publicado 14 de Mayo de 2004 en "El Heraldo de Saltillo"
por César Elizondo Valdés
Hoy tengo la obligación de olvidarme de quién soy para darme a los demás, de quitarme los prejuicios, tener objetividad. Y es que mi influencia es tan grande como grande es mi país. Dejo de ser lo que soy por convertirme en mejor.
Dedicado a los maestros de Coahuila, y a quienes fueron, a quienes son y a quienes serán mis maestros.
mjoly@terra.com.mx
por César Elizondo Valdés
Hoy tengo la obligación de olvidarme de quién soy para darme a los demás, de quitarme los prejuicios, tener objetividad. Y es que mi influencia es tan grande como grande es mi país. Dejo de ser lo que soy por convertirme en mejor.
En ocasiones soy madre, si tengo que dar apoyo o tengo que aconsejar; otras veces soy un padre, si tengo que corregir, cuando impongo disciplina.
Soy a veces defensor de Stalin, Lenin o Marx, en teorías de igualdad. Luego aplaudo al capital, si exhorto a lo individual.
Soy católico y judío, soy protestante y masón, budista, cristiano, ateo. O de cualquier religión.
Expongo conocimientos basado a imparcialidad, respeto el libre albedrío de interpretar la verdad. Se me confía lo mejor, lo que más vale y trasciende, y en respuesta a esa encomienda yo me entrego por completo.
Mi compromiso pactado es dar más de los que es deseado. Soy dictador por decreto, por convicción, democrático. Si el producto sale bien pocos me agradecerán, pero si algo sale mal, hacia mi señalarán.
Soy querido y soy odiado por ser de naturaleza humana, aunque al paso de los años muchas veces se me añora, se me entiende y me perdona. Mis amigos son los libros, la familia, la sociedad y el estado, ¿Mis enemigos?: El tiempo, la ignorancia y la apatía.
He visto árboles crecer en diferentes terrenos, pero todos se nutrieron con agua del mismo arroyo. No pretendo ser arroyo que es la fuente de la vida, soy más bien agricultor, que con tierra, agua y semilla, hace todo florecer.
Entonces Soy quién tiene el futuro en sus manos pues soy padre, madre, amigo; voy de la izquierda a derecha. Atravieso por el centro, y regreso a repasar:
Dictador, paternalista, democrático, religioso en la doctrina pero laico en opinión. Doctor de todos los males, animador de cumpleaños, conocedor de respuestas o de donde consultar.
Artista, actor y cantante, deportista de algún modo, confesionario de culpas. Soy Cupido y Celestina, peldaño para escalar, payaso en algunos ratos, y hasta hombro para llorar.
Soy de todo, y ese todo, se resume en singular: Soy maestro mexicano.
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