Nuestros males. ¿Causas ó consecuancias?

Publicarse el 12 de Junio de 2010

¿El huevo ó la gallina? La cuestión que intenta saber que es primero inevitablemente emerge cuando se habla de la evolución, círculos viciosos, virtuosos ó incluso de la forma y perspectiva de interpretar las cosas. La pregunta es ancestral y aunque en la actualidad la incertidumbre creacionista ha quedado resuelta por los descubrimientos científicos, el dilema seguirá siendo una referencia de la humanidad siempre que vacilemos a cual origen endosar que resultado.

 

El prólogo me pareció adecuado para ilustrar la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene en los problemas que sufrimos, ya sea en lo individual ó en la colectividad. Me parece totalmente injusto culpar a la juventud de muchos de nuestros males comunes, escucho repetidamente como los adultos nos preguntamos adonde llegaremos con estos jóvenes actuales sin darnos cuenta que su comportamiento es una consecuencia de lo que somos como sociedad, nunca una causa. Igualmente me parece patético quejarnos de que la agenda de la delincuencia organizada rija nuestras vidas cuando hemos sido nosotros mismos quienes al privilegiar la vida fácil abrimos una puerta que hoy quisiéramos cerrar. Y en el colmo de la inocencia, seguimos creyendo que personajes como la maestra, el líder obrero, el del sindicato petrolero, el dinosaurio del partido político ó el diputado aborregado son la raíz del fracaso nacional cuando realmente son el fruto de una ciudadanía chiquita, apática, agradecida con la dádiva é indigna de mejor representación.



Como colofón al párrafo anterior, cuando era niño y por lo tanto cada adulto decía que en mi estaba el futuro de México, los hippies eran la encarnación del pecado y seguro estoy que no obtenían sus estimulantes por generación espontanea, la delincuencia organizada ya existía y además tenía una segunda modalidad en forma de grupos ideológicos extremistas, el sindicalismo solo era diferente al actual en los membretes de sus líderes y el sistema político local y nacional funcionaba de forma similar a como lo hace ahora, de hecho si usted consulta una hemeroteca verá que los apellidos de los que “si saben” de administración pública no han cambiado mucho.


Hoy me doy cuenta de lo cómodo que fue para la generación anterior no responsabilizarse del futuro y cargarle esa tarea a una niñez y juventud que solo tuvo el ejemplo de creer en el destino como algo dispuesto y no como algo que había que construirse. Misma descendencia que al alcanzar ese número mágico llamado año 2000 pensó que el simple cambio de siglas haría que todos los males se convirtieran en bienes y que al chocar con la cruda realidad no ha tenido una mejor idea que volver a abordar el tren desde el cual nuevamente decimos: En los niños esta el futuro. Jajajaja, Presidentes, Gobernadores, Alcaldes y hasta el mismo diablo lo escucharon en sus casas. Y créeme, ninguno de ellos está viendo por el mañana de tu familia, quizás eres afortunado y si estás en su proyecto presente, pero ni por asomo los intereses generales están en el porvenir que se están construyendo.



Y nuevamente llegamos al punto de la cuestión inicial ¿Qué fue primero, un país sin arreglo ó un pueblo que no lo quiere arreglar? ¿Los males son la causa de lo que somos ó son la consecuencia de lo que hemos sido? Ni duda cabe, solo basta preguntarnos si realmente queremos que nuestros hijos vivan en la mismas condiciones sociales, económicas, políticas y culturales actuales para darnos cuenta de que debemos ejercer el poder de romper el injusto ciclo de acomodarnos hoy en perjuicio de las generaciones futuras como lo hemos venido haciendo desde hace tanto tiempo. Es cierto, en cada rubro hay opresores, ventajosos, sometidos y servilistas, pero también es verdad que en cada individuo existe un reformista queriendo cambiar las cosas.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx







21k: Espectador, también es tu carrera

Publicado 05 Junio 2010

Noble sentimiento del ser humano es alegrarse por los éxitos ajenos, y es el deporte una actividad en dónde ese efecto se advierte tanto con nuestros cercanos como con perfectos desconocidos. Fácil es recordar momentos en que presenciamos el logro de alguien, ya fuese familiar, amigo, famoso ó intrascendente, al ver con que orgullo un ganador accede a un podio, levanta un trofeo ó se cuelga una medalla, siempre provoca en nosotros un dejo de felicidad por aquella persona.

Cada quien en sus aficiones y en sus círculos, pero todos renovamos espíritu al vivir esos momentos. Hace unos meses la ciudad completa se emociono con nuestros Saraperos, durante los años ochenta Fernando Valenzuela nos hizo vibrar como mexicanos, contemporáneo fue Hugo Sánchez en el fútbol español y en años recientes mujeres como Ana Gabriela Guevara y Lorena Ochoa nos hicieron conocer el júbilo al demostrar que los sueños se pueden alcanzar. Similarmente, tener noticias de que algún conocido nuestro ha obtenido una victoria de cualquier tamaño nos ha hecho pensar cuan merecido es que esa persona tenga la dicha de saborear las mieles del triunfo.

Estar al tanto que individuos comunes alcanzan hazañas extraordinarias despierta la genuina admiración por el sacrificio físico y sobretodo psicológico que exigen las arduas sesiones de entrenamiento así como el rendimiento durante el día de la competencia. Las pruebas de fondo, como es entre otras disciplinas el medio maratón, son rigurosos exámenes de carácter que fortalecen la capacidad humana de los participantes, insisto, tanto atlética como mental.

De ahí la gran importancia que para este tipo de eventos tienen los miles de espectadores, voluntarios y patrocinadores que llevan a buen fin la carrera. Haciendo números, fácilmente encontramos que la gente alrededor del certamen es inmensamente mayor al número de corredores, ya que calculando a estos últimos en más de tres millares para el 21 k de Saltillo, podemos hablar de alrededor de veinte mil asistentes y voluntarios en las calles por dónde se desarrolla.

Lo trascendente de quienes con su presencia hacen de este acontecimiento algo tan especial para el deportista de fin de semana es el hecho de que, por una vez en la vida, nos hacen sentir como verdaderos gladiadores del deporte, nos dan la ocasión de apreciar lo que sienten regularmente solo un puñado de excepcionales atletas: El reconocimiento y aplauso del público.

Muy, muy especial será nuevamente terminar de subir la cuesta de Urdiñola entre vítores de cientos de saltillenses, atravesar el Centro Histórico sabiendo que las personas ahí reunidas estarán transmitiendo energía, recorrer por primera vez avenida Universidad con el fondo del Ateneo Fuente y bajar por el bulevar Carranza, más adelante subir por Abasolo con más corazón que piernas dónde seguramente habrá innumerables familias exhortándonos a no claudicar, dejar atrás Valdés Sanchez para tomar brevemente Chihuahua y luego adentrarnos en el puente a desnivel que desemboca en Presidente Cárdenas para de ahí finalmente entrar en la más increíble sensación deportiva que puede experimentar un tipo normal: Una valla impresionante e interminable de gente cuya atronadora ovación se prolongará por los últimos miles de metros, es lo más cercano que un individúo que no viva del deporte pueda estar de sentir la gloria.

Por todo lo anterior, amigo lector, si usted sale como espectador este domingo a las calles de Saltillo puede estar seguro que su presencia será una gran inspiración para el corredor común y corriente, ese que solo busca vencerse a si mismo, ese que sabe que con un tenaz esfuerzo, puede provocar en usted un noble sentimiento de alegría.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx