21k: Espectador, también es tu carrera

Publicado 05 Junio 2010

Noble sentimiento del ser humano es alegrarse por los éxitos ajenos, y es el deporte una actividad en dónde ese efecto se advierte tanto con nuestros cercanos como con perfectos desconocidos. Fácil es recordar momentos en que presenciamos el logro de alguien, ya fuese familiar, amigo, famoso ó intrascendente, al ver con que orgullo un ganador accede a un podio, levanta un trofeo ó se cuelga una medalla, siempre provoca en nosotros un dejo de felicidad por aquella persona.

Cada quien en sus aficiones y en sus círculos, pero todos renovamos espíritu al vivir esos momentos. Hace unos meses la ciudad completa se emociono con nuestros Saraperos, durante los años ochenta Fernando Valenzuela nos hizo vibrar como mexicanos, contemporáneo fue Hugo Sánchez en el fútbol español y en años recientes mujeres como Ana Gabriela Guevara y Lorena Ochoa nos hicieron conocer el júbilo al demostrar que los sueños se pueden alcanzar. Similarmente, tener noticias de que algún conocido nuestro ha obtenido una victoria de cualquier tamaño nos ha hecho pensar cuan merecido es que esa persona tenga la dicha de saborear las mieles del triunfo.

Estar al tanto que individuos comunes alcanzan hazañas extraordinarias despierta la genuina admiración por el sacrificio físico y sobretodo psicológico que exigen las arduas sesiones de entrenamiento así como el rendimiento durante el día de la competencia. Las pruebas de fondo, como es entre otras disciplinas el medio maratón, son rigurosos exámenes de carácter que fortalecen la capacidad humana de los participantes, insisto, tanto atlética como mental.

De ahí la gran importancia que para este tipo de eventos tienen los miles de espectadores, voluntarios y patrocinadores que llevan a buen fin la carrera. Haciendo números, fácilmente encontramos que la gente alrededor del certamen es inmensamente mayor al número de corredores, ya que calculando a estos últimos en más de tres millares para el 21 k de Saltillo, podemos hablar de alrededor de veinte mil asistentes y voluntarios en las calles por dónde se desarrolla.

Lo trascendente de quienes con su presencia hacen de este acontecimiento algo tan especial para el deportista de fin de semana es el hecho de que, por una vez en la vida, nos hacen sentir como verdaderos gladiadores del deporte, nos dan la ocasión de apreciar lo que sienten regularmente solo un puñado de excepcionales atletas: El reconocimiento y aplauso del público.

Muy, muy especial será nuevamente terminar de subir la cuesta de Urdiñola entre vítores de cientos de saltillenses, atravesar el Centro Histórico sabiendo que las personas ahí reunidas estarán transmitiendo energía, recorrer por primera vez avenida Universidad con el fondo del Ateneo Fuente y bajar por el bulevar Carranza, más adelante subir por Abasolo con más corazón que piernas dónde seguramente habrá innumerables familias exhortándonos a no claudicar, dejar atrás Valdés Sanchez para tomar brevemente Chihuahua y luego adentrarnos en el puente a desnivel que desemboca en Presidente Cárdenas para de ahí finalmente entrar en la más increíble sensación deportiva que puede experimentar un tipo normal: Una valla impresionante e interminable de gente cuya atronadora ovación se prolongará por los últimos miles de metros, es lo más cercano que un individúo que no viva del deporte pueda estar de sentir la gloria.

Por todo lo anterior, amigo lector, si usted sale como espectador este domingo a las calles de Saltillo puede estar seguro que su presencia será una gran inspiración para el corredor común y corriente, ese que solo busca vencerse a si mismo, ese que sabe que con un tenaz esfuerzo, puede provocar en usted un noble sentimiento de alegría.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx