Publicado el 18
de marzo de 2108 en Círculo 360, de Vanguardia
Por César Elizondo
Valdez
Al “Jamás votaré por AMLO”,
millones de mexicanos le han quitado el “jamás”. Esa es una realidad. También
cierto es que Andrés Manuel, está más cerca de alcanzar la presidencia de lo
que estuvo Vicente Fox en marzo del año 2000… y de lo que seis años más tarde
estuvo él mismo. Y verdad también es que hoy, quienes habitan esta tierra, ya
sean ancianos, cincuentones o millennials, sureños, defeños o norteños, están
más hartos, decepcionados, enfadados e informados, de los pésimos manejos de
sus gobernantes y de sus cómplices, como no lo han estado desde que le quemaron
los pies a Cuauhtémoc. El cambio, como le queramos llamar, reversa o progreso,
se va a dar.
Es normal y entendible
albergar dudas o reservas sobre cómo va a actuar un nuevo régimen. Los miedos
de convertirnos en otra versión de Venezuela o de ser liderados por un moderno
Fidel Castro, no son gratuitos. Igual de traumático, doloroso e incierto es el
parto para quien le espera una vida feliz, cómo para quien tendrá una mísera
existencia. Pero si lo pensamos bien, esos miedos habremos de suprimirlos.
Y vamos a darle la razón a esa
extraña doctrina mediática-política-chismosa que, por un lado, señala que nadie
puede ser mesías y cambiar al país nomás con voluntad, pero por otro lado
sostiene que si existe un diablo que puede hacer de la nación un infierno con
solo ceñirse la banda presidencial; vaya, hasta el dogma religioso es más
congruente al conceder que si no hay dios, tampoco hay demonio, y viceversa. Pero,
démosles la razón en algo: la naturaleza humana de quien habrá de presidir a
México… y la naturaleza de la geopolítica universal.
Para esto, seamos sinceros: ¿En
realidad pensamos que los Estados Unidos (léase poder económico, no Trump) le
va a permitir a alguien cerrar no sólo un mercado importantísimo como es el
mexicano, sino desmantelar el aparato productivo que le lleva gran parte de sus
consumos y utilidades? Entonces, ¿Cómo darle a alguien que sueña con la
grandeza, un lugar en la historia? Convirtiéndolo en el nuevo Bolívar. Espera,
no estoy hablando de otro libertador del pueblo latinoamericano, me refiero al
liderazgo que deberá asumir México para ser punta de lanza de una región del
planeta que debe y quiere sumarse al progreso, a la modernidad, al primer
mundo. Ese será el legado que, desde Washington, Suiza, Asia o Nirvana, le sea
propuesto al próximo presidente de México. ¿Tú que escogerías? ¿Ser Chávez, o ser
Bolívar?
De ahí que hoy, en una
elección decidida desde la ya tradicional ruptura y desbandada panista, el
verdadero peligro para México, son aquellos que desde ahora dan muestras de
intolerancia hacia lo que no resulte como ellos quieren, aquellos que están
sembrando odio, insultos y denostativos a quienes exigen un nuevo régimen. Aquellos
que no entienden la vida fuera del presupuesto o de los negocios al amparo del
poder. Aquellos que, en solo seis años, han endeudado y saqueado al país mucho
más allá de un margen razonable para la clase de clase (perdón por la
concatenación) política que nos cargamos. Aquellos ladrando que la izquierda no
sabe gobernar, pero ignorando que la derecha no sabe perder. Aquellos
amenazando que, cuando pierden, arrebatan Todos ellos -y quienes comparten sus
dichos y fobias- son el peligro para México después del 1 de julio. Cuidado con
ellos.
cesarelizondov@gmail.com
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