Caso Cassez-Vallarta: en espera del karma

 publicado el 01 de agosto de 2025 en INFONOR 


Caso Cassez-Vallarta: en espera del karma | Infonor - Diario Digital


Cito un caso confiando en mi memoria y esperando que internet haga lo suyo para quienes decidan ahondar: sería en los años noventa, cuando el gobierno federal se anotó un tanto al lograr la liberación de un asesino de origen mexicano que esperaba ser ejecutado en Texas; nunca entendí el frenesí nacionalista; apegado a la sabiduría popular que dicta aquello de que si el rio suena, es porque lleva agua, me pareció estúpido que la opinión pública de un país se volcara en loas al recién liberado asesino. ¿El motivo del éxtasis? Ganarle una partida legal a quienes nos “robaron” buena parte del territorio; ¿la víctima y deudos?, nadie los recordó.

Tanto fue el alboroto mediático, que la televisora con nombre de pueblo conquistado y hoy dirigida por el Milei (¿o Mirrey?) mexicano, aprovechó los quince minutos de fama del liberado asesino para darle un pequeño papel en una de sus telenovelas, así como entrevistas en noticieros y programas del estilo Ventaneando. Para fines prácticos continúo citando de memoria: con días de diferencia para su revocada ejecución, el Jetta o Atlantic que conducía fue impactado de frente por otro vehículo en la carretera federal 57 cerca de San Luis Potosí; así murió quien había asesinado a un oficial de policía. Creo más en la justicia republicana que en la justicia divina o el karma, pero cuando la justicia humana falla, espero que alguna de las otras dos se manifieste.

Todo viene a cuento por la recién liberación de un cabrón apellidado Vallarta, ese que junto a una francesa, también liberada, sembró terror e interminables sesiones de terapia para algunos mexicanos que tuvieron la mala fortuna de cruzarse en su camino. Antes de continuar con el aspecto legal de los acusados, quiero hacer hincapié en el aspecto humano de las víctimas: solo aquellos que han sido privados de su libertad, asesinados, cercenados o chantajeados por este tipo de criminales, conoce la rabia e impotencia de recibir las respuestas más insensibles de alcaldes, procuradores, subprocuradores y “líderes” empresariales: ¿no tienes cámaras?, ¿porqué mejor no contratas guaruras?, ¿no te conviene irte a vivir al extranjero?, ¿has considerado bajar tu perfil?

Volviendo a las instancias legales de los acusados y reconociendo la importancia de un país de leyes y no de Bukeles, habremos de entender que un caso cuyo proceso se plaga de irregularidades siempre le dará una salida al acusado por tecnicismos, tecnicismos que como todos sabemos, fue la rendija por donde escaparon Vallarta y Cassez, igual a aquel asesino de Texas de cuyo nombre no puedo acordarme.

Total, que llevo años con la alerta de Google para recibir la noticia de que allá en París el karma alcanzó a Florence, cosa que no ha sucedido; y a partir de hoy, pongo la alarma para enterarme de cuando otro tipo de justicia le caiga a Vallarta.

El tiempo, el pueblo, los dueños de las concesiones y un señor muy resentido han hecho justicia en áreas ajenas al caso sobre quienes sembraron las irregularidades que liberaron a Cassez y Vallarta; para esos comunicadores y políticos, la indiferencia es suficiente castigo, ya que solo pecaron de imbéciles.

Me siento muy, muy mal de escribir en este tono y por ello ofrezco disculpas a mis lectores, pero es que, en eso de los placeres culposos, he de reconocer que alguna vez tuve un instante de felicidad que me avergüenza: fue cuando me enteré que apareció muerto y balaceado ese, que de no ser por la intervención de uno de sus guaruras, habría acabado con mi vida.


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Revelación

 Publicado el 27 de julio de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia

REVELACIÓN


Lo descubrió al ver más allá de los barrotes y le movió la existencia para siempre.

En su estado de conciencia no existía el tiempo, el ayer o el mañana, si acaso, el ahora. Sin minutos, horas o segundos, sería abérrico el concepto de días cuando a menores unidades no se les concede existencia. Se rigió por cosas que los animales perciben mejor que los humanos como la luz y oscuridad, el hambre, los sonidos, los olores y el contacto con lo que tuvo a su alcance; en ocasiones creo que el instinto animal es sabio y desarrollado por una disfunción evolutiva: no hablan.

Difícil entrar en la cabeza de otro individuo desde la distancia temporal y espacial, imposible entenderle desde la ignorancia que le acompañó en ese trance, misma que me domina cuando quiero descifrar lo sucedido en la psique de alguien inmerso en tales circunstancias, solo puedo conjeturar. Entonces, tratemos de interpretar lo que, en palabras que podamos acomodar a nuestro entendimiento, experimentó aquel ser humano desde su incomprensión de la realidad.

Desde la concepción que tú y yo tenemos del tiempo y que para fines explicativos podríamos atribuirle entender, le pareció muy lejano cuando sentía ser parte de un todo, donde no tendría sentido ni explicación quedar exento. Pero luego, en algún momento tuvo una sensación de aislamiento, de soledad. Al principio fue solo una impresión, más parecida a una sospecha que a una verdad; luego vendría la dura revelación.

Antes de la revelación, la norma fue no cuestionar mucho, y si me tomo una licencia como escritor, puedo afirmar que nada cuestionaba aquel manipulado ser.

Llevaba meses viendo los barrotes al despertar y aunque su cuerpo cada vez se sentía mejor, dentro de su mente todo era caos. Ese día, lo imagino incorporándose penosamente, sujetando con ambas manos los barrotes, el movimiento de sus temblorosas piernas podría recordar a Elvis; acercó la cara hasta que su cabezota topó en los barrotes, enfocó la vista, y, adosado a la pared que tenía frente a él, observó un espejo.

La mente se alocó un poco cuando miró en el espejo la perfección de un cuerpo con vida, su cuerpo. Observó en una sola imagen lo que antes vio en partes aisladas: sus manos, sus pies, su cara. Reflexionó en la unidad de todo eso para armar un rompecabezas: había visto su cara reflejada en otro espejo y cada día sus manos exploraban su cuerpo, no eran cosas que no hubiera visto antes, pero…fue solo que antes las consideró dentro de un todo, y ahora las entendía como las partes que conformaban algo único, algo separado de lo demás, algo que obedecía a su voluntad, algo llamado Yo.

Comprendió que aquella voz tan familiar y cambiante de tonos era externa a lo que ahora consideraba su cuerpo, su entidad, su existencia. Y lloró. Y el llanto aumentó en decibeles y angustia al saberse separado de esa voz, al chocar con la realidad de ser un ser individualizado y vulnerable, al vislumbrar una existencia futura en búsqueda permanente de aquella sensación de los primeros meses de vida, donde, antes de entender su singularidad frente al espejo, todo fue unidad y dependencia, todo fue un sistema interconectado donde no existía el Yo.

Escuchó unos pasos aproximarse y esa voz que conocía desde la época anterior al primer trauma.

—¿Ya despertaste bebé?— preguntó la voz.

Entonces, elevó los brazos hacia ella, llorando por una revelación que significaba tanto libertad como soledad, autonomía y libre albedrío, responsabilidad por una vida, su vida; un Yo independiente del todo, y respondió con su primera palabra:

—Ma.

Inspirado en el concepto del Estadio del Espejo, de Jacques Lacan.




 

El número Dunbar

 publicado el 13 de julio de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia.


EL NÚMERO DUNBAR


A muchos nos pasa: te encuentras por casualidad con alguien que tienes entre tus contactos de tu red social favorita, y las miradas se desvían para evitar el incómodo ritual de socializar en frío con alguien que no es tan cercano como te pareció cuando se agregaron mutuamente. Más o menos de eso habla el concepto acuñado por Robin Dunbar, antropólogo él, para determinar el número de relaciones significativas que el cerebro humano es capaz de procesar.

No se trata de una teoría surgida por el fenómeno de aplicaciones sociales y buena-ondista de hoy, Dunbar publica el término al principio de los años noventa, antes de que el desarrollo de la era digital estuviera al alcance del gran público, aunque parece pensado como guía para transitar por la realidad actual.

En un momento vuelvo a lo nuestro, antes quiero señalar que el concepto es practicado, en conciencia o no, en cuestiones organizacionales. De manera empírica más que científica, desde la época del imperio romano hasta nuestros días, la milicia orbita alrededor del número Dunbar para el tamaño de unidades y compañías, seguro en afanes que tienen que ver con la capacidad de mando con respecto al tamaño del grupo más que con la sociabilidad de los soldados, pero aún es válido. Lo mismo en la industria como en la política, religión o educación, la cantidad de personas a supervisar, movilizar, guiar o educar, es deseable que ronde ese número para el éxito de un grupo. Insisto en algo: esto tiene que ver con la capacidad cerebral del ser humano, ir más allá de eso, resulta en relaciones más complicadas que convenientes o productivas.

Volviendo a lo que nos interesa que es nuestra vida privada e hilándolo con el párrafo anterior, entendemos que un trabajador pueda considerar dentro de su espectro Dunbar a su jefe y hasta al CEO de la empresa, aunque estos no sean recíprocos en su sentir; fácil entender que también aplica para el amor no correspondido. Igual, en el fanatismo o la afición, donde asoma mucho el carisma, uno sigue y es influenciado por vida y obra de su ídolo deportivo, artístico, religioso o político, mientras para ellos algo significativo puede ser un conjunto como su fanaticada, clientes, feligreses o electores, pero no un seguidor en particular. Entre aquellos que ni nos hacen en el mundo pero nosotros sí consideramos, la familia, los amigos y las relaciones cotidianas, una vez topado el número de Dunbar, habría que eliminar a alguien del círculo para darle la atención debida a otro. Los gobernantes entienden muy bien esto: una vez fuera del poder, son borrados de la mente del séquito que los rodea.

A estas alturas de somnolencia te debes estar preguntando cuál es el dichoso número que Dunbar propone como máximo de relaciones significativas. No te lo diré, apegado al espíritu de esta columna de invitarte a profundizar en otras fuentes si el tema te resultó interesante. Pero también como siempre, la finalidad es subrayar lo conceptual de una idea sobre la realidad o implementación de la misma.

Como en todo, surgen innumerables asegunes para cuadrar esto: aquellos que se han ido pero ocupan un importante lugar en nuestros pensamientos, ¿forman parte del número Dunbar? ¿Las mascotas? ¿los amigos imaginarios o los héroes de ficción? No lo sé, cada uno habrá de consultarlo en el diván o en la cantina, con la almohada o la maría.

Cierro citando al autor explicando quienes deben estar en tu espectro: “personas a las que no te avergonzarías de unirte sin invitación a tomar algo si te las encuentras en un bar”. El pero que desde aquí le ponemos a Dunbar, es que con dos tequilas a cuestas, con un negocio en la mano o por no sentirnos tan solos, nos da por agregar cualquier sapo a nuestra vida.





In media res

 publicado el 22 de junio en Saltillo 360, de Vanguardia


IN MEDIA RES


Le digo a mis amigos Mario y Chuy Pedro que la biblia ganaría lectores si la historia iniciara in media res: “un tipo todo madreado, avanza penosamente entre una multitud que le arroja piedras; su espalda, desgarrada por tantos latigazos, es un amasijo de carne, le han puesto una corona de espinas sobre la cabeza y además, arrastra una cruz…”

Es un recurso usado por escritores y cineastas para enganchar rápido a la audiencia y ésta no se distraiga en Tik tok. Aunque significa algo así como iniciar “en medio de la acción”, también puede ser un simple diálogo como el de Forrest Gump filosofando sobre chocolates en la parada del bus. Imagina una introducción donde te platican que el protagonista trabaja en ventas, y que tiene una hermana y vive con sus padres y bla, bla, bla…mejor iniciar diciendo que Gregorio despertó convertido en cucaracha. Ya luego nos contarán lo ojete que todos fueron con él por ser diferente.

Y en todo esto, ¿dónde encuentro lo interesante o trascendental?, te estarás preguntando. Aguanta un poco, porque seguro que al final, hallarás un punto de vista tan válido como fumado.

El asunto aquí, es que iniciar una historia in media res no exime al autor de justificar el porqué de lo que pasa en esa primer escena, y es por eso que Homero (no Simpson, el griego), aun cuando inicia La Iliada en medio de una batalla, más tarde explica quién le robó la novia a quién y todos los chismecitos sabrosos que desatan guerras y desde entonces son refriteados en toda telenovela de televisa y tweet de partido político. 

Y claro, la obertura de un muchacho balaceando a su loquero al inicio de “Sexto Sentido”, explica el tremendo giro que vemos al final de la película, aunque todo sea entendido quince minutos después de abandonar el cine. A lo que voy: sin importar el género, toda historia digna de ser compartida se cuenta desde un punto especifico, desde un instante de quiebre que pueda hacerla atractiva; pero siempre, en algún momento, se deben revelar los antecedentes como explicación al drama, y nunca dejar el final sin una declaración.

Yo me sigo enrrollando y no encuentro la forma de decir lo que te quiero decir. Así que ahí va sin tanto rollo: aquí entiendo a mi manera lo predicado por sanadores, coaches e improvisados terapeutas de internet cuando dicen que uno crea su propia realidad. Lo que obviamos al aceptar eso sin cuestionarlo, es que si bien en este momento cada quien se encuentra in media res en la historia de su vida, solo reconociendo el pasado para entender el presente es posible construir ese deseable futuro; lo que en ocasiones olvidan explicarnos es la importancia de entender que solo se construye un futuro sabiendo donde nos encontramos parados, es decir, desde la aceptación de la propia realidad.

Así que la propuesta es esta: independientemente si hoy tu película parece tragedia o comedia, horror o romance, fantasía, acción y aventuras, western, documental o ciencia ficción, te invito a reconocerte in media res, y que ante ese público tan importante que es tu consciencia, hagas recuento de todo lo que tuvo que pasar, provocado por ti o por factores externos, para que hoy te encuentres en medio de la acción, y estes en condiciones de escribir el guion de lo que sigue en la historia de tu vida, sabiendo que el clímax de esa historia no ha llegado aún, y sabiendo también que al final de todo cuento, cuando se desnudan los nudos y todo cobra sentido, el desenlace es más importante que el inicio de la trama, y por supuesto, también, el desenlace trasciende más, que la escena in media res.

 



Elección judicial: regreso a la escuela

 publicado el 08 de junio de 2024 en Saltillo 360, de Vanguardia.


REFORMA JUDICIAL: REGRESO A LA ESCUELA


Francamente, estar ante aquel mar de boletas me puso nervioso. Qué si le hago el caldo gordo a unos, qué si al país se lo va a llevar el espíritu del Che Guevara, que son los mismos de antes, qué si no voto luego no me queje, qué si voto, legitimo lo ilegal…vaya, hasta que soy un mal mexicano y un iletrado por salir a votar. Así las cosas cuando sobre pienso en todo lo que veo en mis algoritmos: el digital, que ha borrado de meses atrás todo lo relacionado con gatos y ahora avienta puras canciones dolidas, y el social, en el que escucho la misma profecía de hace uno, siete, trece y diecinueve años.

Sentado ante la mampara para marcar las boletas, tuve la sensación aquella de mis días de estudiante: votar por el más cercano, o por la más bonita, por quién mejores propuestas tuvo (???), por los nombres que más me sonaban, por la que me instaron a votar personas de mi algoritmo social, o ya de plano, por piedra-papel y tijera.

Fue así sentado, ante centenares de nombres que pasaron por un viacrucis de tramitología, escrutinios, entrevistas y cuestionamientos como si estuvieran probando su inocencia más que buscando un trabajo, que recordé cosas de antaño que hoy molestan más que en su momento.

Como cuando suspendieron en la escuela de mis hijos las elecciones para la sociedad de alumnos y reinas. Qué gran tamaño de estupidez quitarle a las nuevas generaciones la oportunidad de asomarse a la democracia (con todas sus deficiencias prácticas) por no generar conflictos. Bravo educadores ¡

O cuando dejaron de llamar emprendedores a los estudiantes que vendían en el recreo lo que encontraban en casa y les prohibieron seguir por haber concesionado el comedor y la tiendita…algo parecido a fomentar el clientelismo desde pequeños, o al temido zurdismo, instalado de facto en escuelas privadas para facilitarles la vida a directores, consejos, papás; aunque los planes de estudio miren hacia la derecha. Nunca entendieron que concesionar es tan amigo del capitalismo (cobrar rentas) como del izquierdismo: inhibir la competencia.

O cuando organizaron en los recreos competencias calificadas, dejando el gol-para o el equivalente al béisbol (ese que aventabas una pelotita contra la pared y el otro tenía que anticipar o adivinar el bote para tomarla y hacer lo mismo), no se dieron cuenta que todos esos jueguitos de niños de ir y venir, chutar y parar, entrar y salir, y nunca acabar, era vivir conceptos como el mito de Sísifo sin tener que leer a Camus, era conocer filosofía profunda por experimentación y no por letras. Igual, vender las nueces recogidas del piso para venderlas iniciaba una carrera de negocios que luego, de forma empírica, hacía entender conceptos como valor agregado, ventas, crédito, fletes o acarreos, inversión, clientela y mercadotecnia. Todo sin necesidad de leer o escuchar al teórico que se paraba a enseñar negocios sin haber emprendido jamás. Y claro que por supuesto que desde luego que sí: eso que hacían las niñas de jugar a ser madres, también las sensibilizo para un posible futuro, no recuerdo verlas jugar a otra cosa dejando sus muñecas encargadas por ahí.

Total, que salir a votar por un Frankenstein cruzado con exorcismo cuando lo que se necesita es formación cívica, a muchos dejo un dejó de frustración. La frustración de haber perdido veinticinco años y lo que sigue de un siglo que prometía mucho para los mexicanos, frustración de enviar señales a una clase política que no entiende que tres cambios de régimen en un cuarto de siglo significan asco; asco no de un partido o ideología en especial, sino de una clase política que al elector le parece toda parida de la misma madre, que engulle a los poquísimos jóvenes que se interesan por ese camino, que encuentra legitimidad en el clientelismo más que en el apoyo a sus propuestas y candidatos, que siembra miedo desde cualquier dogma, que compartir tanto medias verdades como medias mentiras es su única idea para ganar adeptos. De una clase política que juega su juego desde siempre, en lugar de sembrar educación.




Theranos, o la Tulipomanía

 publicado el 04 de mayo de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia. 

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Saltillo 360


Fue considerada como la siguiente Jobs, Gates u otra de esas historias de meritocracia que iniciaron en la cochera donde sus progenitores estacionaban el Bugatti. Elizabeth Holmes sorprendió a Silicon Valley en la primera década del siglo con Theranos, una propuesta que, a diferencia de los dioses del valle, no prometía solo una suma de tecnologías desarrolladas por convergencia de pensamiento colectivo, sino que ella ofreció un invento original para revolucionar el acceso a la salud desde una óptica de economía doméstica y el tiempo de respuesta en diagnóstico…además de no traumatizar venas para extraer sangre.

Conocí esa historia tiempo atrás por un documental de HBO. Ahí entendí que “Edison” fue el nombre del aparato portátil que, con una gota de sangre extraída de la punta del dedo, podría hacer pruebas de laboratorio para evaluar más de un centenar de posibles problemas de salud. Nunca funcionó; pero tanto en el documental como en la miniserie que luego sacó Hulu, se centran en el fenómeno de un fallido emprendimiento que llegó a levantar cerca de un billón de dólares de inversionistas y valuado en casi diez veces esa cantidad sin un modelo funcional del aparato o invento. Cabe mencionar que los inversores y junta directiva que creyeron dar con la gallina de los huevos de oro (unicornio en la jerga de startups y negocios disruptivos), son personajes de lo más picudo que puedas encontrar, no son los mortales que se meten a la flor de la abundancia.

Claro, cuando hablamos de tópicos sensibles para la economía como las cuestiones energéticas, de movilidad, comunicación, educación y salud, siempre queda espacio para las teorías conspiracionistas, ahí tienes toda la literatura en internet referente a Nikola Tesla. Nada más que se le ocurra a un buen influencer compartir la sospecha y en un par de años tendremos una película hablando de como los grandes laboratorios enterraron los sueños de una jovencita texana que amenazaba los márgenes de su negocio.

Pero se va acabando la página y todavía no voy a lo que voy. Se retrata de manera genial en la miniserie ese villano que a nadie enseñan en las clases de literatura: la civilización. Y es que, conforme uno avanza en la trama, es difícil no empatizar con cada involucrado en una espiral de intereses, mentiras y supuestos que van torciendo una idea que parece sustentable en lo hipotético, pero no así en lo físico y biológico. Entiendes los motivos de todos, legítimos desde la perspectiva de cada quien, y tarde o temprano reflexionas en otros temas para caer en cuenta de que ya se trate de la Segunda Guerra Mundial, aranceles, medicina o migración, los villanos siempre atienden a coyunturas históricas y terminan orillados por sus pueblos y poderes fácticos, para caer en toda clase de sinrazones; nos gusta señalar un culpable, pero nunca asumimos un ápice de responsabilidad por ser parte de una civilización, mercado, pueblo, partido, religión, gremio, sindicato, sociedad o familia de mil cabezas, que demanda de forma colectiva lo que no se atrevería a exigir de manera personal.

En el caso de Theranos, casi una totalidad de inversionistas, medios, colectivos, científicos, familiares, educadores, trabajadores, celebridades, políticos y líderes de toda índole, presionan y hacen eco de un concepto que parece viable, y, aunados a la ambición de su creadora, empujan y empujan cada vez más por un sueño que desean ver materializado, pero donde las impecables leyes de la madre naturaleza se imponen a los más repetidos vicios de la naturaleza humana. Pero, ¿quién se resiste a subirse en una ola con tanta gente pensante arriba?

Desde la concepción de una propuesta sin conflictos donde el bien común, la salud y un buen negocio son compatibles, en la realidad empiezan a aparecer dilemas de todo tipo, en donde aflora lo más íntimo de una condición humana muy expandida en estos tiempos: primero yo, luego yo y al último, yo.

Terminando, para darle sentido al título de la columna y algo interesante que puedas hacer en la noche del domingo, te recomiendo consultar de qué va eso de la Tulipomanía, solo para descubrir que nuestros errores de apreciación cuando seguimos ciegamente una corriente, no son consecuencia de nuestra era, sino de la más pura naturaleza humana, la misma que nos rige desde hace unos doscientos mil años.



Saltillo 360

VANGUARDIA HD

La tristeza de no estar aquí en el futuro.

 publicado el 13 de abril de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia. 


HOY SE HABLA DE… LA TRISTEZA DE NO ESTAR AQUÍ EN EL FUTURO

Vanguardia HD


Ni yo me considero pendejo, y por supuesto que ninguno de mis amigos lo es. Por ese motivo regresé el libro a Francisco, quien me lo prestó luego de una interesante plática en torno al génesis de nuestra ciudad. El asunto es que la satisfacción del vistazo hacia el pasado fue inversamente proporcional a la desazón por saberme ausente cuando el futuro llegue por aquí.

Breve Historia de Saltillo (Archivo Municipal de Saltillo, año 2000), del maestro Jesús Alfonso Arreola Pérez (+), es una condensación que, aun cuando cita una bibliografía impresionante como respaldo documental, se puede leer en una tarde de domingo sin exigirle mucho a la sesera para quienes acusamos graves deficiencias formativas en lo general e históricas en lo particular.

Más que evitar la repetición del pasado, revisar la historia nos brinda elementos para entender y apreciar el presente. Se mapea mejor uno así, dentro de una sociedad cuyo retrato fundacional es la escultura situada a espaldas del palacio de gobierno (la obra de Erasmo Fuentes de Hoyos no refleja la fundación de Saltillo como entidad, trata sobre el origen de nuestra comunidad por composición demográfica), justo en la línea limítrofe de lo que hace cuatrocientos y pico de años dividía a la Villa de Santiago del Saltillo del pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala…algo similar a las bardas perimetrales de universidades, fraccionamientos, negocios y templos que hoy indican la separación de realidades más significantes que la geografía.

De ahí brinca la mente a diferentes tiempos y espacios para pensar en pirámides y centros ceremoniales, arquitectura virreinal, infraestructura moderna, notas a pie de página como un monumento a la revolución o la plaza de las tres culturas, un castillo desde cuya alcoba se domina la avenida más importante del país, desarrollos turísticos y plazas comerciales, fábricas de bienes materiales y males ecológicos… un brinco más para apreciar el desarrollo del lenguaje, la agricultura y la ganadería, la invención de pólvora, rueda e imprenta, la Venus de Milo, las sinfonías de Mozart y la penicilina, las naves espaciales y ese par de goles de Maradona ante los ingleses en poética respuesta a un gol llamado Malvinas. Ahhh, y también la Coca-Cola.

Yo no sé si me enorgullece más ser saltillense, mexicano o ser humano, porque en cada instancia encuentro motivos para apreciar mucho de lo que nuestros antepasados lograron para yo tener oportunidad de teclear conceptos y caracteres ante una computadora, de maravillarme ante todo lo alcanzado por la especie humana, por México y por los saltillenses. Cosas tan trascendentes como imponer condiciones a la naturaleza y dejar de ser depredado por clima, elementos, enfermedades y bestias, hasta enviar fierros y mensajes al espacio en busca de inteligencia más allá de lo observable, y cosas tan cotidianas como el intercambio de bienes, servicios, divisas, favores y memes, todo en un concierto de billones de tonos, colores y perspectivas. Todo por la gracia de haber nacido en cierto tiempo y espacio, de ciertos ancestros y especies, de ciertos dioses o azares.

Y la tristeza llega luego de comprender un presente que en lo generacional me niega la posibilidad de vivir el tiempo necesario para ver el futuro: un momento en la historia de la humanidad que sugiere una nueva civilización donde el globalismo no será como lo habíamos anticipado, donde la nueva realidad geopolítica obliga a México a hacerse, sí o sí, arquitecto de su propio destino, donde Saltillo escribirá nuevas páginas dependiendo menos de una sola industria como amalgama social para de ahí socializar alternativas para cada aspecto comunal; un futuro precedido por un nuevo parto, donde mi generación y las anteriores ya no seremos testigos…pero donde todavía podemos ser protagonistas, igual a aquellos colonizadores nacidos en Hispania, esos indios tlaxcaltecas migrados del Señorío de Tizatlán, e improbablemente algunos Chichimecas trasnochados, cuyas mezclas de sangre, trabajo y visión, nos dan el orgullo de un exitoso pasado y la dignidad de un presente que afirma autonomía al tiempo que participa en la constitución del todo.

En mi generación estamos tan tristes como seguros de que la vida no nos dará para estar ahí y compartir con las generaciones del mañana ese apasionante y muy distinto futuro, pero también estamos ciertos de tener ánimo para acompañarles a escribir, a cuatro manos, el prólogo y los párrafos iniciales de una era tan trascendente para nuestra especie y nuestra tierra, como lo han sido tres o cuatro épocas en toda la historia de la humanidad, y como lo fueron dos o tres circunstancias en la historia de nuestro Saltillo.



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HOY SE HABLA DE… LA TRISTEZA DE NO ESTAR AQUÍ EN EL FUTURO

La importancia de que no te llamen Ernesto

publicado el 06 de abril de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia


HOY SE HABLA DE… LA IMPORTANCIA DE QUE NO TE LLAMEN ERNESTO – Saltillo360


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Desde mi perfil de vendedor que me da para comer, entiendo que un buen juego de palabras atrae la atención; luego, desde el aspiracional de escritor que me da para vivir, procuro destacar lo conceptual sobre lo cuantitativo para eficientar la comunicación. De ese híbrido de oficios es que siempre salga con disparates distintos a lo que en principio promete el escrito.

Dicho lo anterior, sabes que este artículo no trata sobre Oscar Wilde. Aunque partimos de la premisa de su obra entendida desde la importancia de actuar de acuerdo con las propias convicciones más que la expectativa de otros, la conclusión será cuándo sí resulta importante la percepción de alguien más. Tenme dos párrafos de paciencia, y luego vamos a despegar.
Es una paradoja que desde nacer nos atengamos a una cédula de identidad determinada por fecha, lugar, sexo, progenitores y seudónimo de pila escogido por razones tan justificadas como el nombre de la abuelita, el santoral en el almanaque, el amor platónico, lé artisté del momenté, o ya de plano, la marca del malogrado condón que hizo posible la hazaña. La paradoja y el espíritu de este artículo radica en el hecho de que esa identidad tan detallada nos acerca más a lo genérico que a lo particular; toca entonces hacer un intento por rescatar la individualidad. Me explico:
Esa CURP mexicana que en otros países equivale a DNI, pasaporte, CI, o kimlik karti entre muchos otros (gracias, IA), termina por invisibilizarnos como individuos ante los demás. No voy a extenderme en el sobajado discurso de ser simples numeritos ante un gran hermano vigilante y todo ese rollo; no, el sentido es reconocer aquellas relaciones en las que somos algo muy distinto a una identificación numeraria o al nombre que serviría para que seres de otro planeta supieran más o menos quién dice el mundo que somos. ¿Somos datos alfanuméricos y biometría? ¿O también somos aquello que es único para quienes procuramos y nos procuran?
De ahí que un servidor siempre regrese allá dónde le conocen por Tocayo, o disfrute los asados con aquellos que le dicen Checharleone, acuda al llamado de los que le llaman Primo, Compadre, tío, sobrino, cuñado -cuñis o ñáo-, padrino o ahijado. Irremediable tristeza de medio siglo sin escuchar a mi tío Antonio llamarme su Compadrito y nostalgia de décadas sin que mi tío Rodolfo me diga Chicharito Mondingo.
Siempre será más fraterno referirse a alguien por un apodo que por su nombre oficial. Sabemos que al escuchar nuestro nombre tal y como viene escrito en el acta de nacimiento, pero de boca de nuestra madre, ya valió ídem; distinto a cuando nos dice mi´jito. Lo mismo aplica si escuchas tus generales en un aeropuerto, ante el notificador de hacienda, o por un sacerdote oficiando.
Abriendo un poco el abanico, existe algo de individualización colectiva, si me permites el oxímoron, en pequeños grupos como han sido en mi caso los Olindos, Bóxer, Vaqueros, Pumas, Mineros, Atléticos, Mustangs, Compayitos y Generación XXI. Gremios, asociaciones, religiones y demás colectivos también caben.
Fuerte dosis de realidad me cayó al descubrir que alguien me tiene guardado entre sus contactos como “Elizonso” y otro me llama scarface a mis espaldas, o al sospechar que en el ideario de algunas personas pueda ser el tóxico, intenso o malnacido; en ningún caso he sido Juán Mecánico o algo así. Un par de sobrenombres surgidos de la imprudencia: caza-fantasmas y caballo loco.
Otros motes como Gansito (por tener una embarradita de fresa) y Cri-Cri son mi esencia con queridos grupos; gracias al paso del tiempo en el trabajo terminaron por llamarme Don César; personas cercanas a mis hijos e hijas me han dicho Tío por evitarse el señor, don, licenciado o… suegro. Por supuesto, una tía me dice Mirrey, aquel amigo que casi no frecuento me dice hermano, el otro me dice Mel, y uno más me dice simplemente Amigo mientras comemos cabrito.
Total, quisiera uno tener más apodos y menos cédulas de identificación. Cierro tratando de empatizar contigo que me lees, deseando que tengas y aprecies quien te diga Hijo como hicieron aquel par conmigo, o como ese que cuando nos emborrachábamos me llamaba Kid Acero, o esas que se refieren a mí como Hermano, esos cuatro que dentro de su economía de palabras y su incondicional cariño, me dicen “Pa”; y también, deseo para ti, alguien que te llame Amor.







Del feudalismo al mercantilismo, a la industrialización, a Musk

publicado el 09 de marzo de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia


 HOY SE HABLA DE… DEL FEUDALISMO AL MERCANTILISMO, A LA INDUSTRIALIZACIÓN…A MUSK – Saltillo360

Sabrá dios qué veremos este domingo en el zócalo de la ciudad de México, pero lo que sea, augura un doloroso parto en la historia de México, y de la región sureste de Coahuila.

Reducir la política económica a comunismo o capitalismo fue durante mucho tiempo el tema preferido de muchos, sesgando desde uno y otro extremo las realidades de un mundo (país o región) cuyo principal motor es el ser humano, tan individual y personalizado, como social y multitudinario.

La fotografía de la evolución en la economía mundial la podemos ver de manera más sencilla revisando nuestra historia como región en los pasados cien años: del mercantilismo pasamos a la industrialización, y ahora…¿quién podrá defendernos?

Es de dominio público cómo fue el desarrollo en Saltillo y sus alrededores en materia económica. De ser el comercio la fuente principal de riqueza y crecimiento, durante la segunda guerra mundial, exitosos comerciantes ferreteros se convirtieron en fabricantes de peltre, para de ahí expandir sus negocios a mucho de lo que el mundo consumió en la segunda mitad del siglo.

Subidos en el tren de un mercado mundial en crecimiento gracias a factores tan variados como la explosión demográfica derivada no solo de más nacimientos sino de menos defunciones tempranas y mayor longevidad gracias a los avances médicos, así como el achicamiento del mundo por la apertura de rutas marítimas, aviones e infraestructura vial y ferroviaria, aunado a los avances tecnológicos que dejaron de ser en exclusiva materia de seguridad nacional o investigación, para convertirse en bienes y servicios de consumo particular, pudimos como región adaptarnos y ser exitosos en la tarea de continuar vigentes en ese vals-baile-slamming que se da en el concierto de la economía universal.

El problema que tenemos hoy y que parece nadie darse cuenta o querer reconocer, es que estamos ante un cambio de era. Ni la caída del muro de Berlín, ni la globalización, el internet o el reggaetón, han tenido en la historia de la humanidad un impacto tan importante como la implementación de la agricultura y la ganadería, la creación del Estado como garante del bien común, las rutas de comercio y la revolución industrial. Hoy estamos ante el fin de la era de la revolución industrial. A lo que sigue.

Con una población mayor a los ocho mil millones de habitantes y ante los atisbos que hoy presenciamos en cuanto a automatización, robotización e inteligencia artificial, es fácil concluir que tan pronto como en una generación, las tareas mecánicas y manuales cederán ante el progreso como ya lo vemos en las cajas de bancos y supermercados, en la pisca, la construcción y por supuesto, la industria. Sí, va a haber menos fuentes de trabajo físico e intelectual para los humanos, esto quedará casi supeditado a los deportes y al arte… y del arte hay quienes piensan que igual, se irá por la coladera.

Estados Unidos se prepara para conservar a quienes tengan los medios para consumir internamente y producir ganancias dentro y fuera de sus fronteras: una élite empresarial que entiende bien una drástica reducción de la población mundial en aras de dar sustentabilidad al futuro de la raza humana; no entender eso y seguir en la jauja de la explosión demográfica, traerá hambre con guerras civiles por comida y no por ideales, pobreza extrema, y a todos los jinetes del apocalipsis en una sola exhibición.

Y no, no son personas que quieran matar bebés o acabar con parte de la humanidad de un pandemiazo, son gente que se ha dado cuenta que somos víctimas de nuestro propio éxito como especie, dado que nadie pudo anticipar en lo antropológico, político, económico o social, el infinito bucle de producir más para atender la demanda que a su vez creció por haber más empleos, que luego necesitaron de más bienes y por lo tanto se necesitó más producción, que entonces necesitó de más trabajadores, y así, hasta convertir la espiral en un círculo vicioso en donde los dueños del capital quedaron obligados a seguir invirtiendo e invirtiendo, llegando a acumular tanto, que ni siquiera pueden gastarlo. Se han dado cuenta que también son esclavos del consumo, porque no han tenido tregua en ochenta años para tomarse un descanso: si una demanda no la atiende x empresario, lo hará quien le pisa los talones.

Podemos seguir satanizando a quienes han cambiado las reglas del juego mundial, o podemos entender cuáles son sus motivos, asimilarlos, y prepararnos para afrontar un futuro tan cambiante como lo fueron en su época el mercantilismo y la revolución industrial. Esta vez, el problema raíz es la demografía, ya no más la economía; esa es solo la consecuencia.




HOY SE HABLA DE… DEL FEUDALISMO AL MERCANTILISMO, A LA INDUSTRIALIZACIÓN…A MUSK – Saltillo360

Llorar llorando, o el niño de Zaratustra

publicado el 2 de marzo de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia

HOY SE HABLA DE… LLORAR LLORANDO, O EL NIÑO DE ZARATUSTRA – Saltillo360


Ya listo para ducharme, me horroriza comprobar que no hay jabón ni champú. Es hora de improvisar: tomo el detergente líquido para lavar ropa. Eso será mejor que un baño vaquero o pretender ser francés, mi nariz y demás fisonomía no dan para tal proeza.

Forzando un poco el contexto y hablando de todo y nada, empiezo por decir que me parece genial eso que construyeron en la zona cero de New York: un par de piscinas donde el circuito continuo del agua simboliza las lágrimas infinitas derramadas por la tragedia del nueve/once. Pero, vayamos a mi historia.
Resulta que mientras espero en posición de firmes adosado a la pared para que salga agua caliente por la regadera, pensamientos de todo tipo emergen en el consciente, y recuerdo haber leído en alguna parte o escuchar a un tiktokero decir que al bañarnos, se estimulan quién-sabe-qué zonas cerebrales donde se alojan las ideas dormidas, los recuerdos y la creatividad.
Al tomar el envase del detergente llegan los primeros recuerdos: el Yo original, aquel niñito llorón porque el jabón se le metía en los ojos, le irritaba, le cegaba, le dolía. Le bañaba por las noches una persona cansada, a quien luego de atender clientes, marido y más hijos, se le había extraviado el instinto maternal. Una cena digna, sabrosa y caliente, dejaba en el olvido ese trance de la ducha y le recordaba al niño que después de todo, y pese a lo que él escuchaba cuando andaba por ahí de desmadroso, sí tenía madre.
Más tarde, el niño se convirtió en el camello de Zaratustra e hizo lo que se esperaba de él: camellar. Siguiendo con la metáfora de Nietzsche, llegó el momento en que el camello se transformó en león, enseñó garras y dientes, rugió desde sus entrañas y alejó a los más cercanos…los lejanos ajustaron un refrán: ese que ruge, no muerde. Y aunque el león vive en manada dentro del reino animal, acá entre la raza humana, el león se aparta de todo y vive bajo sus propias reglas.
Mientras extiendo detergente sobre mi cabeza, agradezco a la genética el que mi cabello sea congruente con la imagen de un león, más de Scar que de Mufasa, pero en fin, así es la vida; luego miro hacia abajo, y reclamo a mí ADN, al mestizaje o al frío, ser de músculos promedio.
Ahí mismo reconozco una variación a la metamorfosis de camello-león y lo que sigue: viene a mi mente el celebrado plot twist en otra época y arte dentro del poema de Juan de Dios Peza; junto a eso, los Payaso (así, en singular) de José José y Javier Solís, El bufón de Stanczyk, y aquella desgarradora escena de Pedro Infante en Un rincón cerca del cielo. Así fue: la niñez se acabó pronto, se mimetizó en camello; de camello pasó a león, y de ser rey de la selva, a ser payaso de circo.
Me enjabono cara y pecho, tallo fuerte con la esponja para quitar la pintura de falsos colores vivos. Los duelos procrastinados por pérdidas materiales, humanas, teológicas, sociales, físicas y cognitivas calan fuerte y muy profundo bajo el térmico chorro de agua.
En un desliz de idiotez, se me ocurre abrir los ojos. El detergente se cuela sin anuncio ni permiso sobre iris y pupilas, y me siento como aquel Yo original: me irrita, me ciega y duele... pero ya no lloro más. Es imposible ver algo durante unos momentos. Enjuago con agua dentro y alrededor de los ojos, luego de un rato desaparecen molestias y se aclara la visión. Me miro en el mini espejo que utilizo al afeitarme, lo que refleja el espejo me recuerda a un conejo de kermés. Observo sobre el piso y alrededor del resumidero como el agua jabonosa se arremolina y se va; la alusión al once/nueve pretendía en un principio engarzar en este punto, pero aquí no hay poesía, no hay lágrimas ni tragedia, ni heroísmo o contrición, solo asoma la nostalgia, o el intraducible saudade del idioma portugués.
Caigo en cuenta de una vida sin llorar en la bañera. Un pensamiento final antes de dar vuelta al grifo: no tengo idea si los fabricantes de jabones y champú realizaron cambios en sus fórmulas en el último medio siglo, pero estoy seguro de algo: todo aquello que se fue por la coladera durante el periplo camello-león y payaso, solo fue agua con jabón, sudor, tierra y mucha célula muerta; quizá un hilillo de orina y algunas gotas de sangre, pero lágrimas, ya no.
Hoy toca ser el niño de Zaratustra. Sin aguantarme la sed o ser dromedario de otros; sin pretender ser el león, quien duerme veinte horas diarias y en las cuatro que le quedan, solo disfruta dos cosas: ambas inician con co…y correr no es una de ellas; sin ser payaso del circo, tampoco mago ni acróbata, o friki en frasco de alcohol. Ser un niño que no llora, pero le agrada estar limpio, con los ojos bien abiertos bajo la ducha en su hogar, dentro del inmenso mar, o en la consciencia de vida.

Super Bowl LIX

publicado el 09 de febrero de 2025 en Saltillo 360, de Vanguardia. 


HOY SE HABLA DE… SUPER BOWL LIX – Saltillo360

Vanguardia HD


Viendo las cosas por arribita parecería que hoy seremos testigos de historia en la NFL: se dice que Las Vegas, el pasado reciente, la hegemonía de un equipo, Taylor Swift y hasta los árbitros, favorecen el triunfo de los Jefes de Kansas City. Con esto, la franquicia lograría lo que ni los Acereros de mi niñez, el San Francisco de mi juventud o los Patriotas del siglo XXI alcanzaron: ganar por tercera vez consecutiva el campeonato.
Pero, aquí su escritor aguafiestas, tiene otros datos. Más tarde vamos a ello. Por lo pronto, justo es decir que tenemos la oportunidad de ver, sin importar el resultado del partido, a un personaje que ya se encuentra en las conversaciones del tipo Pelé-Diego-Messi, Lebron-Jordan-Magic, Beatles-Queen-Stones o Trump-Scrooge-Herodes. En el caso de la NFL, el debate esta cerrado a dos individuos: Tom Brady y Patrick Mahomes.
Mahomes busca, además del tercero al hilo, su cuarto anillo de campeón en las últimas seis temporadas así como su quinta participación en el mismo lapso de tiempo, logros que se acrecentan cuando nos explican las intrincadas directrices de una liga que, en lo que parece una paradoja del sistema capitalista que la sustenta, busca la igualdad de oportunidades para sus equipos con topes salariales, repartición de dividendos independientemente del éxito deportivo de cada franquicia, balance de talento por medio de variables llamadas agencia libre y draft, entre otras cosas que en la teoría garantizan un equilibrio de fuerzas que en este siglo se ha visto roto por uno de los factores que hacen factible el modelo capitalista: la organización; entendida como planeación para llegar a una meta con los recursos humanos, materiales e intelectuales disponibles.
Adentrándonos en el juego de hoy, van los datos escondidos y aburridos primero, e igual a cada año, al final va el pronóstico infalible de esta intermitente columna. Ahí vamos:
En los fríos números que habríamos de tomar en cuenta si esto fuera una campaña política, un negocio o carrera de caballos, las Águilas de Filadelfia lucen mejor que los Jefes. Y no solo eso, sino que también, fiel a lo que cada año repito, en las unidades más importantes conforme el nivel del contrario se incrementa o la temporada avanza, como son las líneas ofensiva y defensiva, la brecha a favor de Filadelfia se ensancha. La lógica de este deporte dice que si pones hombres grandes, pesados y atléticos para que nadie moleste a tu pasador (Quarteback) y abran camino para tus corredores, terminarás por controlar el reloj de juego, lo que hacia el final del partido se traduce en mayor desgaste físico del adversario, facilitando que tus jugadores se impongan por fuerza, más que por trucos. Y en la defensa, los hombres grandes impiden que el pasador y corredores contrarios avancen, obligándoles a regresar el balón sin posibilidad de poner puntos en el marcador. En eso, que es la clave de este deporte si los genios y los errores no existieran, no habría duda para sentenciar al ganador de hoy. Pero…los genios y los errores, existen.
Por eso de los genios y los errores, y porque el librito de la adivinación dice que siempre hay que estar con el campeón, pienso que hoy veremos a Kansas City imponerse; pero sería muy fácil dejarlo ahí, tengo que justificar el cómo y el porqué.
Durante toda la temporada, los Jefes batallaron mucho para ganar sus partidos, si los factores de errores y genios hubieran jugado para los otros bandos, este equipo estaría eliminado hace semanas. El asunto aquí, en las letras chiquitas de los análisis, es que tenemos a una escuadra que parecería jugar tres cuartas partes del juego para ponerle sabor, pero que siempre al final se aplican, dejan de cometer errores y los provocan en sus contrarios, y aparece el genio de Patrick Mahomes y el staff de entrenadores con jugadas y estrategias elaboradas e inteligentes.
Pronóstico: si Kansas City juega desde el principio con el sentido de urgencia que lo hace hacia el final de los partidos, veremos a una arrolladora el día de hoy. No me sorprendería ver ofensivas en serie (sin permitir sustituciones del rival) por parte de Mahomes desde el primer cuarto, porque, de tomar los Jefes una ventaja temprana, el plan de juego de Filadelfia se vuelve predecible, y sus fortalezas sufrirán un desgaste físico que será determinante al final de la noche.