales golondrinos.
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