Por César Elizondo Valdés
Cuidado precandidatos
Estando a dos semanas del quinto informe del gobernador Enrique Martinez y Martinez, los precandidatos priístas para sucederlo en el cargo parecen no poder esperar más para abrir definitivamente su juego. En la semana se publico la reunión de los operadores políticos del puntero, el alcalde de Saltillo Humberto Moreira Valdés; después, las declaraciones del Senador Alejandro Gutierrez exigiendo equidad en el proceso y respeto a los tiempos políticos; los diputados federales también dieron de que hablar, Oscar Pimentel dándole con todo a otro rival, vía el PRI estatal, Jesús Maria Ramón aprovechó la ocasión de representar al estado en la inauguración de una de las plantas construidas por su empresa y por otro lado urge a los demás aspirantes a poner ya las reglas de la sucesión; hay quienes piensan que Raúl Sifuentes empezó a cabildear con líderes de algunos grupos de poder, uno de los cuales opto por retirarse de algún consejo para ver los problemas desde afuera, en vez de ser protagonistas de la solución; quizás sea mucho pedir, pero sería sano ver más ejemplos de madurez como lo que ha demostrado otro de los posibles, Javier Guerrero Garcia, quién sigue haciendo su trabajo desde la secretaria de finanzas.
Por otro lado, el PAN aún con sus pugnas internas quiere capitalizar la lucha intestina que reina en el PRI, fortaleciendo cada vez más la virtual candidatura de Jorge Zermeño Infante, que además de estar aprovechando su posición en el senado, está sacando ventaja del hecho de ser lagunero, ya que en aquella zona la parte más influyente del electorado tiene la premisa de contar con un gobernador de la región, independientemente del partido que este represente.
En el PRI deben andar con cuidado, los grupos que se vienen formando desde meses atrás dan muestras de una pasión política que empieza a desbordarse, los golpes bajos entre gente del mismo partido le abre la posibilidad a los de enfrente, que si bien fueron borrados del mapa en la elecciones intermedias, cuentan en Coahuila con elementos suficientes para alcanzar a dar la sorpresa en las elecciones estatales de 2005. Se comete un error si se piensa que el PRI puede hacer lo mismo que hace seis años, una elección interna y desgastante para después ganar ampliamente la constitucional; más bien deben observar la lección de las elecciones federales del 2000, cuando el PAN no perdió de vista su objetivo, que era la presidencia, apoyando con todo a un candidato de unidad (en el fondo, no en la forma), y por otro lado el PRI, que se aventuró en unas elecciones primarias para elegir candidato, resultando ganador el oficial, Francisco Labastida, que al momento de la campaña presidencial hecho de menos el apoyo de los comités locales de su partido por la innegable ruptura que sufrió el institucional por la ambición de poder del perdedor Roberto Madrazo y del mismo Labastida.
Esta vez no hay políticos que entran a la contienda para negociar posiciones, todos dicen tener las cualidades y el trabajo que los respaldan, todos merecen la oportunidad pero solo uno será el candidato. Parece improbable que los movimientos de los precandidatos puedan influir en la decisión que tomará el partido para postular a su elegido, entonces, lo mejor sería darse una tregua para bajar los ánimos y poder encarar una elección constitucional con la unidad que todo partido necesita para ganar. Aunque dicen que al que madruga Dios lo ayuda, Dios no tiene nada que hacer en cuestiones de política, más bien pienso que no por mucho madrugar amanece más temprano. mjoly@terra.com.mx
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