publicado el 05
de febrero de 2017 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
El bostezo de ver a la selección italiana pasar a semifinales una y otra
vez en el mundial de fútbol sin meter en promedio más de un gol por partido; la
laureada carrera como entrenador en la NBA de Pat Riley basada en un sistema
muy físico; los fajadores como Rocky Marciano y compañía que ganaban sus combates
gracias a que aguantaban más golpes que el rival y lo fulminaban en un momento
dado ya avanzada la pelea; y por supuesto, el más claro de los ejemplos es lo
que hasta los villamelones sabemos del béisbol: el mejor equipo siempre será
aquel que tenga un buen staff de pitcheo y un cuadro que no le cometa errores a
sus lanzadores.
Defensa, esa
es la receta del juego para la mayor parte de los deportes. Los fuegos
artificiales de goleadores, encestadores, payasos del ring y poderosos
bateadores, se mojan los pantalones cuando enfrentan a poderosas defensivas.
Y hoy
domingo, tenemos en el Súper Bowl un platillo de esos que en el papel parecen
ser de lo más atractivo: la ofensiva de los Halcones de Atlanta que más puntos
anotó durante la temporada, contra la defensiva de los Patriotas de Nueva
Inglaterra que fue la que menos puntos recibió por partido. Ofrecer un
pronóstico apoyado en la historia del deporte parece sencillo: las mejores defensivas
regularmente se imponen a la mejor de las ofensivas. Pero…
No
podríamos dar por descontada a una ofensiva como la de Atlanta en una liga como
la NFL que, durante los últimos años, ha modificado sus reglas en favor del
juego ofensivo, claro, siempre con miras a que el espectáculo sea más atractivo
para las masas, así se vuelva menos apasionante para los conocedores. ¿Pero, qué
haría alguien como yo hablando de un tema sin comprometerse a aventurar algunos
vaticinios? Solo te quitaría el tiempo. Por eso, esta columna te ofrece
nuevamente su pensar de lo que veremos la tarde de este Súper domingo:
Atlanta
intentará desde un principio una relampagueante ofensiva sin reunión que
buscará evitar a la defensa de Patriotas hacer sus ajustes. Aquí, antes de
ajustar, seguramente veremos a Atlanta parecer imparables y más de uno pensará
que verá un Súper Bowl de aquellos cargados a un solo lado. Pero también
veremos algo que las grandes mentes defensivas han hecho cuando enfrentan a
ofensivas imparables: controlar el tiempo, tener el balón más tiempo que el
rival con series ofensivas largas y sostenidas para dar descanso a una defensa
que tarde en el juego necesitará hasta el último aliento de fuerza para lograr
alguna jugada importante.
Veremos al
QB de Patriotas, Tom Brady, ejecutar un plan de juego basado en carreras y pases
cortos; tomándose todo el tiempo posible entre jugada y jugada y te dará la
impresión de que por sus venas corre más atole que sangre. Será interesante ver
cómo cambia el ritmo del partido dependiendo de cual de los equipos tenga a su
ofensiva dentro del campo de juego.
Pero tampoco podemos olvidar los
imponderables: el error humano que puede echar a perder hasta al más elaborado
plan de juego, o la jugada fortuita que provoca un cambio de rumbo definitivo
en un partido. Cuando algo así pasa y el equipo afectado se ve obligado a
abandonar su estrategia, es cuando vemos que la balanza se empieza a inclinar
aburridoramente para un solo lado. Esperemos que de suceder algo así, sea en
favor del conjunto que vaya abajo para que se emparejen las cosas y llegar a un
final emocionante.
¿Y que
veremos si llega ese final emocionante? Creo que me quedo con la historia: se
tendría que imponer la disciplinada defensiva de los Patriotas ante una
frustrada ofensiva de Atlanta que sufrirá en carne propia lo que hace 26 años
padeció la poderosa ofensiva de los Bills de Buffalo ante los Gigantes de Nueva
York en el Súper Bowl XXV: el doble de tiempo de posesión del balón para los
neoyorquinos. Para mí y para muchos, ese ha sido el mejor campeonato porqué se
impuso un plan de juego sobre el otro, no hubo entregas de balón de ningún
equipo, muy pocos castigos y sin error arbitral. ¿Te digo quien era coordinador
defensivo de los gigantes en aquel juego que parecía con nada podrían detener a
los Bills? Era Bill Belichick, actual entrenador de los Patriotas. Apuesto a
que este domingo repetirá ese plan de juego.
cesarelizondov@gmail.com
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