léelo en Vanguardia: https://vanguardia.pressreader.com/article/281921662782705
Una
expectativa complicada: entusiasta consumidor de los productos locales por su
calidad y no por regionalista, pensaba que lo había visto todo. No era así.
De esas
veces que un estimado amigo convoca a los demás para escapar a uno de los
viñedos más reconocidos de la región. Y pues a uno le dicen rana, y uno salta.
¿Quién en su sano juicio deja pasar la ocasión de palomear, como niño con álbum
de estampas, las distintas vinaterías que componen la ruta local de vinos y
dinos? Así que busqué, sin éxito, el
sombrero Panamá, las botas de suela lisa y una camisa casual, debieron perderse
en otra vida; llegué con el fedora de Indiana Jones, la camisa de cuadritos y unos
Skechers pull on.
Es
probable que conozcas este tipo de experiencias: con algunas variaciones, lo
mismo en Jalisco con las tequileras que en Oaxaca con mezcales, en la Rioja,
Napa o Mendoza, las bodegas adoptan un exitoso guion que incluye una charla
donde se da conocer la historia de marca y producto, visita a los plantíos, el
proceso de elaboración, envasado, etiquetado y empaque, para finalizar con una
degustación y maridaje de los productos ahí elaborados.
Y pues,
siendo mi amigo uno de esos tipos que por el lado materno son parientes de un
tercio de la población saltillense, por la casa paterna de otro tanto y por sus
relaciones personales tienen amistad con el resto, fue que tuvimos la fortuna
de ser guiados por el fundador de la marca y por su hija.
Por la
confianza y apertura que los anfitriones nos brindaron desde la llegada,
acordamos vivir la experiencia de manera informal, es decir platicadito, no
recitado. De manera que todo fue visto desde diferente perspectiva por mí.
Por
espacio y por no redundar en lo que algunos de mis lectores ya conocen, obviaré
detalles de recorrido y procesos, así tampoco spoileo a quienes piensan visitar
San Juan de la Vaquería en el futuro.
Entonces,
si la intención no es publicitaria o de divulgación, de qué demonios va esta
columna, te preguntarás. Te respondo: va de conocer uno de esos proyectos que
ven más allá del negocio, que son socialmente empáticos, que buscan dar valor
agregado y diferenciación, que se apoyan en la ciencia para lograr mejores
productos preservando la naturaleza, que entienden la importancia de la
convivencia así cómo de resguardar patrimonio cultural e
histórico-inmobiliario.
Unas
viñetas para explicarme mejor: una hacienda que data de hace 400 años,
restaurada con respeto, tino y buen gusto a decir de los arquitectos del grupo,
así como una bodega equipada con la más alta tecnología e ideada para ser
escalable en producción, rodeadas por hectáreas de vides, parras o como sea que
se llamen las plantas, fueron el marco perfecto para escuchar la visión y
misión de un emprendimiento que, entre otras cosas, pretende ser un espacio de
convivencia para sus visitantes y de desarrollo para sus colaboradores, esto
desde la interesante plática de Sofy, quien transmite su conocimiento,
entusiasmo y compromiso de manera concisa, natural y suficiente, y también
desde su padre, Gerardo, con la modulación de la gente que se hace escuchar por
contenido más que por volumen y armado con la paciencia de quienes aman el
campo.
Para
cerrar te platico de tres bonos: uno, la innovadora propuesta de maridar con
productos accesibles tanto en lo geográfico como en lo económico para hacer del
consumo de vinos de mesa algo más cotidiano, esto sin dejar de lado el
suculento cabrito que nos hizo sentir como Marqueses de Aguayo; dos, la
indiscutible calidad de vinos blancos, rosados y tintos que hacen justicia a la
buena fama de lo que se produce en la región; y tres, el enterarme (por
terceras personas) que la comunidad de San Juan de la Vaquería ha sido
beneficiada por esta familia no solo con trabajos dignos, honrados y
productivos, sino por recibir, en forma de donación, las escrituras de las
viviendas que habitan, las que antes fueron territorio y propiedad de la
hacienda.
Con
emprendimientos así, qué orgullo ser de esta tierra.
cesarelizondov@gmail.com
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