El Súper Bowl y la señora Kelce

 

Igual a cada domingo de Súper Bowl, independientemente de tu comprensión de este deporte, te daré algunos datos interesantes para atender durante la transmisión. También hallarás aquí un pronóstico infalible para el final del partido, una predicción que al cumplirse, tendrás la oportunidad de ver un fenómeno del cual ni siquiera tienes conocimiento. Ahhh, y te plantearé una duda, un pequeño dilema moral. Por lo pronto, lo único seguro es que al final del día, un equipo celebrará el campeonato entre pirotecnia y canciones con familiares y amigos, y el otro se dispersará para curar sus heridas, en medio de esa penumbra y silencio tan necesarios para templar el carácter.

No te voy a estafar con una historia que ya conoces si eres seguidor de la NFL o que escucharás hasta el cansancio, por primera vez hoy, si perteneces a quienes ven el Súper Bowl porque de lo contrario se quedan en solitario este domingo: es la primera vez que dos hermanos jugarán en equipos contrarios en esta instancia.

Te digo, eso sí, que antes se han enfrentado hermanos como entrenadores en jefe, que otro par de hermanos resultaron campeones en un mismo equipo, y que un ex jugador de esta liga tuvo dos hijos que fueron reconocidos como el jugador más valioso en distintas ediciones. Todo eso lo puedes googlear, pues aquí solo va como nota de color. No, no es discriminatorio, así se le llama a cierta forma de información.

En lo técnico y aburrido, pero al final acertado, ahí te va lo que debes saber: en el fútbol americano, igual a la mayoría de los deportes, la mejor defensa es la que termina ganando los campeonatos. Sí, los goles, las canastas y los knock outs hacen el negocio, pero aguantar la embestida de los rivales es lo que consigue trofeos. También, todo competidor sabe que no se debe disparar en su propio pie, traducción: castigos y perder la posesión del balón son suicidios deportivos. Y muy importante por el desgaste físico: tener la posesión del balón más tiempo que el contrario deshace a las defensivas, es más demandante reaccionar que accionar. Y en todo lo anterior, las águilas de Filadelfia tienen mejores números que los jefes de Kansas City. En el papel, ganan las águilas. Pero…siempre hay un pero:

Además de que el director de este periódico es seguidor de Kansas City, tengo un par de argumentos para pensar que pueden ser campeones: primero, algo que los gringos llaman Strength of Schedule Power Rating, que habla del nivel de los contrarios a los que cada equipo enfrentó, y ahí encontramos que los jefes tuvieron un calendario muy difícil y las águilas uno muy cómodo, lo que origina los números del párrafo anterior. Segundo, ese intangible que en toda competición existe, y que se llama jerarquía; y en este último lustro, Kansas City es el equipo jerárquico de la NFL. Es como Beyoncé a los Grammys, Spielberg al Oscar, o Chumel al Twitter. 

Pero en fin, una sola jugada puede destruir desde el principio un plan de juego o una genialidad definir el partido más allá de las estadísticas; además de que se acaba el espacio y te debo una profecía.

Mi pronóstico infalible para el final del partido dice que verás a la señora Kelce llorando, y presenciarás ahí un raro fenómeno: por uno de sus ojos brotarán lágrimas de alegría por un hijo que será campeón, y por el otro derramará lágrimas de tristeza, por el hijo que no será. Dilema: si tu fueras la señora Kelce, ¿con cuál de tus hijos te irías a cenar hoy?