Publicado el 4
de marzo de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo
Valdez
Cosa rara. Distinto al
mexicanísimo “político que llega a tiempo no se respeta”, a la una de la tarde arribó
puntual al hotel donde el empresario regiomontano convocó, no sólo a las
cúpulas formales de la iniciativa privada de Coahuila, sino también a quiénes
por alguna causa, ideología o congruencia, han permanecido lejos, aislados y
segregados de estos gremios.
Cosa rara también, en lenguaje
claro, coloquial y directo, habló con profundidad de los temas preocupantes a mujeres
y hombres de negocios. Sin rodeos y mostrando conocimiento de la problemática del
país y de la natural preocupación o renuencia a un cambio que pueda resultar
contraproducente, dijo que la estatización del aparato productivo no es un
camino a seguir, la inversión privada será bienvenida y procurada para resolver
los rezagos económicos existentes. Luego, escuchó y respondió tanto a transportistas
como a agricultores, a mineros y constructores, a industriales y restauranteros,
a comerciantes y comunicadores.
A pregunta expresa, acerca de
lo que una dama cuestionó como “proyecto Venezuela”, el ponente argumentó jamás
haber cruzado palabra con el finado Hugo Chávez, nunca haber estado en ese
país, y nunca ha platicado con el Presidente Maduro. Hizo hincapié en la no
estatización ni petrolización de la economía, y en la necesidad de la inversión
privada en proyectos productivos para alcanzar el potencial mexicano.
Del revanchismo político y del
encarcelamiento de personajes locales, con inteligencia, no mordió el apetitoso
anzuelo y explicó la importancia del respeto a la separación de poderes en un
estado de derecho, concluyendo que esa responsabilidad sería del poder
judicial, a quien dejaría hacer su trabajo sin presiones ni mandatos desde el
ejecutivo, y sin trabas. Se entendió republicano en ese aspecto.
Acerca de las reformas
energética y educativa, y del modelo económico de libre mercado: abundó en la
necesidad de revisar los contratos firmados para verificar condiciones y
montos, de realizar inversión pública para producir nuestra demanda de
gasolinas y otros insumos en refinerías propias en lugar de importar el 75% del
producto transformado a precios más elevados. Descargó de los maestros la culpa
del rezago educativo, trasladándola al Estado, y de nuevo, con respecto al
libre mercado, insistió en la inversión privada como motor del desarrollo
comercial, industrial, turístico y agropecuario del país. De Napo, sin mediar
pregunta de algún asistente, dijo lo ya escuchado en todas partes.
Por esta ocasión, he utilizado
el generoso espacio de Vanguardia y de Saltillo 360 para hacer crónica y no
opinión, de tener oportunidad y escuchar otras propuestas, haré lo mismo.
cesarelizondov@gmail.com
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