Premio Estatal de Periodismo 2005

Agradecimiento por premio recibido

Por César Elizondo Valdés

Agradezco a los amigos, familiares y lectores que me han impulsado a escribir cada semana durante los últimos 15 meses; hoy, el estado de Coahuila a través de la Dirección de medios premia el esfuerzo realizado al galardonear una columna de este servidor con el premio estatal de periodismo.

Agradezco a mi amigo Paco de la Peña el haberme invitado a colaborar en el Heraldo de Saltillo, lo cual me ha dado la oportunidad de expresar puntos de vista propios y prestados en un espacio que me ha permitido conocer la responsabilidad de publicar opiniones en un marco de libertad editorial.

Agradezco a mi esposa, Liliana, que siempre lee antes que nadie los borradores de mis entregas, teniendo siempre la sutileza de sugerir cambios é ideas que finalmente mejoran los trabajos realizados. Así mismo a mis hijos, a quienes he robado parte del tiempo que les pertenece por la ansiedad de redondear una idea para ser publicada en una columna.

Agradezco a mis padres por haber fomentado en mí el placer por la lectura, lo cual me ha permitido conocer por medio de la palabra escrita lo que la propia experiencia no me ha enseñado. Por supuesto, agradezco a cada miembro de mi familia de sangre y de mi familia política por sus comentarios y el interés por lo que uno escribe.

Agradezco a mis amigos, a los que constantemente les plagio algunos conceptos, ideas y puntos de vista que me cuentan mientras convivimos y que después plasmo en el periódico.

Agradezco el tiempo que desinteresadamente dieron las anónimas personas del comité ciudadano encargado de seleccionar los trabajados premiados de este año, las cuales incluyen académicos, empresarios, representantes de organizaciones no gubernametales, funcionarios públicos. Agradezco también al gobierno del estado, el cual con este tipo de reconocimientos fomenta la libertad de expresión, lo que a su vez promueve el crecimiento de la cultura en general, pilar del desarrollo de los pueblos.

Finalmente, agradezco a Dios el haberme puesto en una situación de privilegio al recibir lo que muchos millones de seres humanos jamás han soñado con tener: una educación acádemica, una familia, unos amigos y un buen país para vivir.

El Triunfo de Ana Guevara (Premio estatal de periodismo)

Publicado el 29 de Agosto de 2004 en El Heraldo de Saltillo

Esta columna fue premiada el pasado 7 de Junio como la mejor columna del año en la categoria de deportes.


A Vince Lombardi, entrenador de la NFL y creador de la dinastía de los años sesenta, los empacadores de Green Bay, se le atribuyen algunas de las más famosas máximas deportivas de todos los tiempos, “ganar no es lo importante, es lo único”, “en el deporte no hay espacio para los segundos lugares”, “el segundo lugar es el primero de los perdedores” y otras por el estilo. Las sentencias de Lombardi han sido como una biblia para entrenadores, deportistas, motivadores, líderes de gente, debido a su carácter motivacional, más que formativo. Estoy de acuerdo en que son basura las tercermundistas ideas de que lo importante no es ganar sino competir, que debemos esforzarnos sin esperar nada a cambio, que el deporte se debe ver como un medio, no como un fin, etc.; pero también debemos reconocer que hay derrotas que enaltecen el espíritu y de las cuales sacamos más provecho del que imaginamos, aprendiendo en la adversidad las verdades de la vida, que, dicho sea de paso, sería genial que todos las pudiésemos experimentar en el terreno deportivo para no repetirlas en ámbitos más trascendentales para el ciudadano común.
Es por eso, y por la actitud de Ana Gabriela Guevara al no poder ganar la medalla de oro, que me doy cuenta del gran triunfo personal que el segundo lugar será para la corredora, aún cuándo en este momento ella no este conforme con el resultado de la competencia. Estar preparada para ganar el oro y salir con la plata, fue sin duda un gran golpe que ha templado más su carácter; invertir miles de horas, sacrificar vida personal, diversión y familia en busca de un sueño para ver desde el podio izar la bandera de otro país por encima de la nuestra y escuchar respetuosamente el himno nacional de las Bahamas en lugar del mexicano, es mucho más pesado para ella que lo que nos puede pasar a muchos en nuestro trabajo y responsabilidades profesionales. Pero sin duda, en su interior sabe que su esfuerzo merecía el oro, igual que las demás competidoras, comprende y acepta que solo puede haber un primer lugar, pero eso no impide que existan más ganadores, ahí es donde las palabras de Lombardi dejan de ser verdades.
Los que hemos tenido la fortuna de ganar algún campeonato, sabemos el gran sabor que tiene el triunfo, los que hemos participado en una carrera de fondo, entendemos la importancia de competir, por arriba de ganar, ya que compites contigo mismo, no contra los demás corredores. Puestos en la balanza, me es difícil escoger el momento de más orgullo deportivo que he experimentado: ganar un campeonato en fútbol americano después de una carrera infantil-juvenil de ocho años, ganar un torneo de golf individual ó cruzar la meta de los 21 kilómetros en dos horas y siete minutos, más de una hora después del ganador. Cada reto que emprendemos tiene diferentes formas de premiarnos, siempre que estemos comprometidos en lo que buscamos, aún si no lo encontramos.
Al pasar los años, los mexicanos recordaremos vagamente a una corredora de las Bahamas que derroto a Ana Gabriela, pero seguiremos recordando con profundo respeto a una mexicana que superó sus propios limites y las fronteras impuestas por los detractores de los soñadores, a una mujer que puso el nombre de México en el mapa de las competencias de velocidad, alguien que con su entereza y ejemplo fue inspiración de una nueva generación de mexicanos triunfadores; en ese momento, las palabras de Vince Lombardi perderán todo su sentido para los mexicanos, porque aún en la derrota, Ana Gabriela será siempre nuestra campeona. mjoly@terra.com.mx