Historias donde hay fantasmas, real


publicado el 04 de noviembre de 2018 en Saltillo 360, de Vanguardia



Es complicado hablar de fantasmas desde la realidad, máxime cuando uno saca del periódico los temas para escribir: el sesgo del reportero se convierte en la nota. Para ficción, te puedes leer “Ese fantasma vecino”, recomendable, divertida e ingeniosa novela del buen amigo saltillense Al Boardman, bájala en Amazon; o si buscas la sensación del miedo consíguete algo de Poe, de Henry James o ya de perdido de Anne Rice.

Pero ya lo sabes, aquí hablamos de hechos, no de ilusiones. Por eso mi frustración semanal al buscar cosas para escribir desde un punto de vista de interés para los lectores de Saltillo 360: una consulta ciudadana con una semana de antigüedad, equivalente a la eternidad, el desenlace de la serie mundial de beisbol con similar añejamiento, dólar arriba y bolsa ´pa abajo. Nada que no hayamos escuchado durante toda la semana hasta el cansancio. Además, mi editor me pide entregar el jueves por la mañana la colaboración para aparecer en domingo, desfasado siempre ahí. Pero…el tema de los fantasmas nunca pierde vigencia, aunque a fines de octubre se agudiza su aparición en charlas y películas, en escritos y en dibujos, en programas de televisión y contenidos de internet. La dificultad estriba en dar el beneficio de la duda a lo que vemos, o a creer sin cuestionar cualquier historia, o de plano a ser escépticos a todo lo que nos rodea.

Y ahí me tienes buscando tema para escribir, cuando aparece una nota en Vanguardia…y me pongo a investigar. Hoy en día es sencillo encontrar información para ser opinador: tecleo tres palabras claves sacadas de la nota del periódico y cae una avalancha de información. Filtro los medios para desaparecer a los sitios patitos y al permanecer solo los más serios, siguen apareciendo en prestigiadas páginas web noticias y más noticias sobre el mismo tenor.

Pero viene lo mejor. No es un solo evento repetido por distintos canales, son diferentes notas, desde distintas partes del país y aun del mundo, donde existe un común denominador, en todas se repite la palabra: fantasma. Se acaba el espacio y te quedo a deber los pormenores. Pero no te enfades ni te sientas defraudado, te daré las palabras a teclear en tu computadora, tablet o teléfono celular para que por ti mismo, descubras cuantas notas verdaderas existen cuando hablamos de fantasmas.

Ve a tu navegador, Google, Safari, Fire-fox, Yahoo o lo que sea. Ponte en la barra de buscar, falta poco para que seas testigo de historias verdaderas escritas por reporteros desde el lenguaje coloquial. Ahora coloca tus dedos sobre el tecleado…y escribe: “auto fantasma atropella…”    
  cesarelizondov@gmail.com

y Tú, ¿quién eres?


Publicado el 28 de noviembre de 2019 en Saltillo 360, de Vanguardia






Sigo siendo el hijo de mi papá. No importa la edad, los amigos y conocidos de nuestros padres se refieren a nosotros como “el hijo de…”. Y pues, ahí ni como hacerle, así nos conocieron y a veces hasta te llaman como tu progenitor, no le hace si tu eres Pedro y él es Arturo. En la familia extendida, si tu nombre no es muy repetido entre abuelos, tíos y primos al estilo de Arcadio o Aureliano, tal vez con un poquito de suerte se aprendan tu nombre y no hablen de ti con el aclaratorio del “hijo de…” en su referencia. Hasta ahí, bien con el sello de amistades y familia.


 Luego sucede que uno se refiere a las nuevas generaciones de la misma forma, glosando triunfos y pecados de la ascendencia cuando queremos ubicarlos, saber quienes “son”. Así es que el Potrillo siempre será el hijo de Vicente, el Gómez Morín actual extiende hasta el infinito sus apellidos para aclarar de quien es nieto, Benny es hijo de Julissa y así nos la llevamos. También, bien hasta ahí con el sello que otros nos endilgan.


La bronca viene cuando nosotros mismos nos moteamos (no, nada que ver con la mariguana) con calificativos como tigre o rayado, virgo o acuario, metalero o cumbianchero, carnívoro o vegano, cervecero o tequilero, ingeniero o administrativo, dodger o yanqui, ventas o producción. Solitos nos apegamos a algo que suponemos nos da identidad. La verdad, de lo que hablamos es de fútbol o beisbol, de música o esoterismo, de comida y de bebida, de oficios o profesiones. Y uno es igualito al otro, nomás con diferente logo. Ahí si, mal con un sello autoimpuesto de pertenencia, pero no de identidad.


¿Empirista o racionalista? ¿nihilista o existencialista? ¿idealista o materialista? Quizás, si nuestra cultura nos llevase a definirnos desde la filosofía, a conocernos y que nos reconozcan como simpatizantes de algunas corrientes de pensamiento, nos ahorraríamos el andar preguntado fechas de nacimiento para saber de compatibilidad según la luna y las estrellas, para saber no que música nos gusta, sino que tipo de expresión humana buscamos ahí, para entender que esperamos del deporte, no para llorar por un partido perdido, para saber porque trabajamos, no lo que hacemos para sobrevivir. Para saber quién soy y hacia donde quiero ir, no para exhibir al mundo otros rasgos de personalidad.

Un gran paso es pensarse liberal o conservador, demócrata o republicano, de izquierda, centro o derecha; ateo, agnóstico o religioso. ¿Será posible que algún día así nos reconozcamos? No sé, pienso en quienes llegan a casa con mis hijos a jugar, estudiar o pasar un rato conviviendo. Nunca les pregunto si les gusta más la música o el deporte, si creen en dios o dudan de él, si votaron en las pasadas elecciones o si piensan estudiar un postgrado. Siempre, siempre la pregunta es: ¿Cómo me dijiste que te apellidas?   
 cesarelizondov@gmail.com



Un ¿improbable? Campeón


Publicado el 14 de octubre de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia



Por César Elizondo Valdez


Jamás pensé en alegrarme así por un título de los acérrimos rivales, Sultanes de Monterrey. Ya te lo había platicado: todos los días abro el periódico en la página de deportes o espectáculos porque ahí leo primero de los triunfos del Hombre, de la expresión artística de sus capacidades, del romper con paradigmas, del utilizar las destrezas y talentos propios para la felicidad y logros comunes, así sea en el profesionalismo.

Por eso mi alegría del miércoles pasado, cuando al abrir la sección deportiva (extremo) de Vanguardia, me encontré con el rostro feliz, orgulloso y satisfecho de mi amigo Luis Galindo, sosteniendo a su hijo Renato en brazos, posando junto al equipo de los Sultanes para la foto del campeonato. Quizá piensas que tengo amigos superdotados, que nacieron con la pelota de béisbol en una mano y la fortuna en la otra; pero no, resulta que Luis es una persona muy similar a ti y a mí; es solo que desde su oficio, no ha perdido los sueños de grandeza que solemos abandonar conforme la vida nos va llevando. Nutriólogo de profesión, mi amigo ha podido equilibrar una carrera que le brinda una forma de vida digna y honesta, con los auténticos y más nobles ideales que un Hombre pueda perseguir: contribuir a otros para llegar a la cima.

 Para mí, algo que saco de esto es lo siguiente: un niño no debe abandonar jamás su intención de representar a México en un mundial de fútbol, así como una joven debe ir tras su sueño de ganar un Oscar mientras otros aspiran al Nobel de literatura y alguien más quiere ser el próximo Steve Jobs. Si, quizás no tenga ese niño la habilidad de Hugo Sánchez o la joven el histrionismo de Meryl Streep, difícil será que alguien escriba algo cercano a Cien años de soledad y muy complicado es salir desde la cochera de tu casa a conquistar el mundo. Pero si creo, que en la próxima generación habrá mexicanos que levanten la Copa del Mundo, y algunos de ellos vestirán pantalón largo, y en ese vestidor campeón del mundo habrá nutriólogos y abogados, contadores y publicistas, mercadólogos y aguadores. Igual en Hollywood y en cualquier tipo de industria u oficio que a nuestros niños les apasione. Espero ver un futuro lleno de ganadores en nuestra comunidad, donde al igual que Luis, todos entendamos que nadie llega solo a ningún lado, y que es mejor ser parte del todo, a ser el todo de nada.   cesarelizondov@gmail.com

Suicidio de un hincha Tigre


Publicado el 30 de septiembre de 2018 en Círculo 360, de Saltillo

Por César Elizondo Valdez.

Nota: al cierre de la edición, el estado físico de la víctima es incierto para el autor,

pero para los fines alegóricos del escrito, la agresión es motivo suficiente.

El hombre del cabello largo no es un asesino solitario. El rostro crispado, su agresivo mirar y el salvajismo de todo su lenguaje corporal, ilustran de forma perfecta la estupidez y cobardía de la masa; esa sí, homicida con arma blanca, a patadas y pedradas, de un indeseable fanático del fútbol, o en otro tiempo y lugar de este mismo país y época, de presuntos secuestradores (luego hallados inocentes) quemados vivos; ese tumulto de gente enojada con la vida y resentida con el mundo, esa horda desquiciada que se convierte en jurado, juez, y verdugo, de violadores y raterillos.

No tardaron los falsos discípulos de Montag en rociarle gasolina al fuego, llamando nacos y chairos, trogloditas y neardentales a quienes se apasionan por el fútbol, esos pensantes cuya estrechez de criterio no les da para entender que el enfrentamiento en la periferia de los contextos geográfico, deportivo, social y económico en torno al clásico regio, poco tiene que ver con un domingo de fútbol, y mucho tiene que ver con los días de la semana vistos desde el arrabal, desde la aglomeración del transporte público o desde la maquila incesante, esclavizante y mata-aspiraciones.

Los videos publicados en medios de comunicación y redes sociales, son suficientes para que la autoridad encuentre y enjuicie a unos cuantos representantes de la masa asesina. Pero mi pensar sigue varado en esas imágenes, y tomando algunas licencias de las leyes de la física, pero sobre todo abusando de las anuencias que permite el intentar escribir desde el realismo mágico, aventuro un pensamiento con el único propósito de encontrar empatía con la víctima, jamás en el afán de ser abogado del diablo y menos de ser irreverente:

Un momento antes de ser alcanzado por sus enemigos, veo a la víctima lanzar una piedra con la misma saña, intención y odio con que luego fue atacado. Pero las imágenes son tan confusas que se pierde el foco del ataque por instantes, y en esa ventana de elipsis me atrevo a pensar que fue tanto su impulso para lanzar esa piedra, le puso tanto coraje, tanto ardor y complejos, que no podemos apreciar como esta roca se siguió de largo, y siguió y siguió…y le dio la vuelta al mundo al ras de su circunferencia, atraída por la gravedad; y viajo con la velocidad de la injuria y la fuerza del rencor para regresar al mismo sitio de dónde salió. Y por supuesto, mató de certero golpe a quien antes la hubo arrojado.

Y si el atacante de largo cabello y múltiples tatuajes lleva en su rostro a la estúpida masa asesina, entonces la víctima que huye despavorida luego de lanzar la piedra, tiene la cara del Yo, de mí y de ti; y se convierte en suicida al morir de una pedrada, repleta de sus huellas dactilares.       
 cesarelizondov@gmail.com

Ser feliz


Publicado el 16 de septiembre de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia





Por César Elizondo Valdez




“Descubrir que la felicidad es una decisión del hombre”, es el objetivo que persigue para sus asistentes este año el XXIV Congreso Regional de la Mujer. Por supuesto, al decir hombre la referencia es a la especie humana.

“Ser feliz” es el tema del congreso, que como en cada edición, busca permear ante las mujeres de nuestra tierra, la visión y los valores observados por las organizaciones de Familia Unida Saltillo y Pastoral familiar, quienes una vez más, de forma incansable, generosa y altruista, coordinan un titánico esfuerzo en el cual involucran a patrocinadores de giros tan variados como comerciales e industriales, financieros o del sector salud; de origen local, nacional e internacional, así como al ayuntamiento y gobierno estatal, de forma directa y a través de otras dependencias.

Y se convoca a personas como tú que me lees en el sureste de Coahuila, a disfrutar de ocho conferencias a lo largo de dos días, donde como participante, escucharás en Villa Ferré charlas de consumados oradores que versarán sobre entender que la felicidad es una búsqueda continua, o sobre dos realidades innegables e ineludibles: la felicidad y el dolor; también te darán las ocho claves para acercarte a la felicidad, aprenderás a abrir las puertas de la felicidad, conocerás un inspirador testimonio de rehabilitación física y psicológica bajo el título de Expectativas ante conflictos, te hablaran acerca del dilema del éxito y la felicidad, de amor y finanzas en pareja, y te invitarán a cambiar tu vida y ser feliz.

Desde distintos perfiles, oradores con impresionantes bagajes académicos, profesionales y sociales, traen para ti todo su conocimiento en filosofía y psicología, en ciencias sociales, en comunicación y desarrollo humano, en inteligencia emocional, pedagogía, tanatología y bioética, en teología…vaya hasta un profesional del derecho, de marketing y ventas, estará relacionando sus talentos con alguna forma de alcanzar la felicidad.

Si damos por bueno el eslogan u objetivo de este próximo Congreso Regional de la Mujer citado en la primera línea de esta columna, estarás de acuerdo conmigo en que la primera decisión a tomar para conseguir o continuar la felicidad, es asistir este jueves y viernes a Villa Ferré, y aprovechar la oportunidad de aprender o reafirmar los conceptos manejados por los conferencistas. Informes:

Pastoral Familiar y Familia Unida Saltillo.

Teléfonos 415 7487 y 416 0858.


Lugar: Villa Ferré

Fecha: 20 y 21 de septiembre.




Pomporrutas


Publicado el 02 de septiembre de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia


Por César Elizondo Valdez

Ahí anda uno en bodas y graduaciones, en fiestas de XV años y hasta en algún funeral, a paso carnavalesco. Agita todo el cuerpo y aplaude al ritmo del éxito de Banda Blanca, baila y canta el guata-negri-sun-tzu ¡sopa de caracol, yes! Muy bien todo, lo único a señalar es que el estribillo de la canción dice ese pedacito en ingles: what a very good soup, y no el guata-nergi-sun-tzu que con mexicana alegría coreamos.

También, si eres de la generación que vio nacer los video clips de Michael Jackson junto con Mtv, los tenis nike, el walkman y los peinados tipo loco por Mary, ya te habrán compartido por redes sociales al ochentero grupo de rock Twisted Sister complaciendo multitudes latinoamericanas en algunos conciertos, deformando su original coro de we´re not gonna take it por un tropicalizado “huevos con aceite”. ¿Escuchas la pomporruta? Igual decimos Juan Talavera en lugar de Guantanamera y por supuesto, la joya de la corona, Masiósare un extraño enemigo en vez de “más si osaré…”

No confundir la pomporruta, falta auditiva y verbal propia de repetir canciones, poemas y otras figuras de ritmo o cadencia, con el malapropismo, igual, pero en el hablar llano nada más. ¿Un ejemplo? Imagina quien, por jamás haber leído ya no digas un cuentito, sino ni siquiera el nombre impreso del autor, puede caer en el malapropismo de llamar José Luis a Jorge Luis Borges; seguro que así lo creía escuchar de sus profes en prestigiada institución académica. Y bueno, espero no venga desde la tumba a reclamar un gran (esto no es sarcasmo) director de turismo de Coahuila de lejana administración, quien, ante un público pletórico de cazadores, terratenientes y funcionarios de gobierno, prometió impulsar el turismo ginecológico, provocando las carcajadas de todos los que esperaban noticias de lo cinegético.

No tengo idea de si los siguientes ejemplos abarcan en la definición: el carpintero debió decir cinco semanas y tu entendiste cinco días. Quise decir que llegaría del dominó a las 3am, pero mi domadora insiste en que dije media noche. Juras haber escuchado que no va a haber gasolinazos, y sin embargo los hay; escuchas decir que caerá todo el peso de la ley, y los pesos perdidos que no aparecen, y los pesos completos, menos; acabaré con la corrupción, y acoges a la maestra, a Bartlett y a Bejarano. Está cañón, dirían los jóvenes, pero entre tanto malapropismo demagógico que nos endilgan como si nada, solo nos queda invocar, pero invocar bien y sin pomporruta, el mero final de la oración que Jesús nos enseñó: líbranos del Málamen.     cesarelizondov@gmail.com

Magna en Coahuila, más empleos para...Oaxaca


Publicado el 26 de agosto de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia


Por César Elizondo Valdez



Bendito problema, decían los comerciantes locales cuando no había quien atendiera el mostrador por irse a trabajar a las fábricas gracias al pleno empleo que, salvo la crisis mundial de 2009, viene gozando Coahuila desde los años noventa del siglo pasado. Empleos, justo es decirlo, generados por las automotrices y su proveeduría mayormente, no por legiones de turistas viajando al oriente con cargo al erario para luego anunciar inversión gringa, alemana o canadiense.

Si, con un nivel salarial en constante aumento por una ley natural de economía llamada oferta y demanda de mano de obra, con la inflación anual por debajo del cuatro por ciento, y con una globalización y tratados internacionales que primero pusieron al alcance de los comerciantes tradicionales más productos a mejores precios, aquello de la falta de personal en el comercio era un bendito problema, el buen nivel adquisitivo del mercado interno subsanaba el reto.

Pero hoy, con una inflación desbocada, inalcanzable para un hogar con uno, dos o tres salarios mínimos sumados, con una realidad global que quiere decir marcas nacionales e internacionales desplazando al empresariado local, con gastos operativos altísimos que suman servicios como luz, agua, teléfono, rentas, salarios y carga fiscal, al comerciante local ya no le hace tanta gracia escuchar de nuevas inversiones en su tierra, por una simple razón: ya ven más problemas que beneficios sociales en cada oleada de nuevas plazas laborales en la industria. Ya estoy escuchando la llamada telefónica de cortesía, pero llena de reclamo: nada te embona Cesarito.

La razón es que nos ha pasado algo muy curioso: nos agringamos. Y no quiero decir que nos brotó el pelo güero o que cantemos el éxito anglosajón del momento en perfecto inglés sin pomporruta (no es necesario consultar la última palabreja, se entiende la oración y la próxima semana ahondaremos en pomporrutas mexicanas), pero es de dominio público la problemática que enfrentan los responsables de recursos humanos para proveer de mano de obra a las maquiladoras encargadas de sacar más productos de los que la plantilla laboral tiene capacidad. Esto, primero trajo como consecuencia la facilidad para cualquiera para hacerse de un empleo…cosa desaprovechada. Ante la posibilidad de largarme hoy de un empleo y mañana encontrar otro igual, yo, coahuilense de la región sureste, me hice acomodaticio, así como los gringos que desdeñan los trabajos que terminan haciendo los latinos; y los empleadores empezaron a importar gente de otros estados. De ahí que ahora, al anunciarse en nuestra tierra nuevas inversiones y nuevos empleos, la noticia caiga como bálsamo en lugares como Chiapas, Veracruz, Oaxaca y demás sitios de la geografía nacional dónde si bien estiran la mano y arrancan el mango, no tienen la facilidad de estirar la mano y fabricar un auto. Pero la gracia para el maquilador es la desgracia del comerciante local: vienen por salarios bajísimos. ¿Y que crees? Además, el paupérrimo salario se envía cada semana íntegro a su casa, allá, al sur, nada se gasta en Saltillo o la región. Si, nos convertimos en un mini-USA.

cesarelizondov@gmail.com


Toros, aborto y muerte


Publoicado el 20 de agosto de 2018

Hoy se habla de…

Toros, aborto y muerte

Por César Elizondo Valdez

¿Como decirlo sin que se oiga feo?, pues más o menos así: cada vez que un adolescente se da autosatisfacción, tira al inodoro miles de hijos que jamás verán la luz del día, y así se va la vida por el drenaje. Eso nos decían en las escuelas católicas para evitar la tentación de andar por el sendero hedonista que te lleva derechito hasta el infierno. Más tarde, en el primer round entre la religión y la ciencia, la maldita ciencia nos enseñó que no, que aun siendo una célula que alberga vida, el espermatozoide no es un ser humano en tanto no fecunde un óvulo. Total, que mis amigos no tiraban por el retrete alegremente a sus hijos, nomás se deshacían de un exceso de juventud. Pero…también fue la ciencia quien sentenció sin cortapisas que una vez definido el campeón del rally espermatozoidal, ahora sí había que juntar para los pañales. Ya estaba dotado de genes para sus ojos verdes, cafés, rasgados o tristes, de cabello güero o azabache, de estatura alta, mediana o maya.

¿A dónde iba?, ahh, sí. Es difícil parecer ecuánime cuando por un lado aceptas la muerte del toro en aras de la economía, el alimento, el arte, deporte o lo que quiera uno ver en la fiesta brava como finalidad o beneficio colateral, y por otra parte, piensas que la vida del ser humano inicia en la concepción y todo lo que venga después (hablando de aborto) es atentar contra un cuerpo independiente de la madre.

Y me parece que es tiempo de sacar a la religión del tema, me explico: dado que las religiones profesan la existencia de paraísos, edenes, infiernos distintas dimensiones o reencarnación y karma luego de la muerte, podríamos suponer que tanto el toro de lidia como la cucaracha, el atún enlatado, el asesino ejecutado y los bebés abortados, disfrutan de la divinidad o sufren del castigo una vez finalizada su existencia en este planeta tierra. Entonces viene el argumento.

Una vez fuera las religiones, nos podemos concentrar en la única certeza para el hombre terrenal: la vida aquí. Imagina por un momento que las creencias religiosas referentes a la vida después de la muerte son puros embustes. ¿Ya capté tu atención, amig@ abortista? Pues bien, tu vida, la mía, la del embrión que abortaste o piensas abortar, o piensas apenas engendrar para luego abortar, es tan única como improbable. En cientos de miles de billones de galaxias, en toda la infinita eternidad venidera, jamás, nunca más, tendrás otra oportunidad de vida. Igual yo, tu madre, tu pareja, crush, checante o amante. Y claro, tampoco el embrión y el toro de lidia.

¿Qué feo no? Si callamos a las religiones, menos podemos atentar contra la vida terrenal. No alcanzo a comprender conceptos como eternidad e infinito, pero pensar que después de la muerte no hay nada más que vacío, me lleva a amar la única vida que conozco y a defender el derecho de todos, desde los embriones hasta los violadores, a tener hasta el último aliento de vida para pensar, amar, arrepentirse, temer, sufrir; porque después, el vacío eterno e infinito.

Y en las polémicas de toros, aborto y muerte, quizás todos como Estado debiéramos definir una sola filosofía para tener congruencia en temas de humanidad y respeto a la vida: si a todo, o no a todo. Por mi parte, como simpatizante de la fiesta brava, estoy de acuerdo en la desaparición de la misma, si también se respeta siempre la vida de los no natos y jamás se apruebe la pena de muerte. Y cómo católico, quiero creer en lo de la resurrección, no en lo del inodoro.
cesarelizondov@gmail.com

La reseña: Una Novela Criminal


publicado el 19 de agosto de 2018 en Página Siete, de Vanguardia.
Por César Elizondo Valdez
"Si ahora nos preocupan tanto las noticias falsas, ahí estaba el germen, la primera fake news. Durante dos horas, los mexicanos vieron un montaje contra los presuntos secuestradores y contra las víctimas. El policía que llevó la investigación fue ascendido y solo un periodista fue despedido. Es inaudito” 
 Jorge Volpi


“Un tipo de justicia para un french poodle, y otra para un perro callejero”, cita Jorge Volpi a José Ramón Cossío. El lamento del Ministro de la Suprema Corte de Justicia por la liberación de Florence Cassez no podría ser más lacónico. Salió libre la francesa, y su novio mexicano sigue esperando sentencia.

De esto dan cuenta más de 400 páginas en la obra ganadora del premio Alfaguara de novela 2018. Una novela documental o sin ficción, como insiste en clasificarla su autor a lo largo del texto.

En cinco partes y 20 capítulos, Volpi evita dar una lectura en política doméstica en aras de objetividad periodística. Entre las líneas de los acontecimientos, se podría leer la historia de Cassez e Israel Vallarta bajo los sellos distintivos de tres sexenios: La ocurrencia de un montaje mediático incriminatorio, el “haiga sido como haiga sido” para no dar marcha atrás, y la necesidad de ser candil de la calle para congraciarse con Francia.

Plus: el rol que jugó la próxima titular de SEGOB, Olga Sánchez Cordero, para destrabar un caso donde, a más de jugar con las vidas de víctimas y acusados, se enfrascaron dos naciones en una guerra de egos.



Una Novela Criminal. 

Jorge Volpi 
Alfaguara
México, 2018

Fígaro

Publicado el 12 de agosto de 2018 en Página Siete, de Vanguardia 
Por César Elizondo Valdez
Estoy preparado para todo cliente y este no ha de ser tan especial. Me enoja cuando piensan que soy un improvisado. He visto de todo, me ha tocado trabajar para cualquier tipo de gente; ninguna labor me espanta. Llegaron con gran misterio a exigir por mis servicios, cuando el misterio soy yo.
No espero que lo comprendas, pero personas como yo viajamos de una época a otra, desde un espacio hasta otro, de lo real a lo ficticio. Confórmate con saber que existimos, no esperes saber el método utilizado para nuestra teletransportación, es secreto bien guardado. Piénsalo un momento: en tu era, con siete mil millones de personas vivas en el mundo y con una población literaria, paranormal, mitológica y celestial incalculable, toda profesión debería estar saturada de clientela para los mortales; pero no es así, porque existimos personas como yo, robando el trabajo a los incompetentes.
Somos una cofradía que reúne a los mejores de diferentes oficios, y aquellos agraciados con suficientes medios, nos mueven a través del tiempo y del espacio, por distintas dimensiones. Imagina el tipo de personajes que tienen acceso a contratarnos. En mi caso, peluquero, he servido a reyes como Jacobo II de Inglaterra y a princesas como Diana, actrices como Sophia Loren y faraonas como Cleopatra, a guerreros de la talla de Leónidas y deportistas como David Beckham.
No me enorgullece, pero le hice pelo y bigote a Hitler en más de tres ocasiones. Me buscó una vez Dalila, pero no me contrató. Busqué por mi parte a Cristo, se negó diciendo que tenía una cena muy importante. A un ranchero adinerado le trasquilé a sus ovejas, pues al cliente lo que pida. Antes de bajar en Dallas, le arreglé un tocado a Jackie, es mi trabajo más visto.
Siempre acostumbrado a todo, por muy extravagante de una petición o cliente cumplo con lo que me piden: Corta mucho pero no los rizos, quítale solo las canas, así pero un poco más largo, trabaja sin que te note, has una reverencia al verle, no le mires a los ojos ni entables conversación, ponle aceite de unicornio, un corte a pura navaja, o píntale el pelo azul. ¿Qué me puede a mi asustar?
 “El peluquero de Mozart”, “El barbero del Quijote”, “El estilista del Oscar”, “El peluquero de Evita”, son algunos de los motes con los que he sido llamado. Claro, también he sufrido entre cabellos con piojos, con necias y fieras pulgas, con olores indecibles, y hasta con las garrapatas; el dinero, el mérito o la fama, no pelean con la inmundicia.
Llego a mi cita sin saber a quién voy a encontrar. Sigo a paso presuroso a quien me recogió en mi tiempo y en mi casa; atravieso muchos cuartos, por paredes y pasillos, por oscuridad y luz, luego un vientecillo helado, y después, brisa de mar. Un portón hasta el final. Adentro, de espaldas a la entrada, un sillón anaranjado de respaldo alto, muy alto. Por encima del respaldo, alcanzo a ver un ensortijado de serpientes, ya adivino lo peor: soy fígaro de Medusa.

Fígaro


Publicado el 12 de agosto de 2018 en Página Siete, de Vanguardia. 

Por César Elizondo Valdez

Estoy preparado para todo cliente y este no ha de ser tan especial. Me enoja cuando piensan que soy un improvisado. He visto de todo, me ha tocado trabajar para cualquier tipo de gente; ninguna labor me espanta. Llegaron con gran misterio a exigir por mis servicios, cuando el misterio soy yo.

No espero que lo comprendas, pero personas como yo viajamos de una época a otra, desde un espacio hasta otro, de lo real a lo ficticio. Confórmate con saber que existimos, no esperes saber el método utilizado para nuestra teletransportación, es secreto bien guardado. Piénsalo un momento: en tu era, con siete mil millones de personas vivas en el mundo y con una población literaria, paranormal, mitológica y celestial incalculable, toda profesión debería estar saturada de clientela para los mortales; pero no es así, porque existimos personas como yo, robando el trabajo a los incompetentes.

Somos una cofradía que reúne a los mejores de diferentes oficios, y aquellos agraciados con suficientes medios, nos mueven a través del tiempo y del espacio, por distintas dimensiones. Imagina el tipo de personajes que tienen acceso a contratarnos. En mi caso, peluquero, he servido a reyes como Jacobo II de Inglaterra y a princesas como Diana, actrices como Sophia Loren y faraonas como Cleopatra, a guerreros de la talla de Leónidas y deportistas como David Beckham.

No me enorgullece, pero le hice pelo y bigote a Hitler en más de tres ocasiones. Me buscó una vez Dalila, pero no me contrató. Busqué por mi parte a Cristo, se negó diciendo que tenía una cena muy importante. A un ranchero adinerado le trasquilé a sus ovejas, pues al cliente lo que pida. Antes de bajar en Dallas, le arreglé un tocado a Jackie, es mi trabajo más visto.

Siempre acostumbrado a todo, por muy extravagante de una petición o cliente cumplo con lo que me piden: Corta mucho pero no los rizos, quítale solo las canas, así pero un poco más largo, trabaja sin que te note, has una reverencia al verle, no le mires a los ojos ni entables conversación, ponle aceite de unicornio, un corte a pura navaja, o píntale el pelo azul. ¿Qué me puede a mi asustar?

 “El peluquero de Mozart”, “El barbero del Quijote”, “El estilista del Oscar”, “El peluquero de Evita”, son algunos de los motes con los que he sido llamado. Claro, también he sufrido entre cabellos con piojos, con necias y fieras pulgas, con olores indecibles, y hasta con las garrapatas; el dinero, el mérito o la fama, no pelean con la inmundicia.

Llego a mi cita sin saber a quién voy a encontrar. Sigo a paso presuroso a quien me recogió en mi tiempo y en mi casa; atravieso muchos cuartos, por paredes y pasillos, por oscuridad y luz, luego un vientecillo helado, y después, brisa de mar. Un portón hasta el final. Adentro, de espaldas a la entrada, un sillón anaranjado de respaldo alto, muy alto. Por encima del respaldo, alcanzo a ver un ensortijado de serpientes, ya adivino lo peor: soy fígaro de Medusa.


Honestidad y recorte de sueldos


Publicado el 05 de agosto de 2018 en Círculo 360, de Vanguardia



Por César Elizondo Valdez




No hay mujer que le llene el ojo a Brad Pitt, esto según las escrituras de cualquier sitio web, revista o programa de televisión dedicado a la farándula. Mientras tanto, cualquier mortal avecindado fuera del código postal 90210, aun careciendo de sus atributos físicos y económicos del actor (estarás de acuerdo que su histrionismo a nadie apantalla) puede llevar una vida plena al lado de una mujer, pareja, familiar o hasta de un hurón, gato o ardilla, a falta de perro. Igual, escogió Borges morir resentido por no haberse hecho del Nobel, mientras a la persona promedio le basta para ser feliz con ver sus escritos publicados en la gaceta de la escuela de sus hijos.

Mucho hemos escuchado algo así como que el secreto no está en tener todo, sino en alcanzar plenitud con lo que se tiene. Si, caemos en cuenta de que las virtudes se obtienen no por lo que uno posea, sino por lo que uno sea. Y vamos viendo que el Rolex no me convierte en una persona puntual, ni que los documentos firmados con una Mont Blanc los cumpla mejor a los rubricados con una Bic, o que con unos Nike salte más alto o corra más aprisa, o de perdido que avance por el pavimento con el poético andar de los fondistas kenianos.

De ahí, nos vamos formando opinión en cuanto a aquello de que, para ser honesto, alguien debe tener sus necesidades económicas resueltas. ¿De verdá? Igual sería pensar que para ser fiel habría uno de agarrarse a la más bonita del carnaval, puesto que ya no hay más pa´rriba, y ya vemos que no es así; ni que fuera gripa, diría la comadre enarcando una ceja.

Sobran muestras de como el dinero nunca es suficiente: compras un Vocho y luego quieres un Aveo, consigues ese y ahí vas por el Jetta, y para cuando acuerdas ya te paseas por Coahuila en Suburban blindada y toda la cosa. Ropa, casa, viajes, y toda clase de necesidades abren su espectro más allá de lo indispensable hasta caer en excentricidades. Y claro que no es tamal (esta mal, quise decir) darse cada quien la vida que pueda costearse, cada quien su rollo, solo que ese perfil no será el adecuado para velar por los intereses de todos.

Y créame, soy el primero en calificar de populistas las medidas de andar regalando el sueldo cuando los funcionarios lo publicitan como hermanas de la caridad, así ha de estar la tajada por otro lado, tampoco aplaudo la reducción de salarios per se, habrán de ser acordes a la realidad del costo para vivir dignamente y sin preocuparse por que lleguen Jordi o Slim a cortar agua o teléfono. Pero si, pensar que los altos ingresos son el parámetro para garantizar honestidad y buen trabajo, es como decir que Brad Pitt se va a estar quietecito con la mujer del momento.