No es cuestión de dinero

Publicado el 15 de Diciembre de 2006

Se habla mucho en estos días de las cantidades de dinero que los servidores públicos reciben por concepto de aguinaldo, bonos, ahorros y demás percepciones que les otorga ese bonachón Papa Noel que es el erario. Una corriente de opinión sostiene que los funcionarios deben gozar de altas renumeraciones para no caer en actos de corrupción.

Error pensar de esa manera. La corrupción no se da por la necesidad de satisfactores económicos, esta es consecuencia de la desmedida ambición que anida en la naturaleza humana. A nadie se le obliga a desempeñar un puesto en la administración pública, de hecho, de cierto nivel hacía arriba, ni siquiera trabajan ahí por necesidad económica.

Permanecer incorruptible no tiene conexión con la bonanza económica, tiene que ver con valores, con formación moral. Es por eso que algunos pensamos que hay ciertas posiciones dentro de las instituciones públicas cuyos miembros deberían tener cargos honorarios. Si hay miles de personas regalando su tiempo a las organizaciones no gubernamentales, bien se podría encontrar a algunos dispuestos a ser la cabeza de institutos que hoy pasan por el escrutinio público y oficial, pero que no por eso deben desaparecer.
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Contexto: Está columna fue escrita en el contexto de la pugna existente entre el Presidente del ICAI (Instituto Coahuilense de Acceso a la Información) y las autoridades Estatales y Municipales.

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