Moreira, por los que ya estamos

publicado el 9 de Septiembre de 2005 en El Heraldo de Saltillo

Por César Elizondo Valdés
En una ocasión, vi un anuncio en la televisión donde el presidente de la república invitaba a las pequeñas empresas a acercarse a su administración para ser ayudados a desarrollar su potencial, esto, apoyado en los programas federales con que en ese tiempo contaba el gobierno. Como socio y director de una pequeña empresa, acudí a la delegación de la secretaría que me ayudaría a llegar al siguiente nivel en mi negocio. Después de varios intentos, por fin un buen día pudo recibirme el delegado de aquella secretaría, hombre vinculado al mundo empresarial por herencia, no por trabajo; después de exponerle mi caso, se me quedo viendo, pensó un momento, suspiro, y finalmente me dijo: lo siento Elizondo, pero no tengo nada en que pueda ayudarte.
Salí de ahí, no podía creer lo que me había sucedido, una persona con una supuesta experiencia y capacidad, con los spots del presidente en cadena nacional diciendo lo contrario, me salía con que no tenía forma de ayudar a mi negocio, lo que realmente pasaba no es que no pudiera, es que no sabía. Con el paso del tiempo, afilie mi negocio a un programa federal que hoy en día me permite llegar a un importante mercado al que en el pasado no podía acceder, suscribí diversos convenios con instituciones públicas y privadas que hoy me representan otro porcentaje de mis ventas, aproveché los recursos que otras secretarías ponían a la disposición de todos para no caer en gastos que podían ser compartidos, en fin, apoyado en programas ya existentes de crédito al consumo, de combate al desempleo, de ayuda financiera, entre otros, mi negocio pudo subsistir y aún crecer en una época de globalización, especialización y cambio que a muchos ha derribado. Fue una verdadera lastima que aquel delegado no tuviera la más mínima idea de todo lo que estaba a su disposición para poder ayudar a los empresarios a sortear los difíciles problemas que la competencia trae consigo.
Durante su campaña, he escuchado una y otra a Humberto Moreira decir que su gobierno apoyará a las empresas de capital coahuilense que ya están operando, esto por supuesto, sin dejar de promover nuevas inversiones. La propuesta, que solo ha sido declarada por él, es la llave de un futuro próspero para los habitantes de este estado, no es lo mismo generar empleos que generar riqueza. Los empleos son lo que nos dan de comer, es lo urgente, la riqueza, por otro lado, es lo que nos desarrolla económicamente, y está no es creada por empresas de capital extranjero, nuestra riqueza es producto de las empresas mexicanas. Llevar a los empresarios de Coahuila (entiéndase por empresario todo aquel que trabaja por su cuenta, no solo los grandes inversionistas) a lograr que sus negocios entren en una dinámica de crecimiento sostenido, nos llevará a la tendencia de ir adicionando empleos a esos miles de pequeños negocios que tienen el potencial pero que hoy carecen de una luz que les alumbre el camino.
La gran tarea será que el gobierno de Moreira, seguramente a través de la SEPLADE, se convierta no solo en un promotor de inversiones, sino también en un vinculador que sirva de puente entre empresarios, mercados, gobierno é instituciones para lograr que todo lo que cada parte tiene para aportar sea aprovechado por los demás en beneficio de los negocios de capital coahuilense. Capacitar al campesino para que pueda presentar sus estados financieros, gestionar con instituciones la afiliación de empresas, ampliar los padrones de proveedores oficiales, facilitar la comunicación entre uniones de compra y oferentes, entre uniones de crédito y demandantes, propiciar el crecimiento del mercado interno en beneficio de los coahuilenses, son algunas de las tareas que tendrá un gobierno comprometido con el desarrollo del capital coahuilense. El concepto ya lo dio a conocer el candidato, llevarlo a cabo es lo que nos falta.