publicado el 07
de mayo de 2017 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
No quiero
perder tu atención, estimado lector. Dame el beneficio de la duda antes de
tildarme de palero, agachón o moreirista, y termina de leer la columna para que
comprendas mi punto; y así, te sumes a la oportunidad de enviar el mensaje
correcto a la gente correcta.
Ya lo
sabes: nuestro exgobernador, Humberto Moreira, ha sido inscrito con todas las
de la ley para acceder a una diputación por la vía plurinominal en la próxima
legislatura local. Y sabemos pues, que las representaciones plurinominales son una
bonita forma de acceder a congresos sin haber plasmado nombres y apellidos en
boleta electoral alguna. Chulada de sistema democrático, sin duda.
Recordando
nombres y celebres frases de Manuel Bartlett en el escenario nacional (se cayó
o calló el sistema), o el no menos monumental “son costumbres históricas” de
Horacio del Bosque aquí en el ámbito local, nos remitimos a los casos en que la
sociedad mexicana ha sufrido la imposición por vía plurinominal de los más
excelsos ejemplos de los malos cachorros de una revolución que de tanto
manosearla, terminó en prostitución.
Y claro
que desde luego que por supuesto que sí: miles de mexicanos y coahuilenses
pusimos el grito en el cielo cuando el partidazo y sus reyezuelos llevaron a
las encarnaciones de sus peores estereotipos hasta importantes curules sin
despeinarse y sin asolearse, sin gastar suela, sin cargar niños para la foto
´pal face. Vaya, sin siquiera bailar cumbias.
De ahí lo
diferente y lo interesante en la postulación de Humberto Moreira: esta vez, el
candidato plurinominal es el principal encargado de ganar los votos; esta vez,
el partido no tiene ninguna estructura que ofrecerle a su candidato; esta vez,
el candidato esta ahí porque el partido que lo postula, no espera que su gallo
le controle un congreso a modo para atropellar a quien se le ponga enfrente.
Esta vez, la fórmula es inversa: el candidato es el partido.
¿No era eso
lo que queríamos? Que cada diputado se ganase en las urnas su lugar en el
congreso. En cuanto a la estrategia para llegar a un congreso por vía de
representación proporcional o plurinominal, el caso de Humberto Moreira ante
los de Bartlett y Horacio, se cuece aparte. Aquellos eran un lastre que su
partido escondía, en cambio aquí y ahora, Moreira es lastre de otros partidos,
pero principal y único activo del que lo postula.
Entonces la cosa esta así: Humberto Moreira
tiene que ganarse a pulso su lugar en el congreso, ningún partido se lo va a
regalar, él está cargando al partidito ese. Y ahí, luego de un buen rato de
aburrida lectura, entras tú como ciudadano en el escenario con tu credencial
para votar.
Porque todo
este show de los plurinominales tiene que ver con porcentajes de votación, el
voto de los inconformes es mucho muy importante para la conformación del nuevo
congreso local. A mayor votación, menos posibilidades para que una persona con
una aceptación acotada pueda llegar al congreso. Porque estarás de acuerdo
conmigo en que hay partidos e individuos que tienen una votación segura gracias
al asistencialismo clientelar (desde despensas hasta adjudicaciones) que se
traduce en voto duro, pero precisamente ahí es dónde quedan acotados: no
pueden, ni con todo el oro y gasto del mundo, sumar un solo voto más por
convicción, idealismo o razonamiento.
Te invito a
que no permitas que lleguen al Congreso de Coahuila quienes desperdiciaron su
oportunidad, sal a votar el primer domingo de junio para que el voto
inteligente, libre y razonado de la mayoría ciudadana, se imponga al voto duro
y del miedo, del asistencialismo clientelar y del derroche de quienes habiendo
podido trasformar a Coahuila, simplemente lo endeudaron. Y no sólo hablo del
Profe.
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