Publicado el 16 de Junio de 2006
Seguramente usted ha visto el anuncio de un medicamento que utilizan muchos hombres maduros para mejorar su actividad sexual, ha estado saliendo últimamente en publicaciones de circulación nacional, mayormente en revistas. En el anuncio citado, aparece un hombre que no es el típico individuo que suele aparecer en la publicidad, es más bien del tipo con el que la mayoría de los varones podríamos identificarnos: Un poco excedido en peso, una insinuación de calvicie, nariz grande, algunas canas, abdomen, brazos y piernas sin marcas de musculatura.
Seguramente usted ha visto el anuncio de un medicamento que utilizan muchos hombres maduros para mejorar su actividad sexual, ha estado saliendo últimamente en publicaciones de circulación nacional, mayormente en revistas. En el anuncio citado, aparece un hombre que no es el típico individuo que suele aparecer en la publicidad, es más bien del tipo con el que la mayoría de los varones podríamos identificarnos: Un poco excedido en peso, una insinuación de calvicie, nariz grande, algunas canas, abdomen, brazos y piernas sin marcas de musculatura.
Este hombre está incorporándose de la cama en lo que se puede calificar como una actitud de Sansón, ya que sus manos presionan hacía afuera un par de pilares que dan la impresión de estarse derrumbando; a su espalda, permanece una atractiva mujer recostada en la cama que lo está mirando con una expresión que nos indica que no solo ha quedado satisfecha, sino que además ha sido gratamente sorprendida con el rendimiento de su pareja.
El trabajo de los publicistas en este caso ha sido tan bueno, pero tan bueno, que resulta una gran producción para ganar un premio, pero un pésimo gasto para grabar en la mente de los consumidores la marca que anuncian. Si usted recordó haber visto el anuncio es porque este reúne ciertas características que los comunicadores y los sicólogos han incorporado al mundo de la publicidad, por eso es que llama la atención de quien hojea una revista, pero es la misma genialidad del trabajo lo que lo hecha a perder, es tan poderosa la creatividad para poner a pensar, hacer sonreír ó hacer recordar al lector, que nadie se fija en la firma que paga esa publicidad. Podría apostarle a que si hacemos un ejercicio entre las personas que recuerdan haber visto el anuncio, menos del diez por ciento recordarán cual es el nombre comercial ó laboratorio que se anuncia.
Al igual que el laboratorio que vende medicina para levantar el ánimo de los hombres, los partidos políticos han entrado en una dinámica de gasto y creatividad publicitaria que consigue hacer voltear a los electores a la batalla por el poder que tendrá su momento cúspide el próximo dos de Julio. En el caso de las campañas para ganar una banda presidencial para el inquilino de Los Pinos ó de Palacio Nacional, los publicistas equivocaron su estrategia todo el tiempo ya que dedicaron todas sus capacidades en idear publicidad morbosa que siempre capta la atención de la gente y que cumple su objetivo de denostar al enemigo, pero que no por eso logra que ese mismo público identifique y escoja al producto alterno.
Hoy todo México sabe cuales son los defectos de los tres principales competidores por la presidencia de la república, sabemos también que riesgo corre el país si llega a ser mandatario tal ó cual candidato, en eso ha sido implacable en gasto publicitario de Los Tres Agrestes Compadres. Lo que ningún publicista ha querido hacer es posicionar positivamente el nombre de su cliente en la mente de los mexicanos, por esa razón hemos atestiguado tan volubles comportamientos en la preferencia electoral que resumen las encuestas publicadas.
Es una pena, pero a una quincena de que se defina el rumbo de nuestra patria ya no queda tiempo de mejorar el nivel de una carrera por la presidencia que fue marcada por las descalificaciones, los trapos sucios y la carencia ó pobre difusión de las propuestas. Lástima, pero estas elecciones ya no levantan ni con lo que anuncia Pfizer.
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