publicado el 10
de septiembre de 2017 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
“no basta con hablar de paz,
uno debe trabajar para conseguirla.”
Eleanor Roosevelt
Más allá de un signo religioso durante el rito o saludo de la paz, el dar
un apretón de manos y decirle a quien se encuentra a nuestro lado que la paz
este consigo, es para los católicos uno de los momentos más humanizantes de la
misa. Desde niños esperamos ese momento para ir a saludar a los primos, amigos,
compañeros, conocidos y hasta al sacerdote. Por supuesto, a medida que crecemos
vamos entendiendo que el sentido es desear y ofrecer la paz para todos por
igual, así que dejamos de recorrer todos los rincones del templo en busca de
nuestros allegados para limitarnos a saludar a quienes están a nuestro
alrededor, sabiendo que eso es correcto, y que con eso basta.
De verdad,
¿con eso basta? Bueno, habríamos de entrar en cuestiones que no dominamos para
responder con cabalidad a eso. Lo que con seguridad es cierto cuando se habla
de esa bella y escurridiza palabra llamada paz, es que somos incapaces de
generarla o siquiera desearla para los demás cuando no la llevamos dentro de nosotros
mismos.
De la
necesidad de albergar paz en uno mismo para luego irradiarla hacia los demás,
es que nace la preocupación de organizaciones como Familia Unida Saltillo y
Pastoral Familiar para llevar a cabo bajo el nombre de Artesanas de la Paz el
vigésimo tercer Congreso Regional de la Mujer. Ocupándose de lo que hablamos,
emerge un objetivo claro y contundente propuesto por la organización para
quienes asistan al congreso: Entender que soy responsable de encontrar la paz y
ser reflejo de ella.
En nueve
diferentes sesiones entre el 21 y 22 de septiembre, expertos conferencistas en
diversos temas, con grandes bagajes de estudios y con la habilidad para saber
transmitir sus experiencias, sus emociones y sus conocimientos, buscarán que
los y las asistentes mediten sobre lo que reflejan hacia los demás, que en lo
personal identifiquen lo que les quita la paz, que descubran cuáles son los
enemigos del matrimonio y que cada quien se recuerde en la plática “ese alguien
que tú eras”, que escuchen lo que el cuerpo le quiere decir a la mujer, que aprendan
a vivir en paz, a saber orar…y a saber perdonar, a lograr un plan de acción en
la vida, y en la conferencia final, a tener una actitud de desafío ante el “no
puedo”. Todo desde la idea de tejer esa paz que nos hemos dejado robar, de
reconstruir con nuestras propias manos esa paz que nos merecemos, de forjar en
una retórica artesanal, lo que ha fracasado con un modelo abstracto de paz
industrial. Un congreso en busca de que la mujer saltillense se convierta en
una Artesana de la Paz.
El
importante esfuerzo que acercan para ti marcas y organismos como GIS, Coca
Cola, La Conchita, DIF Coahuila y DIF Saltillo, Banorte, Santander y Finamex,
gobierno estatal y gobierno municipal, así como los organizadores de Familia
Unida y Pastoral Familiar, resulta en un evento que no solo habrá de cambiar una
vida, tu vida, sino la de toda una comunidad: tu comunidad.
Apuesto sin
temor a equivocarme que, aquellas personas que asistan al XXIII Congreso
Regional de la Mujer, serán capaces de hacer en el día a día lo mismo que hacen
los niños al momento del saludo de la paz en misa: ir con familiares, amigos,
compañeros, conocidos y hasta con perfectos extraños, e inundarlos de esa paz
que solo puede ser deseada, compartida e irradiada, cuando anida dentro de uno
mismo.
Informes para
el Congreso: teléfonos 416 0858, 416 5043, 416 3085. En Facebook y Twitter
Familia Unida Saltillo, email saltillo@familiaunida.org y efrenh55@hotmail.com
columna: cesarelizondov@gmail.com
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