Publicado el 30 de Septiembre de 2006
Nos enteramos ayer por una nota de Rebeca Ramírez de la agencia SIP, la planta Mabe de Saltillo aumento casi en un treinta por ciento su producción de lavadoras, lo que ha significado alrededor de trescientos empleos más en una fábrica que como muchas otras, resintió en el pasado la baja demanda de sus productos que trajo consigo la estabilidad económica, que sin crecimiento, se confunde fácilmente con crisis.
Nos enteramos ayer por una nota de Rebeca Ramírez de la agencia SIP, la planta Mabe de Saltillo aumento casi en un treinta por ciento su producción de lavadoras, lo que ha significado alrededor de trescientos empleos más en una fábrica que como muchas otras, resintió en el pasado la baja demanda de sus productos que trajo consigo la estabilidad económica, que sin crecimiento, se confunde fácilmente con crisis.
Algo que me llamó la atención de la nota, fue la declaración de un funcionario de la planta, a quien citó diciendo que existe un problema de restricción con algunos proveedores locales e internacionales que no pueden surtir algunos componentes a la par del crecimiento en la producción. Más adelante, se dice que la propia compañía trabaja en el desarrollo de sus proveedores, ofreciéndoles la oportunidad de crecer en su infraestructura para surtir al mercado nacional y a otros países.
La declaración de Mabe la mayoría de la gente la toma por el lado de los trescientos empleos generados directamente por ellos, lo que sin duda es una gran noticia, pero pocos prestan atención a la posibilidad que ofrece la fábrica a sus proveedores dándoles la oportunidad de crecer a la par del sistema de una organización mexicana que tiene su mira mucho más lejos de las fronteras de nuestro país. Esto pone a algunos empresarios locales en posición de constituirse en pieza clave del proceso en una industria que nunca deja de tener demanda por tratarse de bienes de consumo básico.
Ya sucedió con la industria automotriz. Salvo honrosas excepciones, los que tenían la manera de invertir su capital en la región, se quedaron cruzados de brazos viendo como llegaron de cualquier parte del mundo empresas que se han encargado de la proveeduría que se demanda en importante medida en las plantas automotrices de Saltillo y Ramos Arizpe, pero que tiene en las armadoras del mundo entero su principal fuente de ingresos.
Aquí es donde me parece que han fallado siempre las políticas emprendidas por nuestros gobiernos, no existe un programa ó instituto dentro de la Secretaría de Fomento Económico que tenga la capacidad administrativa ni de recursos humanos para ayudar a quienes pudiesen tener la intención de convertirse, constituirse ó afianzarse como proveedores de los grandes consorcios. En cada administración, hemos visto como todos los esfuerzos van encaminados a atraer grandes inversiones que ofrezcan en el corto plazo los empleos que tanto necesitamos, pero nadie se ha preocupado por desarrollar a la par de estos capitales a los talleres ó fábricas que ofrezcan algo más que servicios a estos gigantes que si encontrasen en nuestra región un ancla más pesada que la mano de obra barata y la situación geográfica, jamás pensarían en mudarse de lugar.
Vuelvo a insistir en la necesidad de un acercamiento real entre empresarios y gobierno, al decir real me refiero a los hombres y mujeres de negocios que despiertan cada día con la urgencia y el compromiso de levantar un proyecto, a aquellos cuyas decisiones diarias tienen diarias repercusiones, aquellos que tienen el espíritu emprendedor, no aquellos que teniendo las oportunidades de ser los empresarios del nuevo milenio, se han conformado con ver pasar los años en la cómoda situación de no arriesgar el dinero, aunque con esto arriesguen un prestigio empresarial heredado.
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