Lavar conciencia

Publicado el 03 de Mayo de 2006

Despertó con el mismo sentimiento de culpa que lo acompañaba desde hacía tiempo, se metió en la regadera y mientras se bañaba recordó como es que había instalado sus negocios en aquella ciudad fronteriza, sonrió porque había comprobado hasta qué puede comprar el dinero.

Salió de la ducha y empezó a rasurarse, sabía que esto no era necesario para su trabajo pero entendía que su imagen personal debía ser la apropiada, sobretodo ahora que tenía entre manos un evento tan importante como el de ese día, volvió a sonreír porque sabía que cosecharía lo que hoy sembraba.

Nuevamente salió sin verse al espejo. Acostumbrado y orgulloso de sostener la mirada a cualquiera, el único par de ojos que no podía ver directamente eran los suyos, pues creía que la mirada refleja el alma y tenía miedo de ver la suya. Así salió de su casa y se fue a su trabajo, debía organizar la fiezta del día del niño (azí, con zeta). Volvería a despertar con culpa día tras día, mes tras mes, pues podría lavar dinero como lo hacía con su cuerpo, podría lavar imagen como lo hacía al rasurarse, pero nunca podría lavar conciencia, eso si no tiene un precio.
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