publicado el 21 de Mayo de 2004 en "El Heraldo de Saltillo"
por César Elizondo Valdés
Kahwagi y el cuarto poder
Le damos mucho crédito al diputado Jorge Kahwagi cuando cuestionamos porque decidir participar en un reality show por un período aún no especificado abandonado el trabajo que le confió el electorado, y digo que le damos mucho crédito porque dudo que pudiera argumentar una negativa a la invitación que le extendió Televisa, que orgullosamente detenta y utiliza el llamado cuarto poder.
Lo que muchos mexicanos recordamos del transformador de Televisa, el fallecido “tigre” Azcárraga, es su famosa sentencia en alusión a la programación de su empresa: “aquí hacemos televisión para los jodidos”; pues bien, ya conocemos el dicho, hijo de tigre, pintito, pero el hijo del tigre resulta que quiere ser león, y no precisamente de los del internacional club de ayuda. Es peligroso el poder que está ejerciendo Televisa, en los últimos años hemos visto como este importante medio de comunicación puede encumbrar ó destruir la imagen pública de personas de cualquier medio, ya sea social, político, deportivo, espectáculos, etc. Siempre con el mismo fin, vender ó facilitar la venta de sus espacios, su opinión ó su silencio.
Al final de los escándalos de videos, desafueros, deportaciones, dichos y desmentidos, frivolidades de los legisladores, y toda la serie de noticias que recibimos a diario, recordamos que nada gana el país con estos actos, pero estamos seguros que para los que “hacen televisión para los jodidos” eso es materia prima de primera.
Así es que cuando veamos al boxeador-diputado-payaso en la casa de big brother ya no nos preguntaremos en que estaba pensando cuando acepto participar en un juego para el cual no era su tiempo, mejor preguntémonos como lo hacían los personajes de otra época, los del chapulin colorado, ¿ Y ahora, quién podrá defendernos?
La respuesta esta en nosotros mismos, aunque parezca trillado, la participación ciudadana es la única fuerza que puede acotar los excesos de poder de los gobiernos irresponsables, de las empresas de comunicación sin compromiso social y de las personas que denigran con sus acciones la importante tarea que se debe hacer en el sector público.
Los medios de comunicación deben ser el balance que permita a la opinión pública tener elementos imparciales para formarse un criterio, basado en información verdadera, para poder emitir juicios y opiniones de acuerdo a sus valores, creencias y preferencias. Cuando no es así, el consumidor tiene el control de lo que quiere leer, ver ó escuchar, y debe ejercer ese control para no seguir cayendo en la cultura del borreguismo.
Televisa juega sus cartas bien, desde el punto de vista de negocio, el verdadero reality show lo está haciendo fuera de la casa de big brother en el caso de Kahwagi. Los mexicanos tenemos que jugar bien nuestra mano, no debemos permitir que en ningún nivel del sector público aparezcan más improvisados que tienen el compromiso con el que crea su imagen, necesitamos funcionarios comprometidos con los votantes, que permitan el equilibrio que debe existir entre los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, y debemos aceptarlo, el poder económico y de los medios de comunicación.
Los que desean acceder a puestos de elección popular deberán voltear al pueblo para ofrecer verdaderos programas de gobierno; la lección de Mérida es importante: es mejor confiar en lo que dice el pueblo que confiar en una campaña de publicidad de Alazraki.
mjoly@terra.com.mx
por César Elizondo Valdés
Kahwagi y el cuarto poder
Le damos mucho crédito al diputado Jorge Kahwagi cuando cuestionamos porque decidir participar en un reality show por un período aún no especificado abandonado el trabajo que le confió el electorado, y digo que le damos mucho crédito porque dudo que pudiera argumentar una negativa a la invitación que le extendió Televisa, que orgullosamente detenta y utiliza el llamado cuarto poder.
Lo que muchos mexicanos recordamos del transformador de Televisa, el fallecido “tigre” Azcárraga, es su famosa sentencia en alusión a la programación de su empresa: “aquí hacemos televisión para los jodidos”; pues bien, ya conocemos el dicho, hijo de tigre, pintito, pero el hijo del tigre resulta que quiere ser león, y no precisamente de los del internacional club de ayuda. Es peligroso el poder que está ejerciendo Televisa, en los últimos años hemos visto como este importante medio de comunicación puede encumbrar ó destruir la imagen pública de personas de cualquier medio, ya sea social, político, deportivo, espectáculos, etc. Siempre con el mismo fin, vender ó facilitar la venta de sus espacios, su opinión ó su silencio.
Al final de los escándalos de videos, desafueros, deportaciones, dichos y desmentidos, frivolidades de los legisladores, y toda la serie de noticias que recibimos a diario, recordamos que nada gana el país con estos actos, pero estamos seguros que para los que “hacen televisión para los jodidos” eso es materia prima de primera.
Así es que cuando veamos al boxeador-diputado-payaso en la casa de big brother ya no nos preguntaremos en que estaba pensando cuando acepto participar en un juego para el cual no era su tiempo, mejor preguntémonos como lo hacían los personajes de otra época, los del chapulin colorado, ¿ Y ahora, quién podrá defendernos?
La respuesta esta en nosotros mismos, aunque parezca trillado, la participación ciudadana es la única fuerza que puede acotar los excesos de poder de los gobiernos irresponsables, de las empresas de comunicación sin compromiso social y de las personas que denigran con sus acciones la importante tarea que se debe hacer en el sector público.
Los medios de comunicación deben ser el balance que permita a la opinión pública tener elementos imparciales para formarse un criterio, basado en información verdadera, para poder emitir juicios y opiniones de acuerdo a sus valores, creencias y preferencias. Cuando no es así, el consumidor tiene el control de lo que quiere leer, ver ó escuchar, y debe ejercer ese control para no seguir cayendo en la cultura del borreguismo.
Televisa juega sus cartas bien, desde el punto de vista de negocio, el verdadero reality show lo está haciendo fuera de la casa de big brother en el caso de Kahwagi. Los mexicanos tenemos que jugar bien nuestra mano, no debemos permitir que en ningún nivel del sector público aparezcan más improvisados que tienen el compromiso con el que crea su imagen, necesitamos funcionarios comprometidos con los votantes, que permitan el equilibrio que debe existir entre los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, y debemos aceptarlo, el poder económico y de los medios de comunicación.
Los que desean acceder a puestos de elección popular deberán voltear al pueblo para ofrecer verdaderos programas de gobierno; la lección de Mérida es importante: es mejor confiar en lo que dice el pueblo que confiar en una campaña de publicidad de Alazraki.
mjoly@terra.com.mx
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