El factor Hugo Sánchez

publicado el 18 de junio de 2004, en "El Heraldo de Saltillo"
por César Elizondo Valdés

El factor “Hugo Sánchez



Hace muchos años, emigró a España una promesa del fútbol mexicano, aquí le llamábamos “el niño de oro”, a su llegada a la madre patria lo empezaron a llamar despectivamente “el indio mexicano”. Con el pasar del tiempo, su trabajo, no su carisma ni sus ideas, fue dándole la admiración y el respeto de la gente, así, el pueblo madrileño termino por idolatrarlo como a uno de los suyos, al grado de que el día de hoy encontramos miles de niños y jóvenes ibéricos llamados Hugo, un nombre tan raro allá como aquí sería Iñaki.
El domingo pasado, los pumas de la UNAM se proclamaron campeones del torneo de clausura del fútbol mexicano bajo el mando de Hugo. Con un equipo de jóvenes promesas, sin contar en sus filas estrellas de primer nivel, Hugo Sánchez demostró una vez más algo que siempre lo ha caracterizado: la preparación y el trabajo en equipo son más importantes que la habilidad.
Parece contradictorio decir que alguien tan individualista como Hugo sea caracterizado por el trabajo en equipo, pero es verdad, en sus años como jugador necesito de los mejores de su época para conquistar cinco títulos de goleo, y eso fue algo que él nunca escatimó, siempre fue humilde al aceptar compartir la gloria con sus compañeros; igual ahora, comparte el crédito con el patronato, con la afición, con el cuerpo técnico y sobre todo, con sus jugadores.
Sus detractores, los cuales por cierto no saben distinguir donde termina el terreno deportivo, se cansaron de señalar que no es lo mismo ser jugador que ser entrenador, en lo cual estoy de acuerdo, argumentaron que el mérito de Hugo era solo su motivación, pasando por alto la preparación y el trabajo. Pero no se preguntaron cuales serían las metas de Hugo, las cuales me atrevería a pensar que son mucho más altas que las que alcanzó como jugador, creo que piensa que el entrenador eclipsará al jugador.
Siempre ha tenido que rendir cuentas, ayer como jugador, y hoy ante las autoridades de la UNAM y el patronato, y así, ha logrado ser un triunfador. A pesar de su carácter, que tantos problemas y animadversiones le ha causado, ha entendido la importancia de conciliar sus ideas con las de los demás, de empatar objetivos comunes para alcanzarlos, de saber que la mayor virtud del individualista, es rodearse de personas capaces.
Nuestro pasado ha calado muy hondo en la cultura de trabajo que tenemos, el mexicano promedio cree que no tiene capacidad ó derecho de aspirar a la grandeza, que las mejores oportunidades no son para nosotros, que siempre habrá alguien mejor, que se puede equivocar. La actitud de personas como Hugo, son el tipo de influencias que debemos inculcar en nuestra cultura, cada mexicano debe tener la certeza de que no existe quien pueda hacer las cosas mejor que él, así como lo cree Hugo.
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