El vaso casi lleno

Publicado el 22 de Mayo de 2010


Hay algo que nunca deja de impresionarme. Cuando he arribado a la ciudad de México por aire siempre me ha gustado ver la inmensidad de la urbe más grande del mundo. De noche, cuando uno se va aproximando puede empezar a observar las luces de la metrópoli y el efecto óptico hace que aquello asemeje a un asador gigantesco, el conjunto de brillos color naranja parecen ser las brazas que nos recuerdan las parrilladas de nuestra tierra. De día, empezar a ver bajo el avión construcciones y seguir volando durante mucho tiempo sobre casas y edificios viendo hacía el horizonte la interminable aglomeración de calles, colonias y barrios, me provoca un sentimiento de humildad mezclado con un cierto temor ó cautela para abordar la gran ciudad.

Conforme vamos descendiendo, es fácil identificar símbolos de la capital mexicana como el Castillo De Chapultepec, la Torre Latinoamericana, los edificios de Pemex y de Banorte, el Campo Marte y por supuesto, en un día despejado se observa también el Popocatépetl. Más a detalle empiezo a distinguir trazos de avenidas, comercios, parques y finalmente hasta viviendas. Y al observar los techos de las casas es cuándo siempre me doy cuenta de las infinitas posibilidades que este país ofrece.

Al ver las losas impermeabilizadas con el característico color rojo-ladrillo imagino el colosal negocio que supone proveer del recubrimiento a los habitantes defeños, reparando en lo negros tinacos también surge en mí el pensamiento de lo importante que debe ser la empresa que tantos depósitos de agua produce. Así hago un recuento de todo lo que se consume diariamente en esos millones de hogares y admito un pequeño amargor por no formar parte de aquellas organizaciones que todas esas necesidades cubren.

Supongo por otro lado, que cada persona percibe algo diferente en ese gran mosaico. Con seguridad para un político esa vista le debe causar un hormigueo en todo el cuerpo pensando en cuantos votos pueden salir de ahí; un vendedor de llantas percibiría diferente su negocio si puede creer que todos los vehículos que se mueven todo el tiempo en todas direcciones son clientes potenciales; un cantante quizás quisiera calcular cuantos discos puede vender en un solo municipio y el locutor de la radio analiza hasta que rincones más allá de la mancha urbana puede llegar su voz.

Y toda proporción guardada, lo mismo ocurre si observamos nuestro Saltillo desde el más alto de sus edificios, desde el vértice de un puente ó desde el mirador de la ciudad. Es una terapia que siempre ayuda cuando parece que la falsa realidad nos abruma. Ya sea que estemos buscando trabajo ó clientes, observar desde lo alto la ciudad nos pone en la perspectiva de grandes oportunidades; buscando votos ya sea para perpetuarse en el poder ó para derrocar al gobernante, la mirada desde lo alto nos ofrece la visión de cientos de miles de electores.

Por supuesto, siempre podremos ver el vaso medio vacío y pensar que más que oportunidades allá afuera existen riesgos, es como aquel punto negro en la hoja de papel dónde elegimos ver la mancha en lo blanco en vez de un nítido cuadrado dónde casi pasa desapercibida la imperfección, pero esa es precisamente la actitud que cada quien en lo particular debe combatir. Con una visión de altura, el evangelista debe ver las posibilidades de una gran Iglesia más que los pecados de sus colegas; la sociedad puede imaginar cuantas personas bienintencionadas existen y reconocer que la delincuencia es un lunar más que un cáncer; los ciudadanos vemos como los pueblos están conformados por individuos productivos y no por políticos voraces. Ya basta de insistir en que el vaso esta vacío, porque bien visto, el vaso está casi lleno.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

22 Mil muertos: 3 historias y un final

Publicado el 17 de Abril de 2010


1.- Era el último tramo del siglo pasado y en la región sureste de Coahuila vivíamos un fenómeno nunca antes visto, el pleno empleo. Aquel acelerado desarrollo de nuestra región trajo como consecuencia inmediata las clásicas dos noticias para mi desempeño como comerciante:

La buena era que con una población económicamente activa aumentando mes con mes, las ventas evolucionaban a la par y el negocio florecía sin más apuros que los arrojados por la segunda noticia… La mala, que era la imposibilidad de mantener una plantilla de vendedores en un mercado laboral cuya dinámica obedecía a la ley de la oferta y la demanda en dónde existía menos mano de obra para más trabajo; así que el problema consistía en que la misma rapidez con que desplazábamos la mercancía era proporcional a la rotación de personal. Para un pequeño empresario que solo había escuchado de crisis desde la niñez, era el paraíso tener complicaciones de reclutamiento si esto obedecía a que las ventas subían como la espuma.

2.- ¿Usted cree que existen indestructibles? Escoja usted al villano de su agrado y yo más tarde le diré como acabar con ellos: Bimbo, Telmex, Femsa… Empresas con ventas anuales rondando los 12 mil millones de dólares y cuya planta laboral es mayor a las 100 mil personas. A uno por mocho, a otro por monopolizador, y al tercer grupo solo por joder, pero una constante en el sentir del mexicano es omitir la meritoria columna de los cientos de miles de empleos que generan ellos (no los gobiernos) para enfocarse en el deslumbrante rubro de los ingresos, al cual primero habría que restarle sueldos, insumos e impuestos para empezar a satanizar. Pero somos cangrejos y en la tina estamos.

3.- Todos conocemos el pasaje en el que Jesús reta a que alguien de la muchedumbre lance la primera piedra. Esta inteligente historia nos ilustra que como masas somos justicieros, bestiales y rencorosos mientras que como individuos podemos ser racionales, inteligentes y nobles.

Es un patrón que seguimos como sociedad, acostumbramos pensar y actuar como lo hace la masa, aún cuando dentro de nosotros esa voz nos indique que vamos equivocados.

Final.- 22 mil muertos relacionados en la lucha contra la delincuencia organizada en lo que va del sexenio, como sociedad gritamos que la estrategia del gobierno federal esta mal trazada aunque como individuos cada uno de nosotros sabe discernir perfectamente donde esta el error.

22 mil muertos… Que le maten una quinta parte de los empleados a los villanos capitalistas favoritos y veremos si el caos logístico no los quiebra en unos meses. Consumo… Que dejemos de comprar gansitos, hablar por teléfono y de tomar cerveza a ver donde queda el poder de Servitje, Slim ó los Garza.

Pero la realidad del párrafo anterior hace que por fin tenga sentido la historia número uno: Primero, mientras el consumo siga en aumento no habrá negocio malo, ya sea este de pastelillos, comunicaciones, bebidas ó drogas. Segundo, mientras la sociedad civil siga dotando de trabajadores a los giros sucios estos seguirán operando sin pestañar aunque se maten entre ellos. Cuando la cantera de jóvenes es interminable por una cuestión de formación, los cárteles siguen reclutando personas porque aún sabiéndose culpables en lo individual, se escudan en la condena general a un gobierno que lo único que puede hacer ahora es lo más sensato: Dejar que la sociedad escoja entre seguir enviando a sus hijos a los sicarios ó empezar a formar con valores.

22 mil muertos… Vaya problema de rotación de personal. 22 mil trabajos que ya fueron ocupados por otros tantos. Con esas bajas y sin recontrataciones ninguna empresa hubiera sobrevivido.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Las Meninas: ¿Podemos pintar como Velázquez?


Publicado el 27 de Marzo de 2010


En el Museo del Prado de Madrid, en España, se encuentra un impresionante lienzo de poco más de tres metros de alto por dos punto setenta y seis de ancho: La familia de Felipe IV, mejor conocido como “Las Meninas”. La obra es tan popular que repetidamente la distinguimos en diversas publicaciones de arte ó en litografías que adornan algún muro. En su boceto, el autor plasmó a la familia real española, siendo la infanta Margarita la figura central en apariencia, pero escondiendo el artista la verdadera intención de la pintura. Es el trabajo distintivo de Diego Velázquez, artista español que sirvió a la corte ibérica en el siglo XVII. La obra ha sido calificada por algunos como la teología de la pintura por la genialidad del artista al heredar para la posteridad un cuadro que se presta para diversas interpretaciones


Si usted hace memoria, recordará que en el retrato de la infanta aparecen otros personajes entre los que sobresalen las figuras de la pareja real reflejadas en un espejo al fondo del salón y el propio artista, asomado detrás de un lienzo que por sus dimensiones parece ser el mismo que estamos observando. Para no enredarnos diremos que existen dos pinturas: La existente es la que nuestros ojos ven y la imaginaria es la que realiza el autor que aparece en la real. De ahí es donde surgen todas esas conjeturas que hacen de la famosa obra pictórica uno de los objetos más reconocidos en el mundo.


Algunas de las cuestiones que hacen de Las Meninas algo que ha trascendido el ámbito artístico para adentrarse en el filosófico: El óleo imaginario en el que trabaja el español dentro de la pintura, ¿Es un retrato de los Reyes que estarían enfrente de él (recordar que están reflejados en el espejo al fondo del salón) ó es la misma escena que vemos y la copia reflejada en otro espejo? Si sus modelos fuesen el Rey y la Reina, entonces la obra real es la visión que el matrimonio tendría de la escena en general al posar para otro cuadro. También se especula que por aquellas fechas el monarca no quería ser dibujado debido a su deplorable estado físico y la única manera que Velázquez habría encontrado de incluirlo sería reflejado en un espejo.

Todas suposiciones. Al final de cuentas la única certeza es que el pintor logró hacer su trabajo incluyéndose a si mismo, dejando a la imaginación del observador si la escena es vista por él a través de un espejo ó si es la perspectiva del Rey lo que captó en Las Meninas.


De regresó a la actualidad, al tratar de entender a Velázquez concluimos que la agudeza de su tarea fue representar muchas cosas haciéndolo parecer desde el punto de vista de otros (el Rey) ó el espectador, dejando constancia de su mano en la labor (autorretrato) pero responsabilizando del enfoque a quien se ponga en el sitio del monarca. Algo parecido a los malabares que hoy debemos hacer como opinión pública en los temas que tanto discutimos.


Pongámosle nombre al Rey: Gobierno, crimen organizado, Iglesia, sociedad, modelo económico.


¿Podemos ser tan creativos como Velázquez para ser los pintores y protagonistas de nuestras propias obras aún pareciendo que nuestros destinos son trazados por la visión de terceros? ¿Podemos señalarle al Estado las políticas públicas haciendo creer a los gobernantes que son ellos quienes las diseñan? ¿Podemos enfrentar con valores al crimen organizado aparentando cobardía ó resignación? ¿Podemos ser fieles a nuestras religiones sabiendo que algunos de los reyezuelos que las dirigen resultan indignos de estas? ¿Podemos convivir en una sociedad que privilegia la decadencia sin caer en lo mismo? ¿Podemos ser parte de un modelo económico neoliberal sacando más provecho de nuestros consumos que aquellos que nos los proveen?


Como en Las Meninas, todo es cuestión de espejos, perspectivas, interpretación e ingenio.


cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Darwin, escuelas e IP de Coahuila

Publicado el 20 de Marzo de 2010
Diferente a la percepción popular, la evolución de las especies se da gracias a las habilidades preexistentes en los seres vivos, de manera que es erróneo pensar que la jirafa haya ido alargando su cuello paulatinamente a través de generaciones para alcanzar las ramas altas dónde encuentra su alimento. Lo correcto es saber que debido a que en los genes de sus ancestros existía la probabilidad de un largo pescuezo, este animal pudo evolucionar en un momento dado esa particularidad para adaptarse al medio ambiente que habita.

Así tenemos también que por omisión se quedan guardadas en los diferentes linajes características que aún no son ó ya dejaron de ser necesarias para su evolución, por ejemplo diremos que la anatomía de la gallina no es apta para volar porque no lo necesita y que los humanos no desplegamos branquias ya que respiramos con otro sistema, tampoco desarrollamos una cola porque actualmente ya no tiene razón de ser, pero eso no oculta el hecho de que ambas cosas están inscritas en la genética del hombre moderno. Por consiguiente, nos encontramos con que aquellas razas que carezcan de los rasgos evidentes ó por evolucionar necesarios para adaptarse a los cambios que la naturaleza pueda presentar, están destinadas a la extinción.

Y de esta Darwiniana introducción saltamos hasta nuestro espacio y nuestro tiempo, aquí estamos en este México de todos acotados por crisis económicas recurrentes y en el Coahuila de la gente con una cultura empresarial pobrísima, dando en ambos casos el resultado de una tierra ideal para la proliferación de escuelas y universidades cuya misión es dotar a las maquiladoras de trabajadores que cubran el perfil requerido para esa triste realidad que nos hemos forjado durante mucho tiempo: Ser exclusivamente un pueblo proveedor de mano de obra.

Así como en el caso de la gallina, estos centros de estudio sacan graduados equipados con un par de alas, pero que difícilmente pueden volar; aún siendo aves no son equiparables al cóndor ó al águila. De igual forma, con esta modalidad de educación observamos como las aptitudes que han de desarrollarse para llevar al individuo a niveles superiores de realización personal quedan escondidas ante la oferta laboral de trabajos cuyo reclutamiento recuerda más a la milicia que a la avaricia, entendiendo esta última como deseo de superación.

De ahí que nuestro futuro siga estando fuertemente ligado a las decisiones, usos y costumbres de los gobernantes, empresarios y consumidores de cualquier lugar del mundo. Desde la iniciativa privada seguimos impávidos a que nuestro porvenir este anclado a lo que venga de afuera ya que nos hemos resignado a ser receptores y no generadores del desarrollo, ya sea este mundial, nacional ó regional.

Seguirán pasando las generaciones, y si no hay quien se ocupe de formar ciudadanos que propongan una evolución en nuestra manera de entender el bienestar y la dignidad económica, aquellas virtudes que tuvieron los Emilios, los Isidros ó los Pourcells, se irán borrando de nuestra genética productiva para quedar abrumadas por las nuevas formas de allegarnos satisfactores económicos.

Es una pena poder respirar bajo el agua y no hacerlo. ¿Seremos los mexicanos y los coahuilenses una analogía de lo que pasa con las branquias del ser humano durante su gestación? Peor aún, tener alas y no poder volar debe ser frustrante para la gallina. ¿Cuántas generaciones nos faltan para llegar a ese punto de nuestra historia empresarial en dónde todo vestigio de haber podido volar haya sido borrado por esa complacencia de negarse a evolucionar?

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

¿Porqué la carestía del Tequila será signo de oportunidad para Coahuila?

Publicado el 26 de Enero de 2010


Empezamos la semana pasada a escuchar que el empleo comienza a recuperar terreno en nuestro estado. Más de cinco mil trabajos llegaran a la entidad y el ambiente económico se torna optimista. Pero más allá de las obligadas posturas triunfalistas y las consabidas alzas de cuello, esperemos que las autoridades de los tres niveles de gobierno centren ahora si la atención en el necesario desarrollo de la actividad productiva de nuestra tierra para depender menos del consumo de nuestros vecinos del norte.

¿Cómo lograr el tan ansiado desarrollo económico cuando nuestra propensión ha sido históricamente ser un pueblo maquilador? ¿Cómo crear empleos localmente (30 mil se prometieron en campañas además de otros tantos que vendrían de afuera) cuando nuestra vocación empresarial es más especulativa que productiva? ¿Dónde están las oportunidades para Coahuila?

Aunque parece un mal chiste, las respuestas a estas preguntas así como nuestro futuro lo podemos fincar en lo mismo que nos amenaza como exportadores de mano de obra: China e India.

Ahora que la economía mundial esta nuevamente al alza, volveremos a toparnos con algunas variaciones de la noticia que ya sacudió al planeta en 2008, una nota de la que la opinión pública no pudo entender lo que había detrás y que fue tristemente utilizada políticamente en lugar de haber sido constructivos en aquel momento. Aquella información trataba de la insuficiencia de granos para la demanda total del planeta. Si usted recuerda, el debate en nuestra nación sobre el tema fue mayormente un intercambio de acusaciones entre partidos políticos por la falta de previsión para el abastecimiento en un problema que nadie supo anticipar y muy pocos pudieron explicar, una escasez y carestía provocada por un aumento en el consumo y no por una baja en producción.

Ese aumento en el consumo que hizo trastabillar al mundo, fue producto de casi dos mil quinientos millones de personas que habitan los dos países más poblados del orbe y que anteriormente poco gastaban debido a la pobreza de sus economías. La ecuación es muy sencilla, cuando hay empleo se termina el hambre y se demandan mucho más bienes, empezando claro está por los de primera necesidad.

Y aquí estamos en Coahuila iniciando el año 2010 enterándonos de una temporada extraordinaria para los productores de nuez de la región, quienes se encontraron con que el precio, como consecuencia de una altísima demanda se cotizo bien, esto hizo que además de colocar toda la producción, lo hicieran con un gran margen de ganancia. ¿Porqué la desmesurada demanda? Lo adivinó usted, los chinos y los hindúes empiezan a especializar sus consumos hacía productos más sofisticados.

Y podemos estar seguros que la tendencia continuará, de manera que de lo básico han empezado a migrar a productos más complejos y más adelante lo harán hacía el lujo. Imagine usted lo que significará para la franja agavera jalisciense cuando esa tercera parte del mundo tenga los recursos para comprar tequila, no habrá producción que pueda cubrir la demanda y el precio se irá hasta las nubes, yo le recomiendo ir haciendo su cava. Lo mismo sucederá con cualquier producto que tenga aceptación en el mercado mundial.

Esa es nuestra mejor salida, voltear un poco hacía el campo para evaluar las oportunidades de nuestro suelo; manzana, papa, nuez, vinos, algodón, chiles, melones, ropa, pisos, vidrio, etc. Todo, absolutamente todo lo que se produzca en el mundo será insuficiente para cubrir las necesidades de oriente, de modo que los pueblos que puedan ser productores serán aquellos que logren desarrollarse, los que no lo hagan así estarán destinados a ser exportadores de mano de obra, en un círculo vicioso cada vez más difícil de romper.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

2% de IC = 0% de IQ

Publicado el 12 de Septiembre de 2009 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

Este hombre despertó de madrugada con una gran cruda, había ingerido cantidades industriales de cerveza y su cuerpo le exigía agua. Se dirigió a la cocina y abrió el grifo, por el orificio solo salía un pequeño chorro que pronto se convirtió en goteo. Contrariado, apurado y sin meditar mucho lo que hacía, pensó que los manerales estarían atascados por lo que decidió girarlos aún más en contra de las manecillas del reloj, estos estaban en la posición de máxima abertura pero el personaje de nuestra historia no podía pensar con claridad, así que continuo forzando los grifos hasta que los quebró.

Sin inmutarse demasiado, arranco de la base del fregadero las llaves mezcladoras esperando ver salir un torrente de agua que para su desgracia no apareció. Entonces, en un arranque de furia se dirigió al cuarto de herramientas de donde trajo un talache con la intención de romper la pared en el lugar en el que estaría la tubería con agua.

Empezó a dar golpes en los duros ladrillos. Poco a poco estos empezaron a caer conforme la destrucción avanzaba; de repente, un agudo ruido le hizo saber que por fin había dado con un tubo, el pequeño sentimiento de alivio se convirtió en horror cuando empezó a escapar el gas. Torpemente fue hasta el tanque que tenía en el frente de su casa y de alguna forma pudo cerrar la llave de paso para terminar con la pesadilla del gas.

Siguió con su faena hasta que destrozó una manguera por dentro del hormigón: El cableado eléctrico. De pronto todo quedo en oscuridad y nuestro hombre entendió que había provocado un corto que ahora lo tenía en tinieblas. Finalmente, apesadumbrado, cansado y derrotado por la falta de agua, recordó que ese amanecer era sábado y que por lo tanto el día anterior no había caído agua en su tinaco, razón por la que de los grifos nada salía.

Vio su cocina, y se dio cuenta de que además de tener un déficit de agua, había destruido la tubería del gas, había echado a perder la instalación eléctrica de toda la casa y por si fuera poco, tenía un gran muro totalmente demolido.

Imposible sacar más agua de la que tiene el tinaco, y si este esta vacío no habrá poder humano, galáctico ó divino que logre exprimir una gota de donde no existe. Obviamente la solución no es abrir más las llaves, dejar las tuberías expuestas ó botar la llave de paso; la única respuesta sensata es llenar de agua el tinaco.

Es la analogía más clara que puedo encontrar para señalar el garrafal error que supone el paquete planteado por el ejecutivo federal para solventar el presupuesto del próximo año. Intentar tapar el boquete que el gasto corriente del gobierno ha provocado en las finanzas públicas con más imposiciones fiscales a los consumidores, es creer que la solución al déficit se arregla forzando al contribuyente a pagar más impuestos cuando no se genera más riqueza; es querer sacarle más agua al grifo cuando nada cae en el tinaco. Por supuesto, lo pueden llamar combate a la pobreza ó como quieran, pero igualmente no se puede eliminar la miseria con más pobreza.

¿Cuánto representa en la economía de un país un impuesto del 2% al consumo de alimentos y medicinas? La respuesta es esa misma cantidad que deja de utilizarse en ropa, calzado, muebles, llantas y cualquier otro rubro que usted imagine. ¿Cuánto le cuesta al sector productivo un impuesto del 3% sobre depósitos en efectivo? Esa misma cantidad que deja de gastarse en tecnología, capacitación, sueldos, etc.

Generar riqueza, es la única manera de llenar sostenidamente un tinaco que está próximo a quedar vacío. El paquete que propone el ejecutivo no es ni por asomo la respuesta, esperemos entonces que esto no se convierta en un intercambio de concesiones entre fuerzas políticas porque de resultar así, no solo van a acabar con la cocina, derrumbarían la casa entera.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Ya merito no. Mérito sí

Publicado el 29 de Agosto de 2009 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

El mejor equipo es el campeón, no el que más trofeos tenga en sus vitrinas ni el que más tradición pueda presumir. Así, tenemos que el rey del fútbol mexicano es Pumas, Brasil lo es en nuestro continente y la madre patria es quién domina el balompié Europeo, Pittsburgh es el número uno en la NFL, Lakers en la NBA y Filadelfia en el béisbol de las grandes ligas. Notables ausencias de Chivas y Águilas en nuestro fútbol, Argentina en Sudamérica y Alemanes e italianos en Europa; omitidos también Dallas y San Francisco en la NFL y por supuesto los yanquis en el béisbol de la máxima categoría. Por está ocasión, en el béisbol de la liga mexicana de verano no figuran los nombres de Diablos ó Sultanes en la serie final. Esta vez nuestros Saraperos enfrentan la oportunidad de proclamarse campeones absolutos y ser el número uno durante toda una temporada, ocasión para colocarse por encima de alcurnias deportivas, glorias pasadas y dinastías acabadas. El campeón es aquí y ahora, el pasado caducó, el presente es el orgullo y debe ser perspectiva del futuro.

En las últimas cuatro décadas muchas cosas han pasado en nuestra entorno: Un depuesto gobernador, alternancia en el poder ejecutivo municipal, auge industrial, arribo de comercios de nombre mundial, transformación en infraestructura urbana, falta de agua, privatización del agua, equipos profesionales de soccer y americano, campeones nacionales en diversas disciplinas amateurs, ola de violencia, consolidación y caída de empresas locales, ir y venir de medios impresos.

De esos más de treinta y cinco años podemos recordar porqué cierta zona de Saltillo es conocida como “el reloj”, si alguien le llama “la danesa” al lugar donde compra la nieve los domingos, si la avenida La Salle suena más a camiones Dina y autos VAM que a pasteles, si se comió alguna vez en el “Dik Dik”, haber visto películas en el cine Saltillo. Si usted reconoce algo de lo que escribí anteriormente, seguramente revive aquellas gloriosas temporadas de los Saraperos terminadas en dolorosas derrotas en las series de campeonato. Recordará aquella primer serie de los años setenta en la que se esfumo una ventaja de tres juegos ante Jalisco, de dos series más perdidas en los inicios de la franquicia, del asterisco que marca el campeonato sin series finales eclipsado por una huelga, de la serie de 1988 con el magistral pitcheo de Salome Barojas por el México durante el quinto juego, la sequía de los años noventa, y recientemente las dos amargas derrotas en la era Ley.

Hoy en día, “el reloj de la Ford” quizás sea un cuarzo de pulsera que le regalaron, “la danesa” ahora es Nestle, “la Dina” no existe más, en el “Dik Dik” venden ropa de dama, donde estuviera el cine Saltillo hoy venden muebles. Quizás usted ya tiene canas, ayer asistía al estadio Madero con su padre y hoy lo hace con sus hijos ó sus nietos. También puede ser que usted no se encuentre en los casos mencionados, probablemente sea un joven que nada recuerda de lo anterior ó quizás usted sea una persona afortunada de las que el destino trajo a vivir a esta adoptadora ciudad. En cualquier caso, en la zona sureste del estado de Coahuila solo hay una constante desde hace casi cuarenta años: el equipo de Saltillo, Saraperos.

Vamos al estadio y observamos en las bardas de los jardines los números retirados de Miguel Solís, Juan Navarrete, Lupe Chávez, Marcelo Juárez, Gregorio Luque, Carretas Pérez, y nos damos cuenta de que por más que hayamos cambiado en algunas cosas, seguimos siendo la misma ciudad beisbolera que continúa anhelando un campeonato. Dentro de una ciudad que a través de los años ha venido perdiendo algo más que la tranquilidad, el buen clima y la formación de liderazgos independientes del sector público, este fin de semana, Saraperos dejará de ser el equipo del ya merito, para convertirse en el equipo del mérito. Algo bueno que empiece a ser el nuevo perfil del saltillense: Tomar del pasado solo lo positivo, ser orgullosos de nuestro presente para forjarnos un mejor futuro.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

21 k Saltillo: La Carrera de la vida


Crónica del último medio maraton corrido por el autor


Publicado el Domingo 07 de Junio de 2009 EN DEPORTES


Kilómetro cero: Antes de iniciar el medio maratón se viven momentos que solo estando ahí puedes apreciar como lo son entonar el himno nacional totalmente despojado de idearios y afinidades políticas, exaltando un patriotismo basado en las tradiciones y la solidaridad, jamás en la superioridad como lo entienden otros pueblos; se experimenta también una especie de hermandad con todos los ahí reunidos, es ver miles de personas a tu alrededor y saber que al igual que tú, buscarán durante la competencia algo más importante que un logro deportivo. Por supuesto, existen otras sensaciones menos agradables, solo quien ha participado en una carrera de fondo reconoce ese tufo característico de una muchedumbre cuya última recomendación de su preparación física dice evitar una ducha en las horas previas para impedir una baja de presión.


La salida es en el Teatro de la Ciudad, recinto flanqueado por el Congreso del Estado y la Plaza de las Ciudades Hermanas. Al sonar el disparo, cerca de 3500 personas iniciamos nuestra jornada con la esperanza de regresar al mismo lugar después de recorrer veintiún mil noventa y cinco metros. Diversidad de nacionalidades, estratos sociales, capacidades físicas, condiciones atléticas, edades y géneros avanzamos lentamente, observando el cronometro oficial algunos metros adelante me desespero al ver como transcurren los segundos mientras la masa de gente apenas se mueve y no rebasamos la línea de salida. Los primeros pasos son siempre inciertos y lentos por la aglomeración pero optimistas por la ocasión.

Kilómetro 1: Recorriendo el bulevar Francisco Coss de poniente a oriente, la primer construcción que notamos es la actual Biblioteca del Congreso, ahí dónde hace mucho tiempo fue la estación de ferrocarriles; más allá paso por las oficinas de los diputados locales, aprecio la Plaza del Congreso que ocupa el lugar de lo que antes fuera la escuela Héroe de Nacozari y sigo sin entender porque el edificio no fue construido de frente a la calle, lo que habría sido infinitamente más estético que acomodarlo de lado, pero en fin, no soy urbanista.


Ahora, pasando por Industrias John Deere me doy cuenta de que la vocación industrial llegó a Saltillo mucho tiempo antes del arribo de las armadoras automotrices, la fábrica que también fue International Harvester hoy ha quedado en el centro exacto de la ciudad desde la visión aérea.


Vamos todavía en gruesos grupos que no se alcanzan a separar, el ambiente es de fiesta y al igual que en todas las carreras, hay competidores que van haciendo chistes mientras les dure el aire. Completando los primeros mil metros pasamos por conocido restaurante pozolero, con solo recordar juveniles trasnochadas en que llegamos ahí temo que hoy podría pesarme llevar un estilo de vida relajado.

Kilómetro 2: Continuando por la misma calle, puedo apreciar la vialidad reconociendo el gran esfuerzo económico, logístico y de gestión gubernamental que supuso la ampliación de lo que antes fue una angosta avenida. Llegando al primer cambio de rumbo doblaremos en Urdiñola hacía el sur, pero antes volteó la vista a mi izquierda para mirar el complejo deportivo que alberga al estadio olímpico y al parque Francisco I. Madero. Repaso entonces el gran cierre de la primera vuelta de nuestros Saraperos y vuelve a mí la esperanza de que esta temporada se cumpla el anhelado campeonato que durante tanto tiempo se nos ha negado.


Empieza el primer gran reto de la carrera, avanzar en subida constante y pronunciada durante los siguientes kilómetros, los primeros dos mil metros fueron apenas el aperitivo para el severo desafío que ahora afrontamos. Ahí esta el primer grupo de animación con sonido, al ritmo de “Eye of the tiger” del filme de la saga de Rocky avanzamos con más brío.

Kilómetro 3: Para iniciar el tercer kilómetro cruzamos Reforma, ahí esta el paseo que durante sus primeros años fue bautizado coloquialmente como “Blanca Nieves y los Siete Enanos” en alusión a una estatua principal y siete más pequeñas. En el mismo punto pasamos de largo a la empresa local que nos remite al hecho de que en el sector empresarial también se cuecen habas al referirnos a cacicazgos gremiales.


Se empiezan a separar los pelotones, esto me permite tener una visión más clara de todo lo que sucede en las calles en torno al evento. Me llama la atención una familia que ha puesto una mesa sobre la calle para regalar naranjas a los corredores y confirmo que a pesar de todo lo que suceda en este mundo, las buenas y desinteresadas acciones siempre superan en número e importancia a los yerros de la decadencia social.


Checo mi marcador de frecuencia cardiaca y me tranquiliza comprobar que el ritmo es menor a los 140 latidos por minuto, esto es una buena señal dada mi edad y complexión. Son las bondades de la tecnología. cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx


Publicado el Lunes 08 de Junio de 2009 EN DEPORTES:

Kilómetro 4: Andando por Urdiñola, más ó menos a la altura de la calle de Castelar inicia el cuarto kilómetro del medio maratón de Coahuila, en este punto empieza a subir el ritmo cardiaco a causa del ascendente camino, lo que entre otras cosas quiere decir que empiezo a requerir más energía para continuar mi marcha.


Unas cuadras más arriba es increíble la vista que uno tiene hacía adelante ya que el pavimento elevado hace la ilusión de un río de gente avanzando enfrente de uno, la curiosidad es mucha y al volver la vista atrás se observa el mismo espectáculo pero hacía abajo. La subida es cada vez más pesada, la pendiente es mayor y disminuyo la velocidad con el fin de administrar fuerzas que necesitaré más tarde. Consulto mi cronómetro por primera vez para descubrir que he recorrido menos distancia durante el lapso de tiempo en el que en condiciones planas tendría un mejor rendimiento.


Poco antes de completar los cuatro mil metros estoy a la altura de la colonia Centenario, siento que las piernas se endurecen y necesito grandes bocanadas de aire. Nos vamos compactando en pequeños grupos afines en capacidad deportiva y un señor a quien calculo unos cincuenta años trotando junto a mí pregunta con un ingenioso tono a los espectadores si todavía no han pasado por ahí los kenianos, la ocurrencia provoca carcajadas espontáneas de corredores y público cuando imaginamos a los fondistas de alto rendimiento mucho más adelante de nosotros.

Kilómetro 5: La cuesta tiene la inclinación más pesada de todo el trayecto, pasando la marca de los cuatro kilómetros veo hacía arriba no mucha distancia lineal pero muchos metros que subir con respecto al nivel del mar, casi como una escalera. En esta última parte de la subida está reunida la mayor cantidad de gente que he visto desde que arrancamos, los aplausos y los gritos de apoyo son inyecciones de vigor para quienes necesitamos un empujón para superar esta prueba. Terminado el ascenso, a la altura del bulevar Felipe J. Mery enfilo a la derecha, de inmediato se libera la presión sobre las piernas y la respiración se normaliza. Puedo así recuperar fuerzas con la vista que desde ahí tenemos parcialmente de la ciudad: Comercio, industria, gobierno, educación, religión, deporte y cultura, todo se aprecia mejor desde este mirador intermitente que acostumbramos circular en vehículos motorizados.


La marca de los 5 kilómetros está situada poco antes del Museo del Chapulín ó el Jardín de la Humanidad, si es que así se llama todavía, lo que ha pasado en este sitio con su denominación y uso describe perfectamente la devoción mexicana por reinventar lo ya existente cada seis años.

Kilómetro 6: Casi con el sexto kilómetro empieza lo que llamo el tobogán. Al llegar a la calle de Abasolo dejo de apreciar el paisaje para enfocarme en lo que viene a continuación: Una pronunciada bajada en la que por nada del mundo quisiera uno transitar sobre una bicicleta sin frenos. Mi inexperiencia y desidia por documentarme al respecto me provoca dudas sobre como afrontar el descenso; no se si lo mejor sea acelerar, frenar ó dejarme llevar por la inercia. Decido lo último y para mi fortuna las rodillas parecen estar en condiciones para ello.


Levanto la cara y la limpia visión que se extiende directamente hasta la ciudad de Ramos Arizpe hace que aprecie aún más el vivir en una zona relativamente libre de aire contaminado.

Ya para completar seis kilómetros del recorrido, al pasar por la Iglesia del Perpetuo Socorro escucho los alaridos desaforados de un puñado de jovencitas y mi ego se va al cielo, al mismo tiempo pasa veloz a mi lado un participante disfrazado del hombre araña y mi vanidad regresa de inmediato a su nivel cuando entiendo que los aplausos son para ese ídolo de la vida real que nos acerca a la verdadera esencia de los actos heroicos: El anonimato.

Kilómetro 7: Sigo en bajada al iniciar el séptimo capítulo, dejando atrás el barrio del Águila de Oro llego a la calle de Juárez y giro a la izquierda para adentrarme en el Centro Histórico de Saltillo.


Vuelo a revisar mi ritmo cardíaco, compruebo que después de una empinada subida y una precipitada bajada las noticias son buenas, la frecuencia de los latidos ha disminuido en el descenso y sigo estando en zona cardiaca saludable.


En la esquina con la calle de Matamoros siguen estando las más tradicionales tortas de Saltillo, lugar obligado después de ir a la oficialía civil para diversos trámites legales. Para completar siete mil metros paso por el negocio de Chuy y trato de recordar cuantas carreras le faltan para cumplir la centena, ya que sus amigos esperamos ansiosos el festejo que ha prometido para celebrar el acontecimiento.



Publicado el Martes 09 de Junio de 2009 EN DEPORTES:

Kilómetro 8: Luego de completar la tercera parte del 21k de Coahuila, pasando el Templo de San Francisco, en la plaza del mismo nombre admiro la estatua del gran ícono mexicano ante el mundo: Fermín Espinosa Saucedo “Armillita”; todavía cuentan en las peñas taurinas el desplante que algún día tuvo lugar en el despacho del entonces gobernador Oscar Flores Tapia, caro error en el pedir por el cual hubo que esperar sexenios para cristalizar en su tierra el merecido homenaje al torero saltillense. Pisando las adoquinadas calles llego hasta la calle de Bravo donde una dama nos anima en nombre del cristianismo, agradezco el detalle recordando que cuando existe tolerancia hacía las doctrinas ajenas, las religiones coinciden en una sola creencia: El amor a Dios y al prójimo.


Llego al Recinto de Juárez, la casa que habitó el primer presidente de origen indígena durante su gobierno itinerante se funde con el Casino de Saltillo, paralela por la calle que transito esta también la Catedral de la ciudad.


Revivo momentos de mi vida consagrados en el espacio de Catedral como dolorosos oficios fúnebres, misas de acción de gracias por graduaciones, algunos bautizos, comuniones y confirmaciones, las bodas de personas queridas y vuelvo a ver a Liliana avanzando hacía mi por el pasillo de la capilla del Santo Cristo para casarnos. Pasando por la Plaza de Armas distingo el Palacio de Gobierno para caer nuevamente en reflexiones pasadas acerca del curioso hecho de que en nuestro país la casa de Gobierno siempre aparezca de frente a la casa de Dios.


Para terminar la calle de Juárez dejamos atrás las importantes notarías que durante mucho tiempo dieron fe de buena parte de la documentación de nuestra población. Bordeamos el banco que fuera de Don Manuel Espinosa Yglesias y me prometo visitar la ciudad de Boston para conocer el edificio que albergara al Hotel Coahuila, el cual mudaron piedra por piedra y solo he conocido en fotos. Sobre la Calle de Victoria prácticamente se apiñan el templo de San Esteban, el Hotel Arizpe y la casa en que naciera Julio Torri. En la acera de enfrente casi cerramos los ocho kilómetros en el templo “El Mesías” de la Iglesia Metodista. Físicamente me siento bien, el tramo por el que avanzamos es uno de los pocos espacios planos del recorrido y esto es algo que permite al cuerpo no gastarse para realizar un mejor papel.


Kilómetro 9: Todavía sobre Victoria entramos en la zona comercial que alguna vez escuche decir es el corazón de la ciudad, una referencia sentimental al comercio más que territorial a lo que conocemos como centro. Pasando Xicotencatl, en la acera derecha me maravillo con la majestuosa casona que habitó la familia Guajardo durante buena parte del siglo pasado, hoy remozada pero abandonada.


Llegamos así hasta la Alameda Zaragoza, casi la rodearemos a través de Purcell, Aldama y Cuahútemoc. Serpenteando la Alameda repaso las historias de mis padres y abuelos que sucedieron en ese lugar. Atesoro pertenecer a la última generación que disfrutó ese parque como sitio de reunión multitudinaria de jóvenes, me pregunto entonces dónde y en que condiciones podrán mis hijos cubrir esa necesidad social que ni la televisión, el internet, los video juegos ó las relaciones impersonales pueden satisfacer.


Cualquier persona con un mínimo de interés en la historia de Coahuila no puede andar las calles aledañas a la Alameda sin pensar en el trágico fin del gobernador Ignacio Cepeda Dávila. Rápidamente dejamos ese episodio atrás al pasar por enfrente de la Benemérita Escuela Normal, alma mater de mi madre y del actual jefe del ejecutivo estatal, Humberto Moreira Valdés. Brevemente tomamos la Calle de Cuauhtémoc en donde la vasta sombra que proyectan los árboles provoca que la pequeña inclinación sea apenas perceptible, me refresco en una regadera de rocío que han puesto en la Preparatoria Nocturna Mariano Narváez.

Kilómetro 10: Tomamos fugazmente la calle de Ramos Arizpe hacía el poniente, apenas llegamos a Emilio Carranza y seguimos hacía el norte, es decir hacía abajo en esa difícil y confundible orografía saltillense donde el sur es hacía arriba y norte hacía abajo en relación a la altitud.


Al pasar por una funeraria al tiempo que sacan unas coronas de la carroza vienen a mí las palabras que una distinguida mujer me dijera el día que murió mi padre: “Ya no se puede hacer nada terrenal por los difuntos, pero podemos rezar por su eterno descanso de acuerdo a sus creencias y especialmente por la resignación de sus seres queridos”. Así que aún sin saber a quien velaban, lo que me pareció más sensato fue descubrirme la cabeza al pasar por la funeraria y elevar una plegaría por el alma de aquel ser humano y las personas que se dolían por su partida.


Inmediatamente rebasamos la sede de la Sección V de maestros y es imposible olvidar que ahí estuvo durante años el Hotel Bermea. Metros adelante alcanzamos a vislumbrar parte del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe justo detrás de lo que fue La Colmena, molinera que con sus vecinos del Fénix son insignes del pasado saltillense.


Poco antes de la calle de Múzquiz se encuentra la señalización de los diez mil metros, otro vistazo al reloj me indica que he recuperado tiempo en el terreno plano, que la frecuencia cardiaca sigue siendo óptima y que he quemado suficientes calorías como para comer sin restricciones el día de hoy.

Kilómetro 11: Iniciando el onceavo tramo veo a mi izquierda la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y me doy cuenta de que si en semana Santa olvidé visitar los siete templos, el día de hoy estoy cumpliendo mi propio calvario. Por segunda vez en la carrera decido tomar algo de lo que los voluntarios ofrecen a los participantes y acepto una bolsa con agua para refrescar mi boca y recuperar algo de hidratación. Más adelante, al llegar al cruce de calle con el bulevar Coss observo que los mejores atletas están tomando la recta final. Aunque ya sabía que mi preparación y capacidad física es muy inferior a la de los líderes, ser conciente que cuando yo voy a la mitad ellos ya van terminando me hace sentir algo incomodo, me siento merecedor de la irreverente expresión norteamericana que tanto ha penetrado en la jerga juvenil: ¡ looosser!.


Al empezar el bulevar Isidro López, pasamos por la parte trasera de la primera gran tienda de autoservicio que invirtió en nuestra ciudad. Repaso entonces algo que de alguna forma marcó mi vida en aquel lugar: Siendo mi padre funcionario municipal estábamos sentados en la banqueta de dicho centro comercial días antes de su inauguración, platicábamos con un sencillo hombre que hablaba de cosas importantes de una manera que hasta yo, siendo un niño, podía entender. Más tarde me diría mi padre que aquel hombre era el fundador de la exitosa cadena de tiendas de autoservicio en ciernes. Recordando mi plática infantil con aquel importante empresario lagunero que hablaba de largos plazos, sentido común y trabajo arduo, desaparece el negativo sentimiento experimentado a media carrera al descubrir que la misión de los punteros es correr a toda velocidad, mi objetivo es simplemente avanzar sostenidamente hasta la meta.


Vuelvo a consultar números para ver con entusiasmo que mi ritmo cardiaco continúa siendo estable y que estoy recuperando tiempo durante el trayecto que desciende.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx


Publicado el Miércoles 10 de Junio de 2009 EN DEPORTES:

Kilómetro 12: Una vez superada la primera mitad el medio maratón de Coahuila, el aspecto psicológico empieza a ser más importante ya que las limitaciones físicas están siendo superadas, pero no necesariamente es así con los fantasmas mentales.


En la frontera entre los kilómetros 11 y 12 inicia el corredor industrial. En una semejanza con el desarrollo económico regional, la zona industrial inicia con la Cinsa, donde el orgullo de los colaboradores del grupo empresarial más influyente en la historia de la ciudad es representado por la antigua maquinaria que aún podemos observar en los patios de la empresa.


Un buen amigo me dijo días antes de la carrera que llegaba un momento en el que una adecuada preparación física podría hacer que corriéramos como en piloto automático, de una forma relajada, a un buen paso y sin consumir demasiada energía. Así me siento ahora al cruzar por avenida Universidad cuando me parece regresar en el tiempo para verme con mis compañeros de adolescencia esperando la salida de las jóvenes del Colegio La Paz. Imagino generaciones y generaciones de jóvenes que viven esa parte de la vida que tantos riesgos ofrece, que tan incomprensible es y tan difícil parece, algo tendremos que hacer los adultos con su formación para que ellos se desarrollen sanamente, como en piloto automático.

Kilómetro 13: Luego de doce mil metros atravesamos el periférico Echeverría entre grandes edificios y terrenos en breña cuya historia es aún precaria, es la parte más solitaria, aburrida y desoladora de la travesía.


Para terminar los trece kilómetros llegamos a la planta tres de CIFUNSA, en la acera de enfrente a la fundidora es evidente como la industria genera la multiplicación de diferentes giros de comercios y servicios desde la modalidad de proveedor institucional, perspectiva que antes del auge industrial era nula en el sureste de Coahuila.

Kilómetro 14: A medida que sigo avanzando sin dar cuenta de un cansancio substancial, empiezo a creer que podré completar la carrera sin parar. Continúo a través de la zona industrial y hago analogía de lo que pasa: Así como lo ha hecho mi ciudad, he atravesado un importante tramo donde he dejado atrás los símbolos de cultura y comercio, me encuentro inmerso en la industria y parece que tengo suficiente empuje para seguir avanzando, pero no debo hacer cosas que echen a perder todo el esfuerzo, debo aprovechar lo que me permiten las reglas y aceptar de terceros lo que me ofrecen para ayudar. Estos pensamientos me llevan a hidratar mi cuerpo aunque sienta que no lo necesito; literalmente es curarme en salud.


Sostengo, al igual que lo han venido señalando muchas voces de nuestra sociedad, que en materia económica lo mismo deberíamos hacer en nuestra región para no depender tanto de la industria automotriz.

Kilómetro 15: Al pasar frente a la estación de bomberos veo que efectivamente, como lo ha venido informando su patronato, esta institución requiere del apoyo de todos en la colecta que llevan a cabo a fin de mejorar su equipo. Veo a un grupo de apaga fuegos haciendo presencia en el trayecto y quisiera identificar para agradecerles a los que un día fueron a mi casa para poner fin a un problema de abejas que no podíamos controlar con nuestros medios.

El próximo cambio de rumbo será en el bulevar Egipto hacía el poniente, donde se encuentran las instalaciones de Delphi, empresa de origen británico que nos enseña el potencial que tenemos para buscar sinergias con organizaciones de todo el mundo.


Una vez corriendo hacía el este nuevamente reviso los números referentes al rendimiento físico, todo sigue estando bajo control. Dejando atrás la colonia Virreyes consumo los quince kilómetros, los últimos seis kilómetros que tengo por delante pondrán a prueba preparación y carácter. ¿Podré completar los veintiún mil noventa y cinco metros sin parar? cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx


Publicado el Jueves 11 de Junio de 2009 EN DEPORTES:


Kilómetro 16: Aunque durante cada parte del recorrido del 21 k de Coahuila ha habido espectadores en las calles, a partir de aquí se nota una afluencia mucho mayor. Llegando a la intersección con el Distribuidor Vial Carranza empieza otra difícil subida, esta vez menos pronunciada pero más prolongada. De aquí en adelante es donde realmente comprobaré si mi preparación fue atinada.

En los primeros metros de la subida, al ver los cabritos en los aparadores pienso en la casual ubicación de diferentes negocios familiares que mucho tiempo atrás fueron (y siguen siendo) vecinos en la calle de Allende, luego durante los años ochenta se avecindaron nuevamente en el bulevar Carranza, y hoy, en pleno siglo XXI son colindantes en la carretera Saltillo-Monterrey en sus más recientes proyectos. Casualidad geográfica de inversionistas restauranteros y hoteleros de familias cuyo factor común ha sido la virtud de adaptarse a una realidad globalizada que exige reinventarse sin abandonar los orígenes.


Jadear a cada paso me hace pensar que quizás claudique eventualmente a completar el recorrido sin parar, llevo la vista clavada al suelo pero en un momento que miro al frente llega la inspiración que necesito: Uno de los competidores de capacidades diferentes sigue bregando con una actitud que me hace entender que la principal diferencia de capacidades es el extraordinario carácter que muchas personas con impedimentos físicos expresan aquí como seguramente lo hacen en sus actividades cotidianas.

Kilómetro 17: Para iniciar el décimo séptimo kilómetro paso por la calle de Canadá, primer semáforo de la ciudad si se llega por el norte gracias a los nuevos puentes, ahí era dónde el visitante sabía que había llegado a Saltillo, la señal era el famoso “Reloj de la Ford”.


Mi frecuencia cardiaca empieza a elevarse considerablemente, aminoro la velocidad sabiendo que de lo contrario no podré aguantar el ritmo hasta el final. Sigo trotando despacio pero constante, cada vez son más las personas que nos alientan a dar nuestro mejor esfuerzo hasta la meta.


Al pasar por el Hotel Imperial solo leyendas quedan de la plaza de toros que atrás estuvo; en la acera de enfrente tampoco existe ya Conservas Lucano, empresa dulcera de mi ascendencia familiar que hoy solo queda perpetuada en el nombre de mi sobrino.


Cada vez son más los deportistas que caminan a intervalos acogiéndose a la filosofía de José Alfredo Jiménez: No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar.


La clínica dos del IMSS trae a mi memoria la ayuda que en esa institución me dieron de urgencia cuando tuve un accidente en carretera, auxilio que toda mi vida agradeceré. Metros adelante una familia de conocidos míos ha montado también un oasis para repartir viandas a los que seguimos andando, me acerco a ellos cuando Carlos Simón, hijo de un buen amigo, me entrega media naranja que en este momento no cambiaría por todos los manjares del mundo.

Kilómetro 18: Falta poco porcentaje para terminar, pero la reserva de energía está agotada y solo lo que nos brindan los voluntarios nos da un poco de combustible para no renunciar. A cada paso las piernas se sienten más pesadas, las rodillas parecen no soportar un impacto más al piso y las plantas de los pies duelen a cada zancada como si fueran golpeadas con mazos. En este momento es evidente aquello de que el sobrepeso es para el esfuerzo físico como una mochila que cargamos todo el día, lo que daría ahora por deshacerme de esos kilos de más.


A la altura de la avenida La Salle recuerdo haber conocido el nacimiento del negocio pastelero que lleva el nombre de la colonia donde inició. Pasteles hechos en casa para festejar a los compañeros de trabajo hoy parece muy remoto para ser el origen de un ejemplar caso empresarial.


Avanzamos por debajo de la joroba del periférico Echeverría, el controversial puente 2001 por aquello de que pasaban dos mil por abajo y uno por arriba, pocos entendieron una obra que sería la columna vertebral de un sistema integral de desahogo vehicular.


Cuando estás fuera de la ciudad y le explicas a la gente de donde eres, invariablemente te dicen saber que de aquí es Catón y que también es en Saltillo donde sirven el famoso arroz huérfano, antes de cubrir los dieciocho kilómetros franqueamos el restaurante que sirve el platillo donde saludo a su creadora Doña Graciela, quien observa atentamente la carrera. Aprovecho para refrescarme nuevamente en las regaderas de rocío que han puesto en ese punto.

Kilómetro 19: Poco más adelante esta el Ateneo Fuente escoltado por varias facultades de la Universidad Autónoma de Coahuila así como por el edificio de rectoría, miles de historias saltillenses de éxito, amor, deporte y cultura se han entretejido en ese campus; enfrente esta el Tecnológico de Saltillo y mi ritmo cardiaco sufre un salto cuando paso bajo el puente Interinstitucional al recordar el durísimo pero limpio golpe que me propinó en alguna ocasión un jugador de los Burros Pardos en un partido de fútbol americano estudiantil durante mi efímera estancia en el equipo novato de los Pumas de Sistemas de la U A de C., multicampeones durante los noventa.


Después llego a la calle de Chiapas donde se siguen vendiendo helados, la concesión ya no es Danesa 33 pero la arquitectura que fue característica de la marca aún permanece en el local, pienso que Don Gustavo debe ir por ahí corriendo como lo ha hecho tantas veces.


Casi completo 19 mil metros, al llegar a la calle de Campeche, como lo habíamos planeado veo que mi esposa y mis hijos están ahí para animarme como lo han hecho en otras ocasiones. Sé que chocar las manos es lo único que me puedo permitir para no perder la cadencia de la respiración, pero con solo ese gesto parecería uno absorber toda la energía de cada miembro de la familia para seguir avanzando. La orgullosa mirada de mis hijos me provoca sentir que ellos, a pesar de conocer a tantos súper héroes de ficción, aún están en esa edad de percibir a su padre como una persona de virtudes especiales, perfecto sería que jamás crecieran.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Publicado el Viernes 12 de Junio de 2009 EN DEPORTES:

Kilómetro 20: Última parte del medio maratón de Saltillo. Falta poco para finalizar el bulevar Carranza y de ahí tomar la calle de Presidente Cárdenas hacía el poniente, único tramo que se corre en contra de la circulación vehicular, pero antes de eso hay que salvar un último examen de resistencia. Tengo que bajar por el paso a desnivel con unas piernas que ya van poco flexibles y luego subir con las mismas piernas que ya no tienen fuerza. Estos son los quinientos metros más largos de mi vida, descender la mitad de la distancia no tiene alivio mental cuando sabes que llegando al punto bajo todo será cuesta arriba, pero también se que una vez superado eso todo será más fácil.


Intento divagar un poco en la mente para hacer más llevadero el paso, me parece recordar que lo único que dejó a la ciudad aquel malogrado alcalde de aficiones beisbolísticas fue la modernización del paso a desnivel. Finalmente, a duras penas llego al cruce con Presidente Cárdenas y doy vuelta a mi derecha, ahí se empieza a formar una autentica, tupida y entusiasta valla de gente. En cada rostro reconoces a una persona deseando que termines la carrera y cada palabra de aliento te pone en la paradoja de querer ir más lento para seguir escuchando pero más rápido para terminar más pronto.



Kilómetro 21: Siguiendo sobre Presidente Cárdenas en dirección hacía el oeste, la aglomeración de gente reunida no permite ver que hay más allá por lo que todo se vuelve imaginación, si la memoria no falla estamos pasando por delante (¿ó por detrás?) de la presidencia municipal, aunque la mayoría de los visitantes entra por Coss que se ha convertido en arteria principal, sabemos que el frente es por Cárdenas, avenida original. Cruzando Purcell esta el INMARC, instituto pionero en la instrucción académica multilingual que el nuevo orden mundial demanda, poco más adelante atravieso por el del Palacio de Justicia tapizado en cantera rosa, coherente con los edificios públicos de la zona.

Últimos metros: Después de dar vuelta donde se mezclan la Calle de Emilio Carranza y el Bulevar Isidro López, enfilo por la avenida de Francisco Coss con rumbo al oriente en la recta final, por aquí pasaron los ganadores hace casi una hora. Ya no me siento tan cansado, la adrenalina que mi cuerpo produce es energía pura para el sprint final.


Pasando nuevamente por la presidencia, esta vez por el lado contrario, recuerdo ocasiones en las que desfilamos ante los tres poderes locales durante festejos de Independencia y Revolución Mexicana, también recuerdo la inauguración del inmueble a finales de los setenta, un diseño modernista que muy poco tiempo después tendría que ser remodelado para no desentonar con las obras cercanas.


Durante estos últimos metros, empieza ese raro sentimiento que tantas veces domina a los seres humanos: Una especie de vacío que explica el porqué de eso que erróneamente llaman lagrimas de alegría, algo que no existe ya que todas esas gotas son, tal vez no de tristeza, pero sí de melancolía. Melancolía al darnos cuenta de que los premios nunca están en la meta, que estos siempre están en el proceso y por lo tanto hemos dejado atrás algo muy valioso de nuestra existencia; melancolía al percatarnos que con cada logro que alcanzamos dejamos de tener un reto que superar, que siempre será uno de los sabores de la vida; melancolía al darse uno cuenta hasta este punto de que iniciamos una carrera juntos, pero que algunos se nos han adelantado y otros llegarán el destino después de nosotros.

Finalmente, igual que hace dos horas y un minuto, puedo ver el cronometro oficial pero está vez corro hacía la meta libremente y a mi paso.

Meta: Una vez rebasada la línea final, atiendo el consejo médico de mantenerme en movimiento durante unos minutos para no colapsarme ya que a mayor esfuerzo, mayor riesgo al permanecer estático, una verdadera metáfora con muchos aspectos de la vida. Paso de largo la zona de masajes y voy directo a hidratarme.


En la zona de recuperación busco a mis amigos y los voy encontrando uno a uno. ¿Cuánto hiciste?, es la pregunta que más se repite al terminar una carrera en la retórica clásica de intentar medir resultados, una tercera persona que escucha responde con la sabiduría de quienes consideran el mérito por encima del resultado: Pues todos hicimos lo mismo, veintiún kilómetros.


Reflexiono entonces como es que emprendemos juntos una aventura en la que durante el trayecto, más por las condiciones individuales de cada quién que por la senda que habremos de recorrer, nos vamos distanciando en diferentes puntos del camino, pero siempre conscientes de que en el mismo viaje nos acompaña alguien que, aunque no lo veamos, sabemos que está aquí por lo mismo que nosotros y que a más tardar en la meta nos volveremos a encontrar.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Saltillo: Pésima variación de la doctrina Monroe

Publicado el 25 de Julio de 2009


No, no tiene nada que ver con Marilyn. “América para los americanos” fue la sentencia que sintetizó la propuesta del Presidente Santiago Monroe hecha ante el congreso norteamericano a finales de 1823. La doctrina Monroe establecía primordialmente las bases del expansionismo estadounidense sujetada por tres frentes: Impedir la colonización europea en el nuevo mundo, la renuncia de los Estados Unidos para los asuntos políticos de Europa y la misma abstención de los gobiernos europeos para con América.

Por supuesto, la citada doctrina buscaba cambiar el yugo que los países al oeste del atlántico sufrían de parte de sus colonizadores a fin de sustituirlos por la dependencia económica que el imperialismo pronto dictaría. Románticamente tuvimos noción durante la enseñanza primaria de una especie de emancipación americana, algo así como un sueño monro-bolivariano.

Aterrizando en distinto tiempo y espacio, hoy nos encontramos que en nuestro Saltillo algún iluminado ha dado con la genial idea de un tipo de variación de aquella iniciativa expansionista: Saltillo para los saltillenses, ó lo que es lo mismo, Saltillo es otra cosa. La horrible variación, hablando en términos económicos, es que la proposición no va hacía la expansión turística como sería en todo caso deseable, parece ir en la dirección de contención turística externa.

Ahondar en los promocionales de una campaña cuyo contenido ha sido vapuleado desde cualquier cantidad de tribunas, medios, cafés, aulas ó lugares de congregación sería ocioso. Lo que aquí intentamos hacer notar es la cantidad de dinero mal empleada en una pauta de publicidad erróneamente diseñada. Un somero estudio de mercado indicaría inmediatamente la conveniencia de promover hacía los mercados regionales, nacionales e internacionales nuestra ciudad, nunca nos aconsejarían encerrarnos a publicitar localmente entre nosotros mismos lo que ya sabemos.

Nunca tendrá usted noticias de una venta de garaje cuyo anuncio este dentro de la sala de una casa; no pretende un comerciante poner un listado de ofertas en el tablero de avisos al personal para sortear una crisis; un restaurante no vive de lo que comen sus cocineros; la venta de automóviles a sus empleados no es la forma en que General Motors saldrá de sus problemas; de cara a las elecciones, no se hace campaña para el voto duro, se hace para los indecisos. En todos los casos, la promoción de cualquier producto debe ir orientada hacía afuera, no hacía a dentro como lo estamos haciendo en materia turística. El turista que debemos buscar es aquel que viene de otros lugares, lugares a los que, desgraciadamente, la millonaria campaña no ha llegado.

Hoy Sábado que Saltillo celebra 432 años, dentro del marco de la entrega de preseas a saltillenses distinguidos será presentado un promocional que regala la producción de Pedro Torres a nuestra ciudad, bueno sería que las autoridades piensen que el trabajo podría ocupar el lugar de esa campaña cuyo contenido es inconveniente desde el punto de vista de la mercadotecnia. Pero más importante aún, podría ser la excusa perfecta para empezar a promocionar nuestra ciudad más allá de nuestro territorio, que es donde están todos aquellos turistas ávidos de conocer nuevos lugares.

Claro que sí, Saltillo es otra cosa, pero no es solo para los saltillenses, es tiempo de que lo sepan en otros lugares.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx



Arteaga: ¿Manzana ó papa?

Publicado el 22 de Mayo de 2009

Veía raro el paisaje y no sabía porqué. He conducido cientos de veces por esos caminos rurales y notaba que algo había cambiado pero no podía descifrar que era, cuando de repente, lo descubrí: Los campos en los que antes había manzanos ahora estaban sembrados de papa, desaparecieron los postes para tender las redes antigranizo y con ellos los árboles de manzana.

En las próximas visitas a la sierra de Arteaga recorrí diferentes rutas para ver si se repetía lo que primero observé en Los Lirios. Desgraciadamente cada vez noté que más tierras están cambiando su vocación de cultivos pomáceos para producir tubérculos. Entendible la visión inmediatista de hacer rentables plantaciones de manzana que tradicionalmente han sido percibidas como pasatiempos, caprichos, cargas económicas ó simples remansos de esparcimiento, pero…

Poco sé de agricultura, aún así tengo entendido que la tierra de labranza para papa debe descansar algunas temporadas después de varias cosechas, por este motivo el agricultor se ve obligado a rentar predios para permitir a la naturaleza completar los ciclos necesarios a fin de que el suelo que ya fue utilizado recupere los nutrientes que lo hacen fructífero, de ahí la desaparición de huertas manzaneras ineficientes convirtiéndose en la alternativa a la demanda de solares reposados, pero…

A primera vista, parecería un acierto económico obtener utilidad de terrenos prácticamente improductivos, analizar el caso desde cierta perspectiva nos diría que hoy se benefician más personas del cambio de uso de suelo (si lo pudiéramos calificar así) en los distintos cañones de la sierra de Arteaga. Arrendamiento para el terrateniente, empleos para los jornaleros, retorno de inversión para los agricultores, fletes para los transportistas y muchos satélites más incrementan sus ingresos gracias al volumen de cosecha que la papa tiene en la región, pero…

Pero, como en toda historia tendríamos que encontrar un pero. Volvemos a dejar pasar las oportunidades de colgar una parte de nuestra economía en ventajas competitivas únicas; entre el afán del inversionista por realizar negocios rápidos y la urgencia gubernamental de procurar medios de empleo para la población, al igual que en cada arista del quehacer económico local, se omite una visión de largo plazo que de haber existido en el pasado, la crisis económica mundial que hoy nos aqueja sería más tolerable para los coahuilenses.

Me explico: Nadie ha fijado su atención en el enorme potencial que la manzana de Arteaga tiene en el mercado de alimentos gourmet como lo han hecho medio centenar de productos españoles y solo un puñado de artículos mexicanos como el tequila, el mango atahulfo ó el café Veracruz. Un somero estudio de agronomía nos indica que las características de los alimentos tienen más que ver con los microclimas en los que son producidos (topografía, agua, altitud, sol, temperatura) que con las cepas ó injertos de los que provienen, esto es lo que pone a nuestra manzana en lugar privilegiado al comparar sabores, texturas y pulpa con las de cualquier región del planeta.

Las denominaciones de origen son hoy el salvavidas de diversas regiones ibéricas que han encontrado en la explotación del concepto de autenticidad de lo que fabrican un mercado internacional de alto poder de consumo que exige en su mesa aquello que solo puede ser elaborado-cultivado-criado bajo estándares de calidad únicos en el mundo, ya sean naturales ó procesales. Aquí es dónde la manzana de Arteaga, gracias a una cuestión de gracia geográfica, encuentra un nicho interesantísimo que la papa jamás podrá encontrar.

El interés por obtener una denominación de origen que a la larga eleve el precio de nuestra manzana debe ser de todos, pero ¿De quien es la responsabilidad de hacerlo realidad? ¿Secretaría de Agricultura ó Fomento económico? ¿Agricultores ó cámaras empresariales? ¿Gobierno ó iniciativa privada?
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Slim: Cerramos la brecha, ¿Y ahora?

Publicado el 18 de Abril de 2009

No tengo muy claro como fue que ingresé en aquel híbrido grupo, pero recuerdo que lo mismo había académicos, escritores, burócratas, comunicadores, políticos, estudiantes y algunos despistados como un servidor. La formación de muchos de aquellos compañeros los dotaba de un perfil social que defendía impetuoso la igualdad del hombre y por consiguiente condenaban las políticas liberales de la economía de mercado.
Por otro lado, algunos con la cultura del autoempleo defendíamos posturas capitalistas bajo los típicos argumentos del individualismo: Desde la temprana infancia la persona tiene noción de lo que es la propiedad privada demostrándolo al celar apasionadamente sus juguetes; es un asunto de naturaleza humana, no de doctrinas económicas.

Cuando las horas y las copas pasaban, irremediablemente se llegaba al punto de criticar la aberrante riqueza acaparada por unos pocos individuos, algunos señalaban la tremenda brecha que se abría entre un mexicano como Carlos Slim y el común de los mortales, otros apuntábamos al mérito empresarial que tiene el comprometer los recursos propios en la búsqueda de crear empleos, única manera de ofrecer dignidad financiera a los más desposeídos. Unos veíamos el vaso medio lleno debatiendo que no importaba la brecha, lo rescatable era que los marginados alcanzasen los satisfactores económicos; otros veían el vaso medio vacío pretendiendo convencer de que la distribución igualitaria de la riqueza acabaría con la pobreza. Las actitudes se radicalizaban y finalmente llegábamos a una conclusión: A la religión, la filosofía y la política, habría que sumar los sistemas económicos como tópico tabú en las reuniones entre amigos.

Pasaron los años y un buen día nos encontramos con los encabezados de todos los diarios de México diciendo que Carlos Slim era el hombre más acaudalado del mundo. La brecha entre el hombre que representaba al monstruo del capitalismo y los cien millones de compatriotas se abría aún más, rebasando el magnate la suma de los sesenta mil millones de dólares. Por supuesto, el hecho de manejar un auto último modelo no había disipado las demandas sociales de algunos académicos, por lo que su censura se hizo escuchar. Dejar de viajar por tierra para hacerlo por aire tampoco inmutó a los periodistas de tendencias izquierdistas, no importaba que ahora se dieran el lujo de viajar en avión, Slim no debería tener uno para él solo. Aquellos que ahora podían comer los domingos un buen corte de carne y beber una copa de vino no se contentaban con poder ingerir lo mismo que Don Carlos, se martirizaban pensando que los millonarios pueden comprar la vaca entera.

Pasó el tiempo y llegamos a Marzo de 2009, donde la publicación de Forbes de los hombres más ricos del planeta mando a nuestro mexicano más ilustre hasta el tercer lugar de su ranking, calculando una merma en su riqueza de veinticinco mil millones de dólares. La nota paso a segundo término por esa novedad en la lista que fue la inclusión de un reconocido delincuente mexicano, noticia que dicho sea de paso, no debería de sorprender a nadie al revisar las coberturas de los eventos sociales en todos los medios locales del país, al observar las listas de socios de los clubes a los que asistimos, al cuestionarnos por algunas familias que pertenecen a nuestra Iglesia ó al identificar a ciertos personajes en los eventos de los colegios privados.
Pero volviendo a Slim, ahora que se ha cerrado la brecha entre él y nosotros en un cuarenta por ciento de su riqueza, ¿Estarán alcanzando el bienestar los que menos tienen? De los veinticinco billones de dólares que perdió, ¿Se repartió algo entre los pobres?, ¿Los negocios de Slim dan más ó dan menos empleos que cuando encabezaba la lista?, ¿Y quien da trabajo hoy a los desempleados, Marx acaso? Para usted y para mí, que aún no estamos sumidos en la pobreza, ¿El futuro pinta mejor ó peor con el retroceso de los capitales de Slim, Gates y Buffet? Recemos entonces porque la brecha vuelva a ser mayor.

8444104775@prodigy.net.mx

Saltillense: ¿Mogigatería ó Perdición?

Publicado el 07 de Marzo de 2009

Mediados de los ochenta. Predominaban los colegios de un solo género, de modo que los muchachos saltillenses aprovechábamos las tardes en que las estudiantes iban a los ensayos de los bailes para entablar amistades. Ahí fue dónde muchos tuvimos conocimiento de cómo algunas damas preparaban de forma exageradamente ortodoxa a las candidatas, quinceañeras y adolescentes para esas noches en las que serían el centro de la atención. Escuchábamos entre bostezos las quejas que las jóvenes hacían de la manera en que las señoras de aquellos tiempos les presionaban para hacer las cosas como lo marca la feminidad; ellas por otro lado eran también testigos de nuestros lamentos juveniles por el yugo masculino que nos hacía sentir más inmaduros de lo que las espinillas delataban. Mojigatería, recato y sumisión hacia los mayores era la divisa. Esto en una época en la que los adultos entendían perfectamente que las diferencias entre géneros son cuestión de naturaleza y no de machismo; también sabían que ser padre ó buen maestro influye más que ser amigo.

Por supuesto, la doble moral no fue inventada por nuestra generación, hay quienes afirman que la primer evidencia la tenemos en las tres negaciones de Pedro. Por eso es que mucho tiempo después conocimos de los deslices de nuestros mentores, igualmente nuestros niños algún día crecerán para notar que sus mayores somos seres imperfectos, que no somos tan íntegros ni tan virtuosos como parecemos desde la perspectiva del asiento trasero del auto.

Volviendo al tema, de poco a poco la manera de educar por ser y parecer dama fue cediendo a finales de los ochenta y durante los noventa por una supuesta exigencia de igualdad; a la par los varones obtuvimos más libertades, consecuencia de la generación ascendente marcada por haber sido formada con la receta de la sangre, no del ejemplo. Todo esto tuvo en el crecimiento de nuestra ciudad un campo fértil en el que gustosamente desechamos nuestros valores para obtener la aprobación del nuevo orden social en el sentido de que Saltillo habría dejado de ser pueblo para convertirse en metrópoli, como si esto tuviera que ver con usos y costumbres en lugar de con el número de habitantes. Ya no habría escondite para la doble moral, y empezó la decadencia.

Lo demás ya es historia: Todo adulto saltillense hoy se cuestiona bajo que condiciones se desarrollan sus hijos. Mismos adultos que hoy no cesamos de lanzar piedras hacía un movimiento religioso que mucho tuvo que ver en la vocación conservadora que tan buen blindaje nos dio durante tanto tiempo, mismos adultos que hoy renegamos de un holding empresarial que a lo largo de décadas supo permear hacía sus trabajadores, las familias de estos y en todo su radio de influencia local los valores que hoy difícilmente encontramos en cualquier nivel de la población.

Expertos en hacer leña del árbol caído, hoy imputamos a todos los miembros de un movimiento los errores cometidos por su fundador, culpamos a una religión y aprovechamos para espetar que ya no queremos saber nada de sus doctrinas, ocultando con destreza el hecho de que en el pasado tampoco fuimos fieles devotos de nada, es solo que ahora parece oportuno tomar pretexto para rechazar formalmente aquello de lo que siempre estuvimos alejados en la práctica.

Por otro lado, aunado a la caída bursátil de las empresas que esbozaron el mesurado camino por el cual la moral saltillense transitó durante la segunda mitad del siglo XX, se ha desplomado también el liderazgo que estos grupos tendrían para proponer a la sociedad las rutas que nos lleven no solo al necesario bienestar económico, sino también a la trascendencia de mejorar como sociedad.
Como saltillenses hoy debemos decidir en lo particular lo que vamos a privilegiar en nuestra escala de valores comunal: ¿Mojigatería que blinda ó liberalismo que expone? ¿Doble moral con riendas ó nula moral desbocada? ¿Religiones con defectos ó ateísmo sin esperanza? ¿Movimientos cuestionados ó cofradías recaudatorias? ¿Empresas socialmente responsables ó empresarios como Madoff? ¿Sociedad fragmentada ó delincuencia organizada? No existe salida fácil, no existe respuesta perfecta, pero existen grandes riesgos.