Ahorrar, la alternativa

publicado el 10 de Diciembre de 2004 en El Heraldo de Saltillo.
Por César Elizondo Valdés

Ahorrar, la alternativa


Hace ya mucho tiempo, el Banco de Comercio, que después fue Bancomer y hoy es BBV, tuvo una campaña en la que pretendía allegarse clientes, el eslogan de aquella campaña decía “ahorre hoy, disfrute mañana”, en una obvia invitación para abrir una cuenta con ellos; hoy, a tres décadas de distancia, no es posible encontrar instituciones financieras que busquen incentivar el ahorro, por el contrario, la publicidad que escuchamos ha cambiado por un “disfrute hoy, pague mañana”, esto sin ser exclusividad de los bancos, ya que se extiende a toda la actividad comercial, el ejemplo es representativo de nuestros hábitos de consumo.
¿Puede usted decir cual es el antónimo de ahorrar?.......tal vez se haya equivocado, lo que probablemente pensó, si se hace con inteligencia de hecho se convierte en sinónimo. Despilfarrar, dilapidar, si son opuestos a ahorrar; por otro lado, gastar, aunque parezca contradictorio, ha sido para muchos una eficaz manera de hacer patrimonio. En el contexto consumista en el que nos encontramos inmersos, dejar de adquirir algo de lo que podemos prescindir y utilizar el recurso que iba a ser desaprovechado adelantando algún desembolso inevitable como son los gastos fijos es una forma de ahorrar, tanto en la economía doméstica como en las finanzas empresariales. En la economía doméstica no debemos confundir el ahorro con inversión, no es lo mismo, no se debe esperar obtener ganancias de la correcta administración del dinero, el concepto aquí no es incrementar el valor, es conservarlo. En los negocios, el dinero que se ahorra y que de ahí es invertido, llega un momento en que se empieza a desarrollar de manera exponencial, el capital desperdiciado en insumos fútiles, jamás se recupera.
El empresario, en una pobre interpretación fiscal, desembolsa en cuestiones personales ó en cosas innecesarias para su negocio en un afán de evitar contribuciones, ignorando el beneficio de ahorrar, vía inversión, al adquirir tecnología, capacitación ó inventarios, todo para no generar un impuesto al activo ó gravámenes al trabajo, un ahorro mal entendido. En la economía domestica, es común gastar lo poco que puede sobrar en cosas superfluas, todos hemos escuchado aquello de todo lo que alguien ha ahorrado al comprar algo con fabulosos descuentos, independientemente del beneficio que el producto le pueda proporcionar; se cree que lograr baratas es ahorrar, no se piensa que se puede ahorrar anticipando gastos como rentas, servicios, educación, vestido, etc. Debemos empezar a entender que el ahorro no solo es meter dinero en el banco, ni guardar los billetes dentro del colchón, ahorrar es también saber gastar, ahorrar es cubrir más necesidades con el mismo dinero.
En los países de primer mundo, el ahorro es un factor básico para el desarrollo de sus economías, ya que genera tarde ó temprano la demanda de bienes de consumo duradero, cuyas industrias son los puntales del accionar económico. En la medida que los consumidores aprendamos a ahorrar, entendiéndose por esto moderar el gasto a las necesidades reales, empezaremos a formar un círculo virtuoso que traerá como resultado un mejor poder adquisitivo, que al liberarse estimulará la demanda de aquellos bienes que pondrán a funcionar la economía.
Por cierto, los Pumas de la UNAM llegarán mañana a Monterrey con dos goles ahorrados, los rayados con un solo gol. A mis amigos le digo: Ya se pueden ir ahorrando el viaje a Monterrey. mjoly@terra.com.mx