Publicado el 13
de noviembre de 2016 en 360 domingo, de Vanguardia
Si un niño hambriento es capaz de comerse un
brócoli y hasta de tomar leche bronca, ¿Por qué la madre mexicana insiste en
mandarlo a la escuela con un gansito y un frutsi? Claro, porque es más barato.
Entonces, vayamos quitando de la ecuación
aquello de que compremos artículos con código de barras 750 y no sé patrioteras
cosas más: nadie va a comprar un televisor marca Quetzalcóatl si la Samsung le
ofrece mejor relación precio-calidad; nadie va a sacrificar su economía
doméstica por salvar la economía nacional. Y va de paso: el martes pasado, los
latinos, musulmanes, chinos, hindúes y marcianos radicados en Estados Unidos,
votaron para que ya no llegaran más inmigrantes a competirles por sus fuentes
de empleo, es un aspecto dónde la naturaleza humana elige por una cuestión de
supervivencia más que de raíces, parentesco o afinidad.
Y aunque
el panorama es muy borroso aun y las aguas no acaban de calmarse, algunos
escenarios podríamos imaginar desde la cabecita amarilla del nuevo líder del
mundo occidental: el famoso muro no tendría que ver con el historial del número
de personas migrando al norte, más bien sería una necesidad hacia el futuro por
una nueva y escandalosa posibilidad de una monumental escalada en el éxodo de
latinos buscando oportunidades ante un México quebrado si no nos ponemos las
pilas…. ¡Pero ya!
Me explico:
una mente demagoga, populista y oportunista con el perfil de Trump, bien podría
pensar en echar mano de algo llamado la Reserva Estratégica de Petróleo, que
como su nombre lo indica, es un montón de petróleo bien guardadito durante décadas
por los gobiernos gringos; un ahorro pues, algo que no afectaría en el corto
plazo a sus electores. Y ni te la des de importante pensando que lo haría por
darnos en la madre a los guadalupanos. No, su intención sería tener sometidos
económicamente a los países de medio oriente que aún no han consolidado sus
economías apuntalando otras fuentes de riqueza diferentes a la explotación del
petróleo…. igualitos que México. De ahí nuestro riesgo como país, producto de
un daño colateral por una pelea entre gigantes.
Por
supuesto que a la economía norteamericana no le conviene que a nosotros nos
vaya mal, pero no somos su prioridad. Por eso, si no entendemos en el cortísimo
plazo (nomás pasando el Buen Fin) que debemos convertirnos en generadores de
riqueza vía valor agregado a lo que hacemos en vez de ser simples explotadores
de recursos naturales y mano de obra barata, estaremos destinados a que Trump
sea el símbolo de nuestra incapacidad, en lugar de que Triumph sea nuestro
destino.
cesarelizondov@gmail.com
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