publicado 23 Abril 2004 en "El Heraldo de Saltillo"
por César Elizondo Valdés
23 de abril de 2004
Por esta ocasión, la columna no tratará de lo que se escucha en estos días, no será el tema político del que todos hablan, pero, abusando del favor de su lectura, voy más bien por lo que me dice esa voz que a veces percibo.
Diariamente nos enteramos, a través de los medios de comunicación y por las propias vivencias, de lo bajo que puede caer el ser humano en la persecución de sus ambiciones, escudado en creencias religiosas, políticas ó económicas, aún en conciencia de que ningún fin justifica los medios; toda esa información, aunada a los problemas que nosotros mismos nos imponemos, en ocasiones hace que cuestionemos el porque de un Dios que se empeña en seguir poblando un planeta donde abundan irracionales revanchas, odio, racismo, consumismo, intolerancia, banalidad, hipocresía.
Pero luego, llegas un día a la gasolinera, y sorprendes al despachador haciéndole caras graciosas a tu hijo; vas al supermercado y la cajera insiste en tocar la cabeza de tu niña porque dice que es de buena suerte; te enteras que la primer maestra de tu hijo mayor se va a casar y quiere que él este presente en ese importante evento. Entonces, te das cuenta que para tu hijo es más importante la sonrisa del despachador que las resoluciones de la ONU; que tu hija voltea y juega con la cajera sin mostrar interés en lo que está señalando el comunicador Brozo; que el mayor quiere saber con quién se casa su maestra, pero le es irrelevante quién va por los demócratas y quién por los republicanos. Al observar todo esto, uno mismo se responde: la tierra se sigue poblando porque la suma de las buenas y pequeñas acciones, las que parecen no importarle a nadie, resultan ser abrumadoramente más poderosas que las políticas de los políticos pasajeros. A la larga, trascienden más los nombres de Gandhi, Teresa de Calcuta, Buda, Cristo, Mahoma; al igual que recordamos al anónimo que nos ayudo en la carretera, pero olvidamos al que nos negó el paso en una esquina.
Escuche alguna vez que un bebe es la opinión de Dios de que este mundo debe seguir su marcha, de que este mundo es un buen lugar para vivir. Ese mismo Dios me ha permitido, junto con mi esposa, ser su conducto para darle vida a tres niños, este día, 23 de abril de 2004, esperamos mis dos hijos, mi hija, mi esposa y un servidor, ser de nuevo elegidos para recibir una bebe y atestiguar que aquí, en este momento, es el mejor lugar para confirmar la confianza de Dios en nosotros. Así mismo, esperamos que nuestros hijos sean merecedores de vivir en este buen mundo y puedan ser factores del desarrollo de la humanidad para bien.
PD: Felicidades a mis padres, hoy cumplen años de casados y tendrán su onceavo nieto.
por César Elizondo Valdés
23 de abril de 2004
Por esta ocasión, la columna no tratará de lo que se escucha en estos días, no será el tema político del que todos hablan, pero, abusando del favor de su lectura, voy más bien por lo que me dice esa voz que a veces percibo.
Diariamente nos enteramos, a través de los medios de comunicación y por las propias vivencias, de lo bajo que puede caer el ser humano en la persecución de sus ambiciones, escudado en creencias religiosas, políticas ó económicas, aún en conciencia de que ningún fin justifica los medios; toda esa información, aunada a los problemas que nosotros mismos nos imponemos, en ocasiones hace que cuestionemos el porque de un Dios que se empeña en seguir poblando un planeta donde abundan irracionales revanchas, odio, racismo, consumismo, intolerancia, banalidad, hipocresía.
Pero luego, llegas un día a la gasolinera, y sorprendes al despachador haciéndole caras graciosas a tu hijo; vas al supermercado y la cajera insiste en tocar la cabeza de tu niña porque dice que es de buena suerte; te enteras que la primer maestra de tu hijo mayor se va a casar y quiere que él este presente en ese importante evento. Entonces, te das cuenta que para tu hijo es más importante la sonrisa del despachador que las resoluciones de la ONU; que tu hija voltea y juega con la cajera sin mostrar interés en lo que está señalando el comunicador Brozo; que el mayor quiere saber con quién se casa su maestra, pero le es irrelevante quién va por los demócratas y quién por los republicanos. Al observar todo esto, uno mismo se responde: la tierra se sigue poblando porque la suma de las buenas y pequeñas acciones, las que parecen no importarle a nadie, resultan ser abrumadoramente más poderosas que las políticas de los políticos pasajeros. A la larga, trascienden más los nombres de Gandhi, Teresa de Calcuta, Buda, Cristo, Mahoma; al igual que recordamos al anónimo que nos ayudo en la carretera, pero olvidamos al que nos negó el paso en una esquina.
Escuche alguna vez que un bebe es la opinión de Dios de que este mundo debe seguir su marcha, de que este mundo es un buen lugar para vivir. Ese mismo Dios me ha permitido, junto con mi esposa, ser su conducto para darle vida a tres niños, este día, 23 de abril de 2004, esperamos mis dos hijos, mi hija, mi esposa y un servidor, ser de nuevo elegidos para recibir una bebe y atestiguar que aquí, en este momento, es el mejor lugar para confirmar la confianza de Dios en nosotros. Así mismo, esperamos que nuestros hijos sean merecedores de vivir en este buen mundo y puedan ser factores del desarrollo de la humanidad para bien.
PD: Felicidades a mis padres, hoy cumplen años de casados y tendrán su onceavo nieto.
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