Para publicarse el 03
de septiembre de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo Valdez
¿Te acuerdas de Roberto Madrazo y el escandalito por haber cortado
camino en el maratón de Berlín hace algunos años? Pues ahí tienes que al
malogrado excandidato a la presidencia le brotaron cientos -quizás miles- de
fans el último domingo de agosto.
-Pero hay
un dios que todo lo ve- dirían los clásicos. Y ese dios llamado redes sociales
se ha encargado de enjuiciar a los recién bautizados en el argot de los
corredores de fondo como corta-rutas. Perfiles o fan pages en Facebook como
Caza Tramposos Maratón CDMX 2017 o el que da título a la columna de hoy, han exhibido
y denunciado durante toda la semana las fotos y comentarios de redes sociales
de cientos de personas que ostentaron alegres en sus publicaciones el haber
corrido los 42 mil ciento noventa y cinco metros…pero cuyos registros oficiales
indican que solo corrieron parcialmente la carrera.
Pero
bastante mérito es levantarse un domingo y trasladarse en la caótica ciudad de
México para correr 3,5,10,15 o 20 kilómetros mientras la mayoría de los
mortales seguimos dormidos, ¿no? dice mi compadre. Pues si, está bien…. pero
está mal, decía mi hermano.
El juicio no
tiene mucho debate, habría que ser muy necio para defender a los tramposos: es
como comprar un título universitario para ser rector, como pedir moches para
todo trámite municipal si eres el cónyuge de la tesorera, cómo ser proveedor
del ayuntamiento o del gobierno estatal siendo pareja de la que jamás pudo
meter en cintura el jefe del ejecutivo, es cómo crear empresas fantasmas, es como
solapar empresas fantasmas desde el gobierno, ó como solapar a quienes solapan
a las empresas fantasmas desde organismos empresariales.
¿Será que
la feliz señora que recogió su medalla de maratonista es de las que exige que
en las escuelas se reconozca a todos los alumnos por igual, así no hayan
aprendido ni la tabla del uno? No vaya a ser que se traumen las creaturas
porque los aplicados y disciplinados se llevan todos los reconocimientos. El
tipo que cruzó la meta alzando victorioso los brazos sin haber sudado ni pasado
por lo que se sufre en un maratón, ¿Tendrá alguna relación con los que son premiados
por el gobierno cuando prostituyen el pago de tenencias, licencias, placas y
otros impuestos con fines electorales o recaudatorios en año de hidalgo? El chavito que con cuerpo atlético pero con
cerebro esquelético se puso su outfit de corredor nomás ´pa la foto del
maratón, ¿habrá conseguido en la clandestinidad de los primeros grados del
crimen organizado su credencial del INE falsa cuando era menor de edad para
poder entrar a los antros?
Pero quizás
estoy equivocado y no es tan malo cortar camino en la vida. Porque al final lo
único que se reconoce en este mundo matraca es lo tangible, lo material, lo que
se ve. Pero de cualquier modo aplaudo a quienes han tenido la civilidad de
señalar a los tramposos del pasado domingo, porque he sido testigo de cómo
muchos amigos míos se preparan física y mentalmente para correr un maratón y no
estoy de acuerdo en que una sarta de güevones inmediatistas se trepen a un
podio que tanto les cuesta escalar a otros.
¿Ya se
cansaron? Ese es el nombre del grupo de corredores que desde su indignación por
el fraude deportivo de los corta-rutas, hace una denuncia social con un
gigantesco trasfondo cultural que nos pone a todos el ejemplo de cuál es la
fórmula para erradicar la corrupción: señalar a quienes corren en la misma
pista que nosotros haciendo trampas, hacerles el vacío social, mofarnos de
ellos en sus caras y exhibirlos como lo que son: unos malos mexicanos.
Si, yo ya
me cansé.
cesarelizondov@gmail.com
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