publicado el 12
de febrero de 2017 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
Nos brota el nacionalismo con campañas del tipo “un
día sin mexicanos” en las tiendas de Estados Unidos o un día sin inmigrantes en
los campos y trabajos físicos de aquel lado de la frontera. Está bien, supongo
que se trata de un rasgo de humanidad que igual lo tendríamos hacia nuestros
hermanos centroamericanos que deambulan por nuestro país en su persecución del
sueño americano. Dejo a tu consideración el sarcasmo ante nuestra subjetividad
de ver desde distintas perspectivas un mismo problema, o la cordial objetividad
de la deferencia humanitaria para quienes migran por nuestro país.
Pero a lo
que vamos. Existe aquí una interesante disyuntiva laboral: Sí se vienen los indocumentados,
no habrá mano de obra por allá; si se quedan por allá, en una de esas, si
podrían emigrar los trabajos de las maquiladoras de Coahuila hacia más arriba.
Y ahí es dónde habríamos de imaginar un desastroso escenario no para los
gringos teniendo que hacer sus camas cada mañana y cortando el césped cada
domingo como apunta un día sin mexicanos, sino para los cientos de miles de
coahuilenses varados económicamente ante la catastrófica huida de capitales
golondrinos, como apuntaría un día sin maquiladoras. La escalada sería
monstruosa:
Un
automóvil se ensambla con más de sesenta mil piezas. De ahí partimos para
darnos una idea de cuanta proveeduría directa en cuanto a materia prima
necesita la industria automotriz y empezar a calcular el número de empleos
satélites que una planta automotriz genera solo para juntar un montón de
fierros. Luego vienen los empleos o servicios que diariamente utiliza la
industria pero que tampoco van ligados directamente a la materia prima para
fabricar: personal de recursos humanos, seguridad, enfermería, logística,
transporte de personal, alimentación, limpieza, bufetes de contaduría, pailería
y construcción, proveedores de material y equipo de oficina, departamentos
legales… y una lista interminable de servicios y trabajos que demanda la
industria.
Y producto
de todo lo anterior, despuesito viene toda la derrama económica que esto trae
sobre nuestras ciudades: gente consumiendo gorditas de harina, yendo al cine,
comprando zapatos y ropa, rentando o comprando casas, comprando uniformes y
útiles escolares, acudiendo al doctor, utilizando taxis, Uber o camiones de
ruta, consumiendo medicinas, comprando víveres…. Y otro largo etcétera de todo
lo que se consume en una ciudad.
De ahí el
riesgo que desde hace tiempo venimos señalando tanto y tantos de tener todos
los huevos coahuilenses (aquí sin sarcasmo) en una misma canasta, la canasta de
la maquila. Y seguiremos insistiendo: error del tamaño de la deuda coahuilense
pensar que el mercado interno nos puede servir de tabla de salvación. Arriba lo
exponía de forma muy sencilla: se van las inversiones extranjeras, y junto con
ellas se mueren todos los sueldos y proveedores que sostienen a la economía
local.
Pero
supongamos que no, que no se van las maquilas y seguimos viviendo de ser mano
de obra barata. De cualquier modo, tan pronto como en una generación, las
nuevas tecnologías y tendencias en cuanto a trasportación, nos dejarán a los
coahuilenses desnudos ante una nueva realidad que nos va a pegar por dos
flancos:
Por el lado
de la economía nacional, el petróleo dejará de ser el amo del mundo ante las
tecnologías verdes en cuanto a combustibles, y cederá ante las comunicaciones y
la medicina en cuanto a motores económicos; y nuestros gobiernos no han movido
una uña para contrarrestar eso. Y por el lado de la economía coahuilense, el
futuro de las ciudades solo es sustentable con sistemas de transporte
colectivos o no motorizados, por lo que el automóvil dejará de ser un bien de
masas, para convertirse en un artículo de lujo. ¿Ya lo viste? Los autos de lujo
se empiezan a fabricar dentro de USA.
Esos
pequeños que hoy ves llegando al mundo, recibiendo su primera comunión o
entrando al jardín de niños, vivirán en ese mundo de menos petróleo y menos
autos, sin ninguna duda. Mi duda es, ¿En que México vivirán esos niños, en que
Coahuila vivirán tus hijos o tus nietos?
Tenemos el
tiempo encima para hacer de nuestro estado una tierra que genere la riqueza que
la maquila y la extracción del petróleo no garantizan, porque tan pronto como
en una generación, el mundo, no Trump ni Peña, el mundo, dejará a Coahuila sin
maquiladoras de automóviles.
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