2% de IC = 0% de IQ

Publicado el 12 de Septiembre de 2009 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

Este hombre despertó de madrugada con una gran cruda, había ingerido cantidades industriales de cerveza y su cuerpo le exigía agua. Se dirigió a la cocina y abrió el grifo, por el orificio solo salía un pequeño chorro que pronto se convirtió en goteo. Contrariado, apurado y sin meditar mucho lo que hacía, pensó que los manerales estarían atascados por lo que decidió girarlos aún más en contra de las manecillas del reloj, estos estaban en la posición de máxima abertura pero el personaje de nuestra historia no podía pensar con claridad, así que continuo forzando los grifos hasta que los quebró.

Sin inmutarse demasiado, arranco de la base del fregadero las llaves mezcladoras esperando ver salir un torrente de agua que para su desgracia no apareció. Entonces, en un arranque de furia se dirigió al cuarto de herramientas de donde trajo un talache con la intención de romper la pared en el lugar en el que estaría la tubería con agua.

Empezó a dar golpes en los duros ladrillos. Poco a poco estos empezaron a caer conforme la destrucción avanzaba; de repente, un agudo ruido le hizo saber que por fin había dado con un tubo, el pequeño sentimiento de alivio se convirtió en horror cuando empezó a escapar el gas. Torpemente fue hasta el tanque que tenía en el frente de su casa y de alguna forma pudo cerrar la llave de paso para terminar con la pesadilla del gas.

Siguió con su faena hasta que destrozó una manguera por dentro del hormigón: El cableado eléctrico. De pronto todo quedo en oscuridad y nuestro hombre entendió que había provocado un corto que ahora lo tenía en tinieblas. Finalmente, apesadumbrado, cansado y derrotado por la falta de agua, recordó que ese amanecer era sábado y que por lo tanto el día anterior no había caído agua en su tinaco, razón por la que de los grifos nada salía.

Vio su cocina, y se dio cuenta de que además de tener un déficit de agua, había destruido la tubería del gas, había echado a perder la instalación eléctrica de toda la casa y por si fuera poco, tenía un gran muro totalmente demolido.

Imposible sacar más agua de la que tiene el tinaco, y si este esta vacío no habrá poder humano, galáctico ó divino que logre exprimir una gota de donde no existe. Obviamente la solución no es abrir más las llaves, dejar las tuberías expuestas ó botar la llave de paso; la única respuesta sensata es llenar de agua el tinaco.

Es la analogía más clara que puedo encontrar para señalar el garrafal error que supone el paquete planteado por el ejecutivo federal para solventar el presupuesto del próximo año. Intentar tapar el boquete que el gasto corriente del gobierno ha provocado en las finanzas públicas con más imposiciones fiscales a los consumidores, es creer que la solución al déficit se arregla forzando al contribuyente a pagar más impuestos cuando no se genera más riqueza; es querer sacarle más agua al grifo cuando nada cae en el tinaco. Por supuesto, lo pueden llamar combate a la pobreza ó como quieran, pero igualmente no se puede eliminar la miseria con más pobreza.

¿Cuánto representa en la economía de un país un impuesto del 2% al consumo de alimentos y medicinas? La respuesta es esa misma cantidad que deja de utilizarse en ropa, calzado, muebles, llantas y cualquier otro rubro que usted imagine. ¿Cuánto le cuesta al sector productivo un impuesto del 3% sobre depósitos en efectivo? Esa misma cantidad que deja de gastarse en tecnología, capacitación, sueldos, etc.

Generar riqueza, es la única manera de llenar sostenidamente un tinaco que está próximo a quedar vacío. El paquete que propone el ejecutivo no es ni por asomo la respuesta, esperemos entonces que esto no se convierta en un intercambio de concesiones entre fuerzas políticas porque de resultar así, no solo van a acabar con la cocina, derrumbarían la casa entera.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Ya merito no. Mérito sí

Publicado el 29 de Agosto de 2009 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

El mejor equipo es el campeón, no el que más trofeos tenga en sus vitrinas ni el que más tradición pueda presumir. Así, tenemos que el rey del fútbol mexicano es Pumas, Brasil lo es en nuestro continente y la madre patria es quién domina el balompié Europeo, Pittsburgh es el número uno en la NFL, Lakers en la NBA y Filadelfia en el béisbol de las grandes ligas. Notables ausencias de Chivas y Águilas en nuestro fútbol, Argentina en Sudamérica y Alemanes e italianos en Europa; omitidos también Dallas y San Francisco en la NFL y por supuesto los yanquis en el béisbol de la máxima categoría. Por está ocasión, en el béisbol de la liga mexicana de verano no figuran los nombres de Diablos ó Sultanes en la serie final. Esta vez nuestros Saraperos enfrentan la oportunidad de proclamarse campeones absolutos y ser el número uno durante toda una temporada, ocasión para colocarse por encima de alcurnias deportivas, glorias pasadas y dinastías acabadas. El campeón es aquí y ahora, el pasado caducó, el presente es el orgullo y debe ser perspectiva del futuro.

En las últimas cuatro décadas muchas cosas han pasado en nuestra entorno: Un depuesto gobernador, alternancia en el poder ejecutivo municipal, auge industrial, arribo de comercios de nombre mundial, transformación en infraestructura urbana, falta de agua, privatización del agua, equipos profesionales de soccer y americano, campeones nacionales en diversas disciplinas amateurs, ola de violencia, consolidación y caída de empresas locales, ir y venir de medios impresos.

De esos más de treinta y cinco años podemos recordar porqué cierta zona de Saltillo es conocida como “el reloj”, si alguien le llama “la danesa” al lugar donde compra la nieve los domingos, si la avenida La Salle suena más a camiones Dina y autos VAM que a pasteles, si se comió alguna vez en el “Dik Dik”, haber visto películas en el cine Saltillo. Si usted reconoce algo de lo que escribí anteriormente, seguramente revive aquellas gloriosas temporadas de los Saraperos terminadas en dolorosas derrotas en las series de campeonato. Recordará aquella primer serie de los años setenta en la que se esfumo una ventaja de tres juegos ante Jalisco, de dos series más perdidas en los inicios de la franquicia, del asterisco que marca el campeonato sin series finales eclipsado por una huelga, de la serie de 1988 con el magistral pitcheo de Salome Barojas por el México durante el quinto juego, la sequía de los años noventa, y recientemente las dos amargas derrotas en la era Ley.

Hoy en día, “el reloj de la Ford” quizás sea un cuarzo de pulsera que le regalaron, “la danesa” ahora es Nestle, “la Dina” no existe más, en el “Dik Dik” venden ropa de dama, donde estuviera el cine Saltillo hoy venden muebles. Quizás usted ya tiene canas, ayer asistía al estadio Madero con su padre y hoy lo hace con sus hijos ó sus nietos. También puede ser que usted no se encuentre en los casos mencionados, probablemente sea un joven que nada recuerda de lo anterior ó quizás usted sea una persona afortunada de las que el destino trajo a vivir a esta adoptadora ciudad. En cualquier caso, en la zona sureste del estado de Coahuila solo hay una constante desde hace casi cuarenta años: el equipo de Saltillo, Saraperos.

Vamos al estadio y observamos en las bardas de los jardines los números retirados de Miguel Solís, Juan Navarrete, Lupe Chávez, Marcelo Juárez, Gregorio Luque, Carretas Pérez, y nos damos cuenta de que por más que hayamos cambiado en algunas cosas, seguimos siendo la misma ciudad beisbolera que continúa anhelando un campeonato. Dentro de una ciudad que a través de los años ha venido perdiendo algo más que la tranquilidad, el buen clima y la formación de liderazgos independientes del sector público, este fin de semana, Saraperos dejará de ser el equipo del ya merito, para convertirse en el equipo del mérito. Algo bueno que empiece a ser el nuevo perfil del saltillense: Tomar del pasado solo lo positivo, ser orgullosos de nuestro presente para forjarnos un mejor futuro.

cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx