publicado el 4 de Febrero de 2005 en El Heraldo de Saltillo
Por César Elizondo Valdés
El Super Bowl y las elecciones
Super Bowl, el fenómeno deportivo-televisivo más importante del mundo, el campeonato del fútbol americano profesional. La elecciones, el derecho de los ciudadanos por elegir a sus gobernantes, el derecho de poder acceder por ese medio al servicio público, el derecho a votar y ser votado. En esta columna, trataré de dar la fórmula ganadora que aplica para salir victoriosos de campeonatos y elecciones.
En el Super Bowl, el éxito dependerá de cuatro cosas, en orden de importancia serían: tener una defensiva dominante que tenga la capacidad de mantener maniatado al bando contrario, esto siempre le dará al equipo la posibilidad de estar dentro del partido, siempre tendrá al contrario al alcance; cometer menos errores que el adversario y capitalizar los que ellos hagan, en este deporte, una de las principales diferencias entra ganar y perder son los balones entregados al rival así como las oportunidades desperdiciadas; los equipos especiales, estos pueden ser la diferencia en un juego apretado tal como lo vimos el año pasado, además de dar una mejor posición de campo para jugar con mayor libertad, puede decidir el encuentro en la última jugada; finalmente, las tan sobrevaluadas ofensivas, definitivamente, al final del juego, el equipo con más puntos anotados gana, y los puntos son generados mayormente por la ofensiva, pero la verdad, es que la ofensiva tiene que tener todo el respaldo de los anteriores tres puntos, de lo contrario no podrá ganar el juego, lo vimos con el poderoso ataque de los potros, frenado totalmente por un equipo que no le presto el balón y que jamás les permitió entrar en el juego. Para ser más universales, recordemos la poderosa ofensiva de los saraperos, eliminada por el pitcheo de los piratas de Campeche, la máquina goleadora del Brasil de mediados de los setenta hasta principios de los noventa, donde no pudieron ganar los mundiales porque recibían más goles que los que metían.
En cualquier elección, la analogía sería más o menos así: necesitas una defensa dominante, esto es sin lugar a dudas el trabajo hecho por tus seguidores, traducido en voto duro, esto siempre te mantendrá dentro de la contienda; cometer menos errores y capitalizar los de tu contrario, es decir, evitar las rupturas, enfrentamientos y enconos estériles al interior, evitar dar pasos para atrás, no regalar un solo voto por negligencia, no regalar el balón , no permitir que el otro tenga la iniciativa de la campaña, si el contrincante de enfrente cae en ruptura, aprovechar para cerrar filas dando una certeza de unidad; los equipos especiales, podrían ser las áreas de oportunidad que tradicionalmente nadie toma en cuenta, pero que han sido la diferencia en las elecciones apretadas, pueden ser ese cuatro ó cinco por ciento de los votos que al final son los más valiosos de los comicios, son como la Florida para la elección Bush-Gore; al final, la tan sobrevaluada ofensiva, que es nada menos que la publicidad entendida como sinónimo de penetración en el ánimo de la gente, una cosa es saber quién es el candidato y otra es darte mi voto, la publicidad te puede dar a conocer pero no te traerá votos por si misma, deberá estar respaldada por el trabajo en la conquista y conservación del voto duro, en la eliminación de los errores que causan rupturas dentro de las organizaciones perdiendo votos y por la necesidad de atraer a aquellos que sin tener una postura clara puedan definir una elección.
En ambos casos, aún con un gran plan, con los mejores elementos en lo individual y con el mejor equipo como grupo, la victoria no está garantizada, nadie debe de confiarse.
Por César Elizondo Valdés
El Super Bowl y las elecciones
Super Bowl, el fenómeno deportivo-televisivo más importante del mundo, el campeonato del fútbol americano profesional. La elecciones, el derecho de los ciudadanos por elegir a sus gobernantes, el derecho de poder acceder por ese medio al servicio público, el derecho a votar y ser votado. En esta columna, trataré de dar la fórmula ganadora que aplica para salir victoriosos de campeonatos y elecciones.
En el Super Bowl, el éxito dependerá de cuatro cosas, en orden de importancia serían: tener una defensiva dominante que tenga la capacidad de mantener maniatado al bando contrario, esto siempre le dará al equipo la posibilidad de estar dentro del partido, siempre tendrá al contrario al alcance; cometer menos errores que el adversario y capitalizar los que ellos hagan, en este deporte, una de las principales diferencias entra ganar y perder son los balones entregados al rival así como las oportunidades desperdiciadas; los equipos especiales, estos pueden ser la diferencia en un juego apretado tal como lo vimos el año pasado, además de dar una mejor posición de campo para jugar con mayor libertad, puede decidir el encuentro en la última jugada; finalmente, las tan sobrevaluadas ofensivas, definitivamente, al final del juego, el equipo con más puntos anotados gana, y los puntos son generados mayormente por la ofensiva, pero la verdad, es que la ofensiva tiene que tener todo el respaldo de los anteriores tres puntos, de lo contrario no podrá ganar el juego, lo vimos con el poderoso ataque de los potros, frenado totalmente por un equipo que no le presto el balón y que jamás les permitió entrar en el juego. Para ser más universales, recordemos la poderosa ofensiva de los saraperos, eliminada por el pitcheo de los piratas de Campeche, la máquina goleadora del Brasil de mediados de los setenta hasta principios de los noventa, donde no pudieron ganar los mundiales porque recibían más goles que los que metían.
En cualquier elección, la analogía sería más o menos así: necesitas una defensa dominante, esto es sin lugar a dudas el trabajo hecho por tus seguidores, traducido en voto duro, esto siempre te mantendrá dentro de la contienda; cometer menos errores y capitalizar los de tu contrario, es decir, evitar las rupturas, enfrentamientos y enconos estériles al interior, evitar dar pasos para atrás, no regalar un solo voto por negligencia, no regalar el balón , no permitir que el otro tenga la iniciativa de la campaña, si el contrincante de enfrente cae en ruptura, aprovechar para cerrar filas dando una certeza de unidad; los equipos especiales, podrían ser las áreas de oportunidad que tradicionalmente nadie toma en cuenta, pero que han sido la diferencia en las elecciones apretadas, pueden ser ese cuatro ó cinco por ciento de los votos que al final son los más valiosos de los comicios, son como la Florida para la elección Bush-Gore; al final, la tan sobrevaluada ofensiva, que es nada menos que la publicidad entendida como sinónimo de penetración en el ánimo de la gente, una cosa es saber quién es el candidato y otra es darte mi voto, la publicidad te puede dar a conocer pero no te traerá votos por si misma, deberá estar respaldada por el trabajo en la conquista y conservación del voto duro, en la eliminación de los errores que causan rupturas dentro de las organizaciones perdiendo votos y por la necesidad de atraer a aquellos que sin tener una postura clara puedan definir una elección.
En ambos casos, aún con un gran plan, con los mejores elementos en lo individual y con el mejor equipo como grupo, la victoria no está garantizada, nadie debe de confiarse.
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