El dinero SI trae la felicidad

Para publicarse el 10 de Noviembre de 2006

Hace algunos años platicaba con algunos amigos acerca de las vacaciones en familia, uno de ellos dijo en un momento dado que llevar a los niños pequeños de vacaciones a los parques de diversiones temáticos que tanto les atraen, era un desperdicio de dinero ya que nuestros hijos crecerían y de acuerdo a todos los especialistas no tendrían ningún recuerdo de esos días, quedando solo en nuestra memoria, y quizás en nuestro patrimonio, las secuelas de ese gasto.

Inmediatamente alguien objetó diciendo que también los sicólogos sostenían que las experiencias más tempranas de la vida, aún en el caso de ser olvidadas, permanecían en el subconsciente grabadas en forma de sensaciones, lo que le daba al gasto un sentido práctico que sin duda algunos del grupo buscaban para no parecer derrochadores.

Mi postura, egoísta desde el punto de vista de algunos, fue que en cualquier caso, parte de lo que más se disfrutaría de un viaje de ese tipo era la propia alegría de los padres al ver a sus hijos contentos, deslumbrados por personajes de fantasía que más adelante en sus vidas poca emoción despertaría en ellos. Para ese tipo de felicidad, la de ver la cara sonriente de un hijo por una acto circense, solo hay una edad propicia, y si alguien tenía la oportunidad de disfrutarlo, mi opinión fue que el gasto sería más que justificado, independientemente de que los menores tuvieran ó no un recuerdo de la experiencia.

Así fue como de alguna forma, concluimos que en ocasiones el dinero si trae la felicidad.

En estos días, estamos ante la oportunidad de elegir de que forma queremos ver la felicidad que con un poco de dinero podemos conseguir por medio de Navidad en el Campo, un programa de ayuda social privado que beneficia a más de doscientas sesenta comunidades rurales de nuestra región, llevando juguetes, dulces, piñatas y abrigo a cerca de quince mil niños; llevando también despensas, cobijas, chaquetas y utensilios de cocina a más de cinco mil adultos mayores. Además, a últimas fechas, Navidad en el Campo ha incorporado el programa “Intégralos a la Educación”, sistema con el que se logra el apoyo logístico necesario para dotar de educación básica a los habitantes de aquellas comunidades, esquema para el que se cuenta con una plaza comunitaria móvil, conjuntamente con el gobierno del Estado. Navidad en el Campo ha trascendido hasta convertirse hoy en una de las tradiciones altruistas más importantes de la región sureste de Coahuila.

Este espacio editorial siempre lo he utilizado para expresar opiniones personales, nunca he publicado idea alguna para pedir algo a cambio, aún en el entendido de que pertenezco a diferentes organizaciones de tipo gremial, de tipo partidista y de culto. Pero en esta ocasión, me solidarizo con Navidad en el Campo para pedirle a mis lectores (así sean solo mi familia y mis amigos), su cooperación este fin de semana, los días 10, 11 y 12 de Noviembre durante la colecta anual del programa.

Tenemos la oportunidad de conseguir un poco de felicidad, porque más importante que los satisfactores materiales que el dinero pueda conseguir, está la alegría de los beneficiarios de Navidad en el Campo de saber que existen personas dispuestas a apoyarlos incondicionalmente, está también la alegría que como donadores recibiremos, sabiendo que en alguna comunidad rural, en unas semanas más, un niño tendrá una sonrisa en su cara que de alguna forma, nos dirá que somos capaces de crear felicidad solo con nuestra voluntad.
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Pagar la cuenta

Para publicarse el 10 de Noviembre de 2006

Como relojito, se marca la hora en que políticamente no es riesgoso recordarle a los ciudadanos que tienen que cumplir con sus obligaciones tributarias. Llevábamos años sin que se nos molestará con lo que ahora muchos creen que es una injusticia por parte del gobierno.
Primero fue postergado por una posibilidad de competir por la grande, después vino la luna de miel del nuevo gobernante que además de arcas suficientes se encontró con un índice de popularidad que sería una pena echar a perder tan temprano, además de que había elecciones federales en puerta.

Pero no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue... Ni finanzas que no se agoten. Como en la peor de las mañanas, después de la larga fiesta, los contribuyentes despertamos con la novedad de que además de la muerte, el pago de impuestos es lo único seguro. Y el gobierno está comprobando que la popularidad también tiene un precio.
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