Imagen y contenido, forma y fondo

Publicado el 11 de Octubre de 2015 en 360 Domingo, de Vanguardia

      “No preguntes que puede hacer el país por ti, pregúntate mejor que puedes hacer tu por el país.” Esa frase matona (como diría mi tocayo) le dio al discurso de toma de posesión de John Kennedy como Presidente de Estados Unidos un lugar preponderante en los anales del mundo de la oratoria. Después de haber terminado en las urnas con un empate técnico en el voto popular dos meses antes y por lo tanto con mucha opinión pública en contra, la retórica de su mensaje fue el catalizador para el inició perfecto de una administración que terminó de la forma más imperfecta que pudo haber sido.

    Para los estudiosos de la imagen, la política y la televisión, la campaña presidencial de Kennedy ha sido objeto de diversos y profundos análisis debido a la forma en que este se impuso al entonces vicepresidente Richard Nixon. Y los vendedores de la imagen y la televisión han sabido explotar el fenómeno desde hace más de medio siglo; y los simples mortales hemos caído en la creencia de lo que nos dictan desde su perspectiva.

    En una rápida googleada, podemos encontrar lo que siempre nos han presentado como el punto de quiebre o decisivo de aquella contienda política: el primer debate televisado en la historia. El fresco y juvenil senador de Massachusetts se impuso al agrio y experimentado candidato del partido republicano frente a un público ávido de conocer a través de la magia de la televisión el futuro no solo de un país engrandecido tras la segunda guerra, sino también el de un angustiado mundo por la tensión implícita de la guerra fría. Como reguero de pólvora en todos los ámbitos de comunicación, corrió el borrego de que la imagen física de Kennedy había sido el factor decisivo para ganar el debate y luego la presidencia. Y de ahí hasta nuestros días, el culto a la imagen ha ido al alza sin contrapeso que lo detenga.

     Difícil sería hoy, calcular un porcentaje de importancia a la imagen de esos candidatos con relación a los votos recibidos, porcentaje que sin duda existe. Pero por esa atractiva ventana de porcentajes cuando hablamos de cómo se conforma un todo, es por dónde, desde mínimos porcientos, se cuelan imprecisas teorías que luego se maquillan como tendencias y que al paso del tiempo se les asignan más y más importancias de las que realmente tienen.

     Y todo podría quedar en el simple y vago anecdotario de las cosas y personas públicas…. de no ser porque ciegamente nos llevamos la premisa a casa, y educamos a nuestros hijos poniendo más énfasis en el culto a las formas (imagen) que en la importancia del fondo (contenido). Cuando se ejemplifica con un tipo como el de Kennedy, es fácil caer en el cándido error de atribuirle más carisma que capacidad.

      Tú sabes lo que pasó más adelante. Primero fue muerto Kennedy y años más tarde Nixon llegó a ser Presidente. Y lo que nos interesa de sus vidas, es aquello por lo que la historia los ha juzgado: Una vez en el poder, las formas de Nixon provocaron que sus compatriotas conocieran el fondo de sus intenciones y ese fue el acabose como servidor público; mientras que a Kennedy, ni toda su buena y arrolladora imagen y personalidad le fueron suficientes para evitar que la amenaza contra ciertos intereses representada en el fondo de sus políticas, fuese la razón por la que sus enemigos terminaron con él.

    Quizás nuestros hijos piensen que la sola imagen es suficiente para encumbrarlos como los publicistas y asesores han hecho creer que pasó con Kennedy, pero mejor harían en creer que el máximo legado de ese hombre fue reflejado en aquel discurso inaugural donde supo conectar su pensar con el verdadero sentir y anhelar de su pueblo que había recogido de ellos en campaña. Los estudiosos de la política (no de la grilla), saben que los factores determinantes de aquellas elecciones fueron la mayor cercanía de Kennedy con los ciudadanos tanto corporal como ideológicamente ante un Nixon distante y ausente. Y los que saben de oratoria, entienden que la magistral pieza pronunciada en ese frío enero de 1961 tuvo que ver más con el conocimiento y la preparación que recogió de saber escuchar y entender a la gente en sus comunidades, que con los ademanes, tonos de voz y arreglos que hubo puesto en su persona y sus palabras a través de la televisión. El pecado o el fondo que finalmente tumbó a Nixon fue descubierto por la sucia forma de hacer las cosas, la mala imagen solo lo sepultó; el legado de Kennedy no tuvo que ver con su imagen física y el impacto de esto ante públicos masivos, sino con su cercano trato con la gente y la empatía que existía por afinidades humanas, no estéticas.

    Por supuesto que la imagen y la forma son importantes, pero, ¿En cuánto porcentaje con relación al contenido y el fondo?
cesarelizondov@gmail.com



         

Trump

Publicado el 20 de Septiembre de 2015 en Círculo 360 Domingo, de Vanguardia

     Lo he dicho antes: pocas cosas son más divertidas y reveladoras a leer los comentarios que los cibernautas hacemos en torno a la publicación de una noticia, un post, imagen, pensamiento o chisme que alguien más divulgue en la red. El pulso, cultura, información y hartazgo de un pueblo se deja ver en las democráticas redes sociales y páginas web por la propia voz y decisión de participación de quienes interactúan, más que en la oligarquía de acudir a las urnas.

       Y déjame decirte algo antes de que desestimes las redes sociales como medio de comunicación e indicador social y político por tener el candado de la conectividad a internet: Las aplicaciones de telefonía móvil y las necesidades laborales de hoy, hacen posible que la inmensa mayoría (casi la totalidad) de los adultos tengan acceso a las formas más comunes de redes sociales y navegación virtual. De ahí a que no nos sorprenda si en el futuro inmediato, nuestros diputadazos tengan la brillante y fascista idea de promulgar una ley que regule las publicaciones en la web y redes sociales.

       Pero ya me fui por otro lado, como diría Madrazo. A donde quiero llegar, además de al fin de quincena, es a la genialidad con la que el partido republicano de los vecinos del norte ha pavimentado su camino para las inminentes elecciones presidenciales en aquel país. Como tú sabes, los comentarios vertidos por latinos que ni siquiera viven o vivirán en Estados Unidos han inundado la red a raíz de las escandalosas declaraciones de Donald Trump en relación al tema migratorio; y tenemos que durante esta semana, los republicanos dieron un sutil golpe de timón al barco que Trump puso en marcha y en la agenda de propios y extraños, esto para empezar a posicionar en la mente del electorado a su verdadero candidato, me explico:

      Siendo el puntero en las encuestas dentro de los simpatizantes de su partido (ojo con la primer variable, su partido no es el país), pero siendo muy mal visto fuera de los ultra conservadores, míster Trump tuvo un primer y medido revés ante el fuego amigo en días pasados cuando fue evidenciada su falta de pericia en política exterior por sus contrincantes de partido. Resulta que el hijo (o hermano) del ex presidente Bush (ahhh, hijo y hermano), anda por ahí queriendo recuperar la franquicia que su familia ha construido a través del tiempo, lo que además nos dice que allá también hace aire.

    ¿Y adivina quién será visto como un pan de dios cuando hable de muros e indocumentados en un discurso mucho más conciliador que el del magnate inmobiliario, aunque más rudo que el de los demócratas? Así es, el tercer Bush. Cualquier tono que le ponga quien sea candidato republicano al tema migratorio será visto como humanista ante los incendiarios dichos de Trump, quien, dicho sea de paso, también pavimenta su futuro empresarial al prestarse para el maquineo de la política, ¿Verdad que no está tan alejado de la cultura mexicana?

     Mientras tanto, aquí seguiremos satanizando al despiadado Trump por hablar de muros fronterizos, omitiendo en nuestro juicio las grandes bardas que cercan las colonias donde cómodamente vivimos para protegernos de nosotros mismos, aun violentando el derecho constitucional de libre tránsito; seguiremos juzgando a los gringos de mente corta por no aceptar a nuestros paisanos siendo que aquí no aceptamos a los centroamericanos; y tristemente, seguiremos condenando a un país que expulsa a nuestros hermanos cuando nosotros los expulsamos del propio por falta de oportunidades; y aquí hago el paréntesis más importante: no estoy hablando de oportunidades en un trabajo solamente, porque es verdad que en una vuelta por las zonas industriales, comerciales y hasta habitacionales, veremos las insistentes lonas y escucharemos perifoneo ofreciendo más vacantes de las que se pueden cubrir; no, estoy hablando de oportunidades de una vida digna, de educación realmente garantizada por lo menos hasta la enseñanza media para nuestros hijos, de un sistema de seguridad social sano y sustentable, de recursos fiscales reflejados en obra pública y no en burocracia partidista, de lugares de esparcimiento comunes, bien mantenidos y gratuitos, de seguridad pública y combate a la delincuencia desde la inteligencia y no desde la fuerza bruta o la complicidad.

      Seguiremos llenando las páginas web y redes sociales de comentarios en contra de gente que poco tiene que ver con nuestro país y que juegan a jugar con la opinión pública como lo hace el señor Trump, pero mientras no aceptemos que es aquí mismo dónde hacemos que se gesten esas opiniones, junto a esa victimización que nos colgamos patrioteramente ante el mundo, le damos más vida a la nefasta oligarquía que nos tiene en la lona como pueblo.


Kickoff NFL

Publicado el 13 de Septiembre de 2015 en Círculo 360 Domingo, de Vanguardia


    Así como los mexicanos somos propensos fiesteros y hacemos harta veneración al maratón Guadalupe Reyes que llevamos a cabo entre las fiestas del 12 de diciembre y el 6 de enero (La virgen de Guadalupe y los Santos Reyes), los amantes del fútbol americano entran desde la segunda semana de septiembre y hasta el primer domingo de febrero en su propia negación de la realidad que bien podríamos tropicalizar llamándola maratón Hidalgo-Candelario, siempre atendiendo nuestras efemérides y fiestas religiosas.

     Y es que a partir del jueves pasado vuelven a aparecer las viudas de la NFL. Domingos con menos hombres atendiendo misa, restaurantes familiares sin familias, reuniones familiares en torno a un televisor, adultos hablando de juegos de fantasía, niños y jóvenes portando a todas horas el jersey de Manning, Rodgers o Romo. Y lunes de salir con los amigos a ver el coloquialmente llamado “Americano” con el pretexto de tomarse unas cervezas; martes y miércoles de rumiar estadísticas, devorar cuanto artículo o columna aparezca en medios impresos y electrónicos; y jueves de rehacer pronósticos, quinielas y alineaciones para empezar desde ese día el ritual de fin de semana que hábilmente han deslizado entre nuestra cultura futbolera los primos de allende el río Bravo.

      Y el Tuca Ferretti, el Chicharito y hasta el Presidente han de sentir que la válvula de presión les da un respiro. Se vuelve la espalda a los más queridos compadres si son seguidores de un equipo distinto al propio; se perdona la peor ofensa al más odiado de los enemigos cuando se enteran que son fanáticos de la misma escuadra; se desempolvan gorras, camisetas y bufandas; el tarro de cerveza con el logo vuelve a aparecer en el congelador para ser utilizado en domingo; se pega una nueva calca en los vidrios del auto y se cambia el avatar o icono de todos los perfiles de redes sociales: se quita la fotografía de la abnegada madre, de la bella esposa o de la dulce hija, y en su lugar se pone el rudo escudo del equipo preferido.

      Los televisores vuelven a temblar de miedo porque saben que escucharán más fuertes los desaforados gritos y regaños de quienes están frente a ellos en relación a los que estarían dentro de ellos: ¡No era esa la jugada, si serás estúpido¡…. ¡Era correr, no era pasar¡…..!Ese árbitro está ciego ¡…..!Corre, corre, corre, corre, siiiii ¡¡….! Balón sueltoooo, balón sueltoooo ¡…. Y el televisor será una y otra vez increpado por los errores de aquellos que están a miles de kilómetros de distancia.

      Exhausto, el aficionado de la NFL queda después de los juegos como si él mismo hubiese pisado el emparrillado: no se le hable ni se le presione, no le pidan nada y déjenlo meditar; máxime si su equipo ha perdido. Luego, dejadle ver los noticieros deportivos para enterarse de lo que pasó en otros frentes… y ver las repeticiones importantes del juego que ya presenció. Pero es solo de septiembre a febrero, se pasa rápido.

    ¿Y que tiene este deporte que tanta afición levanta en nuestro país? Porque, he de decir que actualmente son muchas las mujeres que se han incorporado a ver cotidianamente las transmisiones de los partidos, y las que no son tan aficionadas al menos lo ven cuando juegan los campeones Patriotas con Tom Brady, ¿Será acaso que les gusta ese uniforme? Me parece que en primer lugar, al ser una liga que no tiene representativos en México, la afición se forma por indefinidos mosaicos de preferencias por todo el país, lo que hace que sea igualmente interesante de seguir desde cualquier rincón de la geografía nacional, lo cual no sucede con el regionalismo del soccer. Luego viene la forma en que la organización de la NFL ha logrado el equilibrio de fuerzas entre franquicias, esto en beneficio del espectáculo y la competitividad.

     Pero lo más importante, pienso, es la identificación de ideales que el hombre encuentra en sus pasiones y sus gustos: Una mística de fuerza combinada con inteligencia, de dura preparación física y ardua preparación táctica, de conocimientos técnicos y capacidad de reacción, de pensar rápido y bien, de ejecutar sin error y….de compañerismo.

       Nos gusta la NFL porque nos acerca al improbable resultado de una utopía: Organización líder del deshumanizado capitalismo, ha dado con la fórmula para que sus participantes compitan en igualdad de circunstancias y posibilidades sin menoscabo de la calidad del espectáculo o los ingresos de sus socios; premia el individualismo con reconocimiento, fama y fortuna. Pero siempre prevalece lo más importante de la convivencia humana: ese trabajo en conjunto que brinda la oportunidad a todos de vestirse de gloria. Y es que en la NFL cada persona del equipo campeón, desde el más humilde barrendero hasta el dueño de la franquicia, recibirán al final un anillo conmemorativo que los acredita como campeones.

cesarelizondov@gmail.com

Maraton CDMX 2015

Publicado el 30 de Agosto de 2015 en Revista Círculo 360 Domingo, de Vanguradia

     Estimado Chuy:

     Es difícil hacer de una historia dónde no exista la tragedia algo que pueda ser interesante. Y tú sabes bien que en esta historia quizás encontremos un poco de drama o desgracias, pero sin llegar a la tragedia. Por lo pronto, aquí estoy por tu culpa dónde dije que jamás regresaría, haciendo lo que algún día te dije que en mi opinión era incorrecto, sufriendo innecesariamente por honrar una amistad.

      Sabes que me gusta la bohemia mucho más que la trotada, que siempre preferiría un buen corte de carne roja antes que atiborrarme de pastas y otros carbohidratos; que disfruto más del humo que despide un Marlboro a los olores que uno se fuma en las carreras; que entre el caballito de tequila y la botella del Gatorade, me brota lo tapatío. Que me considero más amante de la almohada a que amigo del despertador.

     Lo había dicho desde que la adversidad (que no tragedia) me había impedido correr contigo lo que fue tu primer maratón: No volvería a prepararme para participar en algo así porque para mí significaba un enorme sacrificio que no estaba dispuesto a repetir. Jamás regresé, y hoy no sé a ciencia cierta si mi decisión fue por el duro golpe a mi estado moral o por lo pesado de los entrenamientos físicos y mentales para afrontar el titánico, colosal e irracional reto de andar cuarenta y dos kilómetros con la única esperanza y orgullo de ganarse el mote de maratonista.

       Y hablando de preparación, diré que somos muchos los que hemos escuchado de ti decir aquello de que los premios se ganan en los entrenamientos, que el día de la carrera todo es cuestión de trámite y que solo vamos a recoger la medalla porque ya hemos cumplido con lo más complicado. Así es, cualquiera que haya competido en una carrera de fondo, o que haya alcanzado algún otro logro deportivo o académico, cultural, social o profesional, sabe que en el largo y pesado trayecto de la preparación y constancia es donde se ganan las cosas, y que al final solo debemos estirar la mano para obtenerlas.

       Pero te sobrevino la desgracia. Y el médico te recomendó alejarte de este deporte en el cual tantas cosas positivas has encontrado. Y tus amigos hemos sido testigos de tu desilusión. Y te has sentido terrible porque te ha quedado truncada la palabra MEXICO, palabra que formarías con seis medallas en forma de letras que acumularías durante igual número de años corriendo el maratón más importante de nuestro país. Pero…

      Cuando estés leyendo esto, estimado amigo, mis piernas llevarán un rato corriendo sobre el asfalto de la ciudad de México. Atado a cada uno de mis zapatos tenis tendré un chip: uno tuyo, el otro mío; mi camiseta llevará dos números sujetos con seguros, uno tuyo, el otro mío; y espero que por esta vez, mi pequeño y duro corazón pueda parecerse un poco al grande y noble corazón que Dios te ha dado para así aguantar de cualquier forma hasta el final.

     Estaré corriendo por las avenidas y parques de la ciudad más grandiosa de nuestra civilización. Por Reforma buscaré ver en lo alto del Castillo de Chapultepec los aposentos de Carlota y Maximiliano, luego pasaré por el museo Soumaya tratando de que mi mente adivine que piensa la perfecta reproducción de “El Pensador” de Rodín que ahí exhiben; de ahí a Masarik para después cruzar por el Bosque de Chapultepec y de ahí a La Condesa para enfilar por Insurgentes hacia el último tramo. Y finalmente, espero me queden fuerzas para una entrada triunfal al estadio de Ciudad Universitaria; ahí donde Bob Beamon realizó el increíble salto de casi nueve metros en México ´68, dónde Hugo Sánchez se coronó con los Pumas al despedirse de México para (vaya ironía), ir a la conquista de España; dónde Maradona inició su impresionante periplo durante el Mundial ´86.

     Entonces cruzaré la meta con el cuerpo deshidratado, las piernas entumecidas y las rodillas deshechas, pero siempre con el alma radiante y el espíritu indomable; y por esta ocasión recogeré dos medallas. Si, ya sé que alguna vez te dije que en mi opinión una carrera la podíamos dedicar a quien quisiéramos pero que regalar una medalla era un falso valor porque quien la recibía no habría tenido mérito en ello, que era incorrecto; en eso estuvimos de acuerdo. Pero luego tú me enseñaste algo más: Y entonces, si es cierto que las medallas las ganamos a lo largo de la preparación y el sacrificio, de la constancia y la entrega, y que los domingos solo vamos a recogerlas, entonces hoy no hago más que venir a reclamar una medalla que te pertenece, una medalla que te has ganado a pulso por tu gran aportación a la comunidad de corredores de nuestro Saltillo, una medalla cuyo mérito es haber sido innumerables veces guía de corredores invidentes, una medalla que tú nos has regalado a los miles que hemos participado en la carrera que lleva tu nombre y que año tras año organizas, una medalla que nadie te escatimará por ese gran testimonio sobre cómo apreciar la vida, testimonio que durante mucho tiempo nos has dado a tus familiares y amigos. Te llevo, mi estimado Chuy, la más merecida de las medallas.

    Tienes tres letras y aún faltan otras tres, espero que la vida nos dé tiempo, salud y amigos para terminar de ver formado ese MEXICO que nos merecemos, y con el que soñamos.



A clases

Publicado el 23 de Agosto de 2015 en revista Círculo 360 Domingo, del periódico Vanguardia.   

    ¿Cuántas pláticas pueden caber en el trayecto entre una casa y la escuela? Para mí, todas. Fue un largo y pesado día de Agosto y por supuesto que lo puedo recordar perfectamente. No eran horas para levantarse y llevar al primero de mis hijos a la escuela; yo era de quienes pensaban que en cierto momento te desentenderías ciegamente de ellos para que el sistema educativo se hiciera cargo, pero no fue así. En la junta previa nos dejaron muy claro que nuestra labor como padres continuaba siempre que nuestros retoños estuvieran en edad escolar, lo que quiera decir eso.

       Más dormido que despierto di un manotazo al despertador y como zombi me metí en la regadera. Unos minutos más tarde el terco sueño había cedido aunque la hinchazón de la cara delataba mi falta de descanso. Su madre lo despedía en la cocina cuando salí y pude sentir su pesar por no acompañarme a dejarlo, pero ella tenía también que ver en esa jornada por el segundo de nuestros hijos. ¿Eran lágrimas lo que alcance a ver? Pues no estaba cortando cebolla, eso era cierto. Preparé rápidamente un cargado café y salimos de casa cuando el sol aún no ganaba la partida ante la noche.

     No llegó el café ni a mitad del recorrido. Ya para ese entonces mi hijo estaba harto de todas las recomendaciones y consejos que arrebatadamente le repetía como desde semanas atrás: no hagas caso a los extraños, acércate a tus maestros, haz nuevos amigos, pon atención en clases. Hablamos también de sueños y aspiraciones, y al hablar yo de su prominente porvenir, con seguridad hablé de mis yerros, frustraciones, lo dejado en el camino, de mi ignominioso pasado. Lo imaginé en unos meses, semanas o tal vez días, mostrándome entusiasmado a sus fascinantes piedras, hablándome de la enigmática tierra y la importancia del agua así como demás cosas que en su escuela se descubren.

     Y finalmente llegamos a (¿nuestro?) su destino. El torpe abrazo con la consola central del asiento en medio de ambos no fue lo más cercano que hubiese deseado pero resultó en suficiente despedida. Se bajó del auto y por primera vez en su todavía corta vida pude atisbar un asomo de dudas, interrogantes o miedo en su mirar. “Échale ganas”, fue todo lo que atiné a decir con un nudo en la garganta. Y tras el lenguaje corporal del adiós agitando la mano, se volteó encaminándose hacia lo que era una pequeña e insignificante puerta de aluminio, pero a la vez la importante y grandiosa puerta de entrada a su futuro.

     Observé entonces como colgaba de la espalda su temática y colorida mochila. Se notaba que él podía llevarla sin mayor problema pero aun así la percibí como algo muy pesado: cargada de responsabilidades y compromisos, de pruebas por superar y de obstáculos en el camino, del desierto de la individualidad y el desasosiego de la soledad, de reveses y contratiempos. Pero también la entendí como llena de alegrías y de amigos, de oportunidades y de logros, del hambre de conocimiento y la recompensa de la superación.

     Igual pude adivinar lo que traía consigo en aquella mochila: una regla que sirve para medir cosas y personas, y trazar una línea recta, resistol que todo lo pega, un lápiz para escribir, y ¿Por qué no?, la goma para borrar, un nuevo cuaderno con hojas en blanco ansioso por ser utilizado, un pañuelo por si acaso. Y quizás lo más importante que le procuraron sus padres para esos próximos años: la brújula que indica un rumbo; no para saber de dónde viene o dónde esta, sino a dónde va.

      Y al mirar con más detalle, reparé en los tres cierres que tenía aquella mochila, dos a los lados y uno por arriba. Y no pude sino imaginar cómo se desplegarían desde aquellas bolsas laterales las grandes alas que empezarían a brotar. Alas para levantar el vuelo, alas para andar por el mundo y la vida sin la mano de sus padres. Pero también imaginé para que serviría la cremallera superior; y pensé que quizás ahí estaría algo escondido por si las alas fallasen; oculto estaba un paracaídas. Si, ese paracaídas que tarde o temprano todos necesitamos en esta vida cuando sentimos ir en caída libre.

     Desapareció tras de la puerta y con un hueco en el estómago continué con mi camino. Alrededor de medio millar de kilómetros tuve que conducir en soledad la tarde del sábado pasado para regresar a casa, de dónde había salido siete horas antes ese mismo día para dejar a mi hijo en la universidad, dónde eligió el estudio de las rocas, de los suelos, y del agua subterránea: Ingeniero en geología.

cesarelizondov@gmail.com    


Tauromaquia, por un villamelon

 Publicado el 16 de Agosto de 2015 en revista Círculo 360 Domingo, del periódico Vanguardia

   El bisoño turista visita el museo de Louvre en París y se siente estafado al encontrarse de frente al sfumato de la Mona Lisa: Un pequeño cuadro de 77 por 53 centímetros con menos encanto que las pinturas colgadas en su habitación del hotel. Igual sucede con cualquier tipo de arte como el de Rodin o Bernini, de Picasso o nuestro Diego (no el argentino), y un largo etcétera de formas, corrientes y técnicas que se extienden a distintas disciplinas alcanzando hasta los archivos digitales con música de Vivaldi y a los empolvados y repletos estantes de las bibliotecas llenos de literatura esperando a ser descubierta por alguien. Si no leemos a Shakespeare, su obra no pasa de ser un montón de letras que pegadas forman palabras impresas sobre una pila de páginas.

     Así entiendo que la tauromaquia es un arte no descubierto o no apreciado por muchos, y ya con esto tengo para que algunos me recuerden a mi madre, pero antes vayamos con mi abuelo Pepe: fue un apasionado de la fiesta brava cuya imagen recordada por todos es una fotografía de él recargado en el burladero con su boina, con la vista en el horizonte y un cigarrillo sin filtro entre los dedos. Su pasión lo llevó a ser cronista taurino en Monterrey y fue ampliamente conocido y respetado en peñas regiomontanas. Heredó en mi homónimo tío la gallarda valentía de pisar el ruedo y en mi prima Gaby la facilidad para saber acompañar el conocimiento de la escritura; pero en mi padre no hubo rastros de torero. Y si bien mi padre no censuraba a lo que coloquialmente llamamos los toros, tampoco lo procuraba; de manera que crecí con mis propias aficiones alejado de la tauromaquia.

     Y así me pasé los años con esporádicas apariciones en los cortijos y plazas con más intención social que cultural, artística o deportiva. Hasta que un día mi buen amigo Gerardo Treviño me invitó a una corrida en la Plaza Armillita de Saltillo. La percepción de los sentidos me hicieron evocar vívidas memorias de niñez y juventud: El olor a tierra húmeda y seco estiércol me regresó a cuando descornábamos, castrábamos y marcábamos a fuego y hierro el ganado de mi primo en Ciénega de Flores. Escuchar los bramidos de la bestia me llevaron a cuando iba invitado al rancho El Roble en la carretera a Torreón, dónde los trabajadores improvisaban un pretal y nos montaban a jinetear becerros. La vista de salida por los toriles de la imponente figura del toro de lidia irrumpiendo en el ruedo me hizo temblar las rodillas como cuando en el cortijo del Rayito algún domingo de rodeo nos bajamos a participar en el toro-gol, modalidad en que teníamos que pasar por las porterías a una vaquilla, que al momento de embestir era como ser arrollado por la defensiva entera de los Burros Pardos del Tec de Saltillo. La sensación del aire, la tierra y la brisa en la cara, me pusieron de vuelta en los criaderos a dónde solemos conseguir el lechón o cabrito para festejar con cualquier pretexto. Y claro, el gusto de pasar por la garganta el licor que llevaba en la bota de vino, fue la cereza en el pastel de todo el preámbulo para disfrutar de la fiesta.

    Pacientemente, como quien le habla a una persona de diferente idioma, Gerardo me instruyó de todo lo que iba pasando en el ritual y el porqué de cada cosa: El paseíllo y el saludo, el tercio de varas o de quites y la razón de los puyazos, el tercio de banderillas y el porqué de las mismas, y finalmente el tercio de muerte y la muleta. Todo salpicado de explicaciones para apreciar lances de verónica, gaoneras, lances naturales o de derecha; luego de todo eso, la calificación o trofeos concedidos al matador por el juez de plaza. De no haber sido por Gerardo, aquello habría sido como turista queriendo apreciar a la Gioconda sin conocer el contexto e historia que la acompañan.

    Y si, ya sé que al debate que nos inventan ahora nuestros políticazos habrá que ponerle el asunto de la crueldad hacia los animales y todo aquello que se piensa políticamente correcto aunque sea científicamente inexacto. Pero antes habríamos de procurar y garantizar humanidad y dignidad para los humanos. Insisto a nuestras autoridades para que revisen el tema de la inseguridad pública dónde nuevamente la modalidad de extorsión está a la orden del día.

      No desviemos a la fiesta brava la atención de lo que realmente importa. Igual que los animales de consumo humano, se pueden criar, sacrificar y desangrar los toros de lidia, especie rebasada por la selección natural de Darwin para subsistir sin los cuidados del hombre y que los anti taurinos no van a criar; pero que por favor, que no se desangre la afición de tantos amigos míos, ni desangren la memoria de Armillita, ni de mi abuelo.

cesarelizondov@gmail.com

El Acuerdo

   Publicado el 09 de Agosto de 2015 en revista Círculo 360 Domingo, del periódico Vanguardia.

  Versión feminista ampliamente difundida para establecer el tono de esta historia: Se dice que si los cerebros pudiesen rescatarse como otros órganos y luego venderlos a quien los requiera, sería más caro comprar un cerebro de hombre que uno de mujer, dicen ellas que porque el de los varones estaría sin usar, nuevecito pues.

    Pues la historia es la adaptación de un tipo de acuerdo que quizás hayas visto en películas y series de televisión. Parejas que podríamos calificar de amplio criterio, de mente abierta, liberales le llaman otros, se dan la oportunidad de soñar despiertos con una especie de permiso para darse la libertad de cumplir sus fantasías: Cada quien hace un listado de cinco personas con las cuales podrían tener una aventura de darse la ocasión, con la anuencia de su contraparte para no reclamar nada si el improbable caso se hiciese realidad. ¿Machista? ¿Feminista? ¿Enfermo? Socrático me considero para responder esas preguntas.

    Él, tiene una vida interesante. La naturaleza de su trabajo lo pone constantemente en situaciones ventajosas para el acuerdo: Pasa mucho tiempo en esos remansos de anonimidad que se prestan para ser quien no eres, los aeropuertos. Igual tiene una gran cuenta para viáticos que lo ponen en las mejores mesas de los más reconocidos restaurantes, también se hospeda en los mejores hoteles y sus juntas de trabajo son en las zonas más exclusivas de las ciudades a las que viaja. Él piensa que se merece lo mejor, lo inalcanzable; piensa también que en algún momento, una afortunada casualidad pondrá en su camino la ocasión de hacer válido el acuerdo.

   Ella, parecería vivir en la época de la postguerra: Ama de casa, dedicada a los hijos, sus relaciones sociales se limitan a cuando su marido está en casa y es voluntaria en un par de fundaciones. Claro, vive lejos de su tierra, por lo tanto de su familia. La buena vida la ha llevado a dejar de lado el desarrollo profesional que pudo haber tenido con los estudios que cursó en su juventud, pero se sabe realizada porque ha elegido por su cuenta, sin presiones, sin imposiciones. Sabe que para disfrutar la vida hay que valorar lo que se tiene al alcance.

     El acuerdo, claro está, fue a petición de él. Ella pensó en un principio que no cambiarían mucho las cosas; presentía sin tener bases para creerlo, que su pareja tenía sus escapes de cuando en cuando y que el acuerdo lo vería él como un permiso de lo que ya hacía más que como una nueva modalidad. Sin nada que perder, pensó ella, accedió al acuerdo que no acababa de entender bien. Total, el hecho de ser una mujer que respetaba las convenciones sociales no la convertía en una monja enclaustrada; ponerle sabor a la vida le podría sentar bien.

      Por su lado, él estaba aburrido de las insípidas aventuras que Master Card puede comprar y la idea del acuerdo le dio la ilusión de poder moverse con cierta libertad en las junglas de luces y asfalto, todo en busca del tipo de trofeo que todo hombre cazador quiere, trofeo que tiene que ver con un instinto de millones de años y especies que lucha contra la evolución de miles de años de una sola y superior especie. Iluso, con la arrogancia y el ego del hombre, y pensando con el órgano que algún@s dicen pensamos los hombres, le dio la lista a su mujer, una lista bastante universal e inalcanzable, diría yo: Angelina Jolie, Scarlett Johanson, Halle Berry, Barbara Morí, y, supongo que también por instinto de empoderamiento, a Hillary Clinton.

   Ella vio la lista y se quedó sin habla. Él supo que algo había entendido mal y pensó que su esposa estaría por echarse para atrás. Por primera vez en su vida la presionó para hacer algo, la urgió a seguir con el acuerdo e insistió en ver la lista de ella. Ella solo le dijo que si se empecinaba en ver su lista, tendrían que honrar el acuerdo. Él accedió a seguir el acuerdo hasta las últimas consecuencias, según su óptica, era casi como un juego. Pensaba que si él la tenía difícil para hacer realidad alguna de sus ambiciosas fantasías, para ella sería imposible concretar una aventura con los nombres de su lista.

     Pero esta fue la lista de ella, bastante original y a la mano, diría yo: El joven jardinero, el gerente del banco, el compadre que levantaba pesas, la vecina Susy, y, supongo que por un instinto de empoderamiento, el Pastor con acento extranjero del oficio dominical.



El Milagro del Santo Cristo de la Capilla

Publicado el 02 de Agosto de 2015 en Revista Círculo 360 Domingo, de Vanguardia

       Sin la mínima idea de a que se debía todo aquello, por la mitad de las llamadas vacaciones largas estaba impaciente por que me llevaran hasta aquella suerte de feria: juegos mecánicos y de destreza, fritangas y dulces, rifas y lotería, tiro al blanco y todo lo que igual encontrábamos meses antes en la Feria del Pequeño Comercio de Saltillo y que había desaparecido de la Feria Estatal truncada por aquella trágica muerte de un volador de Papantla. Ahhh, y por ahí andaba también la gente en el atrio de Catedral entrando y saliendo de la aledaña Capilla del Santo Cristo.

    Época en la que el término o figura del uso de suelo no existía o no era aplicado permitiendo toda clase de excesos y desproporciones urbanas; pero si bien el uso de suelo alrededor de los templos era laxo y ambiguo, los usos y costumbres alrededor de la Iglesia eran igual de marcados a los de hoy.

     Desde la ultra-ortodoxa formación religiosa de una escuela católica, vacunado por dogmas que se entendían por rígidos cánones más que por rumiadas razones, el Chicharito Moldingo (o sea yo) no veía relación entre la pagana fiesta popular y la ciega veneración religiosa de principios de agosto en el centro de su ciudad, manifestación de fe tropicalizada regionalmente, solo comparada en forma proporcional con la celebración que en todo el país tenemos del doce de diciembre. De hacer una conexión lógica entre la frívola festividad de la calle con la sacra efemérides religiosa dentro de la capilla y entendiendo que una era producto de la otra, cualquier niño o fundamentalista se convertiría en el encabronado Jesús que arrasó como chivo en cristalería con los puestos de los mercaderes expulsándolos del templo.

       Pero jamás sería mi estilo. Así que me la pasaba en los juegos hasta el anochecer y luego caminábamos por la calle de Victoria de regreso hasta la casa, pasando antes frente a la iglesia de San Esteban y el pulcro edificio del templo “El Mesías” de la Iglesia Metodista. Años después y mientras estudiaba mercadotecnia, pensaría que desde un punto de vista comercial, a los metodistas les faltaba mucho para ganarle el mercado a los católicos; y dentro del catolicismo saltillero, el director de San Esteban habría de aprenderle mucho a aquel que de facto fungía como gerente de la catedral, experto también por cierto en relaciones públicas estando siempre muy cercano al poder del César negociando lo que le correspondía a cambio de llevar la fiesta en paz. Pero claro, en las cuestiones de Dios que manejan los hombres no tienen cabida ni lo comercial, ni las relaciones públicas. Deja de reír, lector.

       Y en el pasar del tiempo que ha sido un pequeño paso para un hombre pero un gran saltillo para nuestra ciudad, alrededor de cuatro décadas han pasado desde que en mi niñez esperaba ansioso la mitad del verano para ir a los juegos por la calle de Hidalgo sin otra expectativa que la diversión. La suerte de nacer privilegiado en oportunidades económicas me ha llevado a conocer otro tipo de ferias y  parques de diversiones a lo largo de mi juventud y edad adulta. Hoy ya no espero anhelante la mitad del verano como lo hacía cuando niño.

    Hoy hago lo posible por ir a caminar por los callejones y calles que rodean la catedral durante algún día del novenario dedicado al Santo Cristo de la capilla. E imposible es no agradecer que en ese lugar me uniera en matrimonio con La Mujer, pero ese tipo de agradecimiento se finca en una especie de estrato físico o material. Porque no me queda duda que aquello haciendo las veces de pegamento para que nuestro espíritu no se despedace ante los golpes y reveses de la vida, no es un templo lleno de imágenes y bancas, o la figura de indescifrable materia que los fieles tocan y besan y ni siquiera los ritos que en toda religión existen. No, pienso que todas esas cosas y rituales son solo vehículos para acercarnos a aquello que es incomprensible pero que todo ser humano busca en algún momento dado de su existencia terrenal, y los más suspicaces lo buscan en el momento de la inminente muerte o en ese recóndito rincón de su cerebro dónde solo ellos pueden entrar.

     Poco sé y nada he estudiado de los supuestos milagros de personajes (¿Cómo más podría llamarlo?) como nuestro Santo Cristo de la Capilla. Pero durante cada novenario en que recorro las calles del centro de Saltillo para llegar hasta ahí, no hago más que constatar cuantos tantos de individuos seguimos aferrados a la promesa de un futuro redentor, y esto hace que logremos de esta misma vida y de este mismo planeta un mejor lugar en dónde estar, a pesar de todo lo negativo que sucede en el mundo y nuestras ciudades. Para mí, ese es el milagro de las religiones.

  cesarelizondov@gmail.com


No es una Cortina de Humo

Publicado el 26 de Julio de 2015 en Círculo 360 Domingo, de Vanguardia

      Me parece que es un término de guerra. Pensaría que la cortina de humo se ha utilizado con fines bélicos desde antes que se inventara la pólvora: Tiene que ver con fuego antes que con explosión. Sirve para avanzar o para replegarse, para camuflarse y desaparecer, para crear confusión y claro, de ahí obtener una ventaja. Y como dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, la cortina de humo es magistralmente utilizada en el matrimonio por el marido deseoso de evadir un tema que no quiere afrontar; así se salta de una posición defensiva ante el cuestionamiento de “a qué hora llegaste anoche”, a un acusador reclamo con fundamento en el “¿no compraste leche para desayunar?”

    Los magos son quienes la utilizan con descaro y gran destreza para llevar la atención del espectador a un lugar dónde no está pasando nada para después, salir por otro lado con la sorpresa de la ilusión presentada como magia. En los circos, la utilizan los payasos con fines parecidos a los de los magos, aunque el fracaso de la cortina de humo va implícito por la naturaleza de su profesión.

    Luego tenemos que entre la guerra y el circo, queriendo jugar al mago existen algunos políticos, esos seres que dan bandazos entre el general Rommel y el payaso Bozo, entre el Napoleón Bonaparte pre-Waterloo y el Guasón del Batman de los sesentas, entre el Pancho Villa que irrumpió en Estados Unidos y el Cepillín de la colonia Mitras; pero quedándose frecuentemente en el estado final del Garrick de Peza, de la oscura, triste y pesada esencia del payaso que interpretaba Javier Solís, o con parte de la letra del payaso que cantaba José José (uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser).

      Y por supuesto que la cortina de humo viene a cuento por la noticia de ocho columnas y ocho días en nuestro país, la fuga del Chapo. Ya lo escuchaste repetidamente como chiste, hartazgo, resignación o ironía: El fracaso de la selección mexicana es una cortina de humo por la muerte de Joan Sebastian que es una cortina de humo para cubrir la fuga del Chapo que es a su vez la cortina de humo de la privatización del sector salud y que esta cubre la cortina de humo de los escándalos del SNTE que vienen cubriendo los ostentosos e inútiles viajes de los gobernantes que a su vez (tomar aire), son la humareda perfecta para tapar la incapacidad de la misma autoridad para gobernar.

    Pero los más entendidos hablan de lo que nadie está hablando: Una moneda anémica, un empresariado nacional rendido y aniquilado ante la voracidad fiscal, un mercado interno contraído, el aterrizaje forzoso de la reforma energética por factores externos, estados y municipios sobre endeudados, legislativos incondicionales y sometidos al poder ejecutivo, una juventud que se sabe sin futuro, una delincuencia cada vez más organizada, una sociedad dispersa y enconada entre sí, un sistema educativo insuficiente y corrompido en todos sus frentes y un sistema de seguridad social quebrado.   

    De la primera fuga del Chapo (Enero de 2001) para acá, basta recordar Nueva York, Bagdad y Afganistán para comprender que el mundo ya no es el mismo; basta ver la religión católica para entender que nada ni nadie es para siempre; y en nuestras casas, una mirada al espejo o ver el tamaño de nuestros hijos nos dicen qué de tantas cosas han pasado en estos años, pero… ¿Y en que cambió nuestro país entre la primera y la segunda fuga del Chapo? En nada. Y mientras el Chapo estuvo preso, ¿Nuestros jóvenes dejaron de consumir drogas?, ¿Nosotros dejamos de consumir piratería? ¿Nos esforzamos en mejorar nuestro país y nuestra sociedad?

      Dejemos ya que el Sr. Chapo se largue en la falsa paz que en su “libertad” pueda encontrar, dudo mucho que le queden ánimos para seguir delinquiendo; para nosotros será mejor ocuparnos de todo lo que no hemos querido, podido ni sabido hacer como pueblo: dejar de culpar a los demás de nuestras carencias y errores como nación cuando imágenes como la del Chapo tendríamos que verlas como figurativas y no como solitarios villanos o chivos expiatorios; cuando habríamos de admitir en nosotros el error que cometen nuestros gobiernos porque son precisamente lo que nuestra participación cívica y política ha merecido. Porque primero habríamos de comprender que todo aquello que pasa en nuestra patria no son esas cortinas de humo que algunos están vendiendo en lo particular, sino el humo que en lo general despide nuestro país, un humo que es el producto de una nación que se encuentra en llamas.
  cesarelizondov@gmail.com





Detrás de las Foto-Multas

Publicado el 12 de Julio de 2015 en Círculo 360 Domindo, de Vanguardia

      El chiste es viejo pero el sarcasmo sigue teniendo vigencia: ¿Cuánto cuesta la educación de un mexicano? Veintitrés pesos. Y es que esa es la tarifa a pagar en la caseta para abandonar México e ingresar a Estados Unidos en automóvil; una vez del otro lado, dejamos de tirar basura, damos el paso, decimos buenas tardes y… respetamos los límites de velocidad.

    Y por acá en nuestro Saltillo, hasta el más cándido de los inocentes sabe lo que se esconde detrás de la implementación de cámaras y radares para multar a quienes excedan los límites de velocidad: una política recaudatoria. Podrá venir el híbrido cabildo, el alcalde panista, los paleros golpeadores, el vocero oficial o los emisarios a sueldo diciéndonos que velan por nuestra seguridad en primera instancia, pero el automovilista sugiere que si realmente les importa nuestra seguridad, será mejor que vean la forma de blindar la ciudad y a la población ante el inminente y campante regreso, el avance y la definitiva estadía de la delincuencia organizada en la región.

     Por otro lado, hasta el más rancio y “revolucionario” de los simpatizantes priístas entiende que en Coahuila, detrás de toda política recaudatoria municipal existe también una causal indirecta heredada, algo llamado menos participaciones a municipios, y detrás de eso tenemos algo llamado pago de deuda estatal, y así hasta llegar a Texas, Cuba o Barcelona. Pero eso le tocaba decirlo al ayuntamiento, no a mí. Al margen del texto diré que las palabras más escuchadas durante mi niñez y adolescencia cuando el tema era la administración pública fueron “deuda externa”; hoy me siento estúpido porqué pensé que la siguiente generación no habría de crecer con esas sombras que impiden el paso de la luz. Pero aquí estoy, heredando a mis hijos un país muy similar al que me legaron mis padres.

      Y luego tenemos que hasta algunos miembros de la especie más insensible de la flora y fauna política, los diputados locales, hacen como que se apiadan de los ciudadanos y recomiendan a los infraccionados buscar la manera de ampararse ante la ley, se desgarran las vestiduras y también piden bajar el monto de las sanciones económicas a la autoridad municipal. Ya solo les falta exigir al gobierno estatal que aterrice las promesas de campaña en cuanto a eliminar el pago de tenencia para que ahora si les podamos creer su pose de Robín Hood. Porque mientras tanto, su pretendida imagen heroica se queda en la misma seriedad y tamaño que la del Chapulín Colorado.

    Y total que no queda títere con cabeza. Y termina el automovilista por sentirse solo y desamparado ante la realidad de una medida que sin importar la percepción del porqué, una vez entendidas las razones económicas de fondo para su implementación, tendría que resultar positiva como un paso hacia el futuro.     

    Porque estaremos de acuerdo en que ni Javier, ni Jorge, ni Humberto van a venir a arreglar ni a darle mantenimiento a nuestra ciudad, nunca más. Y que los millones y millones de dólares que alguna instancia norteamericana pueda embargar, en el mejor de los casos irán a parar a nuestra hermana ciudad de Austin, pero jamás a Coahuila. Y también entendemos que ni Pancho ni Chema ni compañía en el Congresito pelean por el interés del ciudadano, su lealtad esta en otra parte; porque si así no fuera, podrían ser heroicos y congruentes exigiendo la eliminación de la tenencia al estado como contraparte financiera en beneficio del automovilista ante el “abuso” de una tercera autoridad. Pero esto no lo veremos.

    Ruego entonces porque los automovilistas de bien, sepan auto-regularse cuando pisan el acelerador de su coche para que su economía no sea mermada. Porque, si otros hubiesen sabido auto-regularse, o al menos hubieran sido regulados por los mismos que hoy legislan o pretenden seguir dentro del juego, como lo decía párrafos arriba, la causal indirecta heredada no tendría a los gobiernos inventando formas de recaudación para seguir operando. Pero ahí se encuentra el lado positivo de todo esto: La auto-regulación del automovilista será la primera forma civil que impedirá a un gobierno endosar a la ciudadanía los abusos e irresponsabilidades de otros gobiernos. Y en una espiral de auto-regulación ciudadana en contra de la fácil recaudación, podremos finalmente demandar a las autoridades que entre ellos mismos se cuiden las manos, porque nuestros bolsillos ya están vacíos.
     cesarelizondov@gmail.com



Turismo Endémico

Publicado el 05 de Julio de 2015 en Círculo 350 Domingo, de Vanguardia

     Veníamos de conocer el área en donde siglos antes se llevaba a cabo el juego de pelota. Estaba sentado, sudoroso y abochornado, cansado y ya un poco aburrido. Escuchaba la monótona oratoria que sin ningún cambio en la modulación de voz recitaba de memoria un avejentado guía turístico a orillas del Cenote Sagrado en Chichén Itzá. Una vez que acabó su monólogo, preguntó rutinariamente a la concurrencia si alguien necesitaba más información, si es que había preguntas; y como si estuviera nuevamente en la escuela, instintivamente levanté la mano. Quería quitarme una duda que había surgido minutos antes.

   -La pieza sobre la que estoy sentado –le pregunté, -¿la tallaron sobre piedra maciza o está hecha con algún tipo de mezcla en un molde?-

  - Pero por favor joven amigo,- me respondió con ese tonito amable pero no exento de soberbia de quienes cumplen con su trabajo pero no con una vocación -obviamente esta y todas las demás cosas que vea por aquí están trabajadas sobre piedra. En la época en que la civilización Maya realizó estos grabados, aún no existían o ellos no conocían las técnicas actuales de moldeo.-

      Me quede petrificado como la misma roca sobre la que descansaba. No podía creer lo que estaba escuchando: habría pensado que la pieza sobre la que mi sudoroso trasero reposaba era una copia hecha a semejanza de las originales encontradas en aquel recóndito lugar del centro de Yucatán. Resultaba que no era así, todo mi transpirado ser estaba sentado sobre una pieza original con cientos (quizás miles) de años de antigüedad; pieza que por su fabricación artesanal y su historia es única en el mundo, pieza a la que teníamos acceso por menos de lo que cuestan un par de zapatos o llenar un tanque de gasolina de auto compacto. Cuando por fin asimile lo que acababa de escuchar, me levanté disparado como por un impulso, como si hubiera recibido una descarga eléctrica de aquella piedra.

     Continuamos el recorrido, pero presté poca atención a las indicaciones referentes a la Pirámide o     Castillo de Kukulcán, el Templo de los Guerreros, El Observatorio o Caracol, y unas nuevas excavaciones en las que parecía que algo habían encontrado. Ya solo tenía ojos para ver las incontables piezas esparcidas por todo el lugar sin ningún orden, clasificación, registro o sistema de compilación. Al caer la tarde, no solo compartía la rabia que sentían los turistas por los cobardes bandidos que durante el siglo XX saquearon gran parte de la riqueza histórica del lugar, mi coraje mayor era en contra de mi pueblo y gobierno mexicano que en la actualidad no ha podido crear una cultura de respeto, responsabilidad y orgullo alrededor de lo que otras civilizaciones nos legaron.

    Comprendí que si esas invaluables piezas no tenían la atención que se merecían, sería porque de algún modo no hemos reparado en las riquezas que tenemos en nuestro suelo, me di cuenta que le prestamos menos atención a lo más valioso por estar inmersos en lo que se nos dicta de otras partes en cuestiones artísticas, culturales y turísticas.    

     Concluí que nuestros esfuerzos en materia turística deberían ir hacia lo que nos diferencía del resto del mundo, no de lo que comercialmente el mundo espera. Pienso que no tenemos porque competir con Mickey Mouse, Donald Trump o Dubai para ganar parte de ese gran negocio que está destinado a ser el más importante en el futuro; pienso que si los hoteles en Las Vegas son derrumbados para levantar otros desarrollos más majestuosos, aquí tenemos la ventaja de contar con atractivos turísticos que no saben de depreciaciones, y que por el contrario, cada día que pasa se transforma en plusvalía para todos esos destinos que son únicos en nuestro planeta.

    Con cada avance tecnológico que la humanidad hace, se vuelve más valioso e imperioso en términos culturales saber del pasado de la raza humana y la tierra en general: ¿Qué había antes de nosotros?, ¿Quienes nos precedieron?, ¿Que sabían?, ¿De dónde venimos como especie?, ¿Y cómo nación? Y en nuestro país abundan los yacimientos que permiten dar un atisbo al pasado, con toda la derrama cultural y turística que eso representa. Y no nos quedamos solo en las culturas precolombinas como la Azteca y la Maya, existen además otras vetas como la paleontología, el choque de razas, las batallas de guerras contra otros países y nuestras guerras civiles, las riquezas naturales como desiertos, bosques y playas, y un largo etcétera de cosas que aquellos países que no las tienen, se tienen que inventar la guitarra del bajista de un primo de Elvis para de ahí levantar un museo y exhibir sus memorabilias tras un cristal contra balas, humedad y luz para que la gente visite un pueblo carente de historia.

     Seguirán levantando hoteles en forma de barcos en Dubai, o en forma de guitarra en Norteamérica, o con pasajes bajo el agua en las Bahamas; y seguirán levantando parques temáticos de Disney, Bugs Bunny o los Estudios Universal; y seguirán los países abriendo sus legislaciones al juego para copiar a Las Vegas; pero algo no cambiará: En el mundo nunca más será creada otra vertebra de dinosaurio o un fósil de trilobite, nunca más volverán los Mayas o los Aztecas a levantar sus civilizaciones, nunca más habrá un choque de culturas en México. Es por eso que, aunque el término no sea el correcto, diferenciar nuestra oferta turística como “Endémica” (única en el mundo), podría ser una ruta segura y prometedora que pueda catapultar nuestra economía dentro de una sociedad universal en dónde el gasto en esparcimiento por persona aumenta en mayor proporción que en cualquier otro rubro.
cesarelizondov@gmail.com




La Constancia del Movimiento

Publicado el 17 de Junio de 2015 en Círculo 360, de Vanguardia

        En lo general, hay sucesos que son comunes a todos y que nos hacen ser miembros de una época. Compartimos la época del nuevo milenio; y en la más grande paradoja, el universo, que siempre está creciendo, expandiéndose y en movimiento, parecería ser lo único que presenta una constancia en estos primeros quince años del nuevo milenio cuando Círculo 360 de Vanguardia ha nacido, ha madurado y se ha desarrollado:

        En el mundo, una vez llegado el esperado año dos mil de la era cristiana sin que los autos voladores fuesen realidad, los sucesos se vinieron dando con rapidez inusitada: Iniciamos temprano en el siglo con lo que será el evento más recordado del mismo, los ataques del 11/9 en contra de los símbolos del capitalismo. La Iglesia católica ha tenido tres jerarcas representantes de su fundador mientras distintas religiones siguen esperando a su mesías. Tsunamis, terremotos, incendios, plagas y enfermedades, así como arcoíris, lluvias de estrellas, crepúsculos y amaneceres, han sido enviados por ese Dios enfadado y vengativo, bonachón y consentidor; o por esa voluble novia suya, en ocasiones maternal y otras veces infernal, la Madre Naturaleza. Un hombre de color dirige a la nación más poderosa del mundo y hasta los Medias Rojas de Boston rompieron la maldición del Bambino coronándose campeones de la serie mundial. Si un adolescente de la época anterior a Círculo 360 de Vanguardia pudiese viajar en el tiempo hasta este día, tendría que preguntarle a sus abuelos como se utiliza un Smartphone, y enseñarles a ellos a enviar un fax; tanto la ciencia como la tecnología corren más rápido de lo que mis todavía saludables dedos puedan alcanzar a teclear y tus ojos a leer.

       En nuestro país, a los pocos días de la primer publicación de Círculo de Vanguardia, vino el parteaguas de las campañas políticas para elegir Presidente de la República en el año 2000: El “hoy, hoy, hoy” de Vicente Fox, se convirtió en un clásico mercadológico de lo que se puede lograr en comunicación y posicionamiento del individúo o producto para rescatar una situación y salir ganando aun partiendo de un hecho o dicho desafortunado. Años desperdiciados sin avanzar dieron lugar a que más tarde la descomposición social incubada durante lustros rompiera el cascarón y por tal motivo se desató una guerra que en un momento dado parecía extinta, y que hoy percibimos más viva que nunca. Luego regresamos –para algunos, nunca mejor utilizado el verbo- al régimen anterior. En el fútbol, nuestros equipos juveniles y olímpico han alcanzado tres campeonatos mundiales y la Selección Nacional…bueno, esa sigue sin pasar de octavos de final en la Copa Mundial.

     En nuestro estado fuimos de la cero deuda a la sorpresa y asombro de las obras que nos llevarían al futuro, y de ahí a la sorpresa y estupor de saber ese mismo futuro hipotecado. El Santos Laguna solo tenía un título de liga hace quince años, y el pasado domingo conquistó su quinto campeonato en la máxima categoría del fútbol mexicano.

    Saltillo pasó casi todo este tiempo con gobiernos emanados de un mismo partido hasta que salió uno más viejo que el diablo. Nuestros Saraperos, con una simple acentuación pasaron del “ya merito”, al mérito; y no se conformaron con un campeonato repitiendo títulos en temporadas consecutivas. El clima ideal se fue a quien-sabe-dónde….y Círculo 360 de Vanguardia continúa apareciendo cada fin de semana. Antes salía los sábados, hoy se publica los viernes en su formato tradicional y dos días después tenemos la edición dominical.

     ¿Y qué fue de aquella joven señorita de quien Círculo 360 cubrió alguna vez su despedida de soltera? Hoy es una orgullosa madre. Y los papás que ayer posábamos para la cámara en la primera comunión de nuestros hijos hoy hojeamos en las mismas páginas las graduaciones de nuestra descendencia; y nuestras hijas ayer bautizadas, hoy aparecen en las coberturas de las fiestas de XV años. Y los que festejaban su medio siglo de vida hoy aparecen radiantes junto a sus nietos. Y quienes hace tiempo fueron fotografiadas como candidatas a reina hoy son las reinas de un hogar, y los artistas crearon arte y los empresarios generaron empleos, y los docentes formaron mejores estudiantes y las señoras del club de jardinería embellecieron nuestras páginas y los patios de sus hogares. Y algunos escucharon el llamado de Dios mientras otros el de la libertad y autonomía. Y quienes ayudaban en movimientos altruistas no han podido erradicar las diferencias…pero siguen haciendo su humanitaria labor. Y algunos otros ya se han ido, pero dejaron en las páginas de nuestras publicaciones algo de sí mismos. Y el universo parece no alterarse, aunque sabemos que siempre cambia.

       Y tenemos que al igual que el universo, Círculo 360 de Vanguardia está en un constante cambio mientras la vida parece caminar igual: Despedidas y bodas, llegadas de bebés y bautizos, comuniones y confirmaciones, graduaciones y vacaciones, compromisos y cumpleaños. Cuándo unos vamos a un evento, otros ya vienen de otro.

       Y así es como la vida de una sociedad queda retratada. Pero no como en la foto del inimaginable universo que tomamos desde la tierra con los más modernos aparatos enfocados hacia el cielo, sino desde detrás de la cámara, del diseño, la administración y la nota de un equipo de profesionales del periodismo, quienes, a través de las miradas, vivencias y testimonios de quienes aparecen en las publicaciones de Círculo 360, captan cómo las vidas de los saltillenses y lectores de Vanguardia cambian, evolucionan y se transforman como lo hace el universo constantemente.

    Pero también tenemos que, aún inmersos en ese constante cambio que nos ha hecho diferentes a lo que éramos hace quince años, tanto en ustedes lectores como en nosotros colaboradores de Círculo 360, nuestra esencia sigue siendo la misma. Enhorabuena ¡¡
cesarelizondov@gmail.com