Publicado el 19 de Enero de 2014 en revista 360 de Vanguardia
Destapamos la botella a finales de Diciembre
en un tradicional e informal encuentro entre dos para celebrar a nuestro modo las
fiestas de la temporada. Sin mucha ceremonia nos preparamos con el vino,
algunos quesos, una atmósfera relajada, un poco de carnes frías, y esto fue lo
encontré:
Me encontré con un vino cuya tonalidad tiene
el color de la pasión por hacer las cosas bien, que su brillo iguala al de sus
creadores y que su limpieza a la vista asemeja claramente a la familia que lo
produce. Un vino que deja esas lágrimas que siempre se hacen presentes en un
anhelo que valga la pena.
Primero huele a trabajo arduo y honrado, seguido
por el aroma que ofrece el tiempo cuando es traducido en paciente espera. Y
finalmente, la tenue y discreta acentuación de una agradable fragancia que
denota buena crianza.
Sabe
al amor por nuestra tierra, con el equilibrio de personas integrales en los
variados aspectos de la vida, tiene el sabor de los frutos que ha producido gente
consagrada al trabajo y al compromiso por imprimir huellas sobre esa misma
tierra que a veces se pisa, y a veces se besa.
Y así estábamos disfrutando la primera
copa cuando llamaron a la puerta. Llegaron a visitarnos los padrinos de la
menor de mis hijas, y, sin dudarlo, decidimos ampliar el pequeño brindis a
nuestros compadres llevándonos a la sala el vino y las viandas que teníamos.
Ahí descubrí que al igual que tantas cosas de la vida, este vino tiene un
especial maridaje cuando se degusta con la compañía de los amigos y de la
familia.
Al final, las sensaciones que me dejaron
Las Primicias 2012 de Los Cedros fueron las de profunda gratitud por una
amistad libre de adjetivos, de inmensa felicidad por ver como los sueños de nuestros
estimados amigos los van convirtiendo en realidades, de hondo orgullo al haber
sido partícipes como testigos de ese proyecto desde que existía como solo un
concepto, de gran tranquilidad al comprobar que en nuestra tierra aún hay gente
que carga sobre su espalda con la responsabilidad de rescatar vocaciones olvidadas
que van desde el cultivo y vendimia de la vid hasta los buenos valores morales,
éticos, religiosos, empresariales y laborales de nuestra sociedad.
cesarelizondov@gmail.com
1 comentario:
Hola Cesar, Sabes donde puedo conseguir este vino? Gracias
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