De Mateo 25 a Londres 2012


Publicado el 18 de Agosto de 2012 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo


     La primera vez que escuche “We are the champions” en un estadio fue en el Rose Bowl de Pasadena luego de imponerse los vaqueros de Dallas a los Bills de Buffalo. En esa ocasión me pareció falto de originalidad el que un evento netamente norteamericano cerrase con la composición del británico Freddie Mercury del grupo Queen. Tuve la suerte de oírlo dos años consecutivos en el Parque Francisco I. Madero de Saltillo cuando nuestros Saraperos fueron campeones en temporadas sucesivas, y la última vez que estuve presente durante su reproducción fue el mes de Mayo pasado en territorio Santos Modelo de la comarca lagunera, era la final del torneo de clausura.
    No tengo idea de cual habrá sido la intención de Mercury al componer esa pieza, pero la realidad es que a más de tres décadas de su primera interpretación, el himno de los campeones se ha convertido en un símbolo mundial de las justas competitivas, garantizándole a su autor un tipo de inmortalidad en la memoria colectiva que jamás podría ser alcanzada en otro plano por la realidad física de su prematura muerte.
    Y viendo la cobertura televisiva de la clausura de los juegos olímpicos de Londres 2012, volví a disfrutar parte de la obra del compositor inglés con la entrada de su Bohemian Rhapsody como aperitivo para la presentación remasterizada de otro clásico de la cultura occidental contemporánea: Imagine, de John Lennon.
      Al pensar en el legado artístico de Lennon y Mercury, mi mente divagó a las ocasiones en que las creaciones de José Alfredo Jiménez hacen las veces de Celestina durante las serenatas para acercarnos al corazón de la mujer amada; de la forma en que desde abuelos hasta bisnietos han bailado en todo tipo de eventos el Rock de la Cárcel popularizado por Elvis Presley; a cuando vi llorar a un italiano lejos de su tierra escuchando el Ve Pensamiento (Va Pensiero) de Verdi; ó a cuando observo a los jóvenes absortos en los libros prohibidos de los Juegos del Hambre de Suzanne Collins y años atrás leyendo el polémico Código Da Vinci de Dan Brown. Por supuesto, igual que cuando toda una nación observa como es elevada su bandera y entonado su himno nacional durante unos juegos olímpicos.
      Unos trascenderán a través de los siglos y otros serán referentes de una sola generación, pocos tendrán influencia al mundo entero y quizás muchos tengan un alcance modesto, pero las personas que utilizan sus habilidades para el gozo de la humanidad, por más frívolo, pagano ó superficial que esto pueda ser, son también aquellos a quienes se refería Mateo en la parábola de los talentos, dónde queda claro como es que cada uno de nosotros debe utilizar sus destrezas para multiplicarlas en lugar de esconderlas cobardemente para no perderlas. Por eso es que cuando pienso en compositores como Amy Winehouse, pintores como Vincet Van Gogh, toreros como el Paquirri ó activistas sociales como Martin Luther King, no pienso en vidas truncadas prematuramente por la estupidez humana, veo más bien a personas cuya genialidad en sus talentos fue mayor a lo que la naturaleza del hombre puede sobrellevar, y que eso no fue impedimento para compartirlos con el mundo.
    Todos tenemos talentos. Unos naturales, otros adquiridos; unos por méritos propios, otros gracias a terceros y algunos más hasta por casualidades en el tiempo ó el espacio; unos materiales, otros intelectuales y algunos físicos; hay dones artísticos y los hay prácticos; algunos resultan obvios, otros estarán dormidos. El ejemplo que más me gusta de cómo es que se da la verdadera trascendencia con las capacidades que tenemos tiene que ver una vez más con la historia de la religión: A principios del siglo XVI, el máximo jerarca católico quiso dejar un legado para que su papado fuese recordado por siempre, así que mando llamar al mejor artista que conocía para encargarle un trabajo en los techos de la capilla adjunta a la basílica de San Pedro; hoy todos sabemos que los frescos de la Creación de Adán en la bóveda de la capilla Sixtina fueron trazados por Miguel Ángel, cuya aportación al arte es incuestionable, pero hoy resulta irrelevante quien fue el Papa que ordenó aquel trabajo. Espero por lo menos que los talentos de Julio II hayan incluido el saber rezar por la paz mundial. 
        cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx
    

Mi experiencia VIP, ó las vacaciones del terror


Publicado el 11 de Agosto de 2012 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

      Muy en boga esta hoy en día el término discriminación positiva. A grandes rasgos, trata de hacer una distinción preferente hacía una minoría, grupo ó persona focalizada. En mercadotecnia, este tipo de discriminación ha encontrado una interesante veta donde se hace posible la magia de cobrar un sobreprecio para ofrecer a cambio un servicio diferenciado, lo cual inyecta márgenes de utilidad adicionales a las empresas que ofrecen este tipo de segmentación entre su clientela, es el mercado VIP (Very Important People por sus siglas en inglés).
   Mención aparte y sin venir al caso, pero es realmente curioso como los consumidores caemos en la paradoja de un día ser seducidos por el concepto VIP pagando de más con la ilusión de sentirnos importantes, y al siguiente somos víctimas del también exitosísimo caso de las rebajas increíbles en las tiendas de última llamada, Outlets, black Friday ó nuestro recién inventado Buen Fin, en estos casos con la ilusión de eficentar el gasto pagando de menos aunque nos sintamos del montón.
     Pues ahí tienen que en alguna ocasión tuve la genial idea de viajar por avión en una compañía de las llamadas de bajo costo. Primero escuché por un lado de mi hombro derecho una vocecilla inocente que me decía lo importante de no derrochar el dinero si este tipo de líneas aéreas tenían unas tarifas realmente atractivas, así que compré los boletos para las ansiadas vacaciones familiares. Luego, una vez en el aeropuerto y amonestado por mi señora al no haber previsto que viajando con cuatro niños y sin tener lugares asignados aquello se podría convertir en una pesadilla, otra vocecilla, esta vez con un tono petulante, me dijo que mi familia bien merecía un trato VIP, y que unos cuantos pesos no serían  el obstáculo para la felicidad. Me dirigí al mostrador dónde una agradable chica, con una bella sonrisa y cuyo gafete decía Maritzia, me hizo favor de venderme el Up Grade de pasajeros normales a viajeros VIP, eso nos daría la oportunidad de abordar antes que los demás el avión para asegurar los mejores lugares y poder sentarnos juntos.
      De ahí, a documentar las maletas. Me encuentro nuevamente con Maritzia, esta vez su trato no me parece tan encantador y en medio de una inexpresiva sonrisa me dice que tendré que pagar una cuota extra por exceso de equipaje. Volteó a contar a los miembros de mi familia y hago lo mismo con las valijas, una y otra vez…. Maritzia debía estar en un error, éramos seis personas y llevábamos seis bultos, y así se lo hice saber. Pero la tipa me dijo que seguramente no había leído el contrato que estipulaba el costo adicional por maleta que no pudiera considerarse como equipaje de mano. A pagar un poco más.
       Tres horas más tarde y después de dos avisos de demora, vimos a los lejos que nuestra nave por fin estaba en la pista. Repentinamente todos los pasajeros se empezaron a apretujar en las puertas de salida de la sala, era obvia la importancia de tener un buen lugar en la fila para subir primero a la aeronave al no haber asientos asignados, pero eso era algo que no debía preocupar a quienes teníamos boletos VIP. Pero…
     Preocupados al ver que no existía una hilera designada para los tenedores de los pasajes especiales, nos fuimos aproximando a las puertas, agitaba mis boletos por lo alto y gritaba que yo había pagado por lugares VIP y que debía estar al principio de la fila. Batalle mucho, hube que empujar a mucha gente y no menos de tres señoras me recordaron a mi madre, y no me refiero a que al verlas yo hubiese recordado a quien me dio la vida. Finalmente llegué al frente de las filas donde una exasperada Maritzia, con una forzada sonrisa me indicó que aún no era mi turno.  Era una inepta, claro que mi lugar debía ser adelante.
        Minutos más tarde, anunciaron los altavoces que era tiempo de empezar el proceso de abordar. Y, asemejando al banderazo de la mejor carrera de caballos del Derby de Kentucky, al abrirse las puertas salimos todos disparados para asegurar ser los primeros en entrar. Era de esperarse. Como aerolínea de bajo costo, la pequeña aeronave que nos transportaría no tenía el tamaño para alcanzar las terminales convencionales, así que debíamos primero abordar una terminal móvil tipo camión que nos llevaría hasta dónde estaba el avión….. De modo que fuimos los primeros en subir a las sala móvil, y, para nuestra desgracia, fuimos empujados al fondo de la misma por la masa de gente que subía detrás de nosotros. Así que, tristemente fuimos los últimos en bajar del camión, por lo tanto últimos en abordar el avión.
    Subí los escalones hecho una furia con mis billetes VIP en la mano, una vez arriba, la tal Maritzia con su descarada sonrisa me decía que no podía ella hacer nada y que si quería podría quejarme en la página web de la compañía.  Viajamos separados los seis, y cuando a treinta mil pies de altura, Maritzia, con su hipócrita sonrisa me ofreció algo de tomar (vendido, por supuesto), lo rechacé porque mi sexto sentido me decía que podría venir acompañado de algún extraño fluido salido de su boca.
     Llegamos a nuestro destino, y como cereza en el pastel nos encontramos con que una de nuestras maletas había sido documentada en otro vuelo. Y claro, la persona que nos atendió para tomar nuestros datos y enviar después la maleta perdida no podía ser otra que la horrible Maritzia, con su estúpida sonrisa. 
cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx

Yo solo sé que Sócrates sabe


Publicado el  28 de Abril de 2012 en El Diario de Coahuila y El Heraldo de Saltillo

        En el best seller Freakonomics aparece un original estudio sociológico y estadístico donde el economista Steven Levitt hace un extenso, profundo y ordenado análisis cronológico de hechos que lo llevan a deducir como fue que una sentencia a favor de una joven embarazada que pretendía abortar en los años setenta, influyó para que el índice delincuencial disminuyera en Norteamérica a finales de siglo. La lógica de la controvertida teoría dice que al permitirse los abortos en los Estados Unidos, miles de individuos que habrían carecido de una adecuada formación humana nunca llegaron a vivir para enrolarse en el pandillerismo y de ahí a la delincuencia.
      Apoyados en el tipo de razonamiento de Levitt, hoy podríamos señalar con claridad cual fue la semilla sembrada hace más de veinte años en México para padecer hoy la crisis de inseguridad que sufrimos. Esa culpable se llama Democracia.
      La línea a seguir es tan simple como clara. Si a usted le preguntan cuales fueron las primeras ciudades convulsionadas por el crimen organizado, seguramente recordará como fue que en los años noventa empezábamos a escuchar de hechos violentos en Tijuana al principio y más tarde en Ciudad Juárez. Precedentes a estos hechos fueron las escaladas al poder de los primeros gobernadores de oposición en los estados que albergan a dichas ciudades, Baja California Norte y Chihuahua.
    Muchas cosas han pasado desde entonces en el país, siendo trascendental la alternancia en el poder ejecutivo federal. Y recogiendo declaraciones de personajes que en su momento fueron jefes del ejecutivo estatal en sus entidades, es fácil llegar a la conclusión de cómo es que la pluralidad de siglas gobernantes ha dado al traste con la paz mexicana.
   Primero, un discurso que para variar fue puesto en el contexto de guerra política en lugar de desglosarlo y entender el porque de esas palabras durante la campaña del grupo TUCOM hace cosa de ocho años. En esa ocasión, un ex gobernador de Tamaulipas que había experimentado en su tierra los efectos de la llegada de la primera administración federal ajena a su partido, intentaba convencer a sus correligionarios con una propuesta de la que nadie había hablado hasta entonces: La policía única nacional. Idea que podría venirle de conocer la incipiente guerra entre carteles enemigos que tendrían diferentes acuerdos con los distinos órdenes de gobierno., por supuesto, unos con los federales, otros con los estatales.
    Segundo, un poco más ventilada en los medios pero igualmente olvidada de la memoria colectiva, tenemos la entrevista de banqueta que hace algunos meses diera un filosófico ex gobernador de Nuevo León en Saltillo luego de una conferencia en la UAdeC. Esa vez, sin anestesia, vergüenza ó recato, simplemente reconoció los convenios que en su tiempo existían para contener al crimen organizado en favor de la paz social; acuerdos que, al no ser oposición, estaban supeditados al nivel superior de gobierno.
      Hoy que atestiguamos en nuestras ciudades una violencia en las calles fruto de la lucha por controlar las diferentes plazas del país, entendemos como es que aquellas entidades que primero sufrieron la violencia pero hoy comparten ideología política con el gobierno federal han ido recuperando la tranquilidad presumiblemente gracias a la unificación de criterios para mantener la gobernabilidad, mientras que los estados que se han convertido ó permanecido en oposición son claramente azotados por el terror de la guerra entre bandas que, debido a la incompatibilidad entre gobiernos locales y nacional, carecerían siempre de las famosas reglas no escritas con alguno de los mandos constitucionales.
      Nos jactábamos de haber alcanzado la democracia sin derramamiento de sangre, y hoy reconocemos que la modalidad de guerra civil que padecemos tiene mucho que ver con los pactos realizados por los variados grupos que rigen la vida nacional desde diferentes niveles y poderes de gobierno. Aceptémoslo, la solución no esta en la legalización del consumo de algo que ni es el único negocio del crimen organizado y que no es nuevo ni privativo de México, la respuesta estaría en la negociación única del máximo nivel de gobierno y la adhesión a la misma en provincia; como en los países dónde abunda la drogadicción, pero no existe la violencia ligada al tráfico.
Próximo sábado: ¿La calle Victoria peatonal?  cesarelizondovaldez@prodigy.net.mx