Mi pronóstico garantizado del Súper Bowl

Publicado el 02 de Febrero de 2014 en Revista 360 de Vanguardia


       
 Hoy por la noche la gente estará hablando del gran perdedor del Súper Bowl. Para dónde uno vea habrá personas que sonreirán y otros que se lamentaran. Me ocupo de dos iconos para ilustrar la colaboración de este domingo: El jugador Peyton Manning por un lado, y el dueño del equipo contrario por el otro, Paul Allen.

    
 
 Manning tiene cualquier cantidad de records en el deporte que practica, pero carga con el estigma de achicarse cuando el partido es realmente importante. A Paul Allen por otra parte, lo podemos identificar por ser co-fundador de Microsoft e inversionista en cientos de empresas entre las que destaca DreamWorks, pero su figura empequeñece cuando asociamos las compañías citadas a Bill Gates y Steven Spielberg, los modernos “Henry Ford” de sus especialidades.


       Así que hoy, quienes gustan de talar árboles caídos, tendrán ocasión de utilizar calificativos como perdedor, promedio, incompleto, incapaz, fracasado;  y se regocijaran con la inmortal frase atribuida al legendario entrenador cuyo nombre está inscrito en el trofeo que hoy se disputa: “El segundo lugar, es el primero de los perdedores”. ¿En serio? ¿El segundo lugar en un campeonato mundial es un perdedor?

       Claro, desde la cómoda perspectiva del sillón frente al televisor y viendo solo una porción de realidad, los logros deportivos de Babe Ruth son un gran fiasco: Fue uno de los bateadores que más veces se ponchó y era un pésimo jugador de cuadro. Julia Roberts ha protagonizado decenas de películas que han arrojado enormes pérdidas de dinero así como feroces críticas a su actuación. Si Martin Scorsese tuviera una estatuilla por cada vez que le fue negado un premio Oscar, no tendría dónde poner el que si ganó; Gabriel García Márquez ha dicho que tuvo que escribir Cien Años de Soledad para que la gente leyera la que él considera su mejor obra y que había pasado sin pena ni gloria: El Coronel no tiene quien le Escriba. Y por supuesto, Abraham Lincoln perdió cada elección en que participó hasta que compitió para Presidente de su nación.

       Los ganadores son entonces todos aquellos que compiten, los que se atreven a fracasar una y otra vez entendiendo que el objetivo puede o no ser alcanzado porque al igual que ellos, muchos más buscan exactamente lo mismo y generalmente solo existe un podio y un Dios común que no atiende plegarias de competencia porque inclinarse por un bando significaría no escuchar al otro. Pero saben también que la satisfacción y la virtud están en merecer el éxito, y que este, aunque pueda ser elusivo en una primer instancia, finalmente llegará, quizás incluso, ataviado de fracaso.

    
 Te invito lector a que hoy por la noche extiendas un poco el ocio de ver el evento televisivo más importante de Estados Unidos hasta las entrevistas finales, y que tu paciencia aguante hasta que sea el turno de los perdedores. Te garantizo que algo encontrarás en las palabras de un Manning nuevamente derrotado o de un Allen cuyas capacidades creativa y empresarial no entran al terreno de juego, mi pronóstico es que encontrarás en cualquiera de ambos escenarios a un hombre exitoso que no mide su legado por la merecida victoria que en ocasiones te hace bajar la guardia, sino por la edificante derrota que te impulsa a seguir con la frente en alto.


     ¿Perdedores? Perdedores son los que nunca han fracasado, los que nunca han intentado, los que nada han creado. Los que no quieren jugar ese juego que es la vida. 


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