Publicado el 09 de Noviembre de
2014 en 360 La Revista, de Vanguradia
Se dice en paleontología que sacar
conclusiones de un fósil es como tratar de imaginar un rompecabezas ya armado
cuando se cuenta con una sola pieza. De cualquier forma, la ciencia ha podido
deducir importantes hechos a partir del modesto registro fósil que se tiene del
ser humano: Parece ser que el homo sapiens fue quien propicio la desaparición
de su primo el Neanderthal así como del mamut, sin duda existió el canibalismo
como práctica común entre nuestros antepasados, la caza significó un adelanto
más progresista que la rueda, el fuego o el internet, y dos veces fue que
nuestro género salió de África para conquistar el mundo, extinguiéndose luego
una decena de especies homo para quedar en la actualidad solo nosotros como
representantes de esa familia.
Y en esa línea de evolución, el hombre
de nuestro tiempo será enviado al banquillo de los acusados. Seremos severamente cuestionados
por las generaciones de un futuro todavía muy lejano, dónde, aún y cuando los
avances tecnológicos de hoy sirvan para legar historia al hombre o especies del
mañana dentro de pequeños chips, por medio de ondas, en las nubes de respaldo
de información o en satélites, y a pesar de existir un acervo escrito, digital
y virtual de lo que hoy vivimos, nadie entenderá que fue lo que paso a
principios del siglo XXI en México; los historiadores no podrán responder a las
preguntas que los paleontólogos plantearán cuando descubran algunos yacimientos
de fósiles.
El proceso de fosilización para el caso de
los vertebrados se da bajo circunstancias muy especiales: Una vez muerto el
ser, rápidamente debe ser cubierto por barro a fin de preservar el cuerpo de
los depredadores, a lo largo de miles de años los huesos sirven de molde para
la mineralización, de modo que al final lo que tenemos es una roca con la forma
de lo que antes fue un hueso. Por eso es que, por ser el humano una especie
relativamente nueva sobre la faz de la tierra, es complicado encontrar
cadáveres que hayan sido enterrados por deslaves o avalanchas y que estén en
sitios accesibles. Muy diferente por ejemplo a los dinosaurios que dominaron el
mundo por más de 50 veces el tiempo que lleva el hombre en su línea evolutiva
independiente de otros primates. De cualquier forma, hoy en día se sabe de arcaicos
individuos que en sus osamentas quedaron marcadas las secuelas de enfermedades,
accidentes fortuitos o provocados, mordeduras de animales, la dieta alimenticia
que seguían, su forma de caminar y hasta hemorragias mortales causadas por la
embestida de un alce. Todo trauma recibido por el cuerpo queda grabado en el
esqueleto fosilizado.
Imaginemos entonces la desagradable
sorpresa que se llevará un paleontólogo del futuro cuando descubra en algún
lugar de lo que hoy es México, un yacimiento de lo que fue un cementerio clandestino de
personas ejecutadas. Los fósiles aparecerán por miles al ser estos
desaparecidos enterrados en parajes inaccesibles, en recónditos ranchos, en
brechas poco transitadas, en los patios de algunas casas, hasta en basureros municipales.
Entre otras vergüenzas de la humanidad,
podemos decir que de la barbarie nazi no quedarán huellas físicas dentro de mil
años ya que ellos exterminaron toda evidencia material al utilizar la quema
como recurso para borrar pruebas, del circo romano ha quedado el Coliseo como
un monumental pero mudo testigo, y aunque a la muralla China hay quienes la
vemos como símbolo de tiranía y esclavitud, otros la perciben como una de las
maravillas del mundo. Pero a diferencia de eso, el salvajismo que hoy azota a
nuestro país está siendo sepultado con todos los ingredientes para convertirse
en libro abierto cuando el dios tiempo haga su trabajo.
Y en ese futuro entonces, dónde palabras
como México, catolicismo, nazismo, Disneylandia ó Ipad hayan dejado de ser
utilizadas en el mundo y sean solo referencias de muy remoto pasado, alguien
encontrará enterrados los fósiles de la tortura, de la desaparición forzada, del
levantón y del secuestro, de la deshumanización y del tiro de gracia. Y estos
fósiles darán cuenta de una etapa y un sitio, de un espacio y un tiempo en la
historia del hombre en dónde el homo sapiens dejó las más grandes evidencias de
que la definición de evolución quiere decir solo cambio, y no necesariamente
progreso.
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