Publicado el 10 de Abril de 2006 en El Diario de Coahuila
Cualquiera que se haya visto en una situación adversa provocada por las propias acciones ha clamado por una segunda oportunidad para enmendar errores y seguir adelante con la vida. Cuando el arrepentimiento es genuino, aumenta en mucho la probabilidad de no solo volver al camino, sino de hacerlo en mejor forma que antes de los deslices.
Ya sea que se trate de un par de adolescentes que serán padres, de un mal estudiante que ha perdido la última oportunidad en su escuela, de un empresario que ha derrochado todo por negligencia, de un empleado que pierde su trabajo por no dar lo mejor de si ó un delincuente que purga una condena por sus delitos. Ante la imposibilidad de volver el tiempo atrás, todos anhelan reivindicarse.
Es por eso de aplaudir el digno esfuerzo que hacen los directivos del Centro de Readaptación Social para Varones de Saltillo, quienes el fin de semana organizaron la venta de los productos que un grupo de alrededor de cien internos fabricaron en los talleres del reclusorio. No es tiempo de fijarnos en cuestiones legales y fiscales al respecto, es tiempo de ver por la segunda oportunidad que todos los seres humanos merecemos.
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