Dioses (p)

Octubre de 2002


Dioses


Ya no adoramos al sol, ni a míticos animales,
al fuego lo dominamos, el agua ya la encauzamos,
los dioses hemos cambiado, por seres más terrenales,
nuestra percepción cambio, a cualquier hombre admiramos,

al escritor con ideas, al atleta habilidoso,
al cantante por su voz, al compositor virtuoso,
a los actores famosos, al orador elocuente,
al artista por su arte, a los líderes de gente,

el hombre de nuestro tiempo, no puede encontrar su espacio,
pues lo busca en sus carencias, desdeña sus cualidades,
envidia lo que es ajeno, descuida lo más preciado,
su reflejo en el espejo, es mezcla de vanidades,

intenta llegar a ser, en vez de percha, camisa,
en afán de hacer la rima, olvida la poesía,
apoyado en su razón, escudado en lo legal,
engaña a su corazón, cree conservar la moral,

evade ver la respuesta, que tiene enfrente de él,
fue escogido, como todos, para preservar la vida,
para ser hombre de bien, para predicar la fé,
para tener humildad, hasta el día de su partida,

el hombre se debe a un Dios, en diferentes creencias,
a su familia y su Iglesia, no a las cosas materiales,
en su círculo cercano, el hombre encuentra vivencias,
en la religión encuentra, los libros de las verdades,

ser positivo hacía otros, prestar sus capacidades,
aceptarse como es, le dan al hombre grandeza.
respetar a su mujer, a sus hijos y sus padres,
es la primera misión, para acceder a nobleza,

César Augusto Elizondo Valdés

Treinta y tres (p)

Septiembre de 2002

Treinta y tres

Caí a la sima con “ese”, conocí cimas con “c”,
soy el pretil de la vida, soy justo medio del ser,
ayer me sentía desnudo, y aunque hoy no todo sé,
me identifico con todo, los miedos pude vencer,

el más grande de los hombres, murió teniendo mi edad,
siendo niño en optimismo, siendo anciano en madurez,
su influencia abarcó de todo, por toda la eternidad,
seguro lo has conocido, si las escrituras lees,

por eso es que entrando a treinta, el mundo se ve mejor,
sabes hablar con los niños, y entiendes a la experiencia,
dominas todo el entorno, confiable como censor,
eres puente natural, entre astucia e inocencia,

tienes suficientes bríos, de trazar otro camino,
tomando en cuenta esta vez, que un plano no es un suceso,
que no basta con las uvas, para sacar un buen vino,
se requiere fruta fresca, añejamiento y proceso.

tengo por tanto deberes, que mi misión es honrar,
soy mentor de los menores, conocimientos les doy,
de los viejos, sus vivencias, las debo hacer recordar,
cronista, maestro, padre, hijo y estudiante soy,

recordar bien estos días, vivir los treinta ya entrados,
un poco edad de aventuras, un poco de sensatez,
ver el mundo en su tamaño, ver la vida de ambos lados,
del viejo, copiar conciencia, del niño, la candidez.

César Augusto Elizondo Valdés

Dos actores (p)

9 de Marzo de 2002


Dos actores
Primera llamada,
momento fugaz,
se cruzan miradas,
quieren verse más.

segunda llamada,
encuentro casual,
una llamarada,
no les sienta mal.

tercera llamada,
ya se han conocido,
ella...enamorada,
el...ya perdió el estilo.

y así la obra inicia,
le llaman “amor”,
requiere caricias,
afecto y humor.

con prisas y urgencias,
va pasando el tiempo,
entre llanto y risas
vamos entendiendo.

y vienen momentos
con sombras y luces,
música y lamentos,
¡viven los actores¡

uno de ellos cae,
el otro regresa,
y, al incorporarlo,
le alienta y le besa.

lo sabían de sobra:
tienen que apoyarse,
en bien de la obra,
para realizarse.

comedia más drama,
y un poco ficción,
hacen de esta trama
la historia de amor.

la obra culmina
en visita al panteón,
se vivió una vida,
y cae el telón.

César Augusto Elizondo Valdés