publicado el 04 de Noviembre en El Heraldo de Saltillo
por César Elizondo Valdés
Estando en el aeropuerto de la ciudad de México, esperando seis horas la conexión de un vuelo hasta mi destino final, almorzaba en El Barón Rojo, muy mal servicio por cierto, y observaba el ir y venir de las miles de personas que representan historias que diariamente rozan una con otras en puntos y situaciones comunes que para unos significan una cosa y para los otros denotan algo totalmente distinto.
Veo pasar a Alicia Machado, la venezolana que hace algunos años ostentó el título de la mujer mas hermosa sobre la faz de la tierra, aquella que durante su reinado fue humillada según sus propias palabras por el magnate Donald Trump y por todo el comité organizador del concurso que le otorgó dicho nombramiento. Me pregunto que sentirá ella al estar en el aeropuerto como una persona común y corriente después de haber sido la embajadora del mundo, luego de haber tenido a su disposición aviones privados, después de perder el lujo y el glamour que acompañan a estas personas.
Después observó a un individuo que a todas luces está metido en una rutina que lo ha acompañado durante largo tiempo, se mueve por el aeropuerto como pez en el agua, nada es nuevo para él, nada es poco, nada es demasiado; todo lo percibe como ha sido su vida en los últimos años: plano.
Por último, pongo mi atención en una persona que parece venir de una condición poco favorable, a juzgar por su ansiedad y por la desconfianza que denota, deduzco que es la primera vez que vuela; se siente fuera de lugar, parece preguntarse si hizo bien en aventurarse en aquello que lo llevó a volar. El aumento de responsabilidades en el trabajo ó en su negocio le obliga a emprender nuevas vivencias desconocidas para él, y por lo tanto, riesgosas.
Así como en el aeropuerto, nuestras vidas tienen infinidad de puntos de comunión en la percepción de los demás entre los que suben, los que bajan y los que permanecen estáticos. Comprar un auto usado para algunos puede ser un retroceso, para otros es lo más normal del mundo y seguro que para muchos significa poseer algo que desde niños han anhelado. Ir al cine con su pareja, para alguien puede ser un trabajo, para otros puede ser simple rutina y para los demás el mejor momento de la semana. Despertar por las mañanas para algunos es un pesar, es enfrentar de nuevo a un mundo duro y despiadado, para otros es un día más, una hoja más del calendario y alguno por ahí lo ve diferente, como una oportunidad más para hacer algo de provecho.
Por cierto, en ese lugar común, donde deambula gente tan diferente, me di cuenta que Alicia Machado se veía más contenta acompañada de un desconocido que cuando estaba acompañada por Trump; el ejecutivo acostumbrado a los viajes parecía satisfecho por encontrar estabilidad en su vida; aquel que viajaba por vez primera, irradiaba el orgullo de haber avanzado en la vida, de saberse capaz de mejorar su condición. Concluí por lo anterior que no es de donde tu vengas, tampoco es a donde vayas, es más bien quien eres tú, y que es lo que quieres ser.8444104775@prodigy.net.mx
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