publicado el 28 de Enero de 2005 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés
A sesenta años de Auschwitz, a un mes del Tsunami
Cada quién tuvo su propia visión del Apocalipsis, pero con toda seguridad en ambas ocasiones supieron que era su fin.
En días pasados, se conmemoraron los sesenta años de la liberación de refugiados de Auschwitz por los rusos; también se cumplió el primer mes desde la tragedia natural de finales de Diciembre en Asia. La similitud entre los campos de concentración y los tsunamis es una: tragedia; las diferencias son muchas.
Unos cuantos minutos fueron suficientes para que la naturaleza acabará con la vida de casi trescientos mil personas en las costas asiáticas, varios años de sistemática aniquilación sesgaron la vida de más de seis millones de seres humanos; a pesar de los adelantos tecnológicos, fue prácticamente imposible poner en alerta a los miles de damnificados por el maremoto, a pesar de que no existía internet, era conocido por las fuerzas aliadas, civiles y milicia lo que ocurría en los hornos y las cámaras de gas de Hitler; las olas gigantes no discriminaron por raza, sexo, nacionalidad ó posición económica, la llamada solución final fue concebida para aplicrse a los judíos; en las regiones afectadas el mes pasado, los que estaban allí no tenían idea de cómo perecerían, en el holocausto todos sospechaban cual sería su destino; el porqué un movimiento de la tierra pudo hacer tanto daño tiene una explicación científica y otra teológica, el porqué los dirigentes de un pueblo decidieron que una raza debía ser eliminada por considerarla impura con relación a su propia raza no tiene sustento científico ni teológico; la fuerza de la naturaleza vino desde el fondo del mar, la fiereza nazi fue financiada con fondos derivados de los impuestos pagados por el pueblo alemán y por el saqueo a los territorios que fueron dominando.
Las tragedias naturales, sin importar si son obra de algún Dios ó caprichos de nuestro planeta, han azotado a la humanidad desde sus inicios y los seguirán haciendo por siempre. Por desgracia, las calamidades que los hombres nos hemos impuesto unos a otros nacieron con el mismo ser humano, pero podríamos soñar que nuestra evolución nos lleve a dejar atrás la increíble historia de hacernos extinguir como especie.
Desde hace décadas, Auschwitz ha sido el parámetro para medir Corea, Vietnam, el Golfo Pérsico, Afganistán, Serbia, Centroamérica, Las Malvinas, Medio Oriente, etcétera, haciendo parecer poca cosa las miles de muertes que cada decisión política, económica ó religiosa trae consigo. Hemos sido testigos mudos de pequeños Hitlercitos, que sumados algún día lo superarán.
¿Podrá algún día la humanidad llegar a un punto de maduración en la cual exista la posibilidad de dirimir las diferencias sin una guerra? ¿La globalización podrá traer como consecuencia el ocaso de las fronteras entre países y esto a su vez termine con la necesidad de invasiones para allegarse recursos naturales, riquezas y poder?
Lo mejor de escribir es que uno mismo puede perpetuar sus pensamientos, espero que dentro de muchos años alguien lea esto, que al leerlo sepa que al final de cuentas mis pensar no estaba tan errado, que lo que hoy parecía una utopía en el futuro sea una realidad. 30mjoly@terra.com.mx
Por César Elizondo Valdés
A sesenta años de Auschwitz, a un mes del Tsunami
Cada quién tuvo su propia visión del Apocalipsis, pero con toda seguridad en ambas ocasiones supieron que era su fin.
En días pasados, se conmemoraron los sesenta años de la liberación de refugiados de Auschwitz por los rusos; también se cumplió el primer mes desde la tragedia natural de finales de Diciembre en Asia. La similitud entre los campos de concentración y los tsunamis es una: tragedia; las diferencias son muchas.
Unos cuantos minutos fueron suficientes para que la naturaleza acabará con la vida de casi trescientos mil personas en las costas asiáticas, varios años de sistemática aniquilación sesgaron la vida de más de seis millones de seres humanos; a pesar de los adelantos tecnológicos, fue prácticamente imposible poner en alerta a los miles de damnificados por el maremoto, a pesar de que no existía internet, era conocido por las fuerzas aliadas, civiles y milicia lo que ocurría en los hornos y las cámaras de gas de Hitler; las olas gigantes no discriminaron por raza, sexo, nacionalidad ó posición económica, la llamada solución final fue concebida para aplicrse a los judíos; en las regiones afectadas el mes pasado, los que estaban allí no tenían idea de cómo perecerían, en el holocausto todos sospechaban cual sería su destino; el porqué un movimiento de la tierra pudo hacer tanto daño tiene una explicación científica y otra teológica, el porqué los dirigentes de un pueblo decidieron que una raza debía ser eliminada por considerarla impura con relación a su propia raza no tiene sustento científico ni teológico; la fuerza de la naturaleza vino desde el fondo del mar, la fiereza nazi fue financiada con fondos derivados de los impuestos pagados por el pueblo alemán y por el saqueo a los territorios que fueron dominando.
Las tragedias naturales, sin importar si son obra de algún Dios ó caprichos de nuestro planeta, han azotado a la humanidad desde sus inicios y los seguirán haciendo por siempre. Por desgracia, las calamidades que los hombres nos hemos impuesto unos a otros nacieron con el mismo ser humano, pero podríamos soñar que nuestra evolución nos lleve a dejar atrás la increíble historia de hacernos extinguir como especie.
Desde hace décadas, Auschwitz ha sido el parámetro para medir Corea, Vietnam, el Golfo Pérsico, Afganistán, Serbia, Centroamérica, Las Malvinas, Medio Oriente, etcétera, haciendo parecer poca cosa las miles de muertes que cada decisión política, económica ó religiosa trae consigo. Hemos sido testigos mudos de pequeños Hitlercitos, que sumados algún día lo superarán.
¿Podrá algún día la humanidad llegar a un punto de maduración en la cual exista la posibilidad de dirimir las diferencias sin una guerra? ¿La globalización podrá traer como consecuencia el ocaso de las fronteras entre países y esto a su vez termine con la necesidad de invasiones para allegarse recursos naturales, riquezas y poder?
Lo mejor de escribir es que uno mismo puede perpetuar sus pensamientos, espero que dentro de muchos años alguien lea esto, que al leerlo sepa que al final de cuentas mis pensar no estaba tan errado, que lo que hoy parecía una utopía en el futuro sea una realidad. 30mjoly@terra.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario