publicado el 3 de noviembre de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
“Muchas cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”. Esto lo escribió Gabriel García Márquez en los primeros párrafos de Cien Años de Soledad.
publicado el 3 de noviembre de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
“Muchas cosas carecían de nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”. Esto lo escribió Gabriel García Márquez en los primeros párrafos de Cien Años de Soledad.
publicado el 13 de octubre de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
Silencioso, desautorizado, secreto. De varias formas se nombra y de distintas maneras se entiende. Se trata del luto que llevan las personas que pierden un bebé en las etapas de gestación o primeros días de vida; en etapa perinatal, es el término adecuado.
publicado el 22 de septiembre en Saltillo 360, de Vanguardia
Tienes doce años y te diriges a la escuela con tu madre. Falta una década para el ataque de Al Qaeda en contra de los Estados Unidos; Alemania es campeón del mundo en fútbol; se disuelve la Unión Soviética y Bryan Adams aparece en la cima de Billboard. Tiempos también de los etarras en España. Antes de llegar al colegio, una bomba instalada en el auto, estalla. Pierdes ambas piernas y tres dedos de una mano; tu madre pierde una pierna y un brazo.
publicado en septiembre de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
Para cuidar del corazón acude uno al gimnasio; para cuidar de los sentimientos mejor refugiarse en misa, terapia, la reunión familiar, la carnita asada… o ver un capítulo de Everybody loves Raymond. Bonita condición humana esa dependencia de órganos que, entre otras cosas, sirven para que tantos profesionales tengan una digna ocupación: el cerebro no funciona sin irrigación sanguínea mientras el corazón no bombea sin órdenes del cerebro. No vive uno sin el otro, así como historia de amor apache, o de bachillerato.
publicado el 18 de agosto de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
Sin duda, uno de los mayores beneficios de llamarse saltillense por domiciliación, es considerarse parrense por aproximación. Aunque, si bien es cierto que los habitantes de Saltillo apenas nos despegamos de la ciudad hacia el oriente para acceder a una sierra repleta de pinos verdes, si nos desplazamos hacia el poniente, el escenario no podría ser más distinto: el calcáreo desierto a ambos lados de la carretera.
publicado el 28 de julio de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
Desando el camino que en unos minutos recorreré a máxima velocidad, sin saber a ciencia cierta si iré huyendo o persiguiendo, notándome o invisible, como un león o un avestruz, yendo alegre o aterrado. Lo que sí tengo muy claro es que estoy aquí por voluntad propia, nadie me ha puesto en esta situación; una serie de eventos, algunos de ellos desafortunados, así como un voluble carácter, algo de historia familiar y la curiosidad por algunas cosas, me arrastraron durante años a rumiar varios anhelos. ¿Sabes lo que sucede cuando voy tras mis anhelos?: el miedo me paraliza al tenerlos a la mano, o no son lo que esperaba, o simplemente, no ocurren.
publicado el 14 de abril de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
He visto un fantasma. Claro, sabes que saldré con un giro o plot twist barato e innecesario, como siempre. Pero también como siempre, espero que me leas, y que esta lectura aporte un poco a tu día. Va el contexto, la revoltura, el dizque nudo, y al final, pues el principio:
publicado el 17 de marzo de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia
Escuchaba “We didn´t start the fire” de Billy Joel entrando al estacionamiento de la plaza comercial. Ahí decidí que, independientemente de adoptar macho u hembra, su nombre sería Billie.
publicado el 10 de diciembre de 2023 en Saltillo 360, de Vanguardia.
Hay una constante entre los personajes juveniles de la
literatura que llama la atención cuando se leen novelas ambientadas en épocas del
pasado. Ya sea que te adentres en la vida de Jo March durante la guerra de
secesión norteamericana en “Mujercitas”, o sigas el monologo de Paul Bäumer viviendo
la primera guerra mundial en “Sin novedad en el frente”, o que leyendo “El
guardián entre el centeno” te enteres del pensamiento de Holden Caulfield a
finales de los años cuarenta, resulta que salpican sus diálogos y reflexiones
con una que otra alusión, citas y demás formas de intertextos a lo largo de la
obra.
Es cierto, ellos son caracterizaciones creadas por sus
autores, y sus acciones y dichos provienen de la imaginación o experiencias del
escritor. Pero también es verdad que los personajes tienen la obligación
primaria de ser realistas, es decir, que de entrada sean un fiel reflejo de la
cotidianidad del común de la gente para que el lector se pueda identificar con
ellos. Y de ahí parte lo que me llama la atención.
Resulta que estos y otros personajes de la literatura
de antaño, muestran, aun siendo muy jóvenes, un acervo cultural y literario lo
suficientemente amplio como para sonrojar a cualquier cincuentón de actualidad
que se las dé de muy culto. Ya no digamos frente a las nuevas generaciones de
edad similar a la de ellos. Y pues, si los jóvenes protagonistas de esas
historias son representativos de la juventud de la época retratada, tenemos
que, cualquier chamaco enmarcado en las generaciones de boomers hacia atrás, tenía
una forma de evadir la realidad más sana a las que escogimos los “X”, los
millennials, y los “Z”, o contemplativos en México.
Junto con el auge en las comunicaciones y la
globalización, fuimos complacientes al entregarnos primero al cine y la
televisión, para luego volcarnos en video juegos, internet y redes sociales.
Dejamos los libros de lado por razones entendibles: una imagen vale más que mil
palabras. Sí, pero… si una imagen transmite más que las palabras, quizá debimos
voltear al arte plástico ante el colapso del hábito de leer. Por desgracia, no
fue así.
Todo esto va al encabezado del artículo: una forma de
evadirse.
Porque entre las distintas realidades que se pueden
encontrar en una guerra civil, una guerra mundial y el mundo de la guerra fría,
han de ser todas más crudas y difíciles de sobrellevar que a una sociedad de
consumo, a la economía del demonio, de culto a la imagen e inmediatismo como lo
hacemos ahora. Lo distinto es que aquellos se evadían por medio de la lectura,
hoy lo hacemos en el consumismo, la superficialidad, el alcohol y las drogas,
sin caer en la inocente creencia de que antes no existían.
Por supuesto, tampoco es que sea muy sano evadir sentimientos
y emociones por medio del arte, el trabajo o el deporte. Pero sí hay gran
diferencia entre evadirte mientras cultivas el intelecto, el cuerpo o tus
finanzas, a hacerlo mientras te matas o vulneras tu capacidad.
Y sí, es muy delgada la línea entre ser adoctrinado
por medio de las palabras impresas en un papel, a también ser encauzado por los
usos y costumbres de un mundo sin objeciones. Es casi lo mismo para fines de
autonomía intelectual, ideológica o religiosa, pero uno de ambos
condicionamientos deja una brasa que se puede convertir en cuestionamiento, y
de ahí, en libertad de pensamiento, la otra no.
Al final, a
nadie se va a engañar, se evade uno como quiere, porque tanto aquel que lee
historias que no ha vivido, como el que vive la vida, en el fondo buscan algo para
complementar su ser. Tú, ¿cómo te evades?
publicado el 6 de octubre de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia
HOY SE HABLA DE… LA IMPORTANCIA DE QUE NO TE LLAMEN ERNESTO – Saltillo360
Desde mi perfil de vendedor que me da para comer, entiendo que un buen juego de palabras atrae la atención; luego, desde el aspiracional de escritor que me da para vivir, procuro destacar lo conceptual sobre lo cuantitativo para eficientar la comunicación. De ese híbrido de oficios es que siempre salga con disparates distintos a lo que en principio promete el escrito.
léelo en Vanguardia: https://vanguardia.pressreader.com/article/281921662782705
Una
expectativa complicada: entusiasta consumidor de los productos locales por su
calidad y no por regionalista, pensaba que lo había visto todo. No era así.
De esas
veces que un estimado amigo convoca a los demás para escapar a uno de los
viñedos más reconocidos de la región. Y pues a uno le dicen rana, y uno salta.
¿Quién en su sano juicio deja pasar la ocasión de palomear, como niño con álbum
de estampas, las distintas vinaterías que componen la ruta local de vinos y
dinos? Así que busqué, sin éxito, el
sombrero Panamá, las botas de suela lisa y una camisa casual, debieron perderse
en otra vida; llegué con el fedora de Indiana Jones, la camisa de cuadritos y unos
Skechers pull on.
Es
probable que conozcas este tipo de experiencias: con algunas variaciones, lo
mismo en Jalisco con las tequileras que en Oaxaca con mezcales, en la Rioja,
Napa o Mendoza, las bodegas adoptan un exitoso guion que incluye una charla
donde se da conocer la historia de marca y producto, visita a los plantíos, el
proceso de elaboración, envasado, etiquetado y empaque, para finalizar con una
degustación y maridaje de los productos ahí elaborados.
Y pues,
siendo mi amigo uno de esos tipos que por el lado materno son parientes de un
tercio de la población saltillense, por la casa paterna de otro tanto y por sus
relaciones personales tienen amistad con el resto, fue que tuvimos la fortuna
de ser guiados por el fundador de la marca y por su hija.
Por la
confianza y apertura que los anfitriones nos brindaron desde la llegada,
acordamos vivir la experiencia de manera informal, es decir platicadito, no
recitado. De manera que todo fue visto desde diferente perspectiva por mí.
Por
espacio y por no redundar en lo que algunos de mis lectores ya conocen, obviaré
detalles de recorrido y procesos, así tampoco spoileo a quienes piensan visitar
San Juan de la Vaquería en el futuro.
Entonces,
si la intención no es publicitaria o de divulgación, de qué demonios va esta
columna, te preguntarás. Te respondo: va de conocer uno de esos proyectos que
ven más allá del negocio, que son socialmente empáticos, que buscan dar valor
agregado y diferenciación, que se apoyan en la ciencia para lograr mejores
productos preservando la naturaleza, que entienden la importancia de la
convivencia así cómo de resguardar patrimonio cultural e
histórico-inmobiliario.
Unas
viñetas para explicarme mejor: una hacienda que data de hace 400 años,
restaurada con respeto, tino y buen gusto a decir de los arquitectos del grupo,
así como una bodega equipada con la más alta tecnología e ideada para ser
escalable en producción, rodeadas por hectáreas de vides, parras o como sea que
se llamen las plantas, fueron el marco perfecto para escuchar la visión y
misión de un emprendimiento que, entre otras cosas, pretende ser un espacio de
convivencia para sus visitantes y de desarrollo para sus colaboradores, esto
desde la interesante plática de Sofy, quien transmite su conocimiento,
entusiasmo y compromiso de manera concisa, natural y suficiente, y también
desde su padre, Gerardo, con la modulación de la gente que se hace escuchar por
contenido más que por volumen y armado con la paciencia de quienes aman el
campo.
Para
cerrar te platico de tres bonos: uno, la innovadora propuesta de maridar con
productos accesibles tanto en lo geográfico como en lo económico para hacer del
consumo de vinos de mesa algo más cotidiano, esto sin dejar de lado el
suculento cabrito que nos hizo sentir como Marqueses de Aguayo; dos, la
indiscutible calidad de vinos blancos, rosados y tintos que hacen justicia a la
buena fama de lo que se produce en la región; y tres, el enterarme (por
terceras personas) que la comunidad de San Juan de la Vaquería ha sido
beneficiada por esta familia no solo con trabajos dignos, honrados y
productivos, sino por recibir, en forma de donación, las escrituras de las
viviendas que habitan, las que antes fueron territorio y propiedad de la
hacienda.
Con
emprendimientos así, qué orgullo ser de esta tierra.
cesarelizondov@gmail.com
versión digital en 360 de Vanguardia: https://vanguardia.pressreader.com/article/281921662782705