publicado el 19 de Noviembre de 2004 en El Heraldo de Saltillo.
Por César Elizondo Valdés
Tiempos políticos
De la XIX Asamblea Nacional del PRI, a celebrarse mañana 20 de Noviembre, deberán surgir respuestas a algunas interrogantes que emanan de los procesos de selección de candidatos para puestos de elección popular, no solo dentro del Revolucionario Institucional, también dentro de Acción Nacional y el PRD; cuestiones que además afectan el desarrollo democrático del país a la hora de los comicios constitucionales.
Para estar a tono con el día veinte, empiezo desde el principio; la revolución mexicana se fincó en la premisa del sufragio efectivo, no-reelección, lo que traería como consecuencia la solución a otras demandas de los mexicanos como tierra y libertad; pensamiento que en los primeros años fue despreciado por la invalidez del voto popular ante los golpes de estado que se sucedieron desde el asesinato de Madero hasta la elección de Lázaro Cárdenas, en la cual, se empezó a respetar el voto, desde aquel sexenio se vino practicando una especie de reelección, es cierto que ninguna persona pudo haberse reelegido como presidente, pero el sueño de la revolución fue maquillado con distintos mandatarios al frente, todos bajo un mismo sistema que terminó siendo calificado por Vargas Llosa como la dictadura perfecta, sistema que solito se vino a pique, que no necesito de un golpe de estado para caer, más bien fue el golpe de gracia que le dieron aquellos que hoy se ostentan como héroes de la democracia.
Las prácticas sucesorias que durante décadas se llevaron a cabo, hacían inútiles las pretensiones de quienes tuvieran una legítima aspiración de acceder a un puesto de elección popular, así pues, no existía la necesidad de placearse ante el electorado para darse a conocer, bastaba con estar en los planes del gran elector, el presidente de la república ó el gobernador para el caso de los alcaldes. Hoy, las personas que desean participar dentro de los procesos internos de sus partidos ó en una contienda constitucional, deben hacer llegar al público su plataforma de gobierno, los tiempos han marcado que ya no es posible obtener el poder sin contar con un autentico respaldo de la población, es imposible ganar una elección si no te conocen.
¿Cómo puede un alcalde pensar en ser gobernador si no puede salir de su municipio y hacer proselitismo? ¿Puede un gobernador tener presencia nacional sin salir de su estado? ¿Cómo podría un legislador hacer que la gente lo conozca si su trabajo le demanda estar lejos de quienes quiere gobernar? ¿Será requisito en un futuro carecer de cualquier experiencia inmediata en el servicio público para poder participar como candidato?
El privilegio que hoy tiene cada mexicano de buscar por sus propios méritos un puesto de elección, es acotado por reglamentos y leyes que en su intención de darle igualdad de oportunidades a los posibles candidatos, terminan por obstruir el libre tránsito de la democracia en su más pura expresión, que es la libertad de dar a conocer lo que uno desea. Entiendo que un funcionario público tiene en primer lugar una responsabilidad hacía la comunidad, pero es necesario encontrar la fórmula para que estas personas tengan la oportunidad de aspirar a mayores responsabilidades sin menoscabo de obligaciones ya contraídas. Estoy de acuerdo, en materia de difusión política se deben respetar los tiempos, pero yo no hablo de tiempos políticos, hablo de tiempos modernos.
mjoly@terra.com.mx
Por César Elizondo Valdés
Tiempos políticos
De la XIX Asamblea Nacional del PRI, a celebrarse mañana 20 de Noviembre, deberán surgir respuestas a algunas interrogantes que emanan de los procesos de selección de candidatos para puestos de elección popular, no solo dentro del Revolucionario Institucional, también dentro de Acción Nacional y el PRD; cuestiones que además afectan el desarrollo democrático del país a la hora de los comicios constitucionales.
Para estar a tono con el día veinte, empiezo desde el principio; la revolución mexicana se fincó en la premisa del sufragio efectivo, no-reelección, lo que traería como consecuencia la solución a otras demandas de los mexicanos como tierra y libertad; pensamiento que en los primeros años fue despreciado por la invalidez del voto popular ante los golpes de estado que se sucedieron desde el asesinato de Madero hasta la elección de Lázaro Cárdenas, en la cual, se empezó a respetar el voto, desde aquel sexenio se vino practicando una especie de reelección, es cierto que ninguna persona pudo haberse reelegido como presidente, pero el sueño de la revolución fue maquillado con distintos mandatarios al frente, todos bajo un mismo sistema que terminó siendo calificado por Vargas Llosa como la dictadura perfecta, sistema que solito se vino a pique, que no necesito de un golpe de estado para caer, más bien fue el golpe de gracia que le dieron aquellos que hoy se ostentan como héroes de la democracia.
Las prácticas sucesorias que durante décadas se llevaron a cabo, hacían inútiles las pretensiones de quienes tuvieran una legítima aspiración de acceder a un puesto de elección popular, así pues, no existía la necesidad de placearse ante el electorado para darse a conocer, bastaba con estar en los planes del gran elector, el presidente de la república ó el gobernador para el caso de los alcaldes. Hoy, las personas que desean participar dentro de los procesos internos de sus partidos ó en una contienda constitucional, deben hacer llegar al público su plataforma de gobierno, los tiempos han marcado que ya no es posible obtener el poder sin contar con un autentico respaldo de la población, es imposible ganar una elección si no te conocen.
¿Cómo puede un alcalde pensar en ser gobernador si no puede salir de su municipio y hacer proselitismo? ¿Puede un gobernador tener presencia nacional sin salir de su estado? ¿Cómo podría un legislador hacer que la gente lo conozca si su trabajo le demanda estar lejos de quienes quiere gobernar? ¿Será requisito en un futuro carecer de cualquier experiencia inmediata en el servicio público para poder participar como candidato?
El privilegio que hoy tiene cada mexicano de buscar por sus propios méritos un puesto de elección, es acotado por reglamentos y leyes que en su intención de darle igualdad de oportunidades a los posibles candidatos, terminan por obstruir el libre tránsito de la democracia en su más pura expresión, que es la libertad de dar a conocer lo que uno desea. Entiendo que un funcionario público tiene en primer lugar una responsabilidad hacía la comunidad, pero es necesario encontrar la fórmula para que estas personas tengan la oportunidad de aspirar a mayores responsabilidades sin menoscabo de obligaciones ya contraídas. Estoy de acuerdo, en materia de difusión política se deben respetar los tiempos, pero yo no hablo de tiempos políticos, hablo de tiempos modernos.
mjoly@terra.com.mx
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