Por César Elizondo Valdés
Carta a Maricarmen
María del Carmen Ramírez García.
Senadora con licencia por Tlaxcala.
Primera dama del estado de Tlaxcala.
Candidato a gobernador de Tlaxcala.
Estimada senadora-primera dama-candidata:
Estoy de acuerdo con usted, la dirigencia nacional de su partido, el PRD, no debería desacatar la orden judicial dictada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el sentido de reconocer su candidatura obtenida por un triunfo en las urnas para la selección de candidato a gobernar su estado. Es conveniente, de cualquier modo, pensar en lo que los políticos no cavilan en medio de la adrenalina electoral, no es solo quien te ampara, a veces es más importante sopesar quien no te apoya.
También coincido con sus declaraciones haciendo alusión a los deseos de su pueblo que aparentemente la respaldo en el proceso citado en el párrafo anterior, le dijo usted a los líderes de su partido (legales, no reales) que no se puede burlar la voluntad popular, menos, añadiría yo, en los escenarios actuales que comprenden elementos como la atención de los medios de comunicación, la necesidad de la gente por realmente elegir a sus gobernantes y el despertar de una generación de votantes que tropezaron con una trampa llamada publicidad y mercadotecnia para acceder a la democracia y la alternancia, trampa en la que ya no caerán.
Jamás estaría de acuerdo en que se le impida lograr sus objetivos a una persona por cuestiones de sexo, raza, religión ó ideología, aunque de esto no estamos hablando, creo que es mejor dejar en claro que su condición de mujer, lejos de ser un obstáculo, le es de gran ayuda. Debe, sin embargo tomar en cuenta que la mayor parte de quienes están a su alrededor, andan tras un proyecto personal, no necesariamente el de usted, no les crea todas las alabanzas, usted sabe de política, no permita que la ceguen.
Tampoco creo que el hecho de ser cónyuge del actual mandatario de Tlaxcala deba ser motivo de descalificación para su candidatura, aunque debemos recordar que no debemos hacer cosas buenas que parezcan malas, menos al revés. Pero puede pensar en la posibilidad de cambiar de nacionalidad, en Inglaterra, por ejemplo, se ve con buenos ojos a la monarquía.
Pero también debo decirlo, creo firmemente en verdades de la vida, como aquella que dice “dinero llama a dinero”, es natural, no son casualidades y en no pocas ocasiones no es por el valor del trabajo ó de las ideas, es por el implícito mérito del dinero, en este caso, concluyo, estoy ante lo que algunos quieren que sea la nueva realidad mexicana: Poder llama a poder.
Pero debe usted ser cuidadosa, ya que no es lo mismo heredar dinero que heredar poder. Para empezar, el dinero es de su portador, ó en todo caso tiene un dueño, el poder, por otro lado es de la gente, no debe tener dueño; el dinero, si alguien se lo propone, se puede ganar, el poder, implica mucho más que voluntad para ejercerlo; con el dinero, de cualquier forma que sea conseguido, usted puede hacer lo que quiera, con el poder, por el contrario, debe hacer lo correcto moral y legalmente. Como dirían los que anuncian sus tarjetas de crédito, tener poder no tiene precio, para todo lo demás existe master card.
Si tanto aprecia a su pueblo, si realmente tiene un proyecto de gobierno, haga un favor a todos incluida usted, espere seis años y vuelva a la carga, verá usted con una claridad que hoy no distingue, verá que la democracia no es selectiva. Entenderá entonces que no es lo mismo adentro que afuera, que no es lo mismo senadora que cenadora, y podrá sentirse orgullosa de experimentar no ser la primera dama, sino ser la primer mujer.
c.c.p. Maria Rubro de Hendricks, primera dama de Quintana Roo.
c.c.p. Martha García de Echeverría, primera dama de Nayarit.
c.c.p. Martha Sahagún de Fox, primera dama del país.
mjoly@terra.com.mx
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