Turismo Endémico

Publicado el 06 de Octubre de 2006

Veníamos de ver el área en donde se llevaba a cabo el juego de pelota, estaba sentado, escuchaba la oratoria recitada de memoria utilizada por el guía turístico a la orilla del Cenote Sagrado en Chichén Itzá. Cuando acabó su monólogo y preguntó rutinariamente si alguien necesitaba más información, levante la mano instintivamente como si estuviera nuevamente en la escuela, quería quitarme una duda que había surgido minutos antes.

La pieza sobre la que estoy sentado -pregunté-, ¿la tallaron sobre piedra maciza ó está hecha con algún tipo de mezcla en un molde?

Por favor, joven- me respondió-, obviamente esta trabajada sobre piedra, en los años en que la civilización Maya hizo estos grabados no existían las técnicas actuales de moldeo.

Me quede petrificado como la misma piedra, no podía creer lo que estaba escuchando. Habría jurado que la pieza en la que mi espalda baja descansaba era una copia hecha a semejanza de las originales encontradas en ese lugar del centro de Yucatán. Resultaba que no era así, todo mi sudoroso ser estaba sentado sobre una pieza original con cientos de años de antigüedad, única en el mundo, a la que teníamos acceso por menos de lo que cuesta llenar un tanque de gasolina. Cuando por fin asimile lo que acababa de escuchar, me levanté por impulso como si la piedra me hubiera dado una descarga eléctrica.

Continuamos el recorrido, pero presté poca atención a las indicaciones referentes a la Pirámide ó Castillo de Kukulcán, el Templo de los Guerreros, El Observatorio, unas excavaciones en las que parecía que algo habían encontrado; mis ojos solo veían las cientos de piezas esparcidas por todo el lugar sin ningún orden, clasificación, registro ó sistema de compilación. Al terminar el día, no compartía la rabia de los turistas por los bandidos que durante el siglo XX saquearon gran parte de la riqueza histórica del lugar, mi coraje era en contra de un pueblo que en la actualidad no ha podido crear una cultura alrededor de lo que otras civilizaciones legaron.

Comprendí que si esas invaluables piezas no tenían la atención que se merecían, sería porque de algún modo no hemos reparado en lo que tenemos en nuestro suelo, me di cuenta que le prestamos menos atención a lo más valioso por estar inmersos en lo que se nos dicta de otras partes en cuestiones culturales y turísticas.

Concluí que nuestros esfuerzos en materia turística deben ir hacía lo que nos diferencia del resto del mundo, no de lo que comercialmente el mundo espera. Pienso que no tenemos por que competir con Mickey Mouse para ganar parte de ese gran negocio que esta destinado a ser el más importante en el futuro; pienso que si los hoteles en Las Vegas son derrumbados para levantar otros más majestuosos, aquí tenemos la ventaja de contar con atractivos turísticos que no saben de depreciaciones, por el contrario, cada día que pasa se convierte en plusvalía para todos esos destinos que son únicos en el mundo. Con cada avance tecnológico que la humanidad hace, se vuelve más valioso e imperioso saber de donde venimos, y en nuestro país abundan los yacimientos que permiten dar un atisbo al pasado, con toda la derrama cultural y turística que eso representa.

Aunque el término no es correcto, diferenciar nuestra oferta turística como endémica (única en el mundo), es una ruta segura y prometedora que puede catapultar nuestra economía dentro de una sociedad universal en dónde el gasto en esparcimiento aumenta en mayor proporción que en cualquier otro rubro.
8444104775@prodigy.net.mx-

No hay comentarios.: