Publicado el 14
de octubre de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
Jamás pensé en alegrarme así por
un título de los acérrimos rivales, Sultanes de Monterrey. Ya te lo había
platicado: todos los días abro el periódico en la página de deportes o
espectáculos porque ahí leo primero de los triunfos del Hombre, de la expresión
artística de sus capacidades, del romper con paradigmas, del utilizar las destrezas
y talentos propios para la felicidad y logros comunes, así sea en el
profesionalismo.
Por eso mi alegría del
miércoles pasado, cuando al abrir la sección deportiva (extremo) de Vanguardia,
me encontré con el rostro feliz, orgulloso y satisfecho de mi amigo Luis
Galindo, sosteniendo a su hijo Renato en brazos, posando junto al equipo de los
Sultanes para la foto del campeonato. Quizá piensas que tengo amigos
superdotados, que nacieron con la pelota de béisbol en una mano y la fortuna en
la otra; pero no, resulta que Luis es una persona muy similar a ti y a mí; es
solo que desde su oficio, no ha perdido los sueños de grandeza que solemos
abandonar conforme la vida nos va llevando. Nutriólogo de profesión, mi amigo
ha podido equilibrar una carrera que le brinda una forma de vida digna y
honesta, con los auténticos y más nobles ideales que un Hombre pueda perseguir:
contribuir a otros para llegar a la cima.
Para mí, algo que saco de esto es lo
siguiente: un niño no debe abandonar jamás su intención de representar a México
en un mundial de fútbol, así como una joven debe ir tras su sueño de ganar un
Oscar mientras otros aspiran al Nobel de literatura y alguien más quiere ser el
próximo Steve Jobs. Si, quizás no tenga ese niño la habilidad de Hugo Sánchez o
la joven el histrionismo de Meryl Streep, difícil será que alguien escriba algo
cercano a Cien años de soledad y muy complicado es salir desde la cochera de tu
casa a conquistar el mundo. Pero si creo, que en la próxima generación habrá mexicanos
que levanten la Copa del Mundo, y algunos de ellos vestirán pantalón largo, y
en ese vestidor campeón del mundo habrá nutriólogos y abogados, contadores y
publicistas, mercadólogos y aguadores. Igual en Hollywood y en cualquier tipo
de industria u oficio que a nuestros niños les apasione. Espero ver un futuro
lleno de ganadores en nuestra comunidad, donde al igual que Luis, todos
entendamos que nadie llega solo a ningún lado, y que es mejor ser parte del
todo, a ser el todo de nada.
cesarelizondov@gmail.com
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