Para publicarse el 03 de Febrero de 2006 en El Heraldo de Saltillo
En las principales ciudades del mundo y por supuesto en Detroit, Michigan, una vez al año se celebran los denominados auto show, ahí, las más importantes firmas automotrices dan a conocer lo más novedoso que su industria ofrece; diseño, motor, sistemas de frenado, seguridad, colores, equipo adicional y muchos etcéteras más son motivo de interés para los visitantes a dichos eventos. Invariablemente, los stands más populares son aquellos en los que se encuentran los vehículos del futuro y los prototipos utilizados para competencias de velocidad, en esas muestras podemos conocer hasta donde llega el limite del avance tecnológico aplicado al negocio automotriz. Pero como en todo, existe un pero, la finalidad de las presentaciones de los últimos modelos y de las novedades, es tratar de acercarse más a los concesionarios, que son los que tienen el trato directo con el consumidor, de manera que al terminar el fin de semana los visitantes adquieren aquellos modelos que son los que el comprador habitual demanda, los tradicionales. El auto del futuro y el fórmula uno son simples ganchos que sirven para darle brillo a las exposiciones, ofreciendo un vistazo a lo que se ofertará de forma masiva en los próximos años.
En el área de la computación es lo mismo, aún con la rapidez que caracteriza a esa industria en materia de obsolescencia, cuando Bill Gates anuncia cada año en Las Vegas los nuevos sistemas y equipos que su compañía ha creado, sabemos que falta mucho tiempo para que sus productos tengan una utilidad real en las necesidades de los usuarios. En el negocio de los artículos para el hogar y la electrónica, fue presentada hace casi una década la pantalla de plasma, más ó menos al mismo tiempo vimos el refrigerador inteligente, equipado con un sistema que una vez programado es capaz de avisar al ama de casa cuando esta por terminarse algo de lo que está adentro, previniendo así la escasez de alimentos en el hogar.
La política está llegando a ser tan patética que las prácticas comerciales de exposición arriba mencionadas han sido copiadas burdamente por los que participan en ella: Ahora vemos que los nos presentaron en el pasado para un puesto que les quedaba grande buscan hoy menores cargos aprovechando la placeada que tuvieron en sus intentos fallidos. Los que quisieron ser gobernadores ahora quieren ser diputados (aunque ya lo fueron en el pasado), el que quiso ser alcalde también quiere ser diputado, otro malogrado gobernador busca una senaduría.
Los actores políticos ahora buscan en cada elección dos cosas, la primera, hacer una campaña que les permita no perder su posicionamiento en el ánimo de los electores aún sabiendo que entran a competir donde no tienen posibilidad de ganar; la segunda, salir de la contienda con la seguridad de que su sacrificio será premiado en el futuro con una candidatura más viable, aferrándose a la triste filosofía de “ganar perdiendo”.
La gran diferencia entre las exposiciones comerciales y las exposiciones de la patética política es que en los negocios nos ofrecen lo más nuevo, el futuro, vemos los avances que la humanidad tiene en el área tecnológica mientras que en la política nos muestran una y otra vez la indigna forma de hacerse de un capital en el servicio público, el cual tiene más que ver con conveniencia que con idealismo. 8444104775@prodigy.net.mx
En las principales ciudades del mundo y por supuesto en Detroit, Michigan, una vez al año se celebran los denominados auto show, ahí, las más importantes firmas automotrices dan a conocer lo más novedoso que su industria ofrece; diseño, motor, sistemas de frenado, seguridad, colores, equipo adicional y muchos etcéteras más son motivo de interés para los visitantes a dichos eventos. Invariablemente, los stands más populares son aquellos en los que se encuentran los vehículos del futuro y los prototipos utilizados para competencias de velocidad, en esas muestras podemos conocer hasta donde llega el limite del avance tecnológico aplicado al negocio automotriz. Pero como en todo, existe un pero, la finalidad de las presentaciones de los últimos modelos y de las novedades, es tratar de acercarse más a los concesionarios, que son los que tienen el trato directo con el consumidor, de manera que al terminar el fin de semana los visitantes adquieren aquellos modelos que son los que el comprador habitual demanda, los tradicionales. El auto del futuro y el fórmula uno son simples ganchos que sirven para darle brillo a las exposiciones, ofreciendo un vistazo a lo que se ofertará de forma masiva en los próximos años.
En el área de la computación es lo mismo, aún con la rapidez que caracteriza a esa industria en materia de obsolescencia, cuando Bill Gates anuncia cada año en Las Vegas los nuevos sistemas y equipos que su compañía ha creado, sabemos que falta mucho tiempo para que sus productos tengan una utilidad real en las necesidades de los usuarios. En el negocio de los artículos para el hogar y la electrónica, fue presentada hace casi una década la pantalla de plasma, más ó menos al mismo tiempo vimos el refrigerador inteligente, equipado con un sistema que una vez programado es capaz de avisar al ama de casa cuando esta por terminarse algo de lo que está adentro, previniendo así la escasez de alimentos en el hogar.
La política está llegando a ser tan patética que las prácticas comerciales de exposición arriba mencionadas han sido copiadas burdamente por los que participan en ella: Ahora vemos que los nos presentaron en el pasado para un puesto que les quedaba grande buscan hoy menores cargos aprovechando la placeada que tuvieron en sus intentos fallidos. Los que quisieron ser gobernadores ahora quieren ser diputados (aunque ya lo fueron en el pasado), el que quiso ser alcalde también quiere ser diputado, otro malogrado gobernador busca una senaduría.
Los actores políticos ahora buscan en cada elección dos cosas, la primera, hacer una campaña que les permita no perder su posicionamiento en el ánimo de los electores aún sabiendo que entran a competir donde no tienen posibilidad de ganar; la segunda, salir de la contienda con la seguridad de que su sacrificio será premiado en el futuro con una candidatura más viable, aferrándose a la triste filosofía de “ganar perdiendo”.
La gran diferencia entre las exposiciones comerciales y las exposiciones de la patética política es que en los negocios nos ofrecen lo más nuevo, el futuro, vemos los avances que la humanidad tiene en el área tecnológica mientras que en la política nos muestran una y otra vez la indigna forma de hacerse de un capital en el servicio público, el cual tiene más que ver con conveniencia que con idealismo. 8444104775@prodigy.net.mx
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