Los fósiles de la vergüenza


Publicado el 01 de Septiembre de 2012 en el Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

Hombre Cromagnon
     Se dice en paleontología que sacar conclusiones de un fósil es como tratar de imaginar un rompecabezas armado cuando se tiene una sola pieza. De cualquier forma, la ciencia ha podido deducir importantes hechos a partir del modesto registro fósil que se tiene del ser humano: Parece ser que el homo sapiens fue quien propicio la desaparición de su primo el Neanderthal así como del mamut, sin duda existió el canibalismo como práctica común entre nuestros antepasados, la caza significó un adelanto más progresista que la rueda, el fuego ó el internet y dos veces fue que nuestro género salió de África para conquistar el mundo, extinguiendose luego una decena de especies homo para quedar en la actualidad solo nosotros como respresentantes de esa familia.
    Y es la evolución del hombre de nuestro tiempo lo que será más duramente cuestionado por las generaciones de un futuro todavía muy lejano, dónde a pesar de existir un acervo escrito, digital y virtual de lo que hoy vivimos, nadie entenderá que fue lo que paso a principios del siglo XXI; los historiadores no podrán responder a las preguntas que los paleontólogos plantearán cuando descubran algunos yacimientos de  fósiles.
     El proceso de fosilización para el caso de lo vertebrados se da bajo circunstancias muy especiales: Una vez muerto el ser, rápidamente debe ser cubierto por barro a fin de preservar el cuerpo de los depredadores, a lo largo de miles de años los huesos sirven de molde para la mineralización, de modo que al final lo que tenemos es una roca con la forma de lo que antes fue un hueso. Por eso es que, por ser el humano una especie relativamente nueva sobre la faz de la tierra, es complicado encontrar cadáveres que hayan sido enterrados por deslaves ó avalanchas y que estén en sitios accesibles, muy diferente por ejemplo a los dinosaurios que dominaron el mundo por más de 50 veces el tiempo que lleva el hombre en su línea evolutiva independiente de otros primates. De cualquier forma, hoy en día se sabe de individuos que en sus osamentas quedaron las secuelas de enfermedades, accidentes fortuitos ó provocados, mordeduras de animales, la dieta alimenticia que seguían, su forma de caminar y hasta hemorragias mortales causadas por la embestida de un alce. Todo trauma recibido por el cuerpo queda grabado en el esqueleto fosilizado.
    Imaginemos entonces la desagradable sorpresa que se llevará un paleontólogo del futuro cuando descubra un cementerio clandestino de personas ejecutadas. Los fósiles aparecerán por miles al ser estos desaparecidos enterrados en parajes inaccesibles, en recónditos ranchos, en brechas poco transitadas, hasta en los patios de algunas casas.
     De la barbarie de los nazis no quedarán huellas físicas dentro de mil años ya que ellos exterminaron toda evidencia material al utilizar la quema como recurso para borrar pruebas. Del circo romano ha quedado el Coliseo como un monumental pero mudo testigo.  A diferencia de eso, el salvajismo que hoy azota a nuestro país esta siendo sepultado con todos los ingredientes para convertirse en libro abierto cuando el tiempo haga su trabajo. Y entonces palabras como México, Catolicismo, Nazismo, Disneylandia ó Ipad habrán dejado de ser utilizadas en el mundo y serán solo referencias del pasado, pero los fósiles de la tortura, de la desaparición forzada, de la deshumanización y del tiro de gracia darán cuenta de una etapa y un sitio en la historia del hombre en dónde el homo sapiens dejó las más grandes evidencias de que la definición de evolución quiere decir solo cambio, y no necesariamente progreso.
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx