Señales

Publicado el 07 de Septiembre de 2014 en 360 La Revista, de Vanguardia

    Para algunos son coincidencias y he escuchado a otros llamarles Diosidencias, creo que para motivos de esta columna y por consenso habría decir que están precedidas por algo así como señales. Las señales relatadas en este escrito son tan reales como la convivencia de espíritus entre nosotros o la feliz existencia para los niños de un gordo señor de largas y canas barbas. Lo narro tal como lo escuché; ahí va:

   Desde que tenía memoria siempre había estado atento a las señales. La primer coincidencia que vio fue la fecha de su nacimiento en relación a su lugar en la familia (05/05/1955, quinto hijo), una señal sin duda. A lo largo de su vida encontró muchas más casualidades de distintos tipos durante su niñez y juventud, siempre las interpretó como señales. Sufrió de la burla de los demás cuando el termino bullying ni siquiera existía, pero a él no le importaba, pues estaba convencido que las señales que él veía lo llevarían algún día hasta alguna parte.

     Así que no tuvo que pensarlo mucho cuando despertó el día de su cumpleaños número cincuenta. Ese día, el 5 de Mayo de 2005, se encontró con lo siguiente al abrir los ojos: El reloj despertador marcaba las cinco de la mañana. Mucho tiempo había esperado ese momento, sabía lo que tenía que hacer.

     Espero cinco llamadas de felicitación y cinco minutos más antes de salir de casa. Subió a su auto y se dispuso a manejar hasta su destino. Al llegar, estuvo dando vueltas en el estacionamiento hasta encontrar lugar en el nivel cinco, fila cinco por supuesto.

    Entro en aquel estilo de templo pagano donde quizás no una Diosidencia, pero tal vez si una coincidencia se estaría cocinando. Otra vez fue paciente para esperar a que hubiera cuatro personas formadas y ponerse al final. Hubo de convencer a un guardia de sus buenas intenciones que al verlo sospechoso lo instaba a formarse o abandonar el lugar. Claro, esto ante la taquilla número cinco.

   
 Sacó un fajo de billetes con cinco mil dólares que había ahorrado durante mucho tiempo, me tomaré una libertad al decir que cinco años estuvo juntando su dinero. Preguntó que había para la quinta carrera y la señal final llegó más pura y cristalina que el agua. Un experimentado hombre cabalgaría sobre un joven caballo, eso era claro, pero no podía creer que además de estar en el carril cinco hubiese más señales:

    El jinete poseía un extenso legado de herencia en el oficio gracias a sus ancestros y sus propias credenciales eran suficientes, pero lo que más le agradó a nuestro amigo fue el símbolo romano al final de aquel nombre que daba fe del lugar que ocupaba en aquella dinastía familiar dentro del negocio: V. Por otro lado y para cerrar con broche de oro, el joven corcel tenía todo su ímpetu, brío y fuerza guardada: No había conocido hembra. ¿Su nombre? Quintito. Uffff ¡¡ ¿Qué hubieras hecho tú?

    Pues él hizo lo mismo que yo pensé. Nueva espera a que transcurrieran algunas carreras antes de la número cinco en la que él había apostado todos sus ahorros. Sintió un poco de decepción al ver que las gradas no estaban numeradas, estaban en orden alfabético y obviamente decidió sentarse en la hilera con la letra E, pero eso sí, butaca cinco.

    No lo sabía porque no había tenido la precaución de contarlos, pero estaba fumando su quinto cigarro del día cuando abrieron las compuertas. Salieron disparados los caballos y él se sentía extrañamente nervioso sin saber porque, pues sabía desde su niñez que ese día llegaría y las señales habían sido las correctas, así que lo que debería sentir era absoluta confianza. Se le acabaron las uñas de cada una de sus manos, con cinco dedos cada una.

     En un apasionante y cerrado final, Quintito estaba a la cabeza al tomar la última recta, las señales se estaban dando. Los demás jinetes fustigaban a sus caballos y estos respondieron apretando el paso. Se hizo un grupo compacto en los metros finales, un auténtico final de fotografía que tuvo que ser dirimido por la cámara lenta y demás tecnologías. Y las Diosidencias o coincidencias dieron la razón a las señales: Quintito hizo honor a su nombre, llegó en quinto lugar.


Matrimonio

Publicado el 31 de Agosto de 2104 en 360 La Revista, de Vanguardia

¿Boda? Me pareció un tema algo alejado de mi realidad actual, así que decidí hablar mejor de matrimonio. No es muy ortodoxo verlo así, pero fue lo que se me vino a la mente al pensar en algunos tipos de uniones que se dan hoy en día. Son palabras de un hombre sabio e inteligente para un inexperto hijo que, como todo joven, es influenciado por lo que escucha de los demás:

-En este momento es una decisión importante y por supuesto que mi consejo será el que hagas las cosas bien para que después no tengas que volver sobre tus pasos y empezar de nuevo con el estigma de un fracaso que no es tal. Pero tampoco te creas eso de que la decisión que tomes tendrá que ser para siempre. Eso es cosa del pasado, eso decían antes y ya ves que mal le fue a tu tío Odilón, si, el Mandilón; le ha salido bastante caro obstinarse en su decisión y ya se hubiera ahorrado tiempo, corajes y bastante dinero de haber sido más inteligente, o menos terco.

Primero que nada, tienes que tener muy en claro la importancia cabal del concepto de lealtad. Y es que siempre que faltes a la lealtad, ella se dará cuenta más temprano que tarde y te aseguro que eso te dará enormes dolores de cabeza que siendo leal nunca tendrías. La lealtad la deberás extender a todos los agregados que tengas con ella porque, aunque no serán igual de celosos y suspicaces, hablarán su mismo idioma a la hora de hacerte pagar tu traición, y puedes estar seguro que te harán pagar más caro de lo que pudieras pensar.

No la descuides. Célala de igual forma que nuestros antepasados hacían con el caballo y la pistola, no dejes que nadie la toque y ni siquiera se acerque; y nunca, jamás permitas que por tu descuido alguien tenga acceso a ella porque es bien sabido que cualquier otro con más virtudes que tú, te puede borrar fácilmente de su memoria así como eliminar de su mundo todo lo que tenga que ver contigo. Guárdala, consérvala y cuídala como a una joya porque al paso del tiempo en ella encontrarás valiosas cosas de tu pasado.

Aléjate de ella cuando no te encuentres en tus cinco sentidos. No hay nada más iluso y torpe que pretender ser gracioso, cariñoso, asertivo e inteligente cuando algo afecta a tus sentidos. Mejor aléjate y vuelve después, estoy seguro que no te lo reprochará.
No te vayas sin fijarte por un amor a primera vista. Y si, ya sé que está muy gastado aquello de que lo que importa es lo de adentro, pero créeme, así es. Por supuesto que una cosa no tiene que estar peleada con la otra: Puedes obtener ambas virtudes… así como ambos defectos.

Jamás, jamás la golpees. Es tan frágil o más que su apariencia. Cuida de su estado físico-estético, y aunque ya te he dicho que lo más importante es lo está por dentro, las heridas superficiales a menudo tienen secuelas también en el interior.
Tenle un buen hogar. Que no pase frío cuando invierno, que no pase bochornos en verano. Que no le pegue mucho el sol y recuerda siempre que cuando vayas a la playa, deberás respetar su naturaleza de no entrar al mar, así son ellas. Ve tú solo y al regresar verás que te estará esperando en la habitación, lista, fresca y descansada para ti.



Entonces, hijo mío, solo me resta desearte que hagas tu mejor elección, y que recuerdes que no importa tanto a cual escojas, cualquiera puede servir siempre y cuando atiendas los consejos que te he dado. Pero si insistes en que te dé mi opinión te la daré: Entre una computadora Apple y una Samsung, y entre un sistema operativo IOS o un Windows, en ambos casos me voy por lo segundo. Pero es tu decisión, eres tu quien se va a casar con una marca.